MISA
DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
"La Eucaristía es
fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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23.806
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29-06-2021
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Nº MD 8.948
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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SAN PEDRO
Y SAN PABLO
Columnas de la
Iglesia
Celebramos, hoy, la solemnidad de los santos apóstoles
Pedro y Pablo, las máximas columnas de la
Iglesia. Pedro a quien Jesús constituyó
fundamento de su Iglesia; y Pablo que cumplió la misión de llevar la fe
cristiana a los más diversos pueblos no judíos, para que todos formaran un
único pueblo de Dios, la
Iglesia.
En esta festividad honramos al Santo Padre, el
Papa, sucesor de Pedro, quien tiene la difícil misión de velar por todo el pueblo
de Dios. Como ambos apóstoles —Pedro y Pablo— sufrieron el martirio en
Roma, los ornamentos del sacerdote son de color rojo.
En el Evangelio, el reconocimiento de Jesús
hacia Pedro como hombre de fe, ubica a este humilde pescador de Galilea en
un lugar importante de la primera comunidad. No está por encima de sus
hermanos, sino al servicio de ellos, como fundamento de la comunidad, en
las bases de la comunidad.
Para ver la Reflexión completa de las 3 lecturas y el
salmo de la Liturgia de este domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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ANTÍFONA DE
ENTRADA
Estos hombres, durante su vida terrena,
plantaron la Iglesia con su sangre, bebieron el cáliz del Señor y llegaron
a ser amigos de Dios.
ACTO PENITENCIAL
Tú que perdonaste a Pedro cuando renegó de ti.
Señor, ten piedad.
Tú que convertiste a Pablo en apóstol tuyo.
Cristo, ten piedad.
Tú que por la sucesión apostólica, nos
aseguras el perdón de los pecados. Señor ten piedad.
Se dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que nos alegras en la solemnidad
de los apóstoles san Pedro y san Pablo, concede a tu Iglesia que se
mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquéllos por quienes comenzó la
propagación de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de
los siglos.
PRIMERA LECTURA Hech 12, 1-11
COMENTARIO: Luego del martirio de Santiago,
Pedro, encarcelado y custodiado con medidas de máxima seguridad, es
liberado por el ángel del Señor para devolverlo a la comunidad que ha orado
fervientemente por él. Los signos de su liberación, que se da durante la
Pascua judía, evocan la resurrección de Jesús hasta el
momento del anuncio de los prodigios de Dios que se dan entre sus elegidos.
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
El rey Herodes hizo arrestar a algunos
miembros de la Iglesia
para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que
esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de
“los panes ácimos”. Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo
bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno.
Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la
Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión,
la Iglesia
no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes
pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos
cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De
pronto, apareció el ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo.
El ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: “¡Levántate
rápido!”. Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. El ángel le
dijo: “Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias”, y Pedro lo hizo.
Después le dijo: “Cúbrete con el manto y sígueme”. Pedro salió y lo seguía;
no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por
intervención del ángel, sino que creía tener una visión. Pasaron así el
primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro
que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y
anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el ángel se alejó de
él. Pedro, volviendo en sí, dijo: “Ahora sé que realmente el Señor envió a
su ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el
pueblo judío”.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 2-9
COMENTARIO: Frente a la acción obrada por
Dios, el salmo nos invita a bendecir y alabar al Señor.
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza
estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan
los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su
nombre todos juntos. Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos
mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y
sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: él lo
escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa en torno de sus
fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que
en él se refugian! R.
SEGUNDA LECTURA 2Tim 4, 6-8. 17-18
COMENTARIO: Con un lenguaje propio de la época
y de las competiciones olímpicas famosas en el mundo helénico, el apóstol
se despide de Timoteo y la comunidad, motivándolos a seguir en la
competencia donde el Señor “justo juez” dará a cada uno la corona de
triunfo en su reino celeste.
Lectura de la segunda carta del apóstol san
Pablo a Timoteo.
Querido hijo: Ya estoy a punto de ser
derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen
combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la
corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese día, y no
solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su
manifestación. El Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el
mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los
paganos. Así fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo
mal y me preservará hasta que entre en su reino celestial. ¡A él sea la
gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 16, 18
Aleluya. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella.
Aleluya.
EVANGELIO Mt 16, 13-19
COMENTARIO: El reconocimiento de Jesús hacia
Pedro como hombre de fe, ubica a este humilde pescador de Galilea en un
lugar importante de la primera comunidad. No está por encima de sus
hermanos, sino al servicio de ellos, como fundamento de la comunidad, en
las bases de la comunidad.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Mateo.
Al llegar a la región de Cesárea de Filipo,
Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ellos
le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–,
¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres
el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón,
hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en el cielo. Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá
contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que
ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a
permanecer fieles a tu iglesia.
