MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

image001

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

26 años en Internet, desde 1998

Correo electrónico: caminandoconjesus@vtr.net    

Está permitido el renvío, la copia de las reflexiones y la publicación de esta página, solo ruego indicar el autor y las fuentes de origen para evitar confusiones.

Este subsidio está publicado todos los días en el WEB www.caminando-con-jesus.org en este ENLACE: MISA DIARA

Cantidad de visitas acumuladas desde el año 2003 al ENLACE Misa Diaria:   Contador Gratis 

Páginas WEB:          www.caminando-con-jesus.org       www.caminando-con-maria.org         www.santateresadelosandes.cl

28-04-2024

Edición Nº 9.592

LITURGIA DE   LAS HORAS

facebook

DOMINGO, V SEMANA DE PASCUA

Permaneced en Mí

Jn 15,1-8

bpa5 “Permaneced en mí”.

Este mandamiento de algún modo resume toda la vida y actividad del cristiano. Por el Bautismo hemos sido injertados en Cristo (Rom 6,5). Como la vida del sarmiento depende de su unión a la vid, la vida del cristiano depende de su unión a Cristo. Nuestra relación con Cristo no es a distancia. Vivimos en Él. Y Él vive en nosotros. Por eso Él mismo insiste: “Permaneced en mí”. Esta unión continua con Cristo es la clave del crecimiento del cristiano y del fruto que pueda dar. Toda la vida viene de la vid y nada más que de la vid.

“Sin mí no podéis hacer nada.”

El que comprende de verdad estas palabras cambia por completo su modo de plantear las cosas. Cada acción realizada al margen de Cristo, cada momento vivido fuera de Él, cada palabra no inspirada por Él... están condenados a la esterilidad más absoluta. No sólo se pierde el cuándo se hacen cosas que no viniendo de Cristo no dan ningún fruto. Deberíamos tener horror a no dar fruto, a malgastar nuestra vida, a perder el tiempo.

“... Lo poda para que dé más fruto”.

Dios desea que demos fruto, y fruto abundante –Jn 15,16–. Para ello es necesario “permanecer en Cristo” mediante la fe viva, la caridad ardiente, la esperanza invencible, mediante los sacramentos y la oración continua, mediante la atención a Cristo y la docilidad a sus impulsos... Pero hay más. Como Dios nos ama y desea que demos mucho fruto, nos poda. Gracias a esta poda cae mucho ramaje inútil que estorba para dar fruto. El sufrimiento, las humillaciones, el fracaso, las dificultades, los desengaños... son muchas veces los instrumentos de que Dios se sirve para podarnos. Gracias a esta poda caen muchas apariencias, nos enraizamos más en Cristo y podemos dar más fruto. (P. Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas Sobre el Año Litúrgico)

Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS

 

I.-RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 48, 20

Con gritos de alegría anuncien y proclámenlo hasta los confines de la tierra: El Señor ha liberado a su pueblo. Aleluya.

ACTO PENITENCIAL

·  Porque nuestra vida sin ti es estéril, Señor, ten piedad.

·  Porque queremos amar con obras y de verdad. Cristo, ten piedad.

·  Porque unidos a ti, daremos fruto. Señor, ten piedad.

SE DICE GLORIA A DIOS

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando con intenso fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, de manera que prolonguemos en nuestra vida el misterio de fe que recordamos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos

II.- LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El libro de los Hechos nos cuenta las dificultades de san Pablo, y cómo la Iglesia se iba consolidando.

Lectura de los Hechos de los apóstoles. Hech 9, 26-31

En aquellos días: Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo. Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús. Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor. Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte.

Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso. La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Al principio miran al recién llegado con recelo, ya que había sido un perseguidor de cristianos. Esta actitud se repetirá con frecuencia en las comunidades cristianas, hasta volver a la postura judaizante: cerrarse y desconfiar sistemáticamente ante los “neo-cristianos”. Sin minimizar esta primera visita de Pablo a los apóstoles, Lucas tiende a ligar la acción misionera de éste a la comunidad-madre. A sus ojos, el movimiento apostólico es único y ha comenzado en Jerusalén hasta los confines de la tierra (cf. Hech 1, 8).

SALMO Sal 21, 26-28. 30-32

Ante esta realidad, el salmo expresa confianza en la victoria del Señor. Participarnos de esta oración, aclamando: R. Te alabaré, Señor, en la gran asamblea. O bien: Aleluya.

