MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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3-06-2020

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LITURGIA DE LAS HORAS

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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 16.18

Mírame, Señor, y ten piedad de mí, porque estoy solo y afligido; mira mi aflicción y mis fatigas, y perdona todos mis pecados.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, cuya providencia es infalible en sus designios; te suplicamos que apartes de nosotros lo que nos hace daño y nos concedas todo lo que pueda ayudarnos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.

LECTURA 2Tim 1, 1-3. 6-12

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.

Pablo, Apóstol de Jesucristo, por la voluntad de Dios, para anunciar la promesa de Vida que está en Cristo Jesús, saluda a Timoteo, su hijo muy querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura al igual que mis antepasados, recordándote constantemente, de día y de noche, en mis oraciones. Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. Él nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo Jesús, desde toda la eternidad, y que ahora se ha revelado en la Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo. Porque él destruyó la muerte e hizo brillar la vida incorruptible, mediante la Buena Noticia, de la cual he sido constituido heraldo, Apóstol y maestro. Por eso soporto esta prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quien he puesto mi confianza, y estoy convencido de que él es capaz de conservar hasta aquel Día el bien que me ha encomendado.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Diversos sufrimientos y ataques sobrellevan los servidores del evangelio. ¿Con qué espíritu enfrentarlos? La carta nos exhorta a mirar a Jesucristo, la vida y la fuerza que emergen de su resurrección. Él es el que sostiene la vida de sus seguidores.

SALMO Sal 122, 1-2

R. ¡Levanto mis ojos hacia ti, Señor!

Levanto mis ojos hacia ti, que habitas en el cielo. Como los ojos de los servidores están fijos en las manos de su señor. R.

Como los ojos de la servidora están en las manos de su dueña: así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. R.

ALELUYA Jn 11, 25. 26

Aleluya. “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá jamás”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO Mc 12,18-27

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Se acercaron a Jesús unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: “Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: «Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda». Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: «Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob»? Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Los saduceos, miembros de la clase alta sacerdotal, ejercían la autoridad religiosa a través del Templo y el Sanedrín. Ellos no creían en la resurrección; por el contrario, otros grupos religiosos confiaban en la resurrección de los justos. Dentro de esta controversia, Jesús afirma que Dios nos ha creado para la vida. Más aún, ¡Él es el Dios de la Vida!

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, confiados en tu misericordia traemos estas ofrendas a tu altar, para que, con tu gracia, quedemos purificados por estos misterios que celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 16, 6.8

Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Guía, Señor, por medio de tu Espíritu, a quienes alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, para que, dando testimonio de ti, no sólo de palabra y con la lengua, sino con las obras y de verdad, merezcamos entrar en el reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?”

Mc 12, 18-27:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

1.  EL PROPÓSITO DE PONER EN RIDÍCULO A LOS QUE DICEN QUE ES VERDAD LA RESURRECCIÓN

Habiéndose retirado los enviados de los fariseos, que intentaron tenderle una trampa a Jesús, se acercan ahora los saduceos. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones y por esto el pueblo los llamaba divididos; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma. La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas a Jesús, le propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la resurrección.

Los saduceos atacan a Jesús en su enseñanza con un dato que se basa en la ley del Levirato. Según esta legislación, cuando un hombre casado muere sin descendencia, su hermano se casará con su cuñada y el primogénito de este matrimonio figurará como hijo del hermano muerto (Dt 25:510). Los saduceos, para defender su posición, complicaban el tema haciéndole tener consecuencias hasta en el otro mundo. Tal es el caso hipotético que se cita en el evangelio.

La verdad es que los saduceos, inventaron esta historia que se narra en el Evangelio, con el propósito de poner en ridículo a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección.

2.  ESTÁN EN UN ERROR PORQUE NO COMPRENDEN LAS ESCRITURAS NI EL PODER DE DIOS

La respuesta de Jesús corta de raíz toda argumentación. Les dice que están en un error porque no comprenden las Escrituras ni el poder de Dios. En efecto, ¿quién podría poner en duda el poder de Dios de resucitar a un muerto? Varios había resucitado Jesús en su vida, y bien patente y bien reciente estaba la resurrección de Lázaro. Cosa de días. ¿No sería precisamente eco de este milagro la objeción que le ponen los saduceos? Pero tampoco comprendían la revelación de las Escrituras, porque hablaba de esto, como les probará luego, aparte de resurrecciones de muertos que en ellas se narran.

