MISA DIARIA DE CAMINANDO
CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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28-04-2024
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Edición Nº 9.592
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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DOMINGO, V SEMANA DE PASCUA
Permaneced en Mí
Jn 15,1-8
“Permaneced en mí”.
Este mandamiento de algún modo resume toda la vida y actividad del
cristiano. Por el Bautismo hemos sido injertados en Cristo (Rom 6,5). Como
la vida del sarmiento depende de su unión a la vid, la vida del cristiano
depende de su unión a Cristo. Nuestra relación con Cristo no es a
distancia. Vivimos en Él. Y Él vive en nosotros. Por eso Él mismo insiste:
“Permaneced en mí”. Esta unión continua con Cristo es la clave del
crecimiento del cristiano y del fruto que pueda dar. Toda la vida viene de
la vid y nada más que de la vid.
“Sin mí no podéis hacer nada.”
El que comprende de verdad estas palabras cambia por completo su modo
de plantear las cosas. Cada acción realizada al margen de Cristo, cada
momento vivido fuera de Él, cada palabra no inspirada por Él... están
condenados a la esterilidad más absoluta. No sólo se pierde el cuándo se
hacen cosas que no viniendo de Cristo no dan ningún fruto. Deberíamos tener
horror a no dar fruto, a malgastar nuestra vida, a perder el tiempo.
“... Lo poda para que dé más
fruto”.
Dios desea que demos fruto, y
fruto abundante –Jn 15,16–. Para ello es necesario “permanecer en Cristo”
mediante la fe viva, la caridad ardiente, la esperanza invencible, mediante
los sacramentos y la oración continua, mediante la atención a Cristo y la docilidad
a sus impulsos... Pero hay más. Como Dios nos ama y desea que demos mucho
fruto, nos poda. Gracias a esta poda cae mucho ramaje inútil que estorba
para dar fruto. El sufrimiento, las humillaciones, el fracaso, las
dificultades, los desengaños... son muchas veces los instrumentos de que
Dios se sirve para podarnos. Gracias a esta poda caen muchas apariencias,
nos enraizamos más en Cristo y podemos dar más fruto. (P. Julio Alonso Ampuero,
Meditaciones Bíblicas Sobre el Año Litúrgico)
Para ver la Reflexión
completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este domingo
pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE
DIOS
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I.-RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 48, 20
Con gritos de alegría anuncien
y proclámenlo hasta los confines de la tierra: El Señor ha liberado a su
pueblo. Aleluya.
ACTO PENITENCIAL
· Porque nuestra vida
sin ti es estéril, Señor, ten piedad.
· Porque queremos amar
con obras y de verdad. Cristo, ten piedad.
· Porque unidos a ti,
daremos fruto. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y
en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te
alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del
Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos
continuar celebrando con intenso fervor estos días de alegría en honor de
Cristo resucitado, de manera que prolonguemos en nuestra vida el misterio
de fe que recordamos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de
los siglos
II.- LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El libro de los Hechos nos cuenta
las dificultades de san Pablo, y cómo la Iglesia se iba consolidando.
Lectura
de los Hechos de los apóstoles. Hech 9, 26-31
En aquellos días: Cuando Saulo
llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían
desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo.
Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban
los apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el
camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en
Damasco en el nombre de Jesús. Desde ese momento, empezó a convivir con los
discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor.
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero
estos tramaban su muerte.
Sus hermanos, al enterarse, lo
condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso. La Iglesia, entre
tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando,
vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu
Santo.
Palabra
de Dios.
COMENTARIO
Al principio miran al
recién llegado con recelo, ya que había sido un perseguidor de cristianos.
Esta actitud se repetirá con frecuencia en las comunidades cristianas,
hasta volver a la postura judaizante: cerrarse y desconfiar
sistemáticamente ante los “neo-cristianos”. Sin minimizar esta primera
visita de Pablo a los apóstoles, Lucas tiende a ligar la acción misionera
de éste a la comunidad-madre. A sus ojos, el movimiento apostólico es único
y ha comenzado en Jerusalén hasta los confines de la tierra (cf. Hech 1,
8).
SALMO Sal 21, 26-28. 30-32
Ante esta realidad, el salmo expresa
confianza en la victoria del Señor. Participarnos de esta oración,
aclamando: R.
Te alabaré, Señor, en la gran asamblea. O bien: Aleluya.
Cumpliré mis votos delante de
los fieles: los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo
alabarán. ¡Que sus corazones vivan pan siempre! R.
Todos los confines de la
tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos
se postrarán en su presencia. R.
Todos los que duermen en el
sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra
doblarán la rodilla ante él. R.
