Misa Diaria

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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19-12-2021

Nº MD 9.109

LITURGIA DE LAS HORAS

IV DOMINGO DE ADVIENTO

 

image006“AQUÍ ESTOY PARA HACER TU VOLUNTAD”

Cerca ya de la Navidad, la liturgia de este domingo nos invita a clavar nuestros ojos en el misterio de la encarnación: Cristo entrando en el mundo. Y en este acontecimiento central de la historia, la obediencia. Desde el primer instante de su existencia humana, Cristo ha vivido en absoluta docilidad al plan del Padre: “Aquí estoy para hacer tu voluntad”. Y así hasta el último momento, cuando en Getsemaní exclame: “No se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Y gracias a esta voluntad todos quedamos santificados, pues “así como por la desobediencia de un solo hombre todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos” (Rom 5,19).

Y, además de la obediencia, Cristo vive desde el primer instante de su existencia humana en actitud de ofrenda: “No quieres sacrificios... Pero me has preparado un cuerpo... Aquí estoy”. La entrega de Cristo en la cruz no es cosa de un momento. Es que ha vivido así toda su vida humana, en oblación continua, como ofrenda permanente. Su ser de Hijo ha de expresarse necesariamente en esta manera de vivir dándonos al Padre.

Y en el misterio de la encarnación está María. Más aún, la misma encarnación es posible gracias a la fe de María que se fía de Dios y acepta totalmente su plan. Por eso se le felicita: “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. Este acto de fe tan sencillo y aparentemente insignificante ha sido la puerta por la que ha entrado toda la gracia en el mundo.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I.  RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Is 45, 8

Envíen los cielos el rocío de lo alto, y las nubes derramen la justicia. Ábrase la tierra y brote el Salvador.

ACTO PENITENCIAL

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego ante santa María, siempre virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

Dios todopoderoso... a la vida eterna. AMÉN

·       Padre bondadoso, que nos envías al Salvador. Señor, ten piedad.

·       Señor Jesús, que vienes a salvarnos.  Cristo, ten piedad.

·       Espíritu Santo, que haces fructificar la salvación en nuestras almas. Señor ten piedad

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor, derrama tu gracia en nues­tros corazones, y ya que hemos conocido por el anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo, condúcenos por su Pasión y su Cruz, a la gloria de la resurrección. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Miq 5, 1-4

En adviento, las primeras lecturas del domingo están siempre tomadas de los profetas que anuncian de diversas maneras la venida de Jesús como Salvador. Hoy, el profeta subraya dos cosas sobre esta venida: que Belén será el lugar del nacimiento de Jesús y que desde este lugar, Jesús se mostrará a sí mismo como el buen Pastor de su pueblo y fuente de paz.

Lectura de la profecía de Miqueas.

Así habla el Señor: Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti, me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque Él será grande hasta los confines de la tierra. ¡Y Él mismo será la paz!

Palabra de Dios.

SALMO Sal 79, 2. 3. 15-16. 18-19

Frente al anuncio del nacimiento del Salvador el salmo suplica vehementemente al señor del Universo” que venga a salvarnos. Participamos de esta oración, aclamando:

R. Restáuranos, Señor del universo.

Escucha, Pastor de Israel, Tú que tienes el trono sobre los querubines, resplandece, reafirma tu poder y ven a salvarnos. R.

Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano, el retoño que Tú hiciste vigoroso. R.

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que Tú fortaleciste, y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre. R.

SEGUNDA LECTURA Heb 10, 5-10

Este texto de la carta a los Hebreos nos recuerda la actitud interna de Jesús cuando vino al mundo. Nos salvará no por ofrendas exteriores y ritos, sino por la ofrenda de su propia vida a Dios Padre. Ofrecer la propia vida a Dios significa para él, hacer la voluntad de Dios.

Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos: Cristo, al entrar en el mundo, dijo: “Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Dios, aquí estoy, yo vengo como está escrito de mí en el libro de la Ley— para hacer tu voluntad”. Él comienza diciendo: “Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley”. Y luego añade: “Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad”. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

Palabra de Dios.

