MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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29-06-2022
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Edición Nº 9.310
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LITURGIA DE LAS HORAS
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SAN PEDRO Y SAN PABLO
Columnas de la
Iglesia
Celebramos,
hoy, la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, las máximas
columnas de la
Iglesia. Pedro a quien Jesús constituyó
fundamento de su Iglesia; y Pablo que cumplió la misión de llevar la fe
cristiana a los más diversos pueblos no judíos, para que todos formaran un
único pueblo de Dios, la
Iglesia.
En esta festividad honramos al Santo Padre, el Papa, sucesor de
Pedro, quien tiene la difícil misión de velar por todo el pueblo de Dios.
Como ambos apóstoles —Pedro y Pablo— sufrieron el martirio en Roma, los
ornamentos del sacerdote son de color rojo.
En el Evangelio, el reconocimiento de Jesús hacia Pedro como hombre
de fe, ubica a este humilde pescador de Galilea en un lugar importante de
la primera comunidad. No está por encima de sus hermanos, sino al servicio
de ellos, como fundamento de la comunidad, en las bases de la comunidad.
Para ver la
Reflexión completa de las 3 lecturas y el salmo de la Liturgia de este
domingo pinchar este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS
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ANTÍFONA DE ENTRADA
Estos hombres, durante su
vida terrena, plantaron la Iglesia con su sangre, bebieron el cáliz del
Señor y llegaron a ser amigos de Dios.
ACTO PENITENCIAL
Tú que perdonaste a Pedro
cuando renegó de ti. Señor, ten piedad.
Tú que convertiste a Pablo
en apóstol tuyo. Cristo, ten piedad.
Tú que por la sucesión
apostólica, nos aseguras el perdón de los pecados. Señor ten piedad.
Se dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que nos
alegras en la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, concede a
tu Iglesia que se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de aquéllos por
quienes comenzó la propagación de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Hech 12, 1-11
COMENTARIO: Luego del martirio de Santiago, Pedro,
encarcelado y custodiado con medidas de máxima seguridad, es liberado por el
ángel del Señor para devolverlo a la comunidad que ha orado fervientemente
por él. Los signos de su liberación, que se da durante la
Pascua judía, evocan la resurrección de Jesús hasta el
momento del anuncio de los prodigios de Dios que se dan entre sus elegidos.
Lectura de los Hechos de los
apóstoles.
El rey Herodes hizo
arrestar a algunos miembros de la
Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago,
hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo
arrestar a Pedro. Eran los días de “los panes ácimos”. Después de
arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro
relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo
comparecer ante el pueblo después de la
Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión,
la Iglesia
no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes
pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos
cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De
pronto, apareció el ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo.
El ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: “¡Levántate
rápido!”. Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. El ángel le
dijo: “Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias”, y Pedro lo hizo.
Después le dijo: “Cúbrete con el manto y sígueme”. Pedro salió y lo seguía;
no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por
intervención del ángel, sino que creía tener una visión. Pasaron así el
primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro
que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y
anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el ángel se alejó de
él. Pedro, volviendo en sí, dijo: “Ahora sé que realmente el Señor envió a
su ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el
pueblo judío”.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 2-9
COMENTARIO: Frente a la acción obrada por Dios, el
salmo nos invita a bendecir y alabar al Señor.
R. El Señor me libró de
todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo
tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el
Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al
Señor, alabemos su nombre todos juntos. Busqué al Señor: él me respondió y
me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán
resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre
invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.
SEGUNDA LECTURA 2Tim 4, 6-8. 17-18
COMENTARIO: Con un lenguaje propio de la época y de
las competiciones olímpicas famosas en el mundo helénico, el apóstol se
despide de Timoteo y la comunidad, motivándolos a seguir en la competencia
donde el Señor “justo juez” dará a cada uno la corona de triunfo en su
reino celeste.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a
Timoteo.
Querido hijo: Ya estoy a
punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi
carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia,
que el Señor, como justo Juez, me dará en ese día, y no solamente a mí,
sino a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. El Señor
estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por
mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la
boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que
entre en su reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los
siglos! Amén.
Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 16, 18
Aleluya. Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá
contra ella. Aleluya.
EVANGELIO Mt 16, 13-19
COMENTARIO: El reconocimiento de Jesús hacia Pedro
como hombre de fe, ubica a este humilde pescador de Galilea en un lugar
importante de la primera comunidad. No está por encima de sus hermanos,
sino al servicio de ellos, como fundamento de la comunidad, en las bases de
la comunidad.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo.
Al llegar a la región de
Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente
sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”.
Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes –les preguntó–,
¿quién dicen que soy?”. Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres
el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón,
hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en el cielo. Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá
contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que
ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que la
oración de los apóstoles acompañe las ofrendas que te presentamos, y nos
permita celebrar con devoción este sacrificio. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
La doble misión de Pedro y
Pablo en la Iglesia
V/. El Señor esté con
ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado
hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
Realmente es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú quieres que hoy los
santos apóstoles Pedro y Pablo sean causa de nuestra alegría: Pedro fue el
primero en confesar la fe, Pablo el insigne defensor para que fuera
entendida rectamente. Aquel formó la primera Iglesia con el resto de
Israel, éste fue el maestro y doctor de los paganos llamados a la fe.
De esta manera, congregando
por diversos caminos a la única familia de Cristo, ambos igualmente
venerables para el mundo, hoy son asociados por la única corona de gloria.
Por eso, con todos los
ángeles y santos, te alabamos, diciendo sin cesar: Santo, santo, santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 16, 16. 18
Pedro dijo a Jesús: “Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “Tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Padre y Señor nuestro,
renovados por este sacramento, te pedimos la gracia de vivir de tal modo en
tu Iglesia, que firmemente arraigados en el amor y perseverando en la
fracción del pan y en la doctrina de los apóstoles, lleguemos a ser un solo
corazón y una sola alma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
BENDICIÓN SOLEMNE
El Dios que los ha
edificado a ustedes sobre el cimiento de los apóstoles, por la intercesión
gloriosa de los santos apóstoles san Pedro y san Pablo, los llene de sus
bendiciones.
R. Amén.
El que los ha enriquecido a
ustedes con la palabra y el ejemplo de los apóstoles, les conceda su ayuda
para que sean testigos de la verdad ante todo el mundo.
R. Amén.
Para que así obtengan la
heredad del reino eterno por la intercesión de los apóstoles, por cuya
palabra se mantienen firmes en la fe.
R. Amén.
Y la bendición de Dios
todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.
R. Amén.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Mt
16, 13-19
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
“¿QUIÉN DICE LA
GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?”
Al llegar a la región
de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el
Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?
Es en este lugar de
Cesárea de Filipo, es el momento cuando Jesús, dirigiéndose a los
discípulos, les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy
yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero
también lo que pensaba la gente de Él lo sabía, como los apóstoles, por el
rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de
El las gentes?
2.
JESÚS, PARA
UNOS, ERA JUAN BAUTISTA,
El contacto de los
apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de
Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto.
Las que recogieron eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin
duda resucitado, como sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había
cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lc mismo dice que Antipas estaba
preocupado con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían que era
Juan, que había resucitado de entre los muertos (Lc 9:7).
3.
OTROS, QUE
ELÍAS; OTROS, QUE JEREMÍAS
Para otros, Jesús era
Elías. Lc recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para
diversos grupos, Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación
popular, Elías no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al
Mesías 12.
Otros piensan que
fuese Jeremías (Mt). El profeta Jeremías era considerado como uno de los
grandes protectores del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II
de los Macabeos (2:1-12). Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mateo
ya hizo referencia a él (2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio
que tenía en el judaísmo, y del que se podrían esperar cosas
extraordinarias.
Por último, sin saber
a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos,
que ha resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía
creer en la resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).
4.
¿QUIÉN DICEN QUE
SOY?
No deja de extrañar el
que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El
fuese o pudiese ser el Mesías.
Así fue como ellos le
respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
Jeremías o alguno de los profetas. Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen
que soy?”
