Misa Diaria

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de PEDRO SERGIO ANTONIO DONOSO BRANT

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26-12-2019

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San Esteban (F) Rojo

NAVIDAD

 

San Esteban, primer mártir.

ANTÍFONA DE ENTRADA

Las puertas del cielo se abrieron a san Esteban, el primero de los mártires, por eso triunfa coronado en el cielo.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor y Dios nuestro, imitar a san Esteban, y que aprender amar también a los enemigos, ya que celebramos el martirio de aquél que supo interceder por sus propios verdugos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 6, 8-10; 7, 54-60

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días: Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo. Algunos miembros de la sinagoga llamada “de los Libertos”, como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él, pero no encontraban argumentos frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra. Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: “Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”. Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre, y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon.

Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”.

Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y al decir esto, expiró.

Palabra de Dios.

COMENTARIO: Lucas nos ofrece la narración del martirio del diácono Esteban como si se tratara de una reedición del proceso de la pasión y muerte de Jesús. En ambos se da una misma acusación: se anuncia la destrucción del Templo, similares reacciones en el auditorio, un castigo igualmente fuera de la ciudad, las mismas palabras en boca de los condenados a muerte. Así Esteban es el primer testigo de todos los que hasta el fin del mundo deben dar testimonio de Jesús (cf. Hech 1, 8).

SALMO Sal 30, 3-4. 6. 7-8. 16-17

R. Señor, yo pongo mi vida en tus manos.

Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque tú eres mi roca y mi baluarte: por tu nombre, guíame y condúceme. R.

Yo pongo mi vida en tus manos: tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. Confío en el Señor. ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría! R.

Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia. R.

ALELUYA Sal 117, 26a. 27a

Aleluya. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! El Señor es Dios, y él nos ilumina. Aleluya.

EVANGELIO Mt 10, 17-22

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Dijo Jesús a sus discípulos: Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi nombre, pero aquél que persevere hasta el fin se salvará.

Palabra del Señor.

COMENTARIO: Todos los testigos reeditan, de alguna manera, la historia de Esteban, pues anunciando la venida del Reino desbaratan las pretensiones de los poderes humanos. Cuando se opta por Cristo, se opta también por las consecuencias, y una de ellas es la incomprensión del mundo ante el mensaje.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos Señor, que aceptes los dones que te presentamos en la conmemoración del triunfo gloriosos de tu mártir san Esteban. Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Hech 7, 58-59

Apedrearon a Esteban que oraba diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te damos gracias Señor, por tu inmensa misericordia para con nosotros, porque nos salvas por el nacimiento de tu Hijo y nos alegras con la celebración del mártir san Esteban. Por Jesucristo nuestro Señor.

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“Aquél que persevere hasta el fin se salvará”

Mt. 10, 17-22

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.           EL APOSTOLADO NO ES ÍMPETU INCONTROLADO, SINO VERDAD CON PRUDENCIA

En el versículo anterior, (16), Jesús le había dicho a sus discípulos: Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: San Jerónimo pensaba que estos lobos eran los escribas y fariseos, debido a la lucha del fariseísmo contra Jesús. Pero el contexto de Mateo tiene otra perspectiva, pues también les habla de persecuciones por parte de los tribunales gentiles. Por eso se puede extender a ambos enemigos. El lobo en el Nuevo Testamento suele significar los falsos profetas (Mt 7:15; Hech 20:29), o también un peligro no fácilmente identificable (Jn 10:12).

Por ser este medio al que los envía difícil, les dice: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas, su sentido es de hábiles, astutos, prudentes; gentes hábiles para conducirse en la práctica. La simplicidad la imitarán de las palomas. Tendrán esa perfección de la paloma que es la simplicidad.