ALELUYA Lc 1, 38

Aleluya. Yo soy la servidora del Señor; que se haga en mí según tu Palabra. Aleluya.

EVANGELIO Lc 1, 39-45

María que va hacia Isabel es portadora de Jesucristo en su misión de servicio. Aquel que luego dirá que “no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos”, aprendió ya a recorrer su camino de siervo en el vientre de su Madre, quien presurosamente acude a quien la necesita.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

Palabra del Señor.

CREDO

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de Vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo reciben una misma adoración y gloria. Y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención pedimos: Por María, auméntanos la fe. “Ven, Señor Jesús”

·       Para que la Iglesia cuente con recursos materiales y humanos para anunciar la buena noticia de la salvación. Oremos.

·       Para que los dirigentes políticos y sociales siembren la esperanza que siempre trae una mayor justicia. Oremos.

·       Para que los pobres, enfermos y solos de nuestra comunidad reaviven su esperanza por nuestra ayuda solidaria. Oremos.

·       Para que nosotros, y todos los que se llaman cristianos, festejemos la Navidad con espíritu de fe y solidaria austeridad. Oremos.

III. LITURGIA EUCARÍSTICA

Presentación de las ofrendas: Cristo, muerto y resucitado para nuestra salvación, es nuestra gran ofrenda al Padre. Unimos a él los gozos y las fatigas de cada día, y con atento silencio participamos de la presentación de los dones de pan y vino.

Bendito seas Señor... Bendito Seas por Siempre Señor.

Orad hermanos... El Señor Reciba de tus manos, éste sacrificio para alabanza y Gloria de su Nombre, para nuestro bien, y el de toda su Santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Padre, que el mismo Es­píritu que fecundó con su poder el seno de María, la Virgen Madre, santifique estos dones que hemos depositado sobre tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO II O IV DE ADVIENTO

Por medio de María, Dios quiso hacerse hombre y salvarnos. Demos gracias al Señor, nuestro Dios, uniéndonos al celebrante que, en nombre de todos, eleva a Dios

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Is 7, 14

Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, cuyo nombre será Emanuel.

Comunión; La comunión es la culminación de nuestra acción de gracias a Dios. Con la fe y el espíritu servicial de María marchemos, alegres, a recibir a Jesús.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Después de recibir el anticipo de nuestra redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que cuanto más se acerca el alegre día de la salvación, tanto más se acreciente nuestro fervor para celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

IV. RITOS DE CONCLUSIÓN

Bendición

Canto final: Animados con la fe de María, y la alegría de la Navidad, nos despedimos cantando.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Feliz de ti por haber creído”

Lucas 1, 39-45

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    UNA ESCENA DONDE SE PLASMA LA HUMANIDAD ENTERA QUE ESPERA A CRISTO

Isabel, pariente de María, es una mujer anciana y además estéril, con todo, ella ve las maravillas de Dios, el cual ampara las angustias y deseos de la humanidad.

El relato evangélico de Lucas, nos invita a mirar una escena donde plasma la humanidad entera que espera a Cristo y saluda su llegada porque, hallándolo, intuye que era él al que esperaba sin saberlo. El Hijo de Dios que se hace carne es la fuente de la alegría porque dice la verdad a la que todo humano está llamado: ser hijo como él.

El evangelista, nos relata que Isabel vivía en la región montañosa de Judá, no cita el pueblo, pero por la tradición, sabemos que es cercano a Jerusalén, en el actual Kain Karim, a siete kilómetros al oeste, aunque esto no es muy seguro. En todo caso, para llegar hasta allí desde Galilea, se empleaban de tres a cuatro días.

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Poco después de los días de la encarnación, como ya sabemos por el sexto mes de Isabel, se puso en camino sin demora a la casa de su prima. No eran motivos de curiosidad lo que lleva a María a visitar a su pariente, lo hace por amor y por atender a su familiar, que es más anciana. Pero, sobre todo, era por el entusiasmo de felicitarla y la alegría de verla.

