MISA DIARIA DE CAMINANDO
CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
|
Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
25 años en
Internet
La edición
de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral, enviada por
correo por sistema de grupos, es las más antigua de Internet, comenzó en el
año 1998 y hoy llega a más de 23.880 suscriptores. Si desea suscribirse o
comunicar algo, escriba al correo electrónico: caminandoconjesus@vtr.net
|
Este subsidio está publicado todos los días en el WEB www.caminando-con-jesus.org
en este ENLACE: MISA DIARIA
Cantidad de visitas acumuladas desde el año 2003
al ENLACE Misa Diaria:
|
WEB:
www.caminando-con-jesus.org www.caminando-con-maria.org
www.santateresadelosandes.cl
|
Suscriptores: 23.880
|
26-3-2023
|
Edición Nº 9.555
|
LITURGIA DE LAS HORA
|
|
En este link, están disponible recursos para la CUARESMA
|
DOMINGO
V DE CUARESMA
1.
Ver la gloria de Dios
1.1 Señor,
si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto
Idénticas palabras repiten las dos hermanas, cada
una por su cuenta. Palabras que son expresión de fe en Jesús, pero una fe
muy limitada, muy condicionada, muy a la medida humana. Creen que Jesús
puede curar un enfermo, pero no creen que puede resucitar un muerto. ¿No es
así también nuestra fe? Creemos “hasta cierto punto”. Y esta poca fe se
manifiesta en expresiones de este tipo: “si las circunstancias fueran
favorables”, “si el ambiente fuera mejor”, “si hubiese aprovechado aquella
oportunidad”. Ponemos condiciones al poder del Señor. Y sin embargo su poder
es incondicionado. “Para Dios nada hay imposible” (Lc 1,37).
1.2 Si crees verás la gloria de Dios.
Frente a esta fe tan recortada, el evangelio de
hoy nos impulsa a una fe “a la medida de Dios”. Él quiere manifestar su
grandeza divina, su poder infinito, su gloria. Deliberadamente, Jesús tarda
en acudir a la llamada de Marta y María. Permite que Lázaro muera para resucitarle
y manifestar de manera más potente su gloria: “Esta enfermedad... es para
la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. No
hay situación que no tenga remedio. Más aún, cuanto más difícil, más
facilita que Cristo “se luzca”.
1.3 Yo soy la resurrección y la vida
No sólo da la resurrección, sino que Él mismo es
la resurrección. Incluso si permite el mal es para que más se manifieste lo
que Él es y lo que es capaz de realizar: “Lázaro ha muerto, y me alegro por
ustedes... para que crean”. Esta cuaresma tiene que significar para
nosotros y para mucha gente una auténtica resurrección a una vida nueva.
Cristo es la resurrección, y lo típico de su acción es hacer surgir la vida
donde sólo había muerte. Cristo puede y quiere resucitar al que está muerto
por el pecado o por la carencia de fe. Lo suyo es hacer cosas grandes,
maravillas divinas. Y nosotros no podemos conformarnos con menos. No
tenemos derecho a dar a nadie por perdido.
Para ver la Reflexión completa de las Lecturas
de la Liturgia de este domingo (Primera Lectura, Segunda Lectura, Evangelio
y el Salmo) pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
|
ANTÍFONA
DE ENTRADA Sal 42, 1-2
Hazme
justicia, Señor, y defiende mi causa contra gente sin piedad; del hombre
falso y perverso líbrame, Señor; porque tú eres mi Dios, mi fortaleza.
ACTO PENITENCIAL
·
Tú eres “agua viva” que sacias
la sed de los extraviados. Señor, ten piedad.
·
Tú eres “luz del mundo” que
iluminas a los que viven en las tinieblas del pecado. Cristo ten piedad.
·
Tú eres “resurrección y vida”
para todos los que creen en ti. Señor ten piedad.
No se
dice Gloria.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
y Dios nuestro, te rogamos que tu gracia nos conceda participar
generosamente de aquel amor que llevó a tu Hijo a entregarse a la muerte
por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina
contigo en la unidad del espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos.
PRIMERA
LECTURA Ez 37, 12-14
Solo
el poder de Dios puede liberar de la muerte. Sobre los signos de
desesperanza y muerte se levanta poderosa la Palabra de Dios: ¡Yo los haré
salir de sus tumbas, yo lo digo y lo hago!