En primer lugar les hace ver que, en la hora de la resurrección gloriosa, los cuerpos no tienen la finalidad transitoria que tienen aquí. Era error no sólo de los saduceos, sino de un sector, al menos, de los mismos fariseos, el atribuir a los cuerpos resucitados las funciones carnales que tenían en la tierra. En la resurrección, al no morirse, ya no hay que conservar la especie. Por eso, en la resurrección no hay mujer ni marido, sino que, en este orden de cosas, son como los ángeles de Dios en el cielo, destacándose también con ello su inmortalidad, que hace ya inútil la procreación.

Pero a ellos no les interesa mayormente el problema de la resurrección, que para ello esta resuelto negativamente, solo pretenden desprestigiar a Jesús ante el pueblo, es decir la gente sencilla.

3.  DIOS, ES DIOS DE LOS VIVOS, NO DE LOS MUERTOS.

Jesús les responde confirmado la fe en la resurrección, y les hace ver que Dios, es Dios de los vivos, no de los muertos. Jesús les manifiesta que después de la resurrección no habrá vida material, destruyendo así sus doctrinas y sus frágiles fundamentos. Lo cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida.

Lo que no entienden los saduceos, y se los aclara bien el Señor, es que no habiendo muerte, no tiene razón de ser el matrimonio.

Y no se enseña que los resucitados serán de naturaleza angélica o espiritual, sino que serán como los ángeles sin estas funciones. No será una resurrección con cuerpos como hasta ahora, sino renovados, gloriosos, espiritualizados (1 Cor 15:35ss). Si no, no habría resurrección sino simple inmortalidad. Pero el texto prueba la existencia de la resurrección.

4.  YA NO PUEDEN MORIR, PORQUE SON SEMEJANTES A LOS ÁNGELES

Jesús dijo; En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

Serán como los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.

También Jesús añadió a la razón ya dicha, el testimonio de la Escritura, diciendo: Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él.

Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar. La afirmación que hace Jesús, no es un Dios de muertos, sino de vivientes, nos debe alegrar mucho, nos debe llenar de gozo nuestro corazón, porque nos ratifica que para Dios, todos vivimos.

5.  LA MUERTE NO ALCANZA A DIOS, NI A LOS HIJOS DE DIOS.

Los que están muertos, lo están para el mundo. Para Dios no existe la muerte ni los muertos.

El que esta muerto para Dios, es aquel que no acepta abrirse a la Vida de la gracia que nos trae el Señor Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida que vence a la muerte en la esperanza de la resurrección.

Nuestra fe, sabe que existe la resurrección de entre los muertos. Así es como Jesús resucitó de entre los muertos. Así los muertos resucitaran también, pero con una forma de vida completa y definitiva.

Así, el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.

En cierta manera, desde que por los Sacramentos gozamos de la Vida Divina en esta tierra, estamos viviendo ya la vida eterna. Nuestro cuerpo tendrá que rendir su tributo a la madre tierra, de la cual salimos, por causa del pecado, pero la Vida Divina de la que ya gozamos, es por definición eterna como eterno es Dios.

6.  EL CRISTIANO ILUMINADO POR LA FE, VE PUES LA MUERTE CON OJOS MUY DISTINTOS

Llevamos en nuestro cuerpo la sentencia de muerte debida al pecado, pero nuestra alma ya está en la eternidad y al final, hasta este cuerpo de pecado resucitará para la eternidad. San Pablo (Rom.8:11) lo expresa magníficamente:

Mas ustedes no son de la carne, sino del Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el Espíritu de Jesús, no sería de Jesús. En cambio, si Jesús está en ustedes, aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu vive por estar en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos está en ustedes, el que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por medio de su Espíritu, que ya habita en ustedes.

El cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable.

El mismo San Pablo, enamorado del Señor, se queja del cuerpo de pecado pidiendo ser liberado ya de él. Para mí la vida es Jesús y la muerte ganancia (Fip.1:21) Cuando se manifieste el que es nuestra vida, Jesús, ustedes también estarán en gloria y vendrán a la luz con El (Col.3,4).