Por el Papa, vicario de Cristo, sucesor de
Pedro: para que siempre tenga fuerza y alegría en su arduo servicio a la
Iglesia. Oremos.
Por todas las iglesias cristianas: para que se
logre el entendimiento sobre la función del Papa en la
Iglesia. Oremos.
Por las iglesias perseguidas y martirizadas,
en algunos países: para que permanezcan firmes en la confesión de la fe.
Oremos.
Por nuestra Iglesia diocesana, presidida por
un sucesor de los apóstoles: para que sea luz y esperanza de toda la
sociedad. Oremos.
Por los que dedican su vida a la expansión del
Evangelio en tierras de misión, para que vean en san Pablo un ejemplo a
seguir. Oremos
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que la oración de los
apóstoles acompañe las ofrendas que te presentamos, y nos permita celebrar
con devoción este sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La doble misión de Pedro y Pablo en la
Iglesia
V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario, es nuestro
deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre
santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú quieres que hoy los santos apóstoles Pedro
y Pablo sean causa de nuestra alegría: Pedro fue el primero en confesar la
fe, Pablo el insigne defensor para que fuera entendida rectamente. Aquel
formó la primera Iglesia con el resto de Israel, éste fue el maestro y
doctor de los paganos llamados a la fe.
De esta manera, congregando por diversos
caminos a la única familia de Cristo, ambos igualmente venerables para el
mundo, hoy son asociados por la única corona de gloria.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te
alabamos, diciendo sin cesar: Santo, santo, santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 16, 16. 18
Pedro dijo a Jesús: “Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Padre y Señor nuestro, renovados por este
sacramento, te pedimos la gracia de vivir de tal modo en tu Iglesia, que
firmemente arraigados en el amor y perseverando en la fracción del pan y en
la doctrina de los apóstoles, lleguemos a ser un solo corazón y una sola
alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
BENDICIÓN SOLEMNE
El Dios que los ha edificado a ustedes sobre
el cimiento de los apóstoles, por la intercesión gloriosa de los santos
apóstoles san Pedro y san Pablo, los llene de sus bendiciones.
R. Amén.
El que los ha enriquecido a ustedes con la
palabra y el ejemplo de los apóstoles, les conceda su ayuda para que sean
testigos de la verdad ante todo el mundo.
R. Amén.
Para que así obtengan la heredad del reino
eterno por la intercesión de los apóstoles, por cuya palabra se mantienen
firmes en la fe.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo + y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.
R. Amén.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo”.
Mt 16, 13-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
1. “¿QUIÉN
DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?”
Al llegar a la región de Cesárea de Filipo,
Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el Hijo del
hombre? ¿Quién dicen que es?
Es en este lugar de Cesárea de Filipo, es el
momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente
esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo
ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la
gente de Él lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué
les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El
las gentes?
2. JESÚS,
PARA UNOS, ERA JUAN BAUTISTA,
El contacto de los apóstoles con las
muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho
recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran
éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como
sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo,
ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de
Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de
entre los muertos (Lc 9:7).
3. OTROS,
QUE ELÍAS; OTROS, QUE JEREMÍAS
Para otros, Jesús era Elías. Lc recoge en otro
lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elías, que
había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no había
muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías 12.
Otros piensan que fuese Jeremías (Mt). El profeta
Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del pueblo
judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (2:1-12). Pero
no pasaba por un precursor del Mesías. Mateo ya hizo referencia a él
(2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo,
y del que se podrían esperar cosas extraordinarias.
Por último, sin saber a ciencia cierta quién
sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado (Lc).
Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en la resurrección
de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).
4. ¿QUIÉN
DICEN QUE SOY?
No deja de extrañar el que los apóstoles no
citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o pudiese ser el
Mesías.
Así fue como ellos le respondieron: “Unos
dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de
los profetas. Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?”
Por eso, después de oír lo que las gentes
pensaban de Él, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué
es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El,
han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era
un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía un
conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba
impaciente la respuesta de sus apóstoles.
5. TÚ ERES
EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO
Los tres sinópticos no dicen la respuesta que
hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro.
Todos los detalles se acumulan en la narración de Mateo para indicar no
sólo la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad
del momento y la trascendencia del acto.
Mientras Marcos y Lucas presentan sin más a
Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro
tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al
ver por vez primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro (Jn 1:42).
Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro, para ser
piedra El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno.
La confesión de Simón Pedro es expresada así: “Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Aquí se confiesa por Pedro
la mesianidad y la divinidad de Jesús. Al decir
que es el Mesías, indica su relación supereminente de autoridad con Dios —
el Padre — que lo envía.
