MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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19-06-2022

Edición Nº 9.301

LITURGIA DE   LAS HORAS 

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Domingo de Corpus Christi

COMIERON TODOS Y SE SACIARON

La eucaristía es el alimento que sacia totalmente los anhelos más profundos del ser humano. Cristo no defrauda. Él es el pan de vida eterna: “El que venga a mí nunca más tendrá hambre” (Jn 6,35). Él – y sólo Él – calma el ansia de felicidad, la necesidad de ser querido, la búsqueda de la felicidad... ¿No es completamente insensato apagar nuestra sed en cisternas agrietadas que dejan insatisfecho y que, al fin, sólo producen dolor?

“Denles de comer ustedes mismos”. Cristo no se contenta con darnos su cuerpo en la eucaristía. Lo pone en nuestras manos para que llegue a todos. Es tarea de todos –no sólo de los sacerdotes– el que la eucaristía llegue a todos los hombres. Todo apostolado debe conducir a la eucaristía. Y que Cristo tenga cada vez más personas en quienes vivir, según las palabras del salmista: “No daré sueño a mis ojos ni reposo a mis párpados hasta que encuentre un lugar para el Señor”.

Pero las palabras “Denles de comer” sugieren también otra aplicación. El que ha sido alimentado por Cristo no puede menos de dar y darse a los demás. La eucaristía es semilla de caridad. El que los pobres tengan qué comer también brota de la eucaristía. Por eso, el que frecuentando la eucaristía no crece en la caridad, es que en realidad no recibe a Cristo y le está rechazando.

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

 

I.-RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRA DA Cfr. Sal 80, 17

El Señor los alimentó con lo mejor del trigo, y los sació con miel silvestre.

ACTO PENITENCIAL

- Tú que eres el pan vivo bajado del cielo. Señor, ten piedad.

- Tú que sellaste con tu sangre la Nueva y Eterna Alianza. Cristo, ten piedad.

- Tú que nos dejaste el memorial de tu cuerpo entregado y tu sangre derramada para el perdón de los pecados. Señor, ten piedad.

SE DICE GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Señor Jesucristo, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que podamos experimentar siempre en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por los siglos de los siglos.

II.-LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Gn 14, 18-20

Comentario: El relato presenta a Abrám bendecido por el rey-sacerdote Melquisedec. Éste ofrece pan y vino, y bendice al Dios creador del cielo y la tierra. En este personaje y en el gesto sagrado, el Nuevo Testamento ve un anticipo de la figura de Cristo, sumo y eterno sacerdote de la nueva alianza.

Lectura del libro del Génesis.

En aquellos días: Melquisedec, rey de Salém, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abrám, diciendo: “¡Bendito sea Abrám de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra! ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!”. Y Abrám le dio el diezmo de todo.

Palabra de Dios.

SAL MO Sal 109, 1-4

R. Tú eres Sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec.

Dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies”. R.

El Señor extenderá el poder de tu cetro: “¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!”. R.

“Tú eres príncipe desde tu nacimiento, con esplendor de santidad; Yo mismo te engendré como rocío, desde el seno de la aurora”. R.

El Señor lo ha jurado y no se retractará: “Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec”. R.

SEGUNDA LE CTURA 1Cor 11, 23-26

Comentario: Pablo nos frece ya una versión “eclesial” del relato de la Cena, a diferencia del relato de Lucas (22, 19-20), donde la bendición sobre el pan está aún separada de la bendición sobre el vino, las dos reunidas en el ritual de las comunidades paulinas. Pablo insiste, además, sobre la comida del Señor como proclamación de su muerte (vv 24-25), y la fe en la presencia de Cristo en el corazón de la acción eucarística es ciertamente afirmada. Finalmente, cabe decir que Pablo parece más sensible a los comportamientos y gestos de la comunidad, mientras que los sinópticos lo son a los del ministro que preside la celebración.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía”. Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que Él vuelva.

Palabra de Dios.

SECUENCIA

Esta secuencia es optativa. Si se la canta o recita, puede decirse íntegra o en forma breve desde: * Este es el pan de los ángeles.

Glorifica, Sión, a tu Salvador, aclama con himnos y cantos a tu Jefe y tu Pastor.

Glorifícalo cuanto puedas, porque Él está sobre todo elogio y nunca lo glorificarás bastante.

El motivo de alabanza que hoy se nos propone es el pan que da la vida.

El mismo pan que en la Cena Cristo entregó a los Doce, congregados como hermanos.

Alabemos ese pan con entusiasmo, alabémoslo con alegría, que resuene nuestro júbilo ferviente.