7.  CRISTO SIEMPRE SALIÓ VICTORIOSO DE LAS DIFICULTADES QUE LE PONÍAN SUS ENEMIGOS.

Cristo les da una gran lección sobre la resurrección a los saduceos. La esperanza en la resurrección es la verdadera fuerza capaz de ordenar todas las realidades humanas en una escala de valores eternos. “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”. No es Dios de quienes no existen, de quienes absolutamente han desaparecido y que no han de levantarse más.

Recordemos que Dios dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”, es decir el no dijo “Yo era”, fue bien claro, dijo “Yo soy”, porque el es Dios de quienes existen y viven.

Las gentes que oyeron a nuestro Señor Jesucristo, quedaron maravilladas de su doctrina, sin embargo los saduceos, se retiran derrotados.

Muchas Bendiciones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

EL CRISTIANISMO ES EL EVANGELIO DE LA VIDA.

La vida es la Buena Noticia que el cristiano anuncia a un mundo cada vez más inmerso en una cultura de muerte. Y, en verdad, se trata de una buena noticia, porque sólo quien cree en Cristo puede hablar de una vida «que ha destruido la muerte» y creer en la inmortalidad futura. Es más, no puede dejar de hacerlo, con el espíritu de fortaleza y de amor que se le ha dado, sin miedo ni timidez. Del mismo modo que Pablo, en la cárcel y esperando el final, proclama con valor la promesa de la vida en Cristo Jesús, tampoco el cristiano pide que le dispensen del drama del sufrimiento o de la derrota de la muerte, sino que, precisamente en el interior de esta común experiencia o desde lo hondo del abismo, anuncia la esperanza de la vida que no muere.

Su testimonio se vuelve así creíble, porque es completamente humano y está abierto de par en par a la gracia, como si los dos abismos, el de la fragilidad terrena y el del poder celestial, se tocaran en él, como en un tiempo se encontraron (o se recapitularon) en la cruz de Jesús. Por eso, Dios Padre resucitó al Hijo, del mismo modo que librará de las cadenas de la muerte a todo creyente que no se avergüence del Evangelio de la vida. Nuestro Dios, en efecto, «no es un Dios de muertos, sino de vivos».

 

ORACION (3)

 

Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, Dios amante de la vida, en ti existe todo lo que es, de ti recibe toda criatura su aliento y su vida. Si tú no existieras, no existiría yo, pero si tú existes, vibra en mí un temblor de eternidad. Te alabo, Padre, porque tú eres mi origen y, por consiguiente, también la razón de mi existencia, la certeza de mi vivir para siempre, mientras que yo, sólo por vivir, soy tu gloria. En efecto, «no alaban los muertos al Señor, ni los que bajan al silencio. Nosotros bendecimos al Señor ahora y por siempre» (Sal 115,17ss).

Sin embargo, muchas veces la vida que me has dado no ha sido capaz de cantar tu alabanza, como si me avergonzara de ti y de tu Evangelio o temiera la incomprensión y el rechazo a causa del mismo. O bien, tal vez estoy dispuesto a dar testimonio de tu Evangelio y de la misteriosa belleza de la vida humana, pero sólo cuando me van bien las cosas o cuando tu Palabra confirma lo que yo siento y las expectativas de los otros. Ando aún lejos de comprender que también es posible anunciar tu nombre en medio de la prueba y del sufrimiento, incluso al que está pasando por la prueba, porque en todo caso la vida humana, don tuyo, es digna de ser vivida, y porque también a través de su muerte puede anunciar

tu Reino el justo. Concédeme, Padre, el valor de Pablo, que incluso desde la cárcel, con cadenas, proclamó el Evangelio de la vida. Reaviva tu don en mí, para que opte por llegar a ser, como él, prisionero libre de Cristo, dejándome cautivar para siempre por las cadenas del amor divino, que ha vencido a la muerte para siempre.

SANTORAL (4)

 

SAN CARLOS LUANGA Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES S. XIX

El Continente africano fue en el pasado semillero de santos y mártires cristianos. Después, por diversos acontecimientos fue muriendo la religión predicada y vivida con tanto heroísmo. Hoy los Sumos Pontífices tienen puesta su mirada en este Continente como la Iglesia del futuro.

En el siglo pasado, Uganda fue regada por abundante sangre de generosos cristianos que no estaban dispuestos a transigir con el pecado y la herejía.