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así
habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de
ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel. Y cuando abra
sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy
el Señor. Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de
nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo
haré.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 129, 1-5. 6-8
R. En el Señor se encuentra la misericordia.
Desde
lo más profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos
atentos al clamor de mi plegaria. R.
Si
tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se
encuentra el perdón, para que seas temido. R.
Mi
alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Como el centinela
espera la aurora, espere Israel al Señor. R.
Porque
en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él
redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
SEGUNDA
LECTURA Rom 8, 8-11
San
Pablo continúa con el anuncio que Dios había hecho por medio del profeta:
¡Infundiré en ustedes mi espíritu y vivirán!. San Pablo dice que el
Espíritu habita en nosotros, y por lo tanto, realiza en nosotros lo mismo
que realizó en Cristo: darnos vida. Esta vida está por encima de toda forma
de pecado y muerte.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Roma.
Hermanos:
Los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios. Pero
ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el
Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo
no puede ser de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo
esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de
la justicia. Y si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús habita en
ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos
mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.
Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN
Jn 11, 25. 26
“Yo
soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí no morirá jamás”, dice el
Señor.
EVANGELIO
Jn 11, 1-45
La
palabra de vida anunciada por el profeta se realiza plenamente en Jesús. La
vuelta de Lázaro a la vida es un signo de la resurrección definitiva, de la
Vida que sólo Dios puede dar. Para que esa vida se manifieste es necesaria
la presencia y la palabra de Jesús. Jesús actúa con eficacia allí donde la
muerte quiere hacerse sentir con su carga de desaliento y desesperanza.
Frente a los signos de muerte que nos rodean, en medio de tantos hermanos
que viven como en una tumba, invoquemos con la fe de Marta y María, la
presencia de Jesús para que haya vida.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan.
Había
un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana
Marta. María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los
pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo. Las
hermanas enviaron a decir a Jesús: “Señor, el que tú amas, está enfermo”.
Al oír esto, Jesús dijo: “Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de
Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Jesús quería
mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando oyó que éste se
encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después
dijo a sus discípulos: “Volvamos a Judea”. Los discípulos le dijeron:
-Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver
allá?”. Jesús les respondió: “¿Acaso no son doce las horas del día? El que
camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el
que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él”. Después agregó:
“Nuestro amigo Lázaro duerme, pero Yo voy a despertarlo”. Sus discípulos le
dijeron: “Señor, si duerme, se sanará”. Ellos pensaban que hablaba del
sueño, pero Jesús se refería a la muerte. Entonces les dijo abiertamente:
“Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin
de que crean. Vayamos a verlo”. Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros
discípulos: “Vayamos también nosotros a morir con él”. Cuando Jesús llegó,
se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días.
Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos
habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al
enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María
permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aún ahora, Dios te concederá
todo lo que le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta le
respondió: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le
dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera,
vivirá; y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”.
Ella le respondió: “Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios,
el que debía venir al mundo”. Después fue a llamar a María, su hermana, y
le dijo en voz baja: “El Maestro está aquí y te llama”-. Al oír esto, ella
se levantó rápidamente y fue a su encuentro. Jesús no había llegado todavía
al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había
encontrado. Los judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver
que ésta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al
sepulcro para llorar allí. María llegó adonde estaba Jesús y, al verlo, se
postró a sus pies y le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no
habría muerto”. Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que
la acompañaban, conmovido y turbado, preguntó: “¿Dónde lo pusieron?». Le
respondieron: “Ven, Señor, y lo verás”. Y Jesús lloró. Los judíos dijeron:
“¡Cómo lo amaba!”. Pero algunos decían: “Éste que abrió los ojos del ciego
de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?”. Jesús, conmoviéndose
nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y
dijo: -Quiten la piedra”. Marta, la hermana del difunto, le respondió:
“Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto”. Jesús le dijo:
“¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”. Entonces quitaron
la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: “Padre, te doy
gracias porque me oíste. Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por
esta gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado”. Después de
decir esto, gritó con voz fuerte: -¡Lázaro, ven afuera!”. El muerto salió
con los pies y las manos atadas con vendas, y el rostro envuelto en un
sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo para que pueda caminar”. Al ver lo que
hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en
Él.
Palabra del Señor.
Se
dice el Credo
ORACIÓN
DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Señor de la vida,
danos nueva vida.
·
Por la Iglesia: para que siga
defendiendo incansablemente la vida en esta cultura de muerte. Oremos.