Cumpliré mis votos delante de los fieles: los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán. ¡Que sus corazones vivan pan siempre! R.

Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia. R.

Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él. R.

Mi alma vivirá para el Señor, y mis descendientes lo servirán. Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su justicia a los que nacerán después, porque ésta es la obra del Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Son muchas las enseñanzas de esta carta de Juan. Escuchemos con mucha atención.

Lectura de la primera carta de san Juan. 1Jn 3, 18-24

Hijitos míos, no amemos con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas. Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Creer en el nombre de Jesucristo equivale a amarse unos a otros. Para Juan, la experiencia del amor de los hermanos, que es también para el hombre, la experiencia de sus límites, sitúa al hombre en plena seguridad delante de Dios y le permite reconocer que él permanece verdaderamente en nosotros. No hay dos virtudes distintas: la fe, de una parte, y la caridad fraternal, de la otra. La fe se abre a Dios en todo amor para vencer los bloqueos que el egoísmo interpone sin cesar al amor de los hermanos.

ALELUYA Jn 15, 4. 5

Aleluya. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. El que permanece en mí, da mucho fruto. Aleluya.

EVANGELIO

Con la alegoría de la vid y los sarmientos, Jesús señala cómo quiere transmitirnos la fuerza que hace posible nuestro cristianismo.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Jn 15, 1-8

Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Los sarmientos no tienen vida autónoma y, separados de la parra, no sirven sino para el fuego. Si la vida que circula por los sarmientos es la misma que circula por la parra, los cristianos somos llamados a vivir la misma obediencia de Cristo, la misma humillación, su mismo amor a Dios y a los hombres. Es, pues, inútil pretender un cristianismo sólo horizontal o sólo vertical. La cruz domina radicalmente la espiritualidad cristiana, que debe ser una espiritualidad de comunión integral y de misión constante.

SE DICE EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACION DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Ayúdanos a permanecer en tu amor.

·  Para que nuestra fe común en Jesucristo mantenga unidas a las varias Iglesias cristianas y logremos alcanzar la plena unión. Oremos.

·  Para que los dirigentes políticos y sociales favorezcan el desarrollo de los sectores más excluidos. Oremos.

·  Para que las personas solas, enfermas y necesitadas de la parroquia reciban el fruto de nuestro afecto. Oremos.

·  Para que las instituciones parroquiales manifiesten su unión con Jesús trabajando unidas entre sí. Oremos.

III.-LITURGIA EUCARISTICA

Presentación de las ofrendas: Después de celebrar la palabra de Dios, preparamos la mesa de la eucaristía. Junto al pan y el vino, presentemos al Señor los esfuerzos por producir frutos de caridad.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Lleguen hasta ti, Señor, nuestras oraciones junto con estas ofrendas, para que, purificados por tu gracia, recibamos el sacramento de tu inmensa bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA

Jesús nos invitó a permanecer unidos a él. Por eso, con aclamaciones y el canto participemos de esta acción de gracias porque el Padre nos entregó a su Hijo para que fuera nuestro Señor y nuestro hermano.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 14, 15-16

Dice el Señor: si me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito, para que esté siempre con ustedes. Aleluya.

Comunión: La imagen de la vid y los sarmientos se cumple, sobre todo, en la comunión. La savia divina de Jesús viene a nosotros para hacernos mejores hijos de Dios. Con alegría, vayamos a comulgar.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, que nos haces renacer a la vida eterna por la resurrección de Cristo, concede que los sacramentos pascuales den fruto abundante en nosotros, e infunde en nuestros corazones la fuerza de este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

IV.-RITOS DE CONCLUSION

BENDICION

Canto final: Llevemos a casa la alegría de saber que Jesús permanece en nosotros en todas nuestras acciones cotidianas.

 

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”

Jn 15, 1-8

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    YO SOY LA VERDADERA VID Y MI PADRE ES EL VIÑADOR.

Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Esta expresión de Jesús, es una alegoría dentro de un fragmento evangélico de tendencia a ser parábola. Jesús se presenta como la verdadera vid. Es vid verdadera en cuanto se trasladan a él, en el orden espiritual, las propiedades de la vid. Al Padre se lo representa como el que trabaja esta viña: el viñador. Lo que aquí se quiere expresar es que Jesús, Dios-hombre, influye directamente, por la gracia, en los sarmientos. El Padre, en cambio, es el que tiene el gobierno y providencia exterior de la viña.

