MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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25-02-2024

Edición Nº 9.532

LITURGIA DE   LAS HORAS

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Domingo, II semana de Cuaresma

 

“Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”.

Mc 9, 2-10

bcu2El segundo domingo nos lleva a contemplar a Jesús transfigurado (Mc 9,2-9). Tras el doloroso y desconcertante primer anuncio de la pasión y la llamada de Jesús a seguirle por el camino de la cruz (8,31-38), se hace necesario alentar a los discípulos abatidos. Además de que la ley y los profetas –personificados en Moisés y Elías manifiestan a Jesús como aquel en quien hallan su cumplimiento, es Dios mismo –simbolizado en la nube – quien le proclama su Hijo amado.

Por un instante se desvela el misterio de la cruz para volver a ocultarse de nuevo; más aún, para esconderse todavía más en el camino de la progresiva humillación hasta la muerte de cruz. Sólo entonces –“cuando resucite de entre los muertos”– será posible entender todo lo que encerraba el misterio de la transfiguración. En pleno camino cuaresmal de esfuerzo y sacrificio, también a nosotros –igual de torpes que los discípulos – se dirige la voz del Padre con un mandato único y preciso: “Escúchenlo”, es decir, fíense de Él – de este Cristo que se ha transfigurado a vuestros ojos –, aunque les introduzca por caminos de cruz. Leer más. Domingo II de Cuaresma

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I.- RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 8-9

Mi corazón sabe que dijiste: “Busquen mi rostro”. Yo busco tu rostro, Señor, no te apartes de mí.

O bien: Sal 24, 6. 3. 22

Acuérdate, Señor, que tu compasión y tu amor son eternos: que nuestros enemigos no triunfen sobre nosotros. Dios de Israel, líbranos de todas nuestras angustias.

ACTO PENITENCIAL

·    Tú nos salvaste. Cuando nuestra fe no es pronta y generosa: Señor, ten piedad.

·    Tú estás junto al Padre para interceder por nosotros. Cuando dudamos del amor de Dios: Cristo, ten piedad.

·    Tú, Hijo amado del Padre. Cuando no te escuchamos con fe y alegría: Señor, ten piedad.

ORACIÓN COLECTA

Señor, que nos mandaste escuchar a tu Hijo amado, alimenta nuestro espíritu con tu palabra, para que, después de haber purificado nuestra mirada interior, podamos gozar de la visión de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

II.- LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Génesis 22, 1-2. 9-13. 15-18

La fe de Abraham es extraordinaria. El sí creyó contra toda esperanza.

Lectura del libro del Génesis. Dios puso a prueba a Abraham.

“¡Abraham!”, le dijo. Él respondió: “Aquí estoy”. Entonces Dios le siguió diciendo: “Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré”. Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.

Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: “¡Abraham, Abraham!”. “Aquí estoy”, respondió él. Y el Ángel le dijo: “No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único”. Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Luego el Ángel del Señor llamó por segunda veza Abraham desde el cielo, y le dijo: “Juro por mí mismo –oráculo del Señor –: porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia  se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz”.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: “Toma a tu hijo único, al que tanto amas, y ofrécemelo en sacrificio”. El Señor somete la fe de Abraham a la gran prueba del sacrificio de Isaac. ¿Cómo se cumplirá entonces la alianza jurada por el Señor de convertirlo en padre de un pueblo numeroso y próspero? El gesto de sacrificar a su hijo único, obedeciendo al Señor, es el único “lógico” en el que lo espera todo de él. Retener es inferior modo de posesión a esperar. La confianza se lo devuelve nuevamente regalado. Y en él está ahora la infinitud de la promesa: ser padre de un pueblo numeroso. La prueba destaca al justo, que no renuncia al todo esperado por lo inmediato poseído.

SALMO Sal 115, 10. 15-19

Como un eco de la fe de Abraham, el salmo resalta la confianza de quien cree firmemente en Dios. Participamos de esta oración, aclamando: “Caminaré en presencia del Señor.”

R. Caminaré en presencia del Señor.

Tenía confianza, incluso cuando dije: “¡Qué grande es mi desgracia!”. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! R.

Yo, Señor, soy tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. R.

Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo, en los atrios de la Casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. R.

SEGUNDA LECTURA Rom 8, 31-34

El amor de Dios no tiene límites: entrega a su Hijo por nosotros.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?

¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? “Dios es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos?”. ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?

Palabra de Dios.

COMENTARIO: “Dios no perdonó a su propio Hijo”. En cambio, perdonó la vida de Isaac. Se conformó con la disponibilidad de Abraham.