Porque hoy celebramos el día en que se renueva la institución de este sagrado banquete.

En esta mesa del nuevo Rey, la Pascua de la nueva alianza pone fin a la Pascua antigua.

El nuevo rito sustituye al viejo, las sombras se disipan ante la verdad, la luz ahuyenta las tinieblas.

Lo que Cristo hizo en la Cena, mandó que se repitiera en memoria de su amor.

Instruidos con su enseñanza, consagramos el pan y el vino para el sacrificio de la salvación.

Es verdad de fe para los cristianos que el pan se convierte en la carne, y el vino, en la sangre de Cristo.

Lo que no comprendes y no ves es atestiguado por la fe, por encima del orden natural.

Bajo la forma del pan y del vino, que son signos solamente, se ocultan preciosas realidades.

Su carne es comida, y su sangre, bebida, pero bajo cada uno de estos signos, está Cristo todo entero.

Se lo recibe íntegramente, sin que nadie pueda dividirlo ni quebrarlo ni partirlo.

Lo recibe uno, lo reciben mil, tanto éstos como aquél, sin que nadie pueda consumirlo.

Es vida para unos y muerte para otros.

Buenos y malos, todos lo reciben, pero con diverso resultado.

Es muerte para los pecadores y vida para los justos; mira cómo un mismo alimento tiene efectos tan contrarios.

Cuando se parte la hostia, no vaciles: recuerda que en cada fragmento está Cristo todo entero.

La realidad permanece intacta, sólo se parten los signos, y Cristo no queda disminuido, ni en su ser ni en su medida.

Éste es el pan de los ángeles, convertido en alimento de los hombres peregrinos: es el verdadero pan de los hijos, que no debe tirarse a los perros.

Varios signos lo anunciaron: el sacrificio de Isaac, la inmolación del Cordero pascual y el maná que comieron nuestros padres.

Jesús, buen Pastor, pan verdadero, ten piedad de nosotros: apaciéntanos y cuídanos; permítenos contemplar los bienes eternos en la tierra de los vivientes.

Tú, que lo sabes y lo puedes todo, Tú, que nos alimentas en este mundo, conviértenos en tus comensales del cielo, en tus coherederos y amigos, junto con todos los santos.

ALELUYA    Jn 6, 51

Aleluya. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO Lc 9, 11-17

Comentario: Todas las actividades de Jesús, sus palabras y acciones, tienen como eje central la instauración del reino de Dios en la tierra. Un reino de Dios que empieza a verse en los signos y gestos como el milagro del desprendimiento y el compartir del compromiso generoso y solidario hacia los demás que Él provoca entre sus seguidores.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados. Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: “Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto”. Él les respondió: “Denles de comer ustedes mismos”. Pero ellos dijeron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente”. Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: “Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Y ellos hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.

Palabra del Señor.

SE DICE EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Ayúdanos a ser fieles a tu Alianza.

Para que la vida de cada comunidad cristiana exprese vivamente la entrega de Cristo. Oremos.

Para que los moribundos y enfermos terminales encuentren en la eucaristía fortaleza y consuelo. Oremos.

Para que en nuestra comunidad se avive el fervor eucarístico participando más frecuentemente de la Misa. Oremos

Para que contemplando la sangre derramada por Cristo se extingan los odios y conflictos sociales. Oremos.

III.- LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor y Dios nuestro, concede bondadosamente a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, significados en las ofrendas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA II

Los frutos de la Santísima Eucaristía

V. El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Él mismo, mientras comía con los Apóstoles en la Última Cena, para perpetuar el memorial salvífico de la cruz, se entregó a sí mismo como Cordero inmaculado y sacrificio perfecto de reconciliación.

Con este venerable sacramento alimentas y santificas a tus fieles, para que todos los que habitamos en el mundo, seamos iluminados por una misma fe y congregados en una misma caridad.

Nos acercamos así a la mesa de este sacramento admirable para que la abundancia de tu gracia nos conduzca a la vida eterna.

Por eso, todas las criaturas del cielo y de la tierra te adoran entonando un cántico nuevo, y también nosotros, con los ángeles, te alabamos cantando sin cesar:

Santo, Santo, Santo…

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 6, 56

Dice el Señor: el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Jesucristo, te pedimos que podamos saciarnos con el eterno gozo de tu divinidad, anticipado en la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre. Que vives y reinas por los siglos de los siglos.

IV.- RITO DE CONCLUSIÓN

Bendición

Canto final

Después de haber compartido el misterio del Cuerpo y la Sangre de Cristo, volvamos a la vida diaria a compartir también su entrega de amor por los hermanos. Nos retiramos cantando.