Por eso, después de
oír lo que las gentes pensaban de Él, se dirige a los apóstoles para
preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su
contacto de dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su
conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no
fuera que Jesús tenía un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural,
se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus apóstoles.
5.
TÚ ERES EL
MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO
Los tres sinópticos no
dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta
que le dirigió Pedro. Todos los detalles se acumulan en la narración de
Mateo para indicar no sólo la precisión que interesa destacar, sino con
ella acusar la solemnidad del momento y la trascendencia del acto.
Mientras Marcos y
Lucas presentan sin más a Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón
Pedro. En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan
se lee que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció que será
llamado Pedro (Jn 1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la
elección para Pedro, para ser piedra El conservar aquí los dos nombres es
sumamente oportuno.
La confesión de Simón
Pedro es expresada así: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo.” Aquí se confiesa por Pedro la mesianidad y la divinidad de
Jesús. Al decir que es el Mesías, indica su relación supereminente de
autoridad con Dios — el Padre — que lo envía.
6.
FELIZ DE TI,
SIMÓN, HIJO DE JUAN
Pedro, desde su primer
encuentro con Jesús, deja al descubierto, por una parte, la amistad no
disimulada del Maestro, y por otra, la entrega sin reservas a su servicio o
compañía, es así como Pedro sabe quién es Jesús, el Mesías, el Hijo de
Dios.
Y Jesús le dijo: “Feliz
de ti, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni
la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.”
La respuesta de Jesús
tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por
la revelación tenida. La felicitación de Jesús a Simón es porque esta
confesión no se la reveló ni la carne ni la sangre, con la que se expresa
el ser humano. Tal era la grandeza de este misterio, que su revelación se
la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a
Pedro, y un misterio que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la
carne y sangre — el hombre — Entonces, este conocimiento no es por su
capacidad humana, es un don de Dios. En efecto, Pedro alcanzó este
conocimiento por la fe.
7.
TÚ ERES PEDRO, Y
SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA
Jesús, volviéndose a
Simón, le dice: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.”
Y Jesús lo eligió como la roca para construir sobre ella su Iglesia y le
confirió los poderes para llevar a la salvación a todos los hombres. Pedro
es la roca, en el sentido de que la fe y los creyentes no pueden tener otra
fe que la de los apóstoles y profetas, que son los que enseñan esa verdad,
que está construida sobre la piedra angular de Jesús, y así es, como luego
dice; y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Es decir, no
podrá vencer a la Iglesia, pues ésta está firme y estable, porque está
construida sobre la roca firme, que es Jesús.
8.
YO TE DARÉ LAS
LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS
Dice Jesús: “Yo
te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra,
quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará
desatado en el cielo.” La promesa es que ese atar y desatar sobre
la tierra tendrá su automática ratificación en el cielo. Todo lo
relacionado con esta misión — cuanto permita o prohíba en el reino, todo
eso será también ratificado en el cielo. Y eso garantizado por Jesús.
Así, Pedro como
Mayordomo de la Casa de Dios, ha recibido el poder para admitir o excluir,
según el Evangelio y de administrar la comunidad, en Pedro recaerán las
responsabilidades de la doctrina y de la moral, el podrá decidir lo que es
bueno y licito para su Iglesia y sus miembros, sentencia que será
ratificada Por Dios en lo alto de los cielos.
Así, como Pedro en
épocas de la Iglesia naciente, hoy el Papa, su sucesor, es el encargado de
animar la fe en nuestra comunidad creyente, él es en nombre de Jesucristo
Pastor y guía de la Iglesia.
9.
ACOGER AL
SUCESOR DE PEDRO
Como Pedro en los
orígenes y ahora le ha correspondido al Papa Francisco fundamento visible
de la unidad y de la caridad de la Iglesia.
A través del
Evangelio, podemos comprender como Jesucristo, nos invita a acoger al
sucesor de Pedro, y a mirarlo con los ojos de la fe.