Si, en ese medio de apostolado al que los envía, los enemigos se van a portar como lobos, los apóstoles les deberán oponer la simplicidad de la verdad sin doblez, pero no la ingenuidad sin precaución, sino con la sabia conducta que dicte la prudencia. El apostolado no es ímpetu incontrolado, sino verdad con prudencia. Por eso dice; Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. No es que se condene el sufrir por él ni el martirio, que abiertamente se enseña, pero no deberán ponerse imprudentemente en manos de los lobos. Pues si el apostolado requiere dolor, también exige predicación; es esencia del apostolado (Rom 10:14-20).

2.           USTEDES SERÁN ODIADOS POR TODOS A CAUSA DE MI NOMBRE

En esta obra de apostolado tendrán un triple enemigo: los tribunales judíos, los paganos y el seno mismo de la familia. Serán perseguidos por su amor y llevados para dar testimonio de él:

Sin embargo, dice Jesús, Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Con cuyo término se expresa hasta el fin de la vida de cada uno, ante las persecuciones que surjan, ya que es una perspectiva universal. El término perseverar aquí usado, y que sólo sale aquí en el Evangelio de san Mateo, pertenece al vocabulario cristiano primitivo de martirio. Luego dice también; Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre. Los evangelios no transmiten este tipo de persecuciones ni huidas en la primera misión ni en ella hay relación especial con esa venida del Hijo del hombre. Simplemente quiere decir que no deben exponerse temerariamente a la muerte, sino, si es caritativamente posible, que huyan a otra ciudad como lugar de refugio. Este mismo sentido de prudencia tiene la expresión no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel, en su retirarse de unas ciudades a otras en orden a esto. San Agustín ha tratado este punto sobre la declinación del martirio.

3.           EL MENSAJE DE CRISTO LE PROVOCA MOLESTIA

Y les anuncia, por último, que antes que recorran las ciudades de Israel vendrá el Hijo del hombre. Esta venida no es la parusía, sino la destrucción del año 70, no es una venida física y personal de Jesús, sino moral y en sus efectos. Y en cuanto a referirse a los apóstoles, no se puede olvidar la salida de éstos antes de la destrucción de Jerusalén, a Pella, en Transjordania y que pasajes de este discurso están fuera de su contexto histórico. Se tiene presente la profecía ante las dificultades de la Iglesia de entonces.

En el contexto de hoy día, no es difícil distinguir ciertos lobos de hoy, están presentes en nuestra sociedad, son ciertos elementos de poder, o elementos de presión, se observan en la política, en la ambición del dinero, la cultura de la vanidad y la soberbia, el aborto, la muerte, el egoísmo, la xenofobia, en todos aquellos lugares, organizaciones o personas a las cuales el mensaje de Cristo le provoca molestia, precisamente porque no pueden soportar que se dé a conocer un mundo distinto, donde reine el amor, la paz, la fe, la fraternidad y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad del hombre, porque todo esto es contrario a sus intereses.

4.           SER EFICACES EN LA TAREA ENCOMENDADA

Pero no por eso, debemos dejar de ser eficaces en la tarea encomendada. Los continuadores de esa tarea encomendada a los apóstoles, somos justamente nosotros, hemos sido elegidos, debemos continuar esa obra y con las mismas recomendaciones, ya que habremos de encontrar las mismas dificultades, esas a la cuales Cristo le llama lobos.

Jesús al enviarnos como sus discípulos, nos da consejos precisos sobre lo que tenemos que hacer y decir, y nos advierte de las dificultades que sufriremos, es así como nos dice seamos prudentes y sencillos, pero además cautos para no dejarnos engañar por el mal, para que sepamos reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para que podamos distinguir a los falsos de los verdaderos profetas.

Tenemos que actuar tal como Jesús nos propone, prudentes y sencillos, la sencillez que nos pide Jesús es una condición indispensable para que nuestro trabajo de apostolado de frutos. En efecto, la sencillez es indispensable para inspirar confianza y necesario que a quienes tratamos de enseñarles los caminos del Señor, les inspiremos confianza. Pero además no olvidemos la prudencia, mostrándonos como personas que hemos construido nuestra forma de vida basada en la conciencia recta y de la moral justa, especialmente los que tienen una vida pública, porque si sus palabras y su conducta son nítidas, transparentes y claras, su labor será efectiva y exenta de contradicciones.