En el ámbito del amor de Dios, ni su propio Hijo, ostenta el menor privilegio. La sangre de Jesús es el sello de la nueva alianza. Es la prueba suprema y la garantía total de hasta dónde nos ama el Señor. Por eso, Pablo afirma con vehemencia: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”.

ACLAMACIÓN Mt 17, 5

Desde la nube resplandeciente se oyó la voz del Padre: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”.

EVANGELIO Mc 9, 2-10

Jesús deja entrever su gloria de Hijo de Dios a sus discípulos para fortalecer su fe.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”.

De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”. El Maestro transfigurado es el signo esperanzador de hacia dónde conduce la alianza de Dios. El sello de sangre y muerte es garantía de resurrección. Según Marcos, la Transfiguración constituye una urgente exhortación dirigida a Pedro de “escuchar” al Maestro cuando habla, no de su poder y de su gloria, sino de sus sufrimientos y de su muerte. La misma fe se nos exige hoy a los cristianos. Es la fe de Abraham y de Jesús que levantan en su corazón un altar y ofrecen a Dios el sacrificio de la obediencia sin reservas.

CREDO

Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

ORACION DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Ayúdanos, Señor, a escucharte y a seguirte.

·    Por cuantos, en la Iglesia, tienen la misión de comunicar la fe: para que transmitan lo que viven. Oremos.

·    Por los gobernantes del mundo: para que escuchen y vean a Jesús en los justos reclamos de los pueblos. Oremos.

·    Por quienes trabajan por “transfigurar” la sociedad: para que sus esfuerzos fructifiquen en un mundo mejor. Oremos.

·    Por todos nosotros: para que aumente nuestra fe y veamos que la Cuaresma de esta vida conduce a la Pascua eterna. Oremos.

III.- LITURGIA EUCARISTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Presentación de las ofrendas: Después de alimentarnos con la Palabra de Dios preparamos la mesa de la eucaristía. En atento silencio, unimos nuestra vida a los dones que el celebrante ofrece al Padre en nombre de todos.

Señor, te pedimos que este sacrificio borre nuestros pecados y santifique el cuerpo y el alma de tus fieles para celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO

Prefacio: Bendigamos a Dios y démosle gracias porque Jesús transforma nuestros cuerpos haciéndolos semejantes a su cuerpo glorioso.

LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo Señor nuestro.

Quien después de anunciar su muerte a los discípulos les reveló su gloria en la montaña santa, para testimoniar, de acuerdo con la Ley y los Profetas, que por la Pasión debía llegar a la gloria de la Resurrección.

Por eso, con todos los coros celestiales, te aclamamos en la tierra, diciendo sin cesar:

Santo, santo, santo...

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 17, 5

Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección; escúchenlo.

Comunión: Recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo renovamos nuestra fuerza para seguir peregrinando por esta Cuaresma. Con alegría, marchemos al encuentro del Señor que viene en la eucaristía.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, te damos gracias al recibir estos sagrados misterios, porque ya en la tierra nos haces partícipes de los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

IV.-RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Canto final

Fortalecidos con la esperanza de nuestra gloria futura, nos retiramos cantando.

 

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Éste es mi Hijo muy Querido, escúchenlo”

Mc 9, 2-10

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.         A TU HIJO ÚNICO, EL QUE TANTO AMAS

Jesucristo es la figura central de las Sagradas Escrituras, situado en la cúspide misma, allí donde culmina el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los dos Testamentos tienen en él explicación consumada o dicha de otra forma cumplida. Porque, en definitiva, si leemos con contemplación ambos textos, uno y otro se refieren al Mesías, a Cristo, el Salvador, es decir a El únicamente. No puede caber duda, todo el Antiguo Testamento hace referencia al Nuevo. No se puede entender en plenitud el Antiguo sin la luz del Nuevo. Y si alguien no quiere considerar o desea ignorar el Antiguo, no le va a ser posible entender verdaderamente el Nuevo.

Las Sagradas Escrituras, la Biblia entera, desde sus primeras páginas hasta las últimas, nos hablan de múltiples maneras y de forma variada, de Jesucristo, Nuestro Señor.

San Jerónimo dijo que: “que ignorar las Sagradas Escrituras es ignorar a Cristo” Ahora invirtamos la frase, leámosla de nuestra perspectiva cristiana diciendo: Conocer las Sagradas Escrituras es conocer a Cristo, contemplarla, es contemplar al Señor.

