MISA DIARIA DE CAMINANDO CON
JESUS
"La
Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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La edición
de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más
antigua de Internet, comenzó en el año 1998
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25-02-2024
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Edición Nº 9.532
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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Domingo, II semana de Cuaresma
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“Éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”.
Mc 9, 2-10
El segundo domingo nos lleva a
contemplar a Jesús transfigurado (Mc 9,2-9). Tras el doloroso y desconcertante
primer anuncio de la pasión y la llamada de Jesús a seguirle por el camino
de la cruz (8,31-38), se hace necesario alentar a los discípulos abatidos.
Además de que la ley y los profetas –personificados en Moisés y Elías
manifiestan a Jesús como aquel en quien hallan su cumplimiento, es Dios
mismo –simbolizado en la nube – quien le proclama su Hijo amado.
Por un instante se desvela el misterio de la cruz
para volver a ocultarse de nuevo; más aún, para esconderse todavía más en
el camino de la progresiva humillación hasta la muerte de cruz. Sólo
entonces –“cuando resucite de entre los muertos”– será posible entender
todo lo que encerraba el misterio de la transfiguración. En pleno camino
cuaresmal de esfuerzo y sacrificio, también a nosotros –igual de torpes que
los discípulos – se dirige la voz del Padre con un mandato único y preciso:
“Escúchenlo”, es decir, fíense de Él – de este Cristo que se ha
transfigurado a vuestros ojos –, aunque les introduzca por caminos de cruz.
Leer más. Domingo
II de Cuaresma
Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la
Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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I.- RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26, 8-9
Mi corazón sabe que dijiste: “Busquen mi rostro”.
Yo busco tu rostro, Señor, no te apartes de mí.
O bien: Sal 24, 6. 3. 22
Acuérdate, Señor, que tu compasión y tu amor son
eternos: que nuestros enemigos no triunfen sobre nosotros. Dios de Israel,
líbranos de todas nuestras angustias.
ACTO PENITENCIAL
·
Tú
nos salvaste. Cuando nuestra fe no es pronta y generosa: Señor, ten piedad.
·
Tú
estás junto al Padre para interceder por nosotros. Cuando dudamos del amor
de Dios: Cristo, ten piedad.
·
Tú,
Hijo amado del Padre. Cuando no te escuchamos con fe y alegría: Señor, ten
piedad.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que nos mandaste escuchar a tu Hijo amado,
alimenta nuestro espíritu con tu palabra, para que, después de haber
purificado nuestra mirada interior, podamos gozar de la visión de tu
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
II.- LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Génesis 22, 1-2. 9-13.
15-18
La fe de Abraham es extraordinaria.
El sí creyó contra toda esperanza.
Lectura del
libro del Génesis. Dios puso a prueba a Abraham.
“¡Abraham!”, le dijo. Él respondió: “Aquí estoy”.
Entonces Dios le siguió diciendo: “Toma a tu hijo único, el que tanto amas,
a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña
que yo te indicaré”. Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado,
Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso
sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo
para inmolar a su hijo.
Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo:
“¡Abraham, Abraham!”. “Aquí estoy”, respondió él. Y el Ángel le dijo: “No
pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que
temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único”. Al
levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados
en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto
en lugar de su hijo. Luego el Ángel del Señor llamó por segunda veza
Abraham desde el cielo, y le dijo: “Juro por mí mismo –oráculo del Señor –:
porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te
colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas
del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes
conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la
tierra, ya que has obedecido mi voz”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: “Toma a tu hijo único, al que
tanto amas, y ofrécemelo en sacrificio”. El Señor somete la fe de Abraham a
la gran prueba del sacrificio de Isaac. ¿Cómo se cumplirá entonces la
alianza jurada por el Señor de convertirlo en padre de un pueblo numeroso y
próspero? El gesto de sacrificar a su hijo único, obedeciendo al Señor, es
el único “lógico” en el que lo espera todo de él. Retener es inferior modo
de posesión a esperar. La confianza se lo devuelve nuevamente regalado. Y
en él está ahora la infinitud de la promesa: ser padre de un pueblo
numeroso. La prueba destaca al justo, que no renuncia al todo esperado por
lo inmediato poseído.