5.           LA PRUDENCIA NO SIGNIFICA TIBIEZA EN NUESTRA FE

Pero también tengamos fuerza en nuestra tarea y consiente que la prudencia no significa tibieza en nuestra fe, Cristo nos apoyara en las dificultades que encontraremos, él nos dará ese vigor necesario para enfrentar el odio y el desprecio que produce la predicación de Evangelio en aquellos contrarios a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.

La lectura diaria del Evangelio, compenetrase en él, la permanente oración y la ayuda de la gracia de Dios, son nuestra fuerza para ir a cumplir nuestra tarea, tendremos dificultades y oposiciones, pero debemos mantenernos perseverantes y firmes en la fe y en el amor, en la justicia, y en el camino de la santidad.

Y si somos perseguidos u odiados, tal vez menospreciados, quizás injuriados o molestados, nuestro gran consuelo es que lo hacemos por el amor a Nuestro Señor, y por él lo damos todo.

El Señor les Bendiga

   Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

DEJARSE ILUMINAR TOTALMENTE POR LA ENSEÑANZA Y EL TESTIMONIO VIVIDOS POR JESÚS

¿Cuál es el sentido cristiano del sufrimiento y de la muerte del texto bíblico que considera la liturgia de hoy? La respuesta a interrogantes tan fundamentales de la vida humana se encuentra sólo en el dejarse iluminar totalmente por la enseñanza y el testimonio vividos por Jesús. - Humanamente hablando, la muerte es el fin de todo - escribe S. Kierkegaard, - Y humanamente hablando hay esperanza sólo mientras hay vida -. Pero para el cristiano el sufrimiento y la muerte no son en modo alguno el fin de todo; son solamente pequeños acontecimientos comprendidos en el todo que es la vida eterna.

En el sentido cristiano, pues, hay infinitamente más esperanza en la muerte que hablando en un mundo meramente humano, en el que no sólo hay vida, sino una vida en plena salud y fuerza física.

La muerte de Esteban o de tantos primeros testigos de la fe cristiana no tendrá la última palabra sobre la vida de estos discípulos de Jesús, porque Cristo es el Señor de la vida y de la muerte. La resurrección de Jesús muestra la verdadera gloria, como única realidad de la verdadera vida, hacia la que se encamina todo creyente.

Esta prevé, sin embargo, que la gloria de Jesús y de cada uno de sus discípulos pasa justamente a través del Gólgota y la muerte en cruz. El sufrimiento y la muerte de Jesús y de todo discípulo suyo ofrecen un signo que habla a la fe. El plan de Dios es más grande que el pequeño y estrecho del hombre. El amor de Dios supera con mucho el interés particular de cada uno de sus hijos.

Sólo Jesús, signo del amor de Dios a los hombres es capaz de liberar al hombre de la muerte y de hacer brotar en el corazón del discípulo la fe como respuesta radical a la salvación ofrecida por Dios.

ORACIÓN (3)

 

Señor de la vida y de la muerte que, con tu enseñanza y ejemplo de coherencia y de vida, nos has enseñado a afrontar el sufrimiento e incluso la muerte, nosotros deseamos alzar la mirada, como dice la Escritura, hacia ti, que eres “el que traspasaron” (Jn 19,37). Ésta es una invitación dirigida a todos los hombres para que vean y crean a tu corazón traspasado con una mirada interior y contemplativa que los introduzca en el misterio de la salvación.

