“El que Dios envió dice las palabras de Dios,
porque Dios le da el Espíritu sin medida”
Jn 3, 31-36
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
“Trataba
(hablaba) mucho de Dios, de manera que edificaba” (Santa Teresa de
Jesús, Vida 6,2)
1.
EL QUE VIENE DE LO
ALTO ESTÁ POR ENCIMA DE TODOS
Dice san Juan en el Evangelio; El que viene de
lo alto está por encima de todos. Sólo puede hablar con verdadero
conocimiento de lo que es el cielo y las cosas divinas el que viene del
cielo, El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra,
porque el que procede de la tierra es terreno, por eso habla de la tierra.
Pareciera que san Juan, quisiera dejar en claro, cual es la situación de
Jesús respecto por ejemplo a Juan Bautista, porque aunque este último, está
cumpliendo con una misión encargada por Dios, de algún modo quiere destacar
la diferencia con respecto a él de Jesús, por eso el que viene de arriba,
es decir del cielo, esta sobre todo.
2.
EL QUE DIOS ENVIÓ DICE
LAS PALABRAS DE DIOS
También san Juan nos dice que: El que Dios envió
dice las palabras de Dios. Jesús dijo en una ocasión, de la abundancia del
corazón, habla la boca. Si se tiene a Dios en el corazón, se hablará de
Dios, es decir si uno se preocupa de las cosas del Señor, hablará de las
cosas del Señor, pero en cambio el que es terreno, es decir de la tierra,
habla de la tierra.
Nos debe hacer pensar esta expresión “El que
Dios envió dice las palabras de Dios.” Si nos sintiéramos discípulos de
Jesús, nuestro espíritu y así lo manifestaría nuestros labios, demostrarían
que nuestra boca está llena de palabras del Señor y para que esto suceda,
nuestro corazón debe también estar lleno del Señor.
3.
EL QUE RECIBE SU
TESTIMONIO CERTIFICA QUE DIOS ES VERAZ
Jesús nos dice que da testimonio de lo que ha
visto, manifestando que nada de lo que se decía de Él era falso, sino todo
verdadero. Como diciendo: yo necesito oír lo que Él dice, porque ha venido
de lo alto, anunciando las cosas que había visto y oído, esto es, lo que
únicamente El conoce de una manera terminante. San Juan dice: Él da
testimonio de lo que ha visto y oído, como explicando para que no fueran
consideradas falsas las cosas que Jesucristo dijese, porque habían de ser
pocos los que creerían. Por esto añade: pero nadie recibe su testimonio,
esto es, pocos; pues tenía discípulos que recibían su testimonio respecto
de lo que les decía. Más en esto se refería a los discípulos, que aún no
creían en El. Y asimismo manifiesta la insensibilidad de los judíos, como
se había dicho en el principio del Evangelio: Vino a los suyos, y los suyos
no le recibieron, porque especialmente los judíos eran los que le
pertenecían.
Esto es, lo que demostró y añade: El que recibe
su testimonio certifica que Dios es veraz, manifestando que no es de otra
manera, ¿puede alguno dejar de creer en El?, sino llamando mentiroso a Dios
que le envió, porque Jesús no habla cosa alguna que no corresponda al
Padre.
4.
EL QUE DIOS ENVIÓ DICE
LAS PALABRAS DE DIOS
Y esto es lo que añade: El que Dios envió dice
las palabras de Dios. ¿Por qué se dice que Dios es veraz sino porque el
hombre es mentiroso y Dios es veraz? Porque ninguno de los hombres puede
decir qué es la verdad si no es iluminado por Aquél que no puede mentir.
Luego, si Dios es veraz, Jesucristo es Dios.
Es bueno, que nos preguntemos si le tenemos
aprecio a la palabra de Dios, es bueno que reflexionemos si la palabra de
Dios nos cansa, también es necesario que pensemos si estamos preparados
para transmitir la palabra de Dios, no el sentido que sepamos cómo decir
las cosas, sino que en deseo de que nos gusta hablar por las cosas de Dios.
El resultado de esta reflexión debe ser si
estamos descuidando en las conversaciones hablar de Dios, y si no hacemos
nada constructivo para evangelizar, si así es, no estamos certificando que
Dios es veraz, lo estamos descuidando y nuestra religiosidad está vacía.
5.
PORQUE DIOS LE DA EL
ESPÍRITU SIN MEDIDA
Luego Añade el Evangelio; porque Dios le da el
Espíritu sin medida. Así, El promete enviarles el Espíritu, que les haría
comprender con plenitud sus enseñanzas y, ya resucitado, les confirió el
Espíritu Santo para perdonar los pecados (Juan 20:22).
San Juan nos relata dos capítulos antes (Jn
1:29-34) el segundo testimonio del Bautista sobre Jesús. Y en él proclama,
como garantía de ser Jesús el Mesías, que vio descender el Espíritu y
posarse sobre El. Y así supo que Jesús es el que bautiza en Espíritu Santo
Así, por tener Jesús, dado por el Padre, el Espíritu sin medida, es por lo
que dice el evangelista también en el prólogo, que de su plenitud recibimos
todos gracia sobre gracia (Juan 1:16).
Y hasta parecería que, en el contexto, la razón
que se da para enseñar que aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras
de Dios, es que el Padre no le dio el Espíritu con medida. Teniendo el Hijo
la plenitud del Espíritu, tiene el que lo recibe la suprema garantía de la
verdad, y, por su parte, el que recibe su testimonio pone su sello,
atestiguando que Dios es veraz, es decir, que Dios revela y habla
verdaderamente por Jesús.
El que tiene el mensaje de Jesús por verdadero,
tiene a Dios por veraz, ya que Jesús, enviado, no hace otra cosa que hablar
las palabras de Dios. Ningún comentario mejor a estas palabras de san Juan que
las que él mismo dice en su primera epístola: “El que no cree en Dios le
hace embustero, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su
Hijo” (1 Juan 5.10).
6.
ÉL DA TESTIMONIO DE LO
QUE HA VISTO Y OÍDO
Otra reflexión importante, es detenerse en la
expresión; “Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe
su testimonio”. Es esta última frase algo triste, pero nadie recibe su
testimonio. Porque los hombres, en lugar de aceptar este testimonio del
Hijo y de rendir a Dios este homenaje de su creencia, sellando la verdad
del Padre en la revelación del Hijo, no obraron así y rechazaron a Jesús,
el mismo que dio su vida para que nos salváramos.
Le cantamos a Jesús la frase del salmo 119, “Tu
palabra es una lámpara para mis pasos y una luz en mi camino. Yo aparto mis
pies del mal camino, para cumplir tu palabra” (v.101)
Cristo
Resucitado, viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant