MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana"
(LG 11)
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Página de Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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3-06-2020
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Nº MD
7.927
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 16.18
Mírame,
Señor, y ten piedad de mí, porque estoy solo y afligido; mira mi aflicción
y mis fatigas, y perdona todos mis pecados.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, cuya providencia es infalible en sus designios; te suplicamos que
apartes de nosotros lo que nos hace daño y nos concedas todo lo que pueda
ayudarnos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.
LECTURA 2Tim 1, 1-3. 6-12
Lectura de
la segunda carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.
Pablo,
Apóstol de Jesucristo, por la voluntad de Dios, para anunciar la promesa de
Vida que está en Cristo Jesús, saluda a Timoteo, su hijo muy querido. Te
deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de
nuestro Señor Jesucristo. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con una
conciencia pura al igual que mis antepasados, recordándote constantemente,
de día y de noche, en mis oraciones. Por eso te recomiendo que reavives el
don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el
Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de
fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de
nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario,
comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el
Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. Él nos salvó y nos eligió con
su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y
por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo Jesús, desde toda la
eternidad, y que ahora se ha revelado en la Manifestación de nuestro
Salvador Jesucristo. Porque él destruyó la muerte e hizo brillar la vida
incorruptible, mediante la Buena Noticia, de la cual he sido constituido
heraldo, Apóstol y maestro. Por eso soporto esta prueba. Pero no me
avergüenzo, porque sé en quien he puesto mi confianza, y estoy convencido
de que él es capaz de conservar hasta aquel Día el bien que me ha
encomendado.
Palabra de
Dios.
COMENTARIO
Diversos sufrimientos
y ataques sobrellevan los servidores del evangelio. ¿Con qué espíritu
enfrentarlos? La carta nos exhorta a mirar a Jesucristo, la vida y la
fuerza que emergen de su resurrección. Él es el que sostiene la vida de sus
seguidores.
SALMO Sal 122, 1-2
R.
¡Levanto mis ojos hacia ti, Señor!
Levanto
mis ojos hacia ti, que habitas en el cielo. Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor. R.
Como los
ojos de la servidora están en las manos de su dueña: así miran nuestros
ojos al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. R.
ALELUYA Jn 11, 25. 26
Aleluya.
“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá jamás”, dice
el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mc 12,18-27
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Se
acercaron a Jesús unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y
le propusieron este caso: “Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente:
«Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle
descendencia, se case con la viuda». Ahora bien, había siete hermanos. El
primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y
también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así
ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la
mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete
la tuvieron por mujer?”. Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están
equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando
resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que
serán como ángeles en el cielo. Y con respecto a la resurrección de los
muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo
que Dios le dijo: «Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de
Jacob»? Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un
grave error”.
Palabra
del Señor.
COMENTARIO
Los saduceos,
miembros de la clase alta sacerdotal, ejercían la autoridad religiosa a
través del Templo y el Sanedrín. Ellos no creían en la resurrección; por el
contrario, otros grupos religiosos confiaban en la resurrección de los
justos. Dentro de esta controversia, Jesús afirma que Dios nos ha creado
para la vida. Más aún, ¡Él es el Dios de la Vida!
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor
Dios, confiados en tu misericordia traemos estas ofrendas a tu altar, para
que, con tu gracia, quedemos purificados por estos misterios que
celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 16, 6.8
Yo te
invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Guía,
Señor, por medio de tu Espíritu, a quienes alimentas con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo, para que, dando testimonio de ti, no sólo de palabra y
con la lengua, sino con las obras y de verdad, merezcamos entrar en el
reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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“¿No será que ustedes
están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?”
Mc 12, 18-27:
Autor: Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant
1. EL PROPÓSITO DE PONER
EN RIDÍCULO A LOS QUE DICEN QUE ES VERDAD LA RESURRECCIÓN
Habiéndose retirado los enviados de los
fariseos, que intentaron tenderle una trampa a Jesús, se acercan ahora los
saduceos. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los
fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones y por esto el pueblo
los llamaba divididos; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos,
atribuyéndose lo que no eran. Los saduceos eran ciertas personas, que
pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad
del alma. La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los
muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos,
poniendo asechanzas a Jesús, le propusieron esta cuestión precisamente en
el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la
resurrección.
Los saduceos atacan a Jesús en su enseñanza con
un dato que se basa en la ley del Levirato. Según esta legislación, cuando
un hombre casado muere sin descendencia, su hermano se casará con su cuñada
y el primogénito de este matrimonio figurará como hijo del hermano muerto (Dt 25:510). Los saduceos, para defender su posición,
complicaban el tema haciéndole tener consecuencias hasta en el otro mundo.
Tal es el caso hipotético que se cita en el evangelio.
La verdad es que los saduceos, inventaron esta
historia que se narra en el Evangelio, con el propósito de poner en
ridículo a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos.
Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad
de la resurrección.
2. ESTÁN EN UN ERROR
PORQUE NO COMPRENDEN LAS ESCRITURAS NI EL PODER DE DIOS
La respuesta de Jesús corta de raíz toda
argumentación. Les dice que están en un error porque no comprenden las
Escrituras ni el poder de Dios. En efecto, ¿quién podría poner en duda el
poder de Dios de resucitar a un muerto? Varios había resucitado Jesús en su
vida, y bien patente y bien reciente estaba la
resurrección de Lázaro. Cosa de días. ¿No sería precisamente eco de este
milagro la objeción que le ponen los saduceos? Pero tampoco comprendían la
revelación de las Escrituras, porque hablaba de esto, como les probará
luego, aparte de resurrecciones de muertos que en ellas se narran.