Nosotros, como el primer mártir Esteban y tras él todos los mártires y los santos, queremos hacernos partícipes de la experiencia y de la fe del primer testigo, que ha visto durante su martirio tu gloria, aquella gloria que el Padre te ha reservado por tu dócil obediencia hasta la cruz. También para nosotros esta mirada hacia el cielo debe hacerse contemplación de fe, experiencia interior, posesión permanente. Esto quiere ser también un compromiso para celebrar contigo la obra del Padre y de penetrar en la contemplación tu vida divina con un testimonio de fe y de amor.

Sabemos que el único remedio válido contra el miedo es la fe. Señor, tú has pedido a tus discípulos superar el grave momento del dolor y de la prueba, no tanto acogiéndose con la mente a tus palabras, cuanto creyéndote a tú con el corazón y con la vida entera, a ti que comunicas la palabra del Padre, la única que salva y elimina toda turbación. No hay, pues, verdadera fe en Dios sin fe en ti, porque Dios se ha revelado como tu Padre y tú nos has revelado su rostro luminoso.

SANTORAL

 

SAN ESTEBAN
Protomártir
Autor: Jesús Martí Ballester

ERAN LAS BODAS DE PLATA

Hacía veinticinco años que Cristo había muerto en la cumbre del Calvario. Día tras día, sus discípulos se iban aumentando en la Ciudad Santa, venidos unos de las sinagogas de Palestina, otros de entre los judíos de la Diáspora. Los primeros, celosos conservadores de la lengua y costumbres hebreas en toda su integridad, despreciaban a los segundos, que en su continuo ir y venir a través del Imperio habían perdido la rigidez farisaica en su concepto de la vida. Sin embargo, un amor mutuo unía a los convertidos de uno y otro bando, y, como dicen los Actos de los Apóstoles, en aquella multitud sólo había un alma y un corazón, como no había más que una bolsa común.

SE DUDA DE LA ADMINISTRACIÓN

Pero el poder de la gracia no llegó a destruir todas las prevenciones. Creían que no había una buena administración de los bienes y esto fue motivo de quejas y murmuraciones. Los Doce se dieron cuenta de ello, y resolvieron apaciguar los ánimos con un acto de desinterés. «No conviene — dijeron a los creyentes — que, abandonando la predicación, sirvamos nosotros a las mesas. Escoged, pues, entre vosotros siete hombres de probidad reconocida, llenos del Espíritu Santo y eximios por su sabiduría, para que les encomendemos este ministerio.» Inmediatamente la asamblea escogió esos siete hombres y se los presentó a los Apóstoles para que les impusiesen las manos.

LOS PRIMEROS DIÁCONOS

Eran los primeros diáconos, los ministros temporales de aquel régimen comunista que adoptaron los primeros discípulos de Jesús. Todos ellos llevaban nombres griegos, lo cual parece ser un indicio de que procedían de entre el grupo de la Dispersión. Al frente de ellos se hallaba Esteban, «hombre lleno de fe».

Ellos debían administrar los bienes de la Iglesia, distribuir las limosnas entre los pobres y administrar la Eucaristía a los fieles, y aun ayudar a los Apóstoles en la predicación. El grupo de los discípulos del Crucificado gozaba de paz y de respeto. Uno de los más grandes doctores, Gamaliel, les miraba con simpatía; varios de entre los sacerdotes y los levitas se habían agregado a él, y en cuanto a los jefes de la sinagoga, la familia de Anás, SE preocupaban más de política que de religión. Nada al exterior distinguía a la fervorosa comunidad gobernada por Pedro del resto del judaísmo. Observaba la ley mosaica, acudía al templo tres veces al día y parecía acatar las viejas tradiciones. Sus miembros eran, a los ojos del pueblo, fariseos más perfectos que los demás, verdaderos celadores del mosaísmo. Pronto, sin embargo, nació la sospecha de que los discípulos de Cristo querían separarse de la sinagoga. Se les espió, se les odió, y el odio se convirtió en una persecución sangrienta.