SALMO Sal 115, 10. 15-19
Como un eco de la fe de Abraham, el
salmo resalta la confianza de quien cree firmemente en Dios. Participamos
de esta oración, aclamando: “Caminaré en presencia del Señor.”
R. Caminaré en
presencia del Señor.
Tenía confianza, incluso cuando dije: “¡Qué
grande es mi desgracia!”. ¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus
amigos! R.
Yo, Señor, soy tu servidor, lo mismo que mi
madre: por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré
el nombre del Señor. R.
Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo
su pueblo, en los atrios de la Casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.
R.
SEGUNDA LECTURA Rom 8, 31-34
El amor de Dios no tiene límites:
entrega a su Hijo por nosotros.
Lectura de la
carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién
estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? “Dios
es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos?”. ¿Será acaso
Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de
Dios e intercede por nosotros?
Palabra de Dios.
COMENTARIO: “Dios no perdonó a su propio
Hijo”. En cambio, perdonó la vida de Isaac. Se conformó con la
disponibilidad de Abraham.
En
el ámbito del amor de Dios, ni su propio Hijo, ostenta el menor privilegio.
La sangre de Jesús es el sello de la nueva alianza. Es la prueba suprema y
la garantía total de hasta dónde nos ama el Señor. Por eso, Pablo afirma
con vehemencia: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros?”.
ACLAMACIÓN Mt 17, 5
Desde la nube resplandeciente se oyó
la voz del Padre: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”.
EVANGELIO Mc 9, 2-10
Jesús deja entrever su gloria de Hijo
de Dios a sus discípulos para fortalecer su fe.
Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó
a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de
ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie
en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos
aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces
una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Éste es mi
Hijo muy querido, escúchenlo”.
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a
nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les
prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre
resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se
preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.
Palabra del
Señor.
COMENTARIO: “Éste es mi Hijo amado;
escúchenlo”. El Maestro transfigurado es el signo esperanzador de hacia
dónde conduce la alianza de Dios. El sello de sangre y muerte es garantía
de resurrección. Según Marcos, la Transfiguración constituye una urgente
exhortación dirigida a Pedro de “escuchar” al Maestro cuando habla, no de
su poder y de su gloria, sino de sus sufrimientos y de su muerte. La misma
fe se nos exige hoy a los cristianos. Es la fe de Abraham y de Jesús que
levantan en su corazón un altar y ofrecen a Dios el sacrificio de la
obediencia sin reservas.
CREDO
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un
sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos
los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del
cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de
nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá
fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del
Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
ORACION DE LOS FIELES
A cada
intención, pedimos: Ayúdanos, Señor, a escucharte y a seguirte.
·
Por
cuantos, en la Iglesia, tienen la misión de comunicar la fe: para que
transmitan lo que viven. Oremos.
·
Por
los gobernantes del mundo: para que escuchen y vean a Jesús en los justos
reclamos de los pueblos. Oremos.
·
Por
quienes trabajan por “transfigurar” la sociedad: para que sus esfuerzos
fructifiquen en un mundo mejor. Oremos.
·
Por
todos nosotros: para que aumente nuestra fe y veamos que la Cuaresma de
esta vida conduce a la Pascua eterna. Oremos.
III.- LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Presentación de las ofrendas: Después
de alimentarnos con la Palabra de Dios preparamos la mesa de la eucaristía.
En atento silencio, unimos nuestra vida a los dones que el celebrante
ofrece al Padre en nombre de todos.
Señor, te pedimos que este sacrificio borre
nuestros pecados y santifique el cuerpo y el alma de tus fieles para
celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio: Bendigamos a Dios y démosle
gracias porque Jesús transforma nuestros cuerpos haciéndolos semejantes a
su cuerpo glorioso.
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber
y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Jesucristo Señor nuestro.
Quien después de anunciar su muerte a los
discípulos les reveló su gloria en la montaña santa, para testimoniar, de
acuerdo con la Ley y los Profetas, que por la Pasión debía llegar a la
gloria de la Resurrección.