El Papa Pablo VI, en la homilía de la canonización de estos mártires de Uganda, dijo: "La tragedia que los devoró fue tan inaudita y expresiva que ofrece elementos representativos suficientes para la formación moral de un pueblo nuevo, para la fundación de una nueva tradición espiritual. . . "

Por el 1878 los Padres Blancos empezaron los primeros pasos de la evangelización de Uganda. El rey, llamado Mtsa, en un principio los favoreció y ayudó, aunque pronto trató de alejarlos de sí por miedo a que la nueva religión fuera obstáculo para su comercio de esclavos de lo que sacaba pingues sumas.

Muerto él le siguió su hijo Muanga, que era ferviente amigo de los cristianos. Pero pronto se cambiaron las cosas. El rey tenía un primer ministro que aborrecía a los cristianos porque había atentado contra el monarca y había sido descubierto por la fidelidad de los cristianos, siempre leales al rey. La cosa se agravó cuando el mismo rey intentó abusar de modo deshonesto de los mismos cristianos que tenía a su servicio. Al oponerse rotundamente los cristianos a sus aberraciones y abyectos instintos, el amor que antes sentía hacia ellos se convirtió en odio mortal.

Los veintidós negros de Uganda nos hacen revivir las páginas de las Actas de los Mártires de los primeros siglos. Es semejante la atrocidad en los suplicios: algunos fueron cortados a trozos, otros devorados por perros y otros decapitados; trece de entre ellos fueron quemados vivos sobre enrejados de mimbres. Semejante también la diversidad de edades: Matías Kalemba contaba cincuenta años, Kizito, solamente trece; la mayor parte estaba entre los dieciséis y los veinticuatro. Semejantes, - asimismo, las acusaciones de prevaricación lanzadas contra aquellos, a quienes sus enemigos denominaban «hombres de oración». Hasta es semejante el testimonio harto frecuente de vírgenes cristianas, mártires de la castidad, que también se repite: los pajes del rey Muanga, sostenidos por su jefe Carlos Luanga, se granjearon el odio del príncipe por haber rehusado acceder a sus solicitaciones impuras. Finalmente, como en los primeros tiempos, el más joven, Kizito, provocaba la admiración de sus hermanos a causa de su decisión y su alegría. La mayoría de ellos había recibido el bautismo poco antes; cuatro pajes eran aún catecúmenos, y Carlos Luanga los bautizó antes del suplicio. Las ejecuciones, que proporcionaron más de cien víctimas católicos y anglicanos se prolongaron desde el 15 de noviembre de 1885 al 27 de enero de 1887, pero la persecución llegó a su cúlmen con la hoguera de Namugongo, el 3 de junio de 1886. El progreso de la Iglesia en Uganda da testimonio de la eficacia permanente del sacrificio aceptado por Cristo. Hoy, como ayer, “La sangre de los mártires se convierte en semilla de nuevos cristianos”.

En 1885, cuando José Mkasa, maestro de pajes en la corte de rey Mwanga de Bugunda, criticó al rey por su inmoralidad y por el asesinato del misionero protestante james Hannington, el rey hizo que lo mataran. Fue reemplazado por otro cristiano, Carlos Lwanga. Varios meses más tarde, cuando un paje llamado Mwafu rehusó tomar parte en los actos inmorales del rey Mwanga, éste supo que otro paje, Denis Sebuggawo, le había estado instruyendo secretamente en el cristianismo. Se capturó y ejecutó a Denis. Entonces el rey se dirigió a todos los otros pajes cristianos, y cuando rehusaron abandonar su fe, los sentenció a muerte. Fueron torturados, y quienes sobrevivieron fueron quemados vivos o decapitados. Los mártires de Uganda eran muy jóvenes, la mayoría rondaba los veinte años. Sin embargo, mostraron una madurez superior a sus años en su disposición a sufrir y morir por su fe. Al hacerlo así demostraron su edad. No su edad cronológica, desde luego, sino su edad espiritual. Todos nosotros somos llamados a demostrar nuestra edad espiritual. Mientras que nuestra edad cronológica es dictada por las leyes de la naturaleza, nuestra edad espiritual carece de tales límites Mucho depende de cuándo comenzáramos nuestra búsqueda, y de cuánta energía hayamos puesto en ella. Cualquiera que sea nuestra edad cronológica, podemos continuar madurando espiritualmente hasta el día en que finalmente entramos en la eternidad.

Fueron beatificados por  Benedicto XV en 1920 y Pablo VI los canonizó en 1964

 

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,

(4) Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.

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