LA PRIMERA PERSECUCIÓN “SI A MI ME HAN PERSEGUIDO TAMBIÉN A VOSOTROS OS PERSEGUIRÁN”.

Era natural que la primera manifestación de aquella tendencia separatista viniese de los helenizantes, ajenos ya a muchas prescripciones del espíritu farisaico y deseos de vivir las enseñanzas del Maestro que hablaba del culto en espíritu y en verdad, de la destrucción del templo, del remiendo que se echa a un vestido usado, del vino nuevo en odres viejos. Esteban fue el primero en predicar este aspecto de la buena nueva, y su intervención levantó las más furiosas contradicciones. Pedro y los demás Apóstoles callaban todavía, y esta actitud hace más singular la audacia del diácono Esteban. Nada sabemos de su origen,  pero probablemente pertenecía al grupo de los helenizados, y es casi seguro que había visto a Jesús, puesto que le reconoció, antes de morir viéndole a la diestra del Padre. Su historia comienza con la elección de los diáconos. El empieza a distinguirse por su intrepidez. «Estaba lleno de fe y del Espíritu Santo.» Como los Apóstoles, «empezó a obrar grandes prodigios y maravillas en el pueblo.» Hombre impetuoso, buscaba la controversia; instruido en la cultura griega, buscaba a los doctores más ilustres de la Diáspora, y discutía en todas las sinagogas: la de los libertos de Roma, la de los alejandrinos, la de los cirenenses, la de los asiáticos y la de los de Cilicia, en la cual disputó acaso con el joven fariseo Saulo de Tarso.

BUEN ORADOR ARDOROSO

El magnánimo diácono no se contentaba con exponer su doctrina, como los Apóstoles; la defendía acaloradamente, la presentaba con toda su claridad, deshacía argumentos de los adversarios, y siempre llegaba a la misma conclusión: poniendo a Cristo por encima de Moisés, declaraba su doctrina independiente de las prescripciones levíticas, llegando a decir que el templo dejaría de ser el único lugar donde Yahvé debía ser adorado. «Los jefes de las sinagogas de extranjeros se levantaban contra él, pero nadie podía resistir a la sabiduría y al Espíritu que en él hablaban.» A falta de argumentos, tenían un buen medio de ahogar la verdad: el que habían usado unos años antes contra el Maestro. Los sucesos políticos les ofrecieron un momento propicio para ello.

Desde su isla de Caprea, un viejo «alto y encorvado, de miembros frágiles, de frente calva, de faz roída por las úlceras y cubierta de emplastos», enviaba a Roma edictos de proscripción y de muerte. A pesar de todo, tenían que agradecer la política moderada de Tiberio. Poncio Pilato acababa de ser removido de Palestina por sus crueldades con los samaritanos, y Jerusalén estaba sin procurador. En este momento llega la noticia de la muerte de Tiberio, y los sanedritas se aprovechan de todas estas circunstancias para recuperar los derechos de vida y muerte que Roma les había retirado. El fanatismo se aumenta, y los doctores, humillados por la elocuencia del diácono, creen llegado el momento de ejecutar su venganza. Como en el proceso de Jesús, se empezó a utilizar el agitpro para alborotar a la muchedumbre.

SE ARROJARON SOBRE ESTEBAN

En medio de la agitación, los helenistas se arrojaron sobre Esteban y le arrastraron a la amplia sala del Gazith, contigua al Sancta Santorum, donde el Sanedrín tenía sus sesiones. Los testigos entraron uno a uno, hicieron su juramento y formularon su acusación. Era la misma que se había presentado contra Jesús, pero ahora los testimonios estaban más conformes. «Este hombre—decían todos ellos—no cesa de hablar contra el lugar santo y la ley, porque le hemos oído decir que Jesús de Nazareth destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que Moisés nos ha dejado.»