Por eso, con todos los coros celestiales, te
aclamamos en la tierra, diciendo sin cesar:
Santo, santo, santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 17, 5
Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo
puesta mi predilección; escúchenlo.
Comunión: Recibiendo el Cuerpo y la
Sangre de Cristo renovamos nuestra fuerza para seguir peregrinando por esta
Cuaresma. Con alegría, marchemos al encuentro del Señor que viene en la
eucaristía.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te damos gracias al recibir estos sagrados
misterios, porque ya en la tierra nos haces partícipes de los bienes del
cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
IV.-RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Canto final
Fortalecidos con la esperanza de nuestra gloria
futura, nos retiramos cantando.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Éste es mi Hijo muy Querido, escúchenlo”
Mc 9, 2-10
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
A TU HIJO ÚNICO, EL QUE TANTO
AMAS
Jesucristo
es la figura central de las Sagradas Escrituras, situado en la cúspide
misma, allí donde culmina el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los dos
Testamentos tienen en él explicación consumada o dicha de otra forma
cumplida. Porque, en definitiva, si leemos con contemplación ambos textos,
uno y otro se refieren al Mesías, a Cristo, el Salvador, es decir a El
únicamente. No puede caber duda, todo el Antiguo Testamento hace referencia
al Nuevo. No se puede entender en plenitud el Antiguo sin la luz del Nuevo.
Y si alguien no quiere considerar o desea ignorar el Antiguo, no le va a
ser posible entender verdaderamente el Nuevo.
Las
Sagradas Escrituras, la Biblia entera, desde sus primeras páginas hasta las
últimas, nos hablan de múltiples maneras y de forma variada, de Jesucristo,
Nuestro Señor.
San
Jerónimo dijo que: “que ignorar las Sagradas Escrituras es ignorar a
Cristo” Ahora invirtamos la frase, leámosla de nuestra perspectiva
cristiana diciendo: Conocer las Sagradas Escrituras es conocer a Cristo,
contemplarla, es contemplar al Señor.
Los
primeros pasos se inician, como siempre, en el Viejo Testamento y
exactamente en el sacrificio de Abrahán Por obedecer a Dios, Abrahán a sus
setenta y cinco años había tenido la valentía de abandonar tierra, casa,
costumbres, todo; ahora, ya cargado de larga ancianidad, aventura su fe
hasta el mismo sacrificio de su único hijo. “Toma a tu hijo, a tu único, al
que amas, Isaac; vete.., y ofrécelo en holocausto, (Gn 22, 2). Era éste un
precepto doloroso para el corazón de un padre, y no menos terrible para la
fe de un hombre que de ninguna manera quiere dudar de su Dios. Isaac es la
única esperanza para que se puedan cumplir las promesas divinas; y no
obstante esto Abrahán obedece y sigue creyendo que Dios mantendrá la
palabra dada.
2.
ISAAC QUE SUBE AL MONTE, ES FIGURA DE CRISTO QUE
SUBE AL CALVARIO CARGANDO EL LEÑO DE LA CRUZ
Dios
no quería la muerte de Isaac, pero sí ciertamente la fe y la obediencia sin
discusión de Abrahán. Isaac va a tener un papel singular en la historia de
la salvación: anticipar la figura de Jesús, el Hijo único de Dios que un
día será sacrificado por la redención del mundo. Lo que Abrahán, por
intervención divina, ha dejado sin cumplir, lo cumplirá Dios mismo, “El que no escatimó a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Rom 8, 31-34).
Isaac
que sube al monte llevando sobre sus espaldas la leña del sacrificio y que
se deja atar dócilmente sobre el montón de leña, es figura de Cristo que
sube al Calvario cargando el leño de la Cruz y sobre aquel madero extiende
su cuerpo “ofreciéndose libremente a su pasión” (Pleg. Euc, II). Así como
en Isaac, liberado de la muerte, se cumplieron las promesas divinas,
también en Cristo resucitado de la muerte brotan la vida y la salvación
para toda la humanidad, Nadie puede dudarlo, porque: “Jesucristo, el que murió, más
aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
(Rm 8,34) (Comentario de Intimidad
Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)
3.