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“denles ustedes de comer ustedes mismos”

Lc 19,11-17

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    LA GENTE, LO SIGUIÓ A PIE DESDE LOS PUEBLOS. 

Jesús se retira en barca a un lugar desierto a causa de la noticia de la muerte del Bautista; Va a un lugar desierto, cerca de Betsaida, al saberlo la gente, lo siguió a pie desde los pueblos. La multitud que oyó esto y que le iba a buscar debía de ser en gran parte gentes que se iban concentrando allí para ir a la muy cercana Pascua, en caravanas, a Jerusalén. Probablemente estas gentes se encontraron en Cafarnaúm, centro caravanero para ir a Jerusalén por el valle del Jordán, evitando así las molestias de ir por Samaría. De Cafarnaúm a Betsaida hay a pie 10 kilómetros.

2.    JESÚS DEVOLVIÓ LA SALUD A LOS QUE TENÍAN NECESIDAD DE SER SANADOS.

Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados. En efecto, al regresar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Podemos suponer el deseo de las gentes d encontrarse con Jesús. En el Evangelio de Mateo, se nos relata que Jesús se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario y en cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades, por eso se puede suponer que un retraso por conversación o con viento en contra permitió a las gentes llegar a aquella zona antes que Él. También relata Mateo que: Al desembarcar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Hubo curaciones. Marcos dirá que se compadeció de ellos porque estaban como ovejas sin pastor, frase de evocación bíblica (Ez 34:5), que aquí tiene su aplicación por estar a merced del fariseísmo y sin la enseñanza del verdadero Pastor (Ez c.34).

3.    SIEMPRE MOTIVADO POR UN AUTENTICO SENTIMIENTO DE AFECTO

Jesús nos muestra como en casi en todos los Evangelios su carácter lleno de sentimientos de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento ajeno. Siempre nos enseña esa natural inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos, siempre motivado por un auténtico sentimiento de afecto, cariño y solidaridad hacia aquella gente que estaba cansada y hambrienta, por querer estar en su compañía, es así como sintió una gran compasión y curó a los enfermos que ellos traían.

4.    LOS DISCÍPULOS ESTÁN PREOCUPADOS

Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: “Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto”. En Mateo (14, 13) se relata: Como ya se hacía tarde, pone en conocimiento que el día está por terminar, y ya no hay tiempo necesario para poder ir a proveerse de víveres y alojamientos, entonces se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Los discípulos están preocupados, lo que había llevado como provisiones, no era suficiente para tanta gente. La enseñanza que impartía de Jesús debe haber sido cautivante, se había quedado más tiempo de lo considerado y se habían agotado los víveres, por eso los discípulos le dicen al Señor que despida a la multitud.

5.    DENLES DE COMER USTEDES MISMOS

Pero Jesús les contestó: “No hace falta que vayan; denles ustedes de comer ustedes mismos”. Ellos le respondieron: No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados. El Corazón de Jesús, siempre está dispuesto a dar una solución y no titubea en recurrir a lo que Él puede hacer, para ir en ayuda a tanta gente hambrienta, entonces le dijo: “Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Jesús dan pan material a las gentes, pero él sabe que también los hombres sienten hambre de Dios, las dos hambres que experimenta el hombre y los dos son urgentes de atender.

6.    MANDÓ QUE LA GENTE SE SENTARA EN GRUPOS DE CINCUENTA.

Luego mandó que la gente se sentara en la hierba. “Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición. Jesús elevó los ojos al cielo. Este gesto de Jesús era frecuente en su oración. En cambio, no era usual en las costumbres rabínicas, porque se decía: “La regla es que el que ora ha de tener los ojos bajos y el corazón elevado al cielo.” Jesús nos enseña nuevamente que todo viene del Padre, Él está con su corazón en ese momento en la tierra, pero levanta los ojos al cielo, enseñándonos que es allí donde debemos mirar, porque todo viene de Dios y todo nos debe llevar a Dios. También el relato nos dice que: pronunció una bendición. Jesús sigue la tradición judía. La costumbre rabínica había establecido que no se comiese o bebiese sin bendecir los alimentos, pues equivalía a un pecado de infidelidad.

7.    PARTIÓ LOS PANES Y SE LOS DIO A LOS DISCÍPULOS

Jesús partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. También dice Mateo que: partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. El milagro se hizo en las manos de Jesús, y se puede suponer que se fue multiplicando en las manos de los discípulos, porque de lo contrario hubiese sido incesante e inacabable ir y venir a Jesús. Entonces, Jesús no sació directamente el hambre, lo hace a través de sus discípulos, es así como les dios a ellos los panes y estos a las gentes.