Este es un día
especial, para rezar por el Papa y es una buena ocasión para apoyar su
inmensa obra a favor de la comunidad cristiana y de toda la humanidad. Dios
le Bendiga
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
PEDRO Y PABLO,
APÓSTOLES ENAMORADOS DE CRISTO
Hoy celebramos a Pedro
y Pablo. Estos dos apóstoles, que se apoyan directamente en la piedra
angular que es Cristo.
Pedro y Pablo son los
apóstoles “fundadores” de nuestra fe.
Pedro y Pablo son dos
caminantes detrás de la huella del Señor en el camino de la vida cristiana.
Pedro, el pescador de
Galilea empezó su extraordinaria aventura siguiendo al Maestro de Nazaret,
primero, en Judea y, a continuación, tras su muerte, hasta Roma.
Y se quedó en Roma,
allí esta su tumba, su mandato, allí está la catedra de Pedro.
Pedro continúa siendo,
en los obispos de Roma, la “roca” y el centro de unidad sobre el que Cristo
edifica su Iglesia.
Desde el primer
encuentro de Pedro con Jesús ya queda al descubierto por una parte la
amistad no disimulada del Maestro, y por otra la entrega sin reservas de
Pedro a su servicio o compañía. Desde ahora "será pescador de
hombres".
Pablo de Tarso, de
nombre judío Saulo de Tarso, es el apóstol de los gentiles.
Pablo de perseguidor
de Cristo, se convirtió en celoso misionero de su Evangelio.
Cogido por el amor al
Señor, Cristo llegó a ser para él su mayor pasión.
Tanto amor llego a
tener Pablo por Cristo que llego a decir: “Ya no vivo yo, sino que es
Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).
En ambos apóstoles, su
martirio revelará la sustancia de su fe.
Pablo es un hombre
nuevo después de la caída en el camino de Damasco. Y como todos los
convertidos, el fuego le quema las entrañas, y se siente forzado a
comunicarlo a todo el mundo.
Dos grandes
evangelizadores.
Ambos son dos columnas
de la Iglesia.
Ambos enamorados de
Cristo.
|
ORACION (3)
|
Señor
Ayúdanos a permanecer
fieles a tu iglesia.
Por el Papa, vicario de
Cristo, sucesor de Pedro: para que siempre tenga fuerza y alegría en su
arduo servicio a la Iglesia.
Por todas las iglesias
cristianas: para que se logre el entendimiento sobre la función del Papa en
la Iglesia.
Por las iglesias perseguidas
y martirizadas, en algunos países: para que permanezcan firmes en la
confesión de la fe.
Por nuestra Iglesia
diocesana, presidida por un sucesor de los apóstoles: para que sea luz y
esperanza de toda la sociedad.
Por los que dedican su
vida a la expansión del Evangelio en tierras de misión, para que vean en
san Pablo un ejemplo a seguir.
Pedro
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SANTORAL (4)
|
SAN PEDRO Y SAN PABLO
Celebramos hoy la
solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Simón, hijo de Juan,
pescador del lago de Galilea, elegido por Cristo el primero entre los Doce
para ser servidor de todos y confirmar en la fe a sus hermanos; apellidado
por Cristo «Pedro» para ser la piedra visible, fundamento de la unidad de
la Iglesia; designado por Cristo pastor para apacentar todo el rebaño de
Dios.
"Llévame a
él". En estas palabras del fogoso Pedro a su hermano Andrés que le
habla del Maestro, está sintetizada toda su vida. Pedro no hace como
Natanael que duda si de Nazaret puede salir cosa buena, sino que desde el
primer momento creyó en Jesús, se fió de él y le amó con toda su alma.
No sabemos cuándo
nació Pedro, pero sí sabemos que era de Betsaida, una aldea campesina y
marinera al lado del Lago de Genesareth. Allí vivía compartiendo su trabajo
con su padre y hermano Andrés. Estaba casado y el Señor, cuando ya forme
parte de sus más íntimos, curará a su suegra de una enfermedad.