2.    PERMANEZCAN EN MÍ, COMO YO PERMANEZCO EN USTEDES

El tema central es la necesidad de estar unidos a Jesús; “Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes”. Pero hay dos modos de estar unidos a Jesús. Se habla de los fieles en general, tal como está redactado, aunque aquí apunta, originariamente a los apóstoles porque dice: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos”.

Un modo es por la fe, bautismo, pero sin obras. “Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía”. Al que así se comporta, el Padre lo cortará de la Vid-Jesús. El Padre, que ejerce el gobierno y providencia exterior, consumará la separación que, culpablemente, tenga ese sarmiento. Es efecto de la fe sin obras, que es fe muerta (Sant 2:17). La fe que no opera por la caridad (Gal 5:6). Así se anuncia el peligro trascendental en que están estos sarmientos. Dice el Señor: “Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto”, Y nos preguntamos, ¿Cuándo serán separados de Jesús? El relato no lo dice. Suponemos entonces en la muerte y/o por la pérdida de la fe.

3.    EL QUE NO PERMANECE EN MÍ, ES COMO EL SARMIENTO QUE SE TIRA Y SE SECA

Dice Jesús: “Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde”. Cuando dice de los sarmientos cortados y echados al fuego,  posiblemente se refiera especialmente al juicio final, como se ve en los sinópticos (Mt 13:40.42; 25.41). También se hace ver la libertad del hombre y la culpabilidad de su no cooperación a la gracia, “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. La forma sapiencial en que es anunciado y el hablarse según la naturaleza de las cosas, no considera el caso en que el sarmiento desprendido pueda ser nuevamente injertado; lo que sería aquí el arrepentimiento y penitencia.

4.    AL QUE DA FRUTO, LO PODA PARA QUE DÉ MÁS TODAVÍA

Pero hay otra forma de estar unido a Jesús: por la fe, el bautismo y la fructificación en obras. Al que así está, el Padre lo poda para que dé más todavía. Cuando en las vides los sarmientos son excesivos, hay que podarlos para que la demasiada proliferación no reste vigor a la savia. A su semejanza se hará con el fiel sarmiento que poda, se le quitarán los obstáculos que le impiden a la savia de la gracia fructificar y expansionarse. Pero aquí esta comparación es parabólica, pues la savia de la gracia no se agota en Jesús ni la proliferación de los cristianos es obstáculo al vigor de la savia. Se enseña aquí entonces la gran doctrina de las purificaciones, en general, será el negarse a sí mismo o todo lo que es apego egoísta e impedimento a la fructificación de la gracia. Esta enseñanza de Jesús es el mejor comentario al libro de Job: por qué sufre el justo.

5.    USTEDES YA ESTÁN LIMPIOS POR LA PALABRA QUE YO LES ANUNCIÉ

La doctrina general — sapiencial — encuentra en al decir; “Ustedes ya están limpios", es una aplicación directa a los apóstoles. La obra de purificación a que aludió evoca la limpieza en que ellos estaban a la hora del lavatorio de los pies (Jn 13:10). Tienen fundamentalmente esa pureza a causa de la palabra que Yo les anuncié, la palabra que les he hablado, es decir, el Evangelio: toda la enseñanza que Jesús les hizo, ya que sus palabras son espíritu y vida.

6.    PERMANEZCAN EN MÍ, COMO YO PERMANEZCO EN USTEDES

Estando ya unidos a la Vid, sólo necesitan, pues, tener toda esa vitalidad, permanecer en ella y en Él. Es permanencia mutua: Él en ellos y ellos en Él.

Este verbo, permanecer, es un término muy propio de san Juan. Lo usa 40 veces en su evangelio y 23 en su primera epístola. Y formula aquí con él la íntima, permanente y vital unión de los fieles con Jesús. Es la palabra que usa para expresar el efecto eucarístico de unión: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.” (Juan (SBJ) 6, 56-57). La expresión puede tener un sentido reglado o condicional: permanece o permanecer para. Fundamentalmente el sentido no cambia. Lo esencial es estar unidos a Jesús, así es como dice, “porque separados de mí, nada pueden hacer”, siendo esta es la sentencia fundamental de todo el fragmento.