·
Por los que tienen el poder de
legislar: para que lo hagan a favor de una vida auténticamente humana.
Oremos.
·
Por los hombres de ciencia, los
médicos, las enfermeras y todos los que trabajan en el cuidado de la vida:
para que experimenten la alegría de su misión. Oremos.
·
Por quienes, con viles
negocios, atentan contra la vida material y moral del prójimo: para que se
arrepientan y encuentren nueva vida en Jesús. Oremos.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Escúchanos,
Dios todopoderoso, y por este sacrificio purifica a estos hijos tuyos que
has iniciado en la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
DE CUARESMA
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Jn 11, 26
Dice
el Señor: “Todo el que vive y cree en mí no morirá jamás”.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios
todopoderoso, concédenos que podamos contarnos siempre entre los miembros
de cristo, cuyo cuerpo y Sangre hemos recibido. Que vive y reina por los
siglos de los siglos.
|
REFLEXIÓN
BÍBLICA
|
“El
que cree en Mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en Mí, no
morirá jamás”
Jn
11, 1-45
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
SEÑOR, EL QUE TÚ AMAS, ESTÁ ENFERMO
San Juan, presenta a Lázaro por referencia a sus
hermanas, sobre todo por la huella que dejó en la primitiva catequesis la
“unción” hecha por su hermana María. El nombre de Lázaro (Dios socorrió),
era nombre frecuente. Este relato, tiene habría sucedido en Betania. Se
conoce que etimológicamente podría tener, entre otros significados, el de
“casa del dolor” y “casa de ruego.”
La enfermedad de Lázaro era mortal. Sus hermanas
envían un mensajero a Jesús, que distinguía con gran afecto a esta familia,
para decirle que estaba enfermo. La noticia no era sólo informativa; en
ello — “el que tú amas está enfermo” — iba la súplica discreta por
su curación. ¿Acaso hay también un recuerdo simbólico de todo cristiano, al
estilo del discípulo “al que Jesús amaba”?. Puede ser un reflejo de Juan,
que siempre recuerda lo mucho que Jesús ama a los hombres, en especial a
sus amigos.
2.
ESTA ENFERMEDAD NO ES MORTAL; ES PARA GLORIA DE
DIOS
Jesús, estaba en Betania por el lado de
Transjordania, donde Juan Bautista lo había bautizado; “Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba
Juan bautizando.” (Jn 1:28). Al oír este mensaje, Jesús anunció que
aquella enfermedad no era de muerte, sino para que la “gloria” de Dios se
manifestase con ella. Y se quedó aún allí “dos días” más. Como en Cana,
parece que rechaza el ruego. El evangelista quiere destacar bien la
presencia de Cristo. El tema del Evangelista Juan de la “gloria” de Dios se
destaca también en este relato.
Pero a los dos días dio a los apóstoles la orden
de partida para visitar a Lázaro. “Volvamos a Judea”. Mas volver
a Judea, de donde había salido hacía poco a causa de las persecuciones de
los judíos, era peligroso: “Querían
de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos”. (Jn 10:39) Es lo
que le recuerdan ahora los discípulos. Más El, que tantas veces esquivó
peligros de" muerte, porque aún no era “su hora,” está bien consciente
que ésta ya llegó o está a punto de llegar.
3.
EL QUE CAMINA DE DÍA NO TROPIEZA, PORQUE VE LA
LUZ DE ESTE MUNDO
Y se lo ilustra con una pequeña parábola. Se cita
el día con la división en doce horas según el uso grecorromano. Mientras es
de día se puede caminar sin tropezar; el peligro está en la noche. Aún es
para él de día, aunque se acerca la noche de su pasión. Por tanto, nadie
podrá aún hacerle nada. La parábola es también una especie de alegoría. Si
se camina mientras hay luz, El es la luz, al que no podrán vencer las
tinieblas: “y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
vencieron.” (Jn 1:5).
Y a distancia de días y kilómetros les anuncia la
muerte de Lázaro. “Nuestro amigo Lázaro duerme, pero Yo
voy a despertarlo”. Primero, en forma indirecta (eufemística):
Lázaro duerme, y El va a despertarle. Los rabinos señalan el sueño en los
enfermos como uno de los diez síntomas que juzgaban favorables a la
curación. Los discípulos lo interpretan ingenuamente del sueño natural. Por
eso no hacía falta ir a curarlo. Probablemente esta observación de los
discípulos estaba condicionada algún tanto por el terror de volver a Judea
a causa de la persecución que estaba latente contra ellos. A esto responden
las palabras del impetuoso Tomás, al decir: “Vayamos también nosotros a
morir con él”.