CRISTO SUBIÓ A LA MONTAÑA PARA ORAR.
Jesús
tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a
solas con él, Marcos relata que: los condujo solos a un monte alto y
apartado. No precisa el nombre del lugar, por otra parte Mateo dice que es
un monte elevado, pero la tradición lo ha localizado en el Tabor, de
aproximadamente 600
metros de altura sobre la llanura.
En
otra ocasiones, Jesús ha subido al monte a orar solo, (Mt 14, 23) en esta
ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha escogido como
testigos para una gran acontecimiento. Ellos son los mismos apóstoles que
luego serán testigo de de su agonía en Getsemani. Se podría pensar que
ocupaban un lugar privilegiado de entre sus apóstoles.
La
primera enseñanza importante es, que Jesús ha subido orar, él siempre lo
esta haciendo, es un modelo que debemos hacerlo parte de nuestra vida
diaria, orar al Padre. En esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos,
entregándonos una gran oportunidad para aprender de este ejemplo, cuando
Jesús invita a seguirlo, es porque nos esta dando la oportunidad de ser
testigo de las maravillas del Señor, como para darnos a conocer cada
instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones que nos hace Jesús,
tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar silencio para
oírlo.
4.
JESÚS NOS TRANSFIGURA NUESTRA VIDA
De
acuerdo al relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de
aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se
transfiguró en presencia de sus apóstoles, y como dice Mateo, su rostro se
puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como
la nieve. San Marcos nos dice que: “Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan
blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.” Y de pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías,
conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen resplandecientes.
La
transfiguración, es una experiencia profunda de fe tenida por Pedro, Juan y
Santiago, los amigos más íntimos de Jesús. Así es, que como para llegar a
conocer los momentos más transcendentes de Jesús, necesitamos ser sus
amigos íntimos, con una comunicación profunda, como la que ellos tuvieron
para percibir a Jesús en su verdadera identidad.
Debe
haber sido un instante de éxtasis, vieron la realidad gloriosa de Jesús,
aunque no se les mostró en toda su magnitud, porque para llegar a
entenderlo, tuvieron que conocer a través de la vida, pasión y muerte y de
sus propios sufrimientos y muerte, que hay que pasar por esta última, la
muerte, para llegar a la vida.
Jesús
nos transfigura nuestra vida, El nos ayuda a descubrir la presencia de Dios
en nosotros y nos llama a ser sus testigos ante un mundo de
contradicciones.
5.
“ÉSTE ES MI HIJO MUY QUERIDO,
ESCÚCHENLO”
Tomando
Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer
tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. Muchas veces
soñamos con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir
bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios, sin embargo
siempre debemos recordar que el lugar favorito de Él no deja de ser aquí
entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia,
junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes, laicos,
y con gran privilegio donde la calidez del amor esta presente.
Cuando
aún estaba hablando, se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se
dejó oír desde la nube una voz: “éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”.
La manifestación de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad,
lo que los teólogos llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios,
y en ese momento sucede allí. Dice el Evangelio según san Mateo que al oír
esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor,
esto es porque en el Antiguo Testamento se decía que no se podía ver a Dios
y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto es lo que se acusa aquí. Con
relación a los otros Evangelios, en san marco es más sobrio el relato,
porque solo dice: Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos,
sino a Jesús solo.
6.
ESTAMOS LLAMADOS TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS CADA
VEZ MÁS POR LA ACCIÓN DEL SEÑOR
Pero
debemos comprender, que esta es nuestra gran instrucción que nos solicita
Dios, escuchar a su Hijo amado, y eso nos debe caracterizar para ser un
servidor de verdad, oír siempre a Jesús, esta actitud receptiva es para la
palabra y la total aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo
divino de sus enseñanzas y toda su obra. En esta proclamación que hace el
Padre de su Hijo, lo muestra como Dios, revelando la filiación divina de
Jesús.
Por
esos, la transfiguración consiste esencialmente en la toma de conciencia,
por parte de los tres apóstoles, de que Jesús es verdaderamente el Mesías y
además también revela que la persona de Jesús, es el Hijo muy amado del
Padre y trascendente que posee su misma gloria divina.