Este es uno de los textos donde se enseña la absoluta necesidad de la dependencia sobrenatural de Jesús. “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto”.  El pensamiento progresa. No solamente sin la unión a Jesús no se puede nada — aspecto negativo —, sino que, permaneciendo en El — aspecto positivo —, se da mucho fruto. La acción de la savia-gracia tiende a expansionarse. Cuando el cristiano responde a las mociones de la misma, da fruto y el Padre le poda para que se expansione más la gracia, dé mucho fruto.

7.    SI USTEDES PERMANECEN EN MÍ Y MIS PALABRAS PERMANECEN EN USTEDES.

Dice Jesús: “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán”, en esta promesa, Jesús nos da la clave para permanecer unidos a Él, esta unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es universal. Se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo conforme a su voluntad, Él nos oye. Pues es oración que se hace permaneciendo unidos a Jesús, y, movidos por su savia, nada se pediría que no convenga; “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Juan (SBJ) 14,13).

8.    LA GLORIA DE MI PADRE CONSISTE EN QUE USTEDES DEN FRUTO ABUNDANTE.

Y no destaca Jesús: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante”, Es decir, en esto será glorificado mi Padre: en que ustedes den fruto. La misión de Jesús es glorificar al Padre. La glorificación, pues, del Padre está justamente en esto, que demos muchos frutos. Es la valoración a la santidad, sea general, sea, en concreto, a la del apostolado. Por eso dice: “y así sean mis discípulos”

El fruto que Dios espera de nosotros, es la santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente en el amor. Nosotros, principalmente por el bautismo, estamos injertados a Jesús, somos sus sarmientos, de El tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos hacer en Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en El, es tener vida íntima con El, cobrando conciencia de que Él Vive en nosotros y nosotros en El. Permanecer y estar unidos a Jesús, es pesar y amar con El, hacer una vida agradable a Dios. El discípulo de Jesús, cuando es verdadero, Glorifica al Padre.

Cristo Resucitado, viva en sus corazones

   Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

ESTAR UNIDOS A CRISTO Y DAR FRUTOS DE SANTIDAD Y DE PAZ ES PRECISO MORIR Y RESUCITAR CON ÉL

Para estar unidos a Cristo y dar frutos de santidad y de paz es preciso morir y resucitar con él, llegar a ser una criatura nueva, liberada del pecado. Para ser sarmientos puros, auténticos, que producen fruto, debemos aceptar la ley de la necesaria purificación; el sufrimiento y la poda realizada por el Padre. Jesús dice que el mismo Padre, con sus manos, poda la vid; corta lo superfluo de los sarmientos no para mortificar y disminuir su vitalidad, sino para aumentarla, para que den más fruto. Se trata siempre de la ley de la semilla que muere: por eso es importante que aprendamos a leer nuestra vida en clave de fe: nos hace falta creer que el sufrimiento, si se acepta de este modo -no porque en sí mismo sea un bien, sino porque lo vivimos por amor, con amor-, da fruto de vida, de salvación y de alegría.

Como es obvio, se trata de ese sufrimiento que es participación en la pasión de Cristo, de ese que es querido y permitido según el designio divino de amor.

Por desgracia, podemos ser también sarmientos que producen infección en la vid. De ahí que debamos desear cada vez más ser purificados, limpiados. La poda consiste en dejar cortar de nosotros el pecado y todo lo que no es según Dios: ése es el sufrimiento que da fruto.

ORACION (3)

 

Oh Padre, celeste viñador que has plantado en nuestra tierra tu vid preferida -el santo retoño de la estirpe de David- y llevas a cabo tu trabajo en todas las estaciones. Haz que aceptemos las podas de primavera, aunque, como tiernos sarmientos, gimamos con lágrimas bajo los golpes decididos de tus tijeras. Ven también a podarnos en la cumbre de la estación estival, para que los zarcillos superfluos no sustraigan linfa vital a los racimos que deben madurar.

Que el fruto de nuestra vida sea el amor, ese «amor más grande» que, desde tu corazón, y a través del corazón de Cristo, se derrama sobre nosotros en un flujo inagotable. Y que todos los hombres, hermanos nuestros en tu nombre, queden colmados de él, con espíritu de mansedumbre, de alegría y de paz.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

 

www.caminando-con-jesus.org     www.caminando-con-maria.org

caminandoconjesus@vtr.net

Contador Gratis

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

““-