8.    TODOS COMIERON HASTA SACIARSE

Así han de ser los apóstoles de hoy, en ningún caso indiferente a las necesidades de los demás, siempre dispuestos a atender y acudir en la ayuda de los necesitados, con generosidad y sin pensar muchas veces en el descanso, porque esto se hace por el amor a Cristo, por amor al Padre Bueno y a todos sus hermanos.

Los apóstoles le ofrecieron a Jesús todo lo que tenían, fruto del trabajo y del esfuerzo, solo cinco panes y Jesús hizo todo los demás. El Evangelio continúa: Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. También en Mateo se relata que los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

El milagro fue tan abundante, que todos se saciaron y luego recogieron doce canastos sobrantes. Era uso judío recoger, después de las comidas, los trozos de comida caídos a tierra. El milagro se constataba bien: las sobras eran más que la materia de cinco panes para el milagro.

9.    LAS GENTES QUE NO TIENEN QUÉ COMER EN EL DESIERTO

En el trasfondo de este hecho está la evocación de Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de Jesús. A las gentes que no tienen qué comer en el desierto (Núm 11:13.14), Moisés, con su oración, logra el maná. En esta época se esperaba que el Mesías saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudo Mesías, que llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales prodigiosas y de donde saldrían triunfadores, pero se cuenta que su fin fue desastroso. Igualmente, en los días mesiánicos, como renovación de los días del desierto, se esperaba una lluvia perpetua de maná.

Todo esto podía provocar una explosión de entusiasmo mesiánico en torno a Jesús. Pero Jesús despachó a las gentes y discípulos, para que no se dejasen contagiar de aquel mesianismo, no era el auténtico, ni la hora de su plena proclamación, por eso el mismo Jesús luego se marchó solo a un monte a hacer oración.

10.  PAN QUE PODRÍA ESTABLECER UNA MÁS PROFUNDA INTIMIDAD DE DIOS

Este relato evangélico según San Lucas, nos permite descubrir que en el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, hay un signo del nuevo pan. Ciertamente Jesús efectuó este milagro porque sintió compasión por toda esta gente que lo seguía desde hacía varios días, multitud hambrienta de su Palabra, con una necesidad de humanidad que los llevó hasta de olvidarse del alimento material. El Señor nos lo defrauda y les ofrece un alimento con el cual pueden saciar su hambre.

Entonces podemos afirmar que Jesús, que ama en forma natural a todos los hombres, ya tenía en su corazón la idea de darles un pan incomparable, un pan que podría establecer una más profunda intimidad de Dios con los hombres; un pan que podía dar libre acceso a Dios, para penetrar en nuestro cuerpo y fusionar nuestra carne con la Suya, nuestra sangre con la Suya.

11.  ALIMENTÁNDONOS CON LA EUCARISTÍA, ES EL MISMO JESÚS QUIEN NOS ASEGURA LA VIDA ETERNA.

Luego el relato de San Lucas, como para reafirmar esta idea, nos trae más adelante las palabras de Jesús; “haced esto en recuerdo mío”, (Lc, 22,19). y nos invita a que este memorial sea repetido hasta la venida del Señor, permitiendo así, que se pueda expresar toda nuestra lealtad a la voluntad de Cristo, lealtad que es memoria, porque es la representación siempre actual del misterio de Cristo, de su muerte y resurrección, que es comunión, porque comiendo su Cuerpo nos ponemos en comunión con el Resucitado, realizando en la tierra la unión con Cristo, similar a la que tienen el Padre y el Hijo, y que es esperanza, porque alimentándonos con la Eucaristía, es el mismo Jesús quien nos asegura la vida eterna.

Que Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Domingo de Corpus Christi, Ciclo C

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LA COMPASIÓN DE JESÚS POR LA MUCHEDUMBRE

Los discípulos querían despedir a la multitud, porque no había que comer y Jesús les respondió: “Denles de comer ustedes mismos…”; “eran alrededor de cinco mil hombres...”; “Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados…” y luego “todos comieron hasta saciarse…”

El hambre y la sed de la humanidad no se sacian con bienes materiales. A lo largo de la historia, la humanidad, fatigada y oprimida por múltiples angustias y problemas, siempre ha experimentado, y cada vez más, la incapacidad de darse una salvación meramente terrenal, obtener una paz duradera y alcanzar una justicia ecuánime.