Estamos
llamados también a transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la
sociedad, el mundo, y nosotros en él, se transformara cada vez que
aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la
llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús, es una invitación a
transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres buenos, y salir al
mundo a hacer el bien
7.
“RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS”
Bajando
del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto, hasta que el
Hijo del hombre resucitase de entre los muertos. El Evangelio nos muestra que los
apóstoles ignoraban lo que era la resurrección, por eso dice que se
preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.
Nuestro
Señor Jesucristo, resucitó de entre los muertos y así muriendo venció a la muerte. “Si no hay
resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó
Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.” (1 Cor 15)
La
resurrección de Cristo, alienta nuestra esperanza en nuestra propia
resurrección. “Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere
más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir
al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para
Dios.” (Romanos 6)
El que resucitó, y está a la derecha de Dios e
intercede por nosotros. (cf Rom 8,34)
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
|
PARA LA LECTIO DIVINA
|
ÉL ES EL HIJO PREDILECTO QUE CUMPLIRÁ SU
DESIGNIO
La
liturgia de la Palabra de hoy propone a nuestra contemplación la luz que irradia
la persona de Jesús transfigurado: es un desgarrarse el cielo, un rayo de
luz eterna que llega al corazón para herirlo con la nostalgia del rostro de
Dios. Estamos llamados a participar no de una visión desencarnada,
falsamente mística, idílica. A través de todas las lecturas podemos seguir
un hilo de oro: el del don de sí mismo como condición de la verdadera
comunión con Dios.
El
Padre, origen de toda paternidad, revela su corazón haciéndonos revivir con
Abrahán el sacrificio y la paz de la ofrenda suprema. A cada uno de
nosotros se nos puede pedir -más bien, se nos pide ciertamente- el
sacrificio del propio Isaac. Pero la Palabra nos deja entrever que éste es
el camino para participar de la misma realidad de Dios. El mismo Dios Padre
no perdonó a su propio Hijo, el predilecto, sino que lo entregó por
nosotros. Cristo no consideró "un tesoro codiciable el ser igual a Dios"
(cf. Flp 2,6), sino que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. ¿No
renunciaremos nosotros a todo, no nos negaremos a nosotros mismos para
entrar en comunión con él?
En
la transfiguración, Jesús ofrece a los tres discípulos la visión luminosa
para mostrarles el final del oscuro túnel de la pasión, poco antes
anunciada. Ahí está la voz del Padre para confirmarlo: él es el Hijo
predilecto que cumplirá su designio; es el testimonio veraz cuando pide a
sus seguidores negarse a sí mismos y llevar la propia cruz detrás de él.
Todo
esto debería quedar claro a los discípulos y a nosotros. Pero todavía tiene
su mezcla de oscuridad: la nube de luz de la Presencia de Dios nos envuelve
siempre en la sombra, y la revelación no elimina el misterio. Sin embargo,
queda algo indeleble en el corazón: Jesús es el Hijo que el Padre ha
entregado por nosotros; el compañero que nos abre el camino, el que nos
enseña a escuchar dando los pasos de una entrega sin reservas
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ORACION
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Oh Padre, ternura infinita,
por nosotros no te has reservado a tu único Hijo: tu corazón divino conoce
el desgarro mayor, que es a la vez el purísimo gozo de amar. Concédeme,
Padre, saber corresponder a tu don con el abandono confiado a tus manos y
ofreciéndote lo mejor que tenemos. Ayúdanos a acoger humildemente esa
muerte que se nos pide cada día y que es nuestra entrega total: el
sacrificio de nosotros mismos por la vida del mundo. Plásmanos con la
sabiduría del Espíritu a imagen de tu Hijo; hombres nuevos, en él viviremos
como hijos, con él nos ofrecemos por todos los hermanos: es la única gloria
que vale la pena, es el amor que transfigura la oscuridad del tiempo
presente en luz de eternidad.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por
Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de
apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les
ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando
gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota:
Para la Liturgia
de la Palabra,
utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y
comentario de la Palabra,
utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de
Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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