Mi alma vivirá para el Señor,
y mis descendientes lo servirán. Hablarán del Señor a la generación futura,
anunciarán su justicia a los que nacerán después, porque ésta es la obra
del Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Son muchas las enseñanzas de esta
carta de Juan. Escuchemos con mucha atención.
Lectura
de la primera carta de san Juan. 1Jn 3, 18-24
Hijitos míos, no amemos con la
lengua y de palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que
somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios aunque nuestra
conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra
conciencia y conoce todas las cosas. Queridos míos, si nuestro corazón no
nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y
él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos
y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es éste: que creamos en el
nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos
ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece
en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Palabra
de Dios.
COMENTARIO
Creer en el nombre de
Jesucristo equivale a amarse unos a otros. Para Juan, la experiencia del
amor de los hermanos, que es también para el hombre, la experiencia de sus
límites, sitúa al hombre en plena seguridad delante de Dios y le permite
reconocer que él permanece verdaderamente en nosotros. No hay dos virtudes
distintas: la fe, de una parte, y la caridad fraternal, de la otra. La fe
se abre a Dios en todo amor para vencer los bloqueos que el egoísmo
interpone sin cesar al amor de los hermanos.
ALELUYA Jn 15, 4. 5
Aleluya. Permanezcan en mí,
como yo permanezco en ustedes. El que permanece en mí, da mucho fruto.
Aleluya.
EVANGELIO
Con la alegoría de la vid y los
sarmientos, Jesús señala cómo quiere transmitirnos la fuerza que hace
posible nuestro cristianismo.
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Jn 15, 1-8
Durante la Última Cena, Jesús
dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda
para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les
anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el
sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si
no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que
permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada
pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se
tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes
permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran
y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto
abundante, y así sean mis discípulos”.
Palabra
del Señor.
COMENTARIO
Los sarmientos no tienen
vida autónoma y, separados de la parra, no sirven sino para el fuego. Si la
vida que circula por los sarmientos es la misma que circula por la parra,
los cristianos somos llamados a vivir la misma obediencia de Cristo, la
misma humillación, su mismo amor a Dios y a los hombres. Es, pues, inútil
pretender un cristianismo sólo horizontal o sólo vertical. La cruz domina
radicalmente la espiritualidad cristiana, que debe ser una espiritualidad
de comunión integral y de misión constante.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre
todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer
día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los
vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACION DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos:
Ayúdanos a permanecer en tu amor.
· Para que nuestra fe
común en Jesucristo mantenga unidas a las varias Iglesias cristianas y
logremos alcanzar la plena unión. Oremos.
· Para que los
dirigentes políticos y sociales favorezcan el desarrollo de los sectores
más excluidos. Oremos.
· Para que las personas
solas, enfermas y necesitadas de la parroquia reciban el fruto de nuestro
afecto. Oremos.
· Para que las
instituciones parroquiales manifiesten su unión con Jesús trabajando unidas
entre sí. Oremos.
III.-LITURGIA EUCARISTICA
Presentación de las ofrendas: Después
de celebrar la palabra de Dios, preparamos la mesa de la eucaristía. Junto al
pan y el vino, presentemos al Señor los esfuerzos por producir frutos de caridad.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Lleguen hasta ti, Señor,
nuestras oraciones junto con estas ofrendas, para que, purificados por tu
gracia, recibamos el sacramento de tu inmensa bondad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO DE PASCUA
Jesús nos invitó a permanecer unidos a
él. Por eso, con aclamaciones y el canto participemos de esta acción de gracias
porque el Padre nos entregó a su Hijo para que fuera nuestro Señor y
nuestro hermano.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 14, 15-16
Dice el Señor: si me aman,
cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y él les dará otro
Paráclito, para que esté siempre con ustedes. Aleluya.
Comunión: La imagen de la vid y los sarmientos
se cumple, sobre todo, en la comunión. La savia divina de Jesús viene a
nosotros para hacernos mejores hijos de Dios. Con alegría, vayamos a
comulgar.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, que nos
haces renacer a la vida eterna por la resurrección de Cristo, concede que
los sacramentos pascuales den fruto abundante en nosotros, e infunde en
nuestros corazones la fuerza de este alimento de salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
IV.-RITOS DE CONCLUSION
BENDICION
Canto final: Llevemos a casa
la alegría de saber que Jesús permanece en nosotros en todas nuestras
acciones cotidianas.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“El que permanece en mí, y yo en él, da mucho
fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”
Jn 15, 1-8
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. YO SOY LA VERDADERA VID Y MI PADRE ES EL VIÑADOR.
Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la
verdadera vid y mi Padre es el viñador. Esta expresión de Jesús, es una
alegoría dentro de un fragmento evangélico de tendencia a ser parábola.