Los primeros pasos se inician, como siempre, en el Viejo Testamento y exactamente en el sacrificio de Abrahán Por obedecer a Dios, Abrahán a sus setenta y cinco años había tenido la valentía de abandonar tierra, casa, costumbres, todo; ahora, ya cargado de larga ancianidad, aventura su fe hasta el mismo sacrificio de su único hijo. “Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, Isaac; vete.., y ofrécelo en holocausto, (Gn 22, 2). Era éste un precepto doloroso para el corazón de un padre, y no menos terrible para la fe de un hombre que de ninguna manera quiere dudar de su Dios. Isaac es la única esperanza para que se puedan cumplir las promesas divinas; y no obstante esto Abrahán obedece y sigue creyendo que Dios mantendrá la palabra dada.

2.         ISAAC QUE SUBE AL MONTE, ES FIGURA DE CRISTO QUE SUBE AL CALVARIO CARGANDO EL LEÑO DE LA CRUZ

Dios no quería la muerte de Isaac, pero sí ciertamente la fe y la obediencia sin discusión de Abrahán. Isaac va a tener un papel singular en la historia de la salvación: anticipar la figura de Jesús, el Hijo único de Dios que un día será sacrificado por la redención del mundo. Lo que Abrahán, por intervención divina, ha dejado sin cumplir, lo cumplirá Dios mismo, “El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Rom 8, 31-34).

Isaac que sube al monte llevando sobre sus espaldas la leña del sacrificio y que se deja atar dócilmente sobre el montón de leña, es figura de Cristo que sube al Calvario cargando el leño de la Cruz y sobre aquel madero extiende su cuerpo “ofreciéndose libremente a su pasión” (Pleg. Euc, II). Así como en Isaac, liberado de la muerte, se cumplieron las promesas divinas, también en Cristo resucitado de la muerte brotan la vida y la salvación para toda la humanidad, Nadie puede dudarlo, porque: “Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros? (Rm 8,34) (Comentario de Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)

3.         CRISTO SUBIÓ A LA MONTAÑA PARA ORAR.

Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él, Marcos relata que: los condujo solos a un monte alto y apartado. No precisa el nombre del lugar, por otra parte Mateo dice que es un monte elevado, pero la tradición lo ha localizado en el Tabor, de aproximadamente 600 metros de altura sobre la llanura.

En otra ocasiones, Jesús ha subido al monte a orar solo, (Mt 14, 23) en esta ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha escogido como testigos para una gran acontecimiento. Ellos son los mismos apóstoles que luego serán testigo de de su agonía en Getsemani. Se podría pensar que ocupaban un lugar privilegiado de entre sus apóstoles.

La primera enseñanza importante es, que Jesús ha subido orar, él siempre lo esta haciendo, es un modelo que debemos hacerlo parte de nuestra vida diaria, orar al Padre. En esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos, entregándonos una gran oportunidad para aprender de este ejemplo, cuando Jesús invita a seguirlo, es porque nos esta dando la oportunidad de ser testigo de las maravillas del Señor, como para darnos a conocer cada instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones que nos hace Jesús, tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar silencio para oírlo.

4.         JESÚS NOS TRANSFIGURA NUESTRA VIDA

De acuerdo al relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se transfiguró en presencia de sus apóstoles, y como dice Mateo, su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. San Marcos nos dice que: “Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.” Y de pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen resplandecientes.

La transfiguración, es una experiencia profunda de fe tenida por Pedro, Juan y Santiago, los amigos más íntimos de Jesús. Así es, que como para llegar a conocer los momentos más transcendentes de Jesús, necesitamos ser sus amigos íntimos, con una comunicación profunda, como la que ellos tuvieron para percibir a Jesús en su verdadera identidad.

Debe haber sido un instante de éxtasis, vieron la realidad gloriosa de Jesús, aunque no se les mostró en toda su magnitud, porque para llegar a entenderlo, tuvieron que conocer a través de la vida, pasión y muerte y de sus propios sufrimientos y muerte, que hay que pasar por esta última, la muerte, para llegar a la vida.

Jesús nos transfigura nuestra vida, El nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en nosotros y nos llama a ser sus testigos ante un mundo de contradicciones.

5.         “ÉSTE ES MI HIJO MUY QUERIDO, ESCÚCHENLO”

Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. Muchas veces soñamos con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios, sin embargo siempre debemos recordar que el lugar favorito de Él no deja de ser aquí entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia, junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes, laicos, y con gran privilegio donde la calidez del amor esta presente.