El fragmento del Evangelio, nos muestra que a la llegada de María a casa de Isabel, la saludó primero. Podemos imaginar que por el parentesco debían saludarse muy cordialmente, esto es con muestras de afecto y de mutuo cariño. Por el modo como hace el relato san Lucas, nos hacemos la idea de cómo es María, por eso podemos decir que con un gesto de delicadeza, ella se daría por enterada del hecho de su gozosa maternidad. Es en este bello ambiente, con una agradable y dulce exquisitez espiritual, como se suceden las escenas de la visitación.

2.    FELIZ DE TI POR HABER CREÍDO QUE SE CUMPLIRÁ LO QUE TE FUE ANUNCIADO DE PARTE DEL SEÑOR.

María recibe el saludo de Isabel que la proclama “bendita” y el elogio que la declara “dichosa” por haber creído en la promesa de Dios. Mientras da a la humanidad al Hijo de Dios, María nos enseña también a responder con fe a la oferta divina.

Fe y humildad: “Ha mirado la humillación de su esclava” (v. 48). En María se ejecuta el programa de Dios (anunciado por Miqueas) que comienza por los últimos.

Al oír Isabel el saludo de María, Apenas está oyó el saludo de María, suceden dos bellísimos hechos, el niño, (Bautista), saltó en su seno de gozo, y ella fue llena del Espíritu Santo, y bendice a María y al Niño que guardaba en su seno.

En efecto, Isabel, elogia a María, que creyó, por lo que se realizarán en ella los misterios anunciados de parte de Dios. Con ello se exalta la fe de María.

Porque María creyó, ésta fue su grandeza, este es el fundamento de toda su alegría y felicidad, su fe, es decir María, es la Maestra de la fe. María, sin poder explicarse el modo como se iba a realizar el Plan de Dios, lo acepta cuando se le anuncia. María con su fe, hizo que la obra de Dios fuera una realidad.

María es La que ha creído y el acto de fe en el ángel, la constituye en María, Madre de todos los creyentes en Jesús, nuestro Salvador. Esto no fue oculto a Isabel, por eso llama a María; “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?”. En otras palabras, reconoce a María como la Madre Dios.

Bella enseñanza la de María, ella es feliz, es dichosa, porque ha creído, porque ha aceptado la Palabra de Dios que llegó a su corazón.

3.    ISABEL, ILUMINADA POR EL ESPÍRITU SANTO

Isabel, iluminada por el Espíritu Santo, se convierte en profetisa al descubrir el misterio de María y conocer que en su seno estaba el que era esperado a través de toda la historia del pueblo de Israel; El esperado por los Patriarcas y vaticinado por los Profetas.

Lucas, nos hace comprender que la bendición a María la hace con emoción y con una fuerte voz y la proclama bendita entre las mujeres, en otras palabras, quiere decir que es la más bendita de todas. Isabel, por revelación del Espíritu Santo, sabe que se halla ante la madre de mi Señor. Es la proclamación de hallarse ante el Mesías.

“Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre”. El Bautista saltó de gozo en el seno de Isabel, el niño saltó de alegría en su vientre, como indicando el privilegio de hallarse el Precursor ante el Mesías. Algunos teólogos han pensado que en este momento fue la santificación del Bautista, y se plantearon problemas sutiles y gratuitos relativos a su libertad y conocimiento por razón del gozo.

Isabel está inspirada por el Espíritu Santo, ella ve en María el instrumento providencial de la salvación que vendrá a través del Fruto de su vientre, el Salvador y Redentor de Israel, al que no se puede aclamar menos que bendito.

4.    MARÍA, COMO ARCA SANTA, LLEVA EN SU SENO AL SEÑOR.

Ojala, la palabra de Dios, lleguen en estas fechas tan entrañables, a los corazones de todos los hombres y sea aceptada con amor, y así poder recibir las bendiciones del Señor... Uno de los temas principales de la página de Lucas sobre la visitación es la alegría del encuentro entre las dos madres y la del Bautista al oír la voz de la “madre del Señor” que lleva en su seno al Hijo. En la alegría del Bautista se percibe una alusión a la alegría de David bailando por la llegada del arca de la alianza, signo de la presencia de Dios (cf. 2 Sm 6). El Bautista goza -incluso “da saltos (v. 41)- porque María, como arca santa, lleva en su seno al Señor.