Quizá heredó de su
padre Jonás la rudeza de su carácter y la prontitud de su genio. Lo cierto
es que Pedro, como nos lo presenta el Nuevo Testamento, era vehemente y
francote, un tanto presumidillo y un poco infantil en sus reacciones.
En el primer encuentro
de Pedro con Jesús ya queda al descubierto por una parte la amistad no
disimulada del Maestro, y por otra la entrega sin reservas de Pedro a su
servicio o compañía. Desde ahora "será pescador de hombres". Pero
el momento cumbre de Pedro nos lo recuerda San Mateo en el capítulo 16
cuando dialoga el Maestro con los Apóstoles: ¿"Quién dice la gente que
es el Hijo del Hombre"?... "Pues unos..." "Y vosotros,
¿quién decís que soy yo?". Entonces Pedro tomando la palabra, en
nombre de todos sus compañeros, dice: "Tú eres el Hijo de Dios
vivo". Y viene la paga de Jesús a aquella bien acertada y valiente
definición: "Y yo te digo, tú eres Cefas, Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no podrán prevalecer contra
ella". Desde este momento Pedro ya ocupa el primer lugar entre los
compañeros. En las listas que traen los evangelistas, lo traen el primero,
hasta a veces, lo especifican diciendo, "Pedro, el primero".
Pedro, de ahora en
adelante, recibirá muestras de especial cariño de parte del Maestro. Esta
promesa de Jesucristo de nombrarle "piedra" o ''fundamento'' de
la iglesia, se cristalizará después de la Resurrección de Jesús junto al
lago de Genesareth., según nos recoge San Juan en el capítulo 21 de su
evangelio. La escena no puede ser más hermosa. Tres veces le ha negado en
su Pasión. Ha sido cobarde. Ahora el Señor, antes de hacerle entrega del
tesoro más bello que nos deja, el Sacramento de salvación que es la
Iglesia, quiere estar seguro del arrepentimiento y amor de su Vicario y por
tres veces le examina en el amor hacia él. "Pedro ¿me amas?...
¿"Me amas más que estos"? La afirmación es categórica y firme:
"Sí, Señor, tú sabes que te amo..."
Aunque le haya negado
en la noche más triste de toda la historia, después llorará su pecado y
dirá la tradición que hasta se formaron unas cavidades en sus mejillas de
tanta lágrima. Correrá en compañía de Juan al sepulcro a ver al Maestro...
Y Jesús se le aparecerá y dirá a los demás que den el mensaje a Pedro... Le
mandará que camine sobre las aguas del lago...
Desarrolló su
actividad apostólica en Jerusalén, en Antioquía de Siria y definitivamente
en Roma, como primer obispo de aquella comunidad Incipiente. En Roma fue
crucificado el año sesenta y siete, durante la persecución del emperador
Nerón. Dio así testimonio de Jesucristo con su palabra y con su sangre. Fue
sepultado en la colina Vaticana.
Y Pablo, de Tarso,
celoso observante de la ley mosaica, perseguidor de la Iglesia de Dios,
convertido a Cristo en el camino de Damasco, ¡el Apóstol de todas las
gentes!
San Pablo es un hombre
nuevo después de la caída en el camino de Damasco. Y como todos los
convertidos, el fuego le quema las entrañas, y se siente forzado a
comunicarlo a todo el mundo. "Cuando aquel que me llamó por su gracia,
quiso revelar en mí a su Hijo para que lo evangelizase a los gentiles, sin
consultar a la sangre ni a la carne", en seguida se puso en
movimiento. Nadie podrá pararle. Es un volcán en ebullición permanente.
"Anda, dice el
Señor a Ananías, que éste es instrumento escogido por mí para llevar mi nombre
a los gentiles". Y Pablo se lanza, lleno de divinas impaciencias, por
todos los caminos del imperio. Emprende cuatro viajes apostólicos,
arriesgados, difíciles. Recorre ciudades, funda cristiandades, les deja
discípulos al frente, les escribe cartas, promete llegar hasta España...
Afronta peligros "en tierra, en mar, entre los falsos hermanos".