Cuando aún estaba hablando, se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: “éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. La manifestación de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad, lo que los teólogos llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios, y en ese momento sucede allí. Dice el Evangelio según san Mateo que al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor, esto es porque en el Antiguo Testamento se decía que no se podía ver a Dios y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto es lo que se acusa aquí. Con relación a los otros Evangelios, en san marco es más sobrio el relato, porque solo dice: Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.

6.         ESTAMOS LLAMADOS TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS CADA VEZ MÁS POR LA ACCIÓN DEL SEÑOR

Pero debemos comprender, que esta es nuestra gran instrucción que nos solicita Dios, escuchar a su Hijo amado, y eso nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a Jesús, esta actitud receptiva es para la palabra y la total aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su obra. En esta proclamación que hace el Padre de su Hijo, lo muestra como Dios, revelando la filiación divina de Jesús.

Por esos, la transfiguración consiste esencialmente en la toma de conciencia, por parte de los tres apóstoles, de que Jesús es verdaderamente el Mesías y además también revela que la persona de Jesús, es el Hijo muy amado del Padre y trascendente que posee su misma gloria divina.

Estamos llamados también a transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la sociedad, el mundo, y nosotros en él, se transformara cada vez que aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús, es una invitación a transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres buenos, y salir al mundo a hacer el bien

7.         “RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS”

Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos.  El Evangelio nos muestra que los apóstoles ignoraban lo que era la resurrección, por eso dice que se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.

Nuestro Señor Jesucristo, resucitó de entre los muertos y así muriendo  venció a la muerte. “Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.”  (1 Cor 15)

La resurrección de Cristo, alienta nuestra esperanza en nuestra propia resurrección. “Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.”  (Romanos 6)

El que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. (cf Rom 8,34)

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA 

 

ÉL ES EL HIJO PREDILECTO QUE CUMPLIRÁ SU DESIGNIO

La liturgia de la Palabra de hoy propone a nuestra contemplación la luz que irradia la persona de Jesús transfigurado: es un desgarrarse el cielo, un rayo de luz eterna que llega al corazón para herirlo con la nostalgia del rostro de Dios. Estamos llamados a participar no de una visión desencarnada, falsamente mística, idílica. A través de todas las lecturas podemos seguir un hilo de oro: el del don de sí mismo como condición de la verdadera comunión con Dios.

El Padre, origen de toda paternidad, revela su corazón haciéndonos revivir con Abrahán el sacrificio y la paz de la ofrenda suprema. A cada uno de nosotros se nos puede pedir -más bien, se nos pide ciertamente- el sacrificio del propio Isaac. Pero la Palabra nos deja entrever que éste es el camino para participar de la misma realidad de Dios. El mismo Dios Padre no perdonó a su propio Hijo, el predilecto, sino que lo entregó por nosotros. Cristo no consideró "un tesoro codiciable el ser igual a Dios" (cf. Flp 2,6), sino que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. ¿No renunciaremos nosotros a todo, no nos negaremos a nosotros mismos para entrar en comunión con él?

En la transfiguración, Jesús ofrece a los tres discípulos la visión luminosa para mostrarles el final del oscuro túnel de la pasión, poco antes anunciada. Ahí está la voz del Padre para confirmarlo: él es el Hijo predilecto que cumplirá su designio; es el testimonio veraz cuando pide a sus seguidores negarse a sí mismos y llevar la propia cruz detrás de él.

Todo esto debería quedar claro a los discípulos y a nosotros. Pero todavía tiene su mezcla de oscuridad: la nube de luz de la Presencia de Dios nos envuelve siempre en la sombra, y la revelación no elimina el misterio. Sin embargo, queda algo indeleble en el corazón: Jesús es el Hijo que el Padre ha entregado por nosotros; el compañero que nos abre el camino, el que nos enseña a escuchar dando los pasos de una entrega sin reservas

ORACION

 

Oh Padre, ternura infinita, por nosotros no te has reservado a tu único Hijo: tu corazón divino conoce el desgarro mayor, que es a la vez el purísimo gozo de amar. Concédeme, Padre, saber corresponder a tu don con el abandono confiado a tus manos y ofreciéndote lo mejor que tenemos. Ayúdanos a acoger humildemente esa muerte que se nos pide cada día y que es nuestra entrega total: el sacrificio de nosotros mismos por la vida del mundo. Plásmanos con la sabiduría del Espíritu a imagen de tu Hijo; hombres nuevos, en él viviremos como hijos, con él nos ofrecemos por todos los hermanos: es la única gloria que vale la pena, es el amor que transfigura la oscuridad del tiempo presente en luz de eternidad.

 

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

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