4.
Y JESUS LES ANUNCIÓ ALLÍ ABIERTAMENTE QUE LÁZARO
HABÍA MUERTO.
Cuando Jesús llegó a Betania, hacía ya “cuatro
días que Lázaro había muerto.” El entierro se solía hacer el mismo
día de la muerte. Pero no sería necesario suponer cuatro días completos de
su muerte, pues los rabinos computaban por un día entero el día comenzado.
El evangelista quiere destacar bien la presciencia de Jesús y la conciencia
de su poder vitalizador. La Luz y Vida del mundo van a Betania.
Al acercarse Jesús a Betania, Marta sale a su
encuentro, mientras que María se quedó en casa, “sentada,” entre el círculo
de gentes que le testimoniaban el pésame. Las visitas de duelo eran una de
las obras de caridad muy estimadas por los judíos. El luto duraba siete
días. Según el uso rabínico, los tres primeros días estaban dedicados al
llanto, y los otros al luto. También se ayunaba. En la época rabínica, el
ritual consistía, al volver del enterramiento, en sentarse en el suelo con
los pies descalzos y velada la cabeza. Los siete primeros días estaban
especialmente dedicados a las visitas.
5.
LA FE DE MARTA APARECE IMPERFECTA.
Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado
aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aún ahora, Dios te
concederá todo lo que le pidas”. Ella creía en el poder de la
oración de Jesús, tanto que, si él hubiese estado presente, Lázaro, por su
oración, no hubiese muerto. Es la misma fe que refleja María cuando es
llamada por Marta: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría
muerto”. Era, sin duda, eco de las
frecuentes conversaciones y sentimientos de las hermanas aquellos días. Los
evangelios sinópticos presentan casos de fe superiores al de Marta y María
sin tener la intimidad de esta familia con Cristo, como la fe del centurión
(Mt 8:5ss). En todo caso, no reconocen la presencia de Cristo a distancia.
Y aunque Marta dice a Jesús que cuanto pida a
Dios se lo concederá, no cree en la resurrección de su hermano. Prueba es
que, cuando Cristo se lo afirma, ella piensa, con desconsuelo, en la
resurrección final, conforme a la creencia ortodoxa de Israel. La fe en la
resurrección de los muertos era creencia universal en la ortodoxia de
Israel. Pero no sabían que el Mesías fuese el agente de esta resurrección.
6.
EL QUE CREE EN MÍ, AUNQUE MUERA, VIVIRÁ; Y TODO
EL QUE VIVE Y CREE EN MÍ, NO MORIRÁ JAMÁS.
Pero el pensamiento, progresivamente desarrollado,
llega a una enseñanza de gran novedad y riqueza teológica. Juan la
transmite así: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera,
vivirá; y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás.”
Jesús, que se presentó como el Mesías, es el
agente de la resurrección de los muertos.”: Porque, como el Padre tiene
vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo,
(Jn 5:26). El es la resurrección, porque el Padre le dio el “tener vida en
sí mismo” y por eso El causa la resurrección de los muertos, tanto del
alma: “En verdad, en verdad os digo:
llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del
Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán”. (Jn 5:25) como del cuerpo: “No os extrañéis de esto: llega la hora
en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz” (Jn 5:28).
Tal como está redactada aquí esta expresión: que
el que cree en Cristo, “aunque muera, vivirá”; lo mismo que este creyente
“no morirá jamás,” valoradas ante el contexto de la muerte física de
Lázaro, no harían pensar más que en la resurrección física.
Sin embargo, en el pensamiento de este evangelio,
el contenido es, sin duda, mayor. Esa resurrección de Lázaro, causada por
ser Cristo “la resurrección,” si va a ser física, esta misma resurrección
está vinculada a la fe en Cristo, que da “vida” sobrenatural, la cual trae
anexa la resurrección, aquí milagrosamente anticipada. Y Lázaro creía en
Cristo.
7.