6. FELIZ DE
TI, SIMÓN, HIJO DE JUAN
Pedro, desde su primer encuentro con Jesús, deja
al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por
otra, la entrega sin reservas a su servicio o compañía,
es así como Pedro sabe quién es Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.
Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón,
hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en el cielo.”
La respuesta de Jesús tiene dos partes bien
marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida.
La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló
ni la carne ni la sangre, con la que se expresa el ser humano. Tal era la
grandeza de este misterio, que su revelación se la hizo su Padre celestial.
Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio que no podía,
sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre — el hombre — Entonces,
este conocimiento no es por su capacidad humana, es un don de Dios. En
efecto, Pedro alcanzó este conocimiento por la fe.
7. TÚ ERES
PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA
Jesús, volviéndose a Simón, le dice: “Tú
eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.” Y Jesús lo eligió como la roca para construir sobre ella su Iglesia
y le confirió los poderes para llevar a la salvación a todos los hombres.
Pedro es la roca, en el sentido de que la fe y los creyentes no pueden
tener otra fe que la de los apóstoles y profetas, que son los que enseñan
esa verdad, que está construida sobre la piedra angular de Jesús, y así es,
como luego dice; y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Es
decir, no podrá vencer a la Iglesia, pues ésta está firme y estable, porque
está construida sobre la roca firme, que es Jesús.
8. YO TE
DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS
Dice Jesús: “Yo te daré las llaves del
Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el
cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.”
La promesa es que ese atar y desatar sobre la tierra tendrá su automática
ratificación en el cielo. Todo lo relacionado con esta misión — cuanto
permita o prohíba en el reino, todo eso será también ratificado en el
cielo. Y eso garantizado por Jesús.
Así, Pedro como Mayordomo de la Casa de Dios,
ha recibido el poder para admitir o excluir, según el Evangelio y de
administrar la comunidad, en Pedro recaerán las responsabilidades de la
doctrina y de la moral, el podrá decidir lo que es bueno y licito para su
Iglesia y sus miembros, sentencia que será ratificada Por Dios en lo alto
de los cielos.
Así, como Pedro en épocas de la Iglesia
naciente, hoy el Papa, su sucesor, es el encargado de animar la fe en
nuestra comunidad creyente, él es en nombre de Jesucristo Pastor y guía de
la Iglesia.
9. ACOGER
AL SUCESOR DE PEDRO
Como Pedro en los orígenes y ahora le ha
correspondido al Papa Francisco fundamento visible de la unidad y de la
caridad de la Iglesia.
A través del Evangelio, podemos comprender como
Jesucristo, nos invita a acoger al sucesor de Pedro, y a mirarlo con los
ojos de la fe.
Este es un día especial, para rezar por el Papa
y es una buena ocasión para apoyar su inmensa obra a favor de la comunidad
cristiana y de toda la humanidad. Dios le Bendiga
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
DOS APÓSTOLES SU FUNDAMENTO APOSTÓLICO
La Iglesia celebra a través de estos dos
apóstoles su fundamento apostólico, mediante el cual se apoya directamente
en la piedra angular que es Cristo (cf Ef 2,
l9ss). Pedro y Pablo son los “fundadores” de nuestra fe; a partir de ellos
se entabla el diálogo entre institución y carisma, a fin de hacer progresar
el camino de la vida cristiana.
El pescador de Galilea empezó su extraordinaria
aventura siguiendo al Maestro de Nazaret, primero, en Judea y, a
continuación, tras su muerte, hasta Roma. Y aquí se quedó no sólo con su
tumba, sino con su mandato, es decir, en aquellos que han subido a la
“cátedra de Pedro”. Pedro continúa siendo, en los obispos de Roma, la
“roca” y el centro de unidad sobre el que Cristo edifica su Iglesia.
Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, se
convirtió de perseguidor de Cristo en celoso misionero de su Evangelio.
Cogido por el amor al Señor, Cristo llegó a ser para él su mayor pasión (2
Cor 5,14), hasta el punto de decir: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo
quien vive en mí” (Gal 2,20). Su martirio revelará la sustancia de su fe.
La evangelización de estas dos columnas de la
Iglesia no se apoya en un mensaje intelectual, sino en una praxis profunda,
sufrida y atestiguada con la palabra de Jesús.
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ORACION (3)
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Dios
omnipotente y eterno, que con inefable sacramento quisiste poner en la sede
de Roma la potestad del principado apostólico, para que a través de ella la
verdad evangélica se difundiera por todos los reinos del mundo, concede que
lo que se ha difundido por su predicación en todo el orbe sea seguido por
toda la devoción cristiana. (Sacramentariurn
Veronense, ed. L. C. Mohlberg, Roma 1978, n.
292).
|
FUENTES DE LA PAGINA
ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA
COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y
LAS FUENTES DE ORIGEN
|
La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo.
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