RESPONDE AL SUMO SACERDOTE

Esteban escuchaba sereno las acusaciones. Cuando el Sumo Sacerdote le preguntó: «¿Es verdad todo esto?», no quiso responder explícitamente, porque se proponía predicar por última vez su doctrina, como lo había hecho en las sinagogas. Aún conservamos sus palabras, el discurso, recogido por los notarios del Sanedrín, y transmitido a San Lucas, probablemente por Saulo de Tarso, que fue uno de los jueces. El diácono internándose en una selva de recuerdos históricos y de digresiones que parecen no tener relación ninguna con su causa. Pero es el Oriente quien habla con su estilo, y esa manera refleja un gusto plenamente oriental. «Hermanos y padres míos, escuchad.» Así empezó Esteban. Después continuó: «El Dios de gloria apareció a nuestro Padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, y le dijo: Sal de tu país y de tu parentela y ve a la tierra que Yo te mostraré. Entonces, saliendo de la tierra de los caldeos, habitó en Canaán. Y después que murió su padre. Dios le hizo pasar a esta tierra que ahora habitáis... E hizo con él la alianza de la circuncisión, y más tarde, Abraham, habiendo engendrado a Isaac, le circuncidó al octavo día. Isaac circuncidó a Jacob; Jacob, a los doce patriarcas.»

Gran sorpresa en la concurrencia: un hombre sobre el cual pesa la pena capital, que no se defiende, ni se digna siquiera mirar a sus acusadores. Pero a pesar de esto, se le escucha, y se le escucha con complacencia. Todos miran su cara «como la cara de un ángel». Es joven y hermoso; el Espíritu obra en él, inflamando su corazón, su rostro y su mirada. Tal vez no han llegado a comprender la intención de esta primera parte del discurso: antes del pacto de la circuncisión, Dios puso sus ojos en Abraham sin mirar otra cosa que su fe. Es el pensamiento que más tarde desarrollará uno de aquellos oyentes, que ahora asaetea al diácono con miradas de odio. Habló luego de José, insinuando a los jueces que habían rechazado un Salvador más grande que el hijo de Jacob. Tampoco le comprendieron. Exalta la figura de Moisés, cuya ley se le acusaba de destruir; pero aduce textos mosaicos que hablan del final de la ley y del templo. Había tocado el fondo de la cuestión, y los sanedritas seguían escuchándole entre aburridos y desdeñosos; hasta que el reo, después de recordar los últimos tiempos de la historia de Israel, inflamado por una visión de infidelidades, matanzas y apostasías, exclamó sin poderse contener: «¡Cabezas duras, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros habéis resistido siempre al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿A qué profeta no persiguieron? Mataron a los que anunciaban la venida del Justo, a quien vosotros habéis entregado y crucificado, vosotros que habéis recibido la ley por ministerio de los ángeles y no la guardáis.»

NO QUISIERON SEGUIR ESCUCHANDO

No pudo decir más. Un salvaje clamoreo se levantó del grupo venerable de los sanedritas. Parecían una manada de lobos que aullaban en uno de esos accesos de furia que sólo el Oriente conoce. Seguro de que iba a morir, levantó los ojos al Cielo, y, en un éxtasis inefable, exclamó: «Estoy viendo los Cielos abiertos y al Hijo del Hombre en pie a la diestra de Dios.» Estas palabras les parecieron una nueva blasfemia. Gritando frenéticamente y tapándose los oídos, se arrojaron sobre Esteban y le sacaron de la ciudad para apedrearlo. Atravesaron la Puerta Dorada, y al llegar al valle del Cedrón, enfrente de Getsemaní, los testigos, «colocando sus mantos a los pies de un adolescente que se llamaba Saulo», arrojaron las primeras piedras. El protomártir, acordándose del ejemplo del Maestro, poniéndose de rodillas, clamó en voz alta: «Señor, no les imputes esto a pecado.» Luego volvió a caer y se durmió en el Señor.    

Jesús Martí Ballester

Fuente: Breviario

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

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