LAS LÁGRIMAS DE CRISTO
En un momento determinado, Jesús hace llamar a
María. La salida de ésta hizo pensar a las gentes del duelo en una fuerte
emoción que la llevase a llorar al sepulcro. Y salieron con ella. Y Jesús,
al verla llorar a ella y a ellos, sin duda de emoción sincera, puesto que,
según ritual judío, sólo los tres primeros días estaban dedicados a las
lágrimas, y se estaba ya en el cuarto, también Jesús lloró. Y ante esta
emoción traducida en lágrimas, los judíos presentes decían: “¡Cómo
le amaba!”
Esta emoción y lágrimas de Jesús no son más que
la emoción honda, legítima y bondadosa de Jesús ante la muerte de Lázaro,
su amigo, a quien Jesús “amaba”. En
esas lágrimas de Jesús quedaron santificadas todas las lágrimas que nacen
del amor y del dolor cristiano.
Ante estas lágrimas del Señor, algunos de los
judíos presentes, de los que estaban en la condolencia con María,
reconociendo en Jesús un ser excepcional, pensaron si El, que había abierto
los ojos al ciego de nacimiento en la piscina de Bethesda, no habría podido
haber curado a Lázaro antes de que le llegase la muerte. No se imaginan que
tenga el poder de la resurrección. Parecería que en el fondo de la
observación hubiese un reproche por la tardanza de Jesús en llegar.
8.
JESUS, A PETICIÓN PROPIA, VA A LA TUMBA DE
LÁZARO.
Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al
sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo: “Quiten
la piedra”. El evangelista la describe diciendo que era una
“cueva” que tenía, para cerrarla,
una piedra “sobrepuesta” o “encima de ella”. Esto hace ver que el tipo de
sepulcro no era de los excavados en el fondo horizontal de la roca y
cerrada su abertura de entrada por la piedra giratoria (golel), sino que
estaba, conforme al otro tipo de tumbas judías, excavada en el suelo, y a
cuyo fondo se bajaba por una pequeña escalera desde la abertura hecha en la
superficie del suelo y cerrada por una gran piedra superpuesta.
Llegado a la presencia del sepulcro, Jesús
experimentó nuevamente fuerte emoción. Y dio orden: “Quiten la piedra”.
Un grupo de personas va a cumplir la orden. Pero nadie piensa en la
resurrección. Lo acusa bien la intervención de Marta, al decirle que ya va
a dar el hedor de la descomposición de un cadáver al cuarto día. Según el
Talmud de Jerusalén, el alma permanecía tres días sobre el cadáver, y lo
abandonaba al cuarto, en que comenzaba la descomposición. El
embalsamamiento judío no lograba, como el egipcio, la incorrupción por
momificación; sólo derramaba superficialmente aromas sobre el cadáver, por
respeto, y para evitar algo el hedor de la putrefacción.
9.
“¿NO TE HE DICHO QUE SI CREES, VERÁS LA GLORIA DE
DIOS?”.
Marta piensa que Jesús, llevado del afecto a
Lázaro, quiere ver el cadáver, lo que era presenciar el tremendo
espectáculo de la descomposición. Es un detalle histórico con que el
evangelista, conforme a un procedimiento que usa en otras ocasiones, quiere
destacar el milagro que va a tener lugar: “Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.”(Jn
6:7).
Pero Jesús, consciente de su obra, le recuerda
que crea en El, “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”,
pues esta fe le hará ver la “gloria de Dios,” que aquí es el poder divino
que El tiene: “Muchos de los judíos
que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en
él.” (Jn 11:41).
10.
PADRE, TE DOY GRACIAS PORQUE ME OÍSTE.
Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando
los ojos al cielo, dijo: “Padre, te doy gracias porque me oíste.
Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea,
para que crean que Tú me has enviado”. La piedra se retiró, y, ante
la negrura del sepulcro abierto, Jesús oró al Padre “elevando los ojos al cielo,”
como en momentos solemnes hacía (Jn 17:1), prorrumpiendo en acción de
gracias, tan frecuente en El, y precisamente en voz alta, por uso judío y
para instrucción de los presentes.
Era la oración con que pedía y agradecía su
humanidad la obra de la divinidad que iba a realizar, con un gran valor
apologético para los oyentes. Por ella verían que era obra que Dios le daba
a realizar: “el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.”(Jn
14:10), y esto les haría ver que El es el Enviado.
11.
¡LÁZARO, VEN AFUERA!”.
Terminada la oración, dio su orden a la muerte “con
voz muy fuerte,” reclamada por la solemnidad del momento, y también
por conveniencia psicológica humana de los presentes: para que su voz
entrara sensiblemente en la profundidad de aquella cueva-tumba y llevase al
muerto, con su orden, la vida.
