I.-RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Hech 1, 11
Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús,
que les ha sido quitado y elevado al Cielo, vendrá de la misma manera que
lo han visto partir. Aleluya.
ACTO PENITENCIAL
- Tú que estás glorificado junto al Padre. Señor, ten piedad.
- Tú que nos llamas a participar de tu gloria. Cristo, ten piedad.
- Tú que nos hiciste testigos tuyos. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú
que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque
sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el
Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, darte gracias con santa alegría,
porque en la Ascensión de Cristo, tu Hijo, nuestra humanidad es elevada
junto a ti, ya que él, como cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en la
gloria que nosotros, su cuerpo, esperamos alcanzar. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II.-LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
El libro de los Hechos
narra la
Ascensión de Jesús y la promesa de enviar el Espíritu
Santo.
Lectura de los
Hechos de los apóstoles. Hech 1, 1-11
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y
enseñó Jesús, desde el comienzo, hasta el día en que subió al cielo,
después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones
a los Apóstoles que había elegido. Después de su Pasión, Jesús se
manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante
cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. En una
ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se
alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: “La promesa”, les
dijo, “que yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero
ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días”. Los
que estaban reunidos le preguntaron: “Señor, ¿es ahora cuando vas a
restaurar el reino de Israel?”. Él les respondió: “No les corresponde a
ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su
propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que
descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra”. Dicho esto, los
Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús
subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les
dijeron: “Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este
Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma
manera que lo han visto partir”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: Jesús no
niega que el Reino de Dios tendrá una realización material; pero afirma
que a los auténticos discípulos no les es lícito hacer cálculos. La
plenitud del Reino vendrá cuando Dios lo quiera y en los momentos menos
esperados. En cuanto a la
Ascensión se ofrece como respuesta a la pregunta de los
apóstoles. Es necesario que el Maestro les sea “quitado”, para que éstos
comprendan, al fin, que él es verdaderamente el Señor, que su Reino no es
de este mundo, sino que debe construirse aquí y ahora bajo el impulso del
Espíritu, y gracias al testimonio misionero, hasta fines de la tierra. A
partir de aquí lo que importa es poner manos a la obra y dejar de
“quedarse mirando al cielo”.
SALMO
Frente al triunfo de
Cristo, el salmo 46 es un canto triunfal, a Dios, rey de toda la tierra. La
Iglesia lo aplica a Jesús. Participamos de esta oración,
aclamando: “El Señor asciende entre aclamaciones.”
Sal 46, 2-3. 6-9
R. El Señor
asciende entre aclamaciones.
O bien: Aleluya.
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de
alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda
la tierra. R.
El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de
trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey.
R.
El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El
Señor reina sobre las naciones; el Señor se sienta en su trono sagrado.
R.
SEGUNDA LECTURA
En un texto muy bello, san
Pablo explica como Dios resucitó y glorificó a Jesús y “lo sentó a su
derecha”.
Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso. Ef 1, 17-23
Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les
permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que
ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los
tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la
extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los
creyentes, por la eficacia de su fuerza. Éste es el mismo poder que Dios
manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo
sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo
Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad
que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. Él puso
todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza
de la Iglesia,
que es su Cuerpo y la
Plenitud de Aquél que llena completamente todas las
cosas.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: San Pablo
quiere inspirar nuestra esperanza cristiana que consiste en esperar
firmemente la realización de las promesas de Dios al hombre: total
liberación y felicidad en Cristo. Se subraya la causa de nuestra
esperanza: la promesa ya se realizó en la humanidad de Jesús, que
resucitó de entre los muertos.
Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 28, 19. 20
Aleluya. “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”, dice el Señor.
Aleluya.
EVANGELIO
Jesús asciende al cielo, y
nos constituye en “testigos” de su resurrección y su mensaje.
EVANGELIO Lc 24, 46-53
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: “Así está escrito: el Mesías debía
sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por
Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la
conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo
esto. Y Yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en
la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto”.
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus
manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue
llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de Él,
volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el
Templo alabando a Dios.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: La fiesta
de la Ascensión
del Señor nos recuerda el hecho de nuestra futura ascensión al cielo. Es
muy difícil para nosotros imaginar nuestra vida más allá de la muerte, ya
que sólo tenemos la limitada experiencia de vivir de acuerdo con el
tiempo y lugar. Desprendámonos de cualquier imaginación y aceptemos con
fe este gran acontecimiento.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el
perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna.
Amén
ORACION DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a ser testigos y misioneros.
·
Para que se multipliquen
los testigos y misioneros de Cristo en todos los pueblos. Oremos.
·
Para que el amor triunfe
sobre la indiferencia y las naciones ricas ayuden solidariamente a los
pueblos pobres. Oremos.
·
Para que los derechos de
todos los hombres —en particular los indefensos— sean respetados, y que
nadie esclavice al prójimo. Oremos.
·
Para que cada uno de
nosotros acepte la misión evangelizadora que lo hace testigo de Jesús.
Oremos,
III.-LITURGIA EUCARISTICA
Presentación
de la Ofrendas:
Cristo estuvo presente en su palabra, pronto lo estará en su eucaristía.
Unidos a él, junto al pan y el vino, llevemos altar las intenciones que
guardamos en el corazón y el deseo de ser testigos de Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos humildemente este sacrificio, Señor, en la admirable
ascensión de tu Hijo; concédenos por este sagrado intercambio elevarnos
hacia los bienes celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de la
Ascensión: Jesús nos constituyó sus testigos. Junto al
celebrante, demos gracias al Señor, nuestro Dios, porque Jesús, Rey de la
gloria, nos hará seguirlo a su reino glorioso. Coronamos la alabanza con
el canto del Santo, canto de todos los que fueron testigos de Cristo.
PREFACIO DE LA ASCENSIÓN I
EL MISTERIO DE LA ASCENSIÓN
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno:
Porque el Señor Jesús, Rey de la gloria, triunfador del pecado y de
la muerte, ante la admiración de los ángeles ascendió (hoy) a lo más alto
de los cielos, como Mediador entre Dios y los hombres, Juez del mundo y
Señor de los espíritus celestiales. No lo hizo para apartarse de la
pequeñez de nuestra condición humana sino para que lo sigamos
confiadamente como miembros suyos, al lugar donde nos precedió él, cabeza
y principio de todos nosotros. Por eso, con esta efusión del gozo
pascual, el mundo entero está llamado a la alegría junto con los ángeles
y los arcángeles que cantan un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo,
Santo...
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en
la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La
paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino
la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la
unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo. Aleluya.
Comunión: La unión con
Jesús en la eucaristía es un anticipo de nuestra futura gloria junto a él
en el cielo. Llenos de gozo, vayamos a comulgar.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos permites participar en la
tierra de los misterios divinos, concede que nuestro fervor cristiano nos
oriente hacia el cielo, donde ya nuestra naturaleza humana está contigo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV.-RITOS DE CONCLUSION
BENDICION SOLEMNE
Dios todopoderoso los bendiga en este día en que su Hijo subió al
cielo y les abrió la entrada de la gloria para llegar a estar junto a él.
R. Amén.
Y al proclamarlo glorioso junto al Padre, les conceda la alegría de
experimentar que permanece con ustedes hasta el fin del mundo, como lo ha
prometido. R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. R.
Amén.
Cristo, que se apareció a sus discípulos después de su
Resurrección, se manifieste también a ustedes lleno de misericordia,
cuando venga para el juicio final. R. Amén.
ENVIO
Jesús
prometió enviar el Espíritu Santo. Lo celebraremos el próximo domingo.
Con alegría por ser testigos de Jesús, nos retiramos cantando.
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