El hombre, en el fracaso de sus esfuerzos y aspiraciones, aún es más consciente de que necesita una ayuda de lo alto; y esto, por sus designios trascendentes, no puede ser sino un don.

Su gratuidad es tan extraordinaria como inconmensurables son su valor y su obtención. Una es la experiencia inmediata de todo esto: “Dios es más grande que nuestro corazón” (Cf. 1 Jn 3,20).

En esta verdad se basa la alianza eterna. La “compasión” de Jesús por la muchedumbre desvela el móvil del don de Dios en el Hijo unigénito para la vida del mundo: una coparticipación viva, palpitante y auténtica.

Prefigura la hora del Calvario y compendia completamente el contenido eucarístico del sacrificio del banquete divino ofrecido en símbolo mediante el milagro. El tiempo mesiánico se ha manifestado:

Dios sacia a su pueblo; nutre de cosas buenas: gracia y verdad, vida y alegría.

Y aún más, vincula con una comida que es prenda de eternidad:

El Verbo encarnado y entregado por nosotros.

En él, cualquier nostalgia humana de Dios es atendida ampliamente mediante el cumplimiento de la promesa y el vínculo eterna con Dios.

ORACION (3)

 

Señor tú siempre te compadeces de nosotros cuando:

     El cansancio y la debilidad han oprimido nuestros corazones.

     No tenemos ni alimento espiritual, ni descanso corporal, ni consuelo.

     La nostalgia, la espera y la esclavitud nos están ahogando.

Jesús de corazón misericordioso:

     Te imploramos tu compasión, nos abrazamos a tu costado abierto.

     Inflamado de amor, apriétanos con los lazos de la piedad, el amor y la unión.

     Ayúdanos a regresar pronto a nuestra tierra, para que podamos cumplir mejor, siempre mejor, las tareas encomendadas por el Creador.

Pedro

SANTORAL (4)

 

SOLEMNIDAD,
SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Jueves*, después de la Solemnidad Santísima Trinidad *(Donde esta solemnidad no es precepto, se celebra
el domingo después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad)

«Mi carne es verdadera comida,
y mi Sangre verdadera bebida;
el que come mi Carne, y bebe mi Sangre,
en Mí mora, y Yo en él.»
   (Jn 6, 56-57)

Esta fiesta se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica. Ocurre, como en la solemnidad de la Trinidad, que lo que se celebra todos los días tiene una ocasión exclusiva para profundizar en lo que se hace con otros motivos. Este es el día de la eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de las oraciones y de los textos bíblicos asignados en los tres ciclos de las lecturas.

 El Espíritu Santo después del dogma de la Trinidad nos recuerda el de la Encarnación, haciéndonos festejar con la Iglesia al Sacramento por excelencia, que, sintetizando la vida toda del Salvador, tributa a Dios gloria infinita, y aplica a las almas, en todos los tiempos, los frutos  extraordinarios de la Redención.  Si Jesucristo en la cruz nos salvó, al instituir la Eucaristía la víspera de su muerte, quiso en ella dejarnos un vivo recuerdo de la Pasión. El altar viene siendo como la prolongación del Calvario, y la misa anuncia la muerte del Señor. Porque en efecto, allí está Jesús como una víctima, pues las palabras de la doble consagración nos dicen que primero se convierte el pan en Cuerpo de Cristo, y luego el vino en Su Sangre, de manera que, ofrece a su Padre, en unión con sus sacerdotes, la sangre vertida y el cuerpo clavado en la Cruz.

 La Hostia santa se convierte en «trigo que nutre nuestras almas». Como Cristo al ser hecho Hijo de recibió la vida eterna del Padre, los cristianos participan de Su eterna vida uniéndose a Jesús en el Sacramento, que es el símbolo más sublime, real y concreto de la unidad con la Víctima del Calvario.

 Esta posesión anticipada de la vida divina acá en la tierra por medio de la Eucaristía, es prenda y comienzo de aquella otra de que plenamente disfrutaremos en el Cielo, porque «el Pan mismo de los ángeles, que ahora comemos bajo los sagrados velos, lo conmemoraremos después en el Cielo ya sin velos» (Concilio de Trento).

Veamos en la Santa Misa el centro de todo culto de la Iglesia a la Eucaristía, y en la Comunión el medio establecido por Jesús mismo, para que con mayor plenitud participemos de ese divino Sacrificio; y así, nuestra devoción al Cuerpo y Sangre del Salvador nos alcanzará los frutos perennes de su Redención.

FUENTES DE LA PAGINA

ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y LAS FUENTES DE ORIGEN

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

 

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