Jesús se presenta como la verdadera vid. Es vid verdadera en cuanto se trasladan
a él, en el orden espiritual, las propiedades de la vid. Al Padre se lo
representa como el que trabaja esta viña: el viñador. Lo que aquí se quiere
expresar es que Jesús, Dios-hombre, influye directamente, por la gracia, en
los sarmientos. El Padre, en cambio, es el que tiene el gobierno y
providencia exterior de la viña.
2. PERMANEZCAN EN MÍ, COMO YO PERMANEZCO EN USTEDES
El tema central es la necesidad de estar
unidos a Jesús; “Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes”. Pero
hay dos modos de estar unidos a Jesús. Se habla de los fieles en general,
tal como está redactado, aunque aquí apunta, originariamente a los
apóstoles porque dice: “La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den
fruto abundante, y así sean mis discípulos”.
Un modo es por la fe, bautismo, pero sin
obras. “Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo
poda para que dé más todavía”. Al que así se comporta, el Padre lo cortará
de la Vid-Jesús. El Padre, que ejerce el gobierno y providencia exterior,
consumará la separación que, culpablemente, tenga ese sarmiento. Es efecto
de la fe sin obras, que es fe muerta (Sant 2:17). La fe que no opera por la
caridad (Gal 5:6). Así se anuncia el peligro trascendental en que están
estos sarmientos. Dice el Señor: “Él corta todos mis sarmientos que no dan
fruto”, Y nos preguntamos, ¿Cuándo serán separados de Jesús? El relato no
lo dice. Suponemos entonces en la muerte y/o por la pérdida de la fe.
3. EL QUE NO PERMANECE EN MÍ, ES COMO EL SARMIENTO
QUE SE TIRA Y SE SECA
Dice Jesús: “Pero el que no permanece en
mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se
arroja al fuego y arde”. Cuando dice de los sarmientos cortados y echados
al fuego, posiblemente se refiera
especialmente al juicio final, como se ve en los sinópticos (Mt 13:40.42;
25.41). También se hace ver la libertad del hombre y la culpabilidad de su
no cooperación a la gracia, “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho
fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. La forma sapiencial en
que es anunciado y el hablarse según la naturaleza de las cosas, no
considera el caso en que el sarmiento desprendido pueda ser nuevamente
injertado; lo que sería aquí el arrepentimiento y penitencia.
4. AL QUE DA FRUTO, LO PODA PARA QUE DÉ MÁS TODAVÍA
Pero hay otra forma de estar unido a Jesús:
por la fe, el bautismo y la fructificación en obras. Al que así está, el
Padre lo poda para que dé más todavía. Cuando en las vides los sarmientos
son excesivos, hay que podarlos para que la demasiada proliferación no
reste vigor a la savia. A su semejanza se hará con el fiel sarmiento que
poda, se le quitarán los obstáculos que le impiden a la savia de la gracia
fructificar y expansionarse. Pero aquí esta comparación es parabólica, pues
la savia de la gracia no se agota en Jesús ni la proliferación de los
cristianos es obstáculo al vigor de la savia. Se enseña aquí entonces la
gran doctrina de las purificaciones, en general, será el negarse a sí mismo
o todo lo que es apego egoísta e impedimento a la fructificación de la
gracia. Esta enseñanza de Jesús es el mejor comentario al libro de Job: por
qué sufre el justo.
5. USTEDES YA ESTÁN LIMPIOS POR LA PALABRA QUE YO
LES ANUNCIÉ
La doctrina general — sapiencial —
encuentra en al decir; “Ustedes ya están limpios", es una aplicación
directa a los apóstoles. La obra de purificación a que aludió evoca la
limpieza en que ellos estaban a la hora del lavatorio de los pies (Jn 13:10).
Tienen fundamentalmente esa pureza a causa de la palabra que Yo les
anuncié, la palabra que les he hablado, es decir, el Evangelio: toda la
enseñanza que Jesús les hizo, ya que sus palabras son espíritu y vida.
6. PERMANEZCAN EN MÍ, COMO YO PERMANEZCO EN USTEDES
Estando ya unidos a la Vid, sólo necesitan,
pues, tener toda esa vitalidad, permanecer en ella y en Él. Es permanencia
mutua: Él en ellos y ellos en Él.
Este verbo, permanecer, es un término muy
propio de san Juan. Lo usa 40 veces en su evangelio y 23 en su primera
epístola. Y formula aquí con él la íntima, permanente y vital unión de los
fieles con Jesús. Es la palabra que usa para expresar el efecto eucarístico
de unión: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en
él.” (Juan (SBJ) 6, 56-57). La expresión puede tener un sentido reglado o
condicional: permanece o permanecer para. Fundamentalmente el sentido no
cambia. Lo esencial es estar unidos a Jesús, así es como dice, “porque
separados de mí, nada pueden hacer”, siendo esta es la sentencia
fundamental de todo el fragmento.