Pero no importan los
peligros para el alma enamorada. "Todo lo soporto por los elegidos. La
caridad de Cristo nos interpela. Muy a gusto me gastaré. Hijos míos, otra
vez me causáis dolores de parto, hasta formar a Cristo en vosotros. ¿Quién
enferma sin que yo enferme?".
San Juan Crisóstomo se
lamentaba que muchos no conocían las cartas de San Pablo. Al escuchar su
lectura, afirmaba él, "salto de gozo al oír ese maravilloso clarín
celestial, y me inflamo en deseos, reconociendo una voz muy amiga para mí,
y me parece verle presente ante mis ojos".
En sus diversos
pasajes vemos el anhelo incoercible que siente de predicar el Evangelio, de
hacerse todo para todos, de preocuparse por todas las Iglesias, de sufrirlo
todo, hasta ser anatema por sus hermanos.
"Cuando quiero
saber las últimas novedades, leo a San Pablo", dice León Bloy, a
propósito de la variedad del mensaje paulino. Pero si quisiéramos destacar
lo más peculiar, el eje y punto clave en que se apoya la nueva exigencia de
Pablo, sería por encima de todo, su anhelo por Cristo, su obsesión por Cristo,
hasta el punto de que pide varias veces a sus discípulos que le imiten a
él, sin más, pues sabe que así imitarán a Cristo.
Se podría seleccionar
una especie de Código o Decálogo sobre el cristocentrismo de Pablo: 1) Su
vida es Cristo. 2) Todo lo centra en el amor de Cristo. 3) Sólo quiere
conocer a Cristo. 4) Desea gloriarse en la cruz de Cristo. 5) Su debilidad
encuentra la fuerza en la gracia de Cristo. 6) Colabora con la gracia de
Cristo. 7) Desea únicamente apoyarse en Cristo. 8) Su afán es estar con
Cristo. 9) Se goza en haber sido atrapado por Cristo. 10) Está seguro que
nada le separará del amor de Cristo.
El último viaje de
Pablo fue el viaje a Roma para ser juzgado. Allí sufrió martirio, junto con
Pedro, las dos columnas de la Iglesia, hacia el año 67. Agotado por fin,
había rendido viaje el discípulo fiel. Fue sepultado en el lugar llamado
Tre Fontane, por las tres fuentes que habrían brotado en el momento del
martirio. Sobre aquel lugar se levantaría más tarde la basílica espléndida
que lleva todavía su nombre.
Nuestra comunidad de
fe y esperanza se funda en el mensaje de Pedro y Pablo, testigos del Señor
de la gloria. ¿Alguna vez te precipitas envalentonado? ¿Te descubres a
menudo pegando patadas con la lengua? ¿Haces afirmaciones duras que
posteriormente lamentas? ¿Eres impetuoso, exuberante y lleno del gozo de
vivir? Si es así, te hayas relacionado espiritualmente con San Pedro.
Pedro fue un hombre
que nunca creyó en hacer las cosas a medias. Estaba dispuesto a saltar de
las barcas, caminar sobre el agua y declarar su amor sin fin por su Señor.
También negó a Cristo tres veces, perdió su confianza y casi se ahogó. Todo
lo que hizo, fue con todo su corazón y toda su alma. Cometió errores, pero
se levantó, se secó y siguió su marcha. Pedro estaba lleno de pasión;
pasión por Cristo, pasión por el evangelio, pasión por la vida.
A menudo sorbemos la
vida como si fuera una taza tibia de té débil. San Pedro nos dice que en
vez de tomar pequeños sorbitos, necesitamos atrapar la vida con ambas manos
y engullirla como un vaso helado de agua de manantial en el día más
caluroso del verano.
Hay una máxima que
resume la filosofía de San Pedro: la vida no es un ensayo general. No
podemos aguardar hasta cuando creemos que empieza la noche, para decidir
saltar al escenario. Si así lo hacemos, descubriremos que el espectáculo
casi ha acabado el telón está presto para caer.
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FUENTES DE LA PAGINA
ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA
COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y
LAS FUENTES DE ORIGEN
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd
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