5.    “AQUÍ ESTOY, YO VENGO PARA HACER TU VOLUNTAD” (HEB 10,7).

El elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar en este tiempo de espera, María se identifica por su fidelidad a la promesa de Dios, ella está totalmente convencida de lo que Dios quiere y ella sabe ser fiel a la palabra dada. El misterio de Dios se oculta en aquel niño que, como todos los niños, se va formando en el seno de su madre. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. También esto es cierto para nosotros: si no creemos, no experimentaremos nunca cómo el don de Dios, misteriosamente, puede ir formándose en nosotros.

La disposición de María nos estimula a fijarnos en los “pobres del Señor”, esto es de en las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra. María Santísima, nos invita a vivir en una actitud de disponibilidad al plan de Dios que nos invita a proclamar con entereza: “Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad” (Heb 10,7).

El Señor les Bendiga

     Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LA BIENAVENTURANZA DE LA FE

El elogio dirigido por Isabel a María nos lleva a reflexionar, en este tiempo de espera, sobre nuestra fe. La fe de María se caracteriza como una adhesión a la promesa de Dios. María está totalmente segura de que Dios quiere y sabe ser fiel a la palabra dada. El misterio de Dios se oculta en aquel niño que, como todos los niños, se va formando en el seno de su madre. Creyendo, ha comenzado a constatar cómo Dios es fiel en realizar su promesa. También esto es cierto para nosotros: si no creemos, no experimentaremos nunca cómo el don de Dios, misteriosamente, puede ir formándose en nosotros.

La fe de María se manifiesta también en el hecho de ir a visitar a Isabel: un viaje inspirado por la premura de su prima que necesita ayuda -como suele decirse comúnmente y con razón-, pero también un viaje para ir a contemplar lo que Dios está haciendo en los otros.

También nuestra fe tiene mucho que aprender de esta actitud, ya que debemos tratar de darnos cuenta de lo que Dios hace en la historia de los demás. María e Isabel tienen esto en común, de lo que nos podemos aprovechar nosotros hoy: saben dialogar sobre lo que Dios hace en ellas. Ninguna de las dos habla de sí, sino de la otra, o de lo que Dios ha hecho, hasta el culmen del Magníficat.

La fe de María nos exhorta a insertarnos en el clima propio de los «pobres del Señor», es decir, de las personas humildes y sencillas que confían en Dios sabiendo reconocer su obra. Se nos invita a vivir en una actitud general de disponibilidad al plan de Dios que nos invita a volver a las palabras del salmo (39,8) que el autor de la carta a los Hebreos pone en boca de Cristo: «Aquí estoy para hacer tu voluntad» (Heb 10,7).

 

ORACIÓN (3)

 

Has salido a mi encuentro, Señor Jesús, y me has concedido la gracia de conocerte. Llevado por la Iglesia, como por María tu madre, me has visitado y me has dado la fe. Gracias, Señor.

Concédeme que, como el Bautista, pueda alegrarme, porque sigues viniendo a mí, porque continúa la gracia de tu visitación e incesantemente se renueva la sorpresa del encuentro.

Renueva en mí el don de tu Espíritu, para que, como Isabel, esté dispuesto a acoger al que habla de ti y, sobre todo, ser constante en buscarte donde te dejas encontrar, en la Iglesia. Visitada por ti, Señor, también mi pequeña historia se convierte en una historia donde el Padre sigue hablando.

Como María, que te llevó en el seno y te engendró, te pido que te formes en mí; engendrado como hijo de Dios a tu imagen, hazme de veras cada vez más ese hombre nuevo que eres tú.

«Mi alma glorifica al Señor»: mientras vamos preparándonos a celebrar tu nacimiento, concédenos reconocernos todos en las palabras de María, contar lo que el Padre sigue haciendo hoy con los humildes que le temen.

 

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

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