La aparición de Lázaro en el umbral del sepulcro
debió de ser escalofriante, pues “El muerto salió con los pies y las manos
atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.”
Ante Lázaro así presente, Jesús da la orden de desatarle,
para que pueda caminar otra vez por la tierra. Esta orden de Jesús hace ver
que el milagro fue doble: primero, resucitar a un muerto, y luego, hacer
que éste, resucitado, inmovilizado para moverse, fuese llevado por una
fuerza sobrenatural para aparecer así en el umbral del sepulcro.
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos,
los que vinieron al duelo de la familia,
que habían ido a casa de María creyeron en Él cuando presenciaron el
milagro de la resurrección de Lázaro. Creyeron en él: en su misión, en que
había sido “enviado” por el Padre, y que era el objeto de la oración de
Cristo al Padre antes de resucitar a Lázaro.
El Señor nos Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
V Domingo de Cuaresma
|
PARA LA LECTIO DIVINA
|
LA RESURRECION DE
LAZARO
Se da una conexión progresiva en los grandes textos de Juan leídos a
lo largo de estos últimos domingos de cuaresma. Después de haber hablado
del don de Dios (el agua viva), Jesús, verdadera Luz, ha abierto los ojos
al ciego de nacimiento. Estas acciones simbólicas anunciaban el bautismo,
es decir, el renacimiento por el agua y el Espíritu. Hoy, otra acción simbólica
nos habla de las consecuencias del bautismo: la vida nueva e imperecedera.
Entre las múltiples consideraciones posibles, nos detenemos en el
llanto de Jesús junto a la tumba de su amigo Lázaro. Si sabía que iba a
devolverle la vida, ¿por qué llora? Sus lágrimas, tan reales, tienen
también un valor simbólico. Se trata de todas las miserias humana -cuyo
culmen es la muerte corporal-, que producen en Jesús esas lágrimas de
compasión. Todo el misterio de la redención es un misterio de compasión y
de amor.
La resurrección de Lázaro provocará directamente la condena a muerte
de Jesús, que libra a los demás de la muerte a precio de su propia muerte.
Los judíos dirán: "¡Ha resucitado a Lázaro, que se salve a sí
mismo!". Pero si Jesús se salvara a sí mismo, no podría salvarnos. El
amor es don. En Jesús vence el amor precisamente al no salvarse a sí mismo,
sino muriendo por nosotros. Pues el amor, para vencer, debe saber perder:
ésta es la ley fundamental del cristiano. No podemos obtener ningún bien
para los demás sin perder nosotros mismos por amor.
|
ORACION
|
Señor Jesús, eres nuestro amigo. Sabemos que nos
amas muchísimo y que con frecuencia haces con nosotros lo mismo que con tus
amigos de Betania. Cuántas veces y en cuántas circunstancias te llamamos, y
tú no acudes enseguida. Tus demoras nos dejan preocupados. Tus retrasos nos
hacen morir.
Pero tú sabes por qué. Tú sabes lo que favorece a
tus amigos. Tú sabes lo que más conviene a los que amas. Todo lo dispones
para hacer que creamos, para llevarnos a una fe más madura y a una
esperanza más firme. Mejor es tu llanto por nosotros que nuestro vivir
tranquilo. Mejor es morir para resucitar escuchando tu grito que nos llama.
Señor Jesús, cuando por nuestra miseria estemos muertos, desintegrados, no
permitas que dejemos de creer que tú lo puedes todo, porque lo quieres por
la fuerza de tu amor y tu obediencia al Padre.
El Padre siempre te escucha porque se complace en
ti. Tú, que eres la vida y compartes nuestro morir cotidiano, tú nos harás
salir del sepulcro, de todos los sepulcros en los que caemos por la
debilidad de nuestra fe.
|
FUENTES DE LA PAGINA
|
La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
|
Suscríbete a Misa Diaria
en http://www.egrupos.net/grupo/misadiaria/alta
http://www.egrupos.net/grupo/caminando-con-jesus/alta
Escribe a caminandoconjesus@vtr.net
http://www.egrupos.net/grupo/caminando-con-jesus
http://www.egrupos.net/grupo/misadiaria
http://www.egrupos.net/grupo/montecarmelo
|
www.caminando-con-jesus.org www.caminando-con-maria.org
caminandoconjesus@vtr.net
|
|