Este es uno de los textos donde se enseña
la absoluta necesidad de la dependencia sobrenatural de Jesús. “El que
permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto”. El pensamiento progresa. No solamente sin
la unión a Jesús no se puede nada — aspecto negativo —, sino que,
permaneciendo en El — aspecto positivo —, se da mucho fruto. La acción de
la savia-gracia tiende a expansionarse. Cuando el cristiano responde a las
mociones de la misma, da fruto y el Padre le poda para que se expansione
más la gracia, dé mucho fruto.
7. SI USTEDES PERMANECEN EN MÍ Y MIS PALABRAS
PERMANECEN EN USTEDES.
Dice Jesús: “Si ustedes permanecen en mí y
mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán”,
en esta promesa, Jesús nos da la clave para permanecer unidos a Él, esta
unión es con el recurso de la oración. La formulación que hace es
universal. Se nos dará cualquier cosa que pidamos, si le pedimos algo
conforme a su voluntad, Él nos oye. Pues es oración que se hace
permaneciendo unidos a Jesús, y, movidos por su savia, nada se pediría que
no convenga; “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. (Juan (SBJ) 14,13).
8. LA GLORIA DE MI PADRE CONSISTE EN QUE USTEDES DEN
FRUTO ABUNDANTE.
Y no destaca Jesús: “La gloria de mi Padre
consiste en que ustedes den fruto abundante”, Es decir, en esto será
glorificado mi Padre: en que ustedes den fruto. La misión de Jesús es
glorificar al Padre. La glorificación, pues, del Padre está justamente en
esto, que demos muchos frutos. Es la valoración a la santidad, sea general,
sea, en concreto, a la del apostolado. Por eso dice: “y así sean mis
discípulos”
El fruto que Dios espera de nosotros, es la
santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente en el amor. Nosotros,
principalmente por el bautismo, estamos injertados a Jesús, somos sus
sarmientos, de El tomamos la savia, que es la vida divina, la gracia
santificante. Pero tal como crece el sarmiento, ese crecimiento lo debemos
hacer en Jesús, por medio de la santidad. Crecer en Jesús, es permanecer en
El, es tener vida íntima con El, cobrando conciencia de que Él Vive en
nosotros y nosotros en El. Permanecer y estar unidos a Jesús, es pesar y
amar con El, hacer una vida agradable a Dios. El discípulo de Jesús, cuando
es verdadero, Glorifica al Padre.
Cristo Resucitado,
viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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ESTAR
UNIDOS A CRISTO Y DAR FRUTOS DE SANTIDAD Y DE PAZ ES PRECISO MORIR Y
RESUCITAR CON ÉL
Para estar unidos a Cristo y
dar frutos de santidad y de paz es preciso morir y resucitar con él, llegar
a ser una criatura nueva, liberada del pecado. Para ser sarmientos puros,
auténticos, que producen fruto, debemos aceptar la ley de la necesaria purificación;
el sufrimiento y la poda realizada por el Padre. Jesús dice que el mismo
Padre, con sus manos, poda la vid; corta lo superfluo de los sarmientos no
para mortificar y disminuir su vitalidad, sino para aumentarla, para que
den más fruto. Se trata siempre de la ley de la semilla que muere: por eso
es importante que aprendamos a leer nuestra vida en clave de fe: nos hace
falta creer que el sufrimiento, si se acepta de este modo -no porque en sí
mismo sea un bien, sino porque lo vivimos por amor, con amor-, da fruto de
vida, de salvación y de alegría.
Como es obvio, se trata de
ese sufrimiento que es participación en la pasión de Cristo, de ese que es
querido y permitido según el designio divino de amor.
Por desgracia, podemos ser
también sarmientos que producen infección en la vid. De ahí que debamos desear
cada vez más ser purificados, limpiados. La poda consiste en dejar cortar
de nosotros el pecado y todo lo que no es según Dios: ése es el sufrimiento
que da fruto.
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ORACION (3)
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Oh Padre, celeste
viñador que has plantado en nuestra tierra tu vid preferida -el santo
retoño de la estirpe de David- y llevas a cabo tu trabajo en todas las
estaciones. Haz que aceptemos las podas de primavera, aunque, como tiernos
sarmientos, gimamos con lágrimas bajo los golpes decididos de tus tijeras.
Ven también a podarnos en la cumbre de la estación estival, para que los
zarcillos superfluos no sustraigan linfa vital a los racimos que deben
madurar.
Que el fruto de nuestra
vida sea el amor, ese «amor más grande» que, desde tu corazón, y a través
del corazón de Cristo, se derrama sobre nosotros en un flujo inagotable. Y
que todos los hombres, hermanos nuestros en tu nombre, queden colmados de
él, con espíritu de mansedumbre, de alegría y de paz.
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FUENTES DE LA PAGINA
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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