En primer lugar les hace ver que, en la hora de
la resurrección gloriosa, los cuerpos no tienen la finalidad transitoria
que tienen aquí. Era error no sólo de los saduceos, sino de un sector, al
menos, de los mismos fariseos, el atribuir a los cuerpos resucitados las
funciones carnales que tenían en la tierra. En la resurrección, al no
morirse, ya no hay que conservar la especie. Por eso, en la resurrección no
hay mujer ni marido, sino que, en este orden de cosas, son como los ángeles
de Dios en el cielo, destacándose también con ello su inmortalidad, que
hace ya inútil la procreación.
Pero a ellos no les interesa mayormente el
problema de la resurrección, que para ello esta
resuelto negativamente, solo pretenden desprestigiar a Jesús ante el
pueblo, es decir la gente sencilla.
3. DIOS, ES DIOS DE LOS
VIVOS, NO DE LOS MUERTOS.
Jesús les responde confirmado la fe en la
resurrección, y les hace ver que Dios, es Dios de los vivos, no de los
muertos. Jesús les manifiesta que después de la resurrección no habrá vida
material, destruyendo así sus doctrinas y sus frágiles fundamentos. Lo cual
no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los
que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos
los pecadores, y no se casarán en la otra vida.
Lo que no entienden los saduceos, y se los
aclara bien el Señor, es que no habiendo muerte, no tiene razón de ser el
matrimonio.
Y no se enseña que los resucitados serán de naturaleza
angélica o espiritual, sino que serán como los ángeles sin estas funciones.
No será una resurrección con cuerpos como hasta ahora, sino renovados,
gloriosos, espiritualizados (1 Cor 15:35ss). Si
no, no habría resurrección sino simple inmortalidad. Pero el texto prueba
la existencia de la resurrección.
4. YA NO PUEDEN MORIR,
PORQUE SON SEMEJANTES A LOS ÁNGELES
Jesús dijo; En este mundo los hombres y las
mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo
futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son
semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la
resurrección.
Serán como los ángeles y a los hijos de Dios,
porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la
muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida
material, gozarán de la presencia constante de Dios.
También Jesús añadió a la razón ya dicha, el
testimonio de la Escritura, diciendo: Que los muertos van a resucitar,
Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al
Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque Él no
es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él.
Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con
la esperanza de resucitar. La afirmación que hace Jesús,
no es un Dios de muertos, sino de vivientes, nos debe alegrar mucho, nos
debe llenar de gozo nuestro corazón, porque nos ratifica que para Dios,
todos vivimos.
5. LA MUERTE NO ALCANZA A
DIOS, NI A LOS HIJOS DE DIOS.
Los que están muertos, lo están para el mundo.
Para Dios no existe la muerte ni los muertos.
El que esta muerto
para Dios, es aquel que no acepta abrirse a la Vida de la gracia que nos
trae el Señor Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida que vence a la
muerte en la esperanza de la resurrección.
Nuestra fe, sabe que existe la resurrección de
entre los muertos. Así es como Jesús resucitó de entre los muertos. Así los
muertos resucitaran también, pero con una forma de vida completa y definitiva.
Así, el cristiano sabe que la muerte no
solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la
verdadera vida, la vida eterna.
En cierta manera, desde que por los Sacramentos
gozamos de la Vida Divina en esta tierra, estamos viviendo ya la vida
eterna. Nuestro cuerpo tendrá que rendir su tributo a la madre tierra, de
la cual salimos, por causa del pecado, pero la Vida Divina de la que ya
gozamos, es por definición eterna como eterno es Dios.
6. EL CRISTIANO ILUMINADO
POR LA FE, VE PUES LA MUERTE CON OJOS MUY DISTINTOS
Llevamos en nuestro cuerpo la sentencia de
muerte debida al pecado, pero nuestra alma ya está en la eternidad y al
final, hasta este cuerpo de pecado resucitará para la eternidad. San Pablo
(Rom.8:11) lo expresa magníficamente:
Mas ustedes no son de la carne, sino del
Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el
Espíritu de Jesús, no sería de Jesús. En cambio, si Jesús está en ustedes,
aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu
vive por estar en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a
Jesús de entre los muertos está en ustedes, el que resucitó a Jesús de
entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por
medio de su Espíritu, que ya habita en ustedes.
El cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del
mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la
muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable.
El mismo San Pablo, enamorado del Señor, se
queja del cuerpo de pecado pidiendo ser liberado ya de él. Para mí la vida
es Jesús y la muerte ganancia (Fip.1:21) Cuando se manifieste el que es
nuestra vida, Jesús, ustedes también estarán en gloria y vendrán a la luz
con El (Col.3,4).
7. CRISTO SIEMPRE SALIÓ
VICTORIOSO DE LAS DIFICULTADES QUE LE PONÍAN SUS ENEMIGOS.
Cristo les da una gran lección sobre la
resurrección a los saduceos. La esperanza en la resurrección es la
verdadera fuerza capaz de ordenar todas las realidades humanas en una
escala de valores eternos. “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”. No
es Dios de quienes no existen, de quienes absolutamente han desaparecido y
que no han de levantarse más.
Recordemos que Dios dijo: “Yo soy el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”, es decir el no dijo “Yo
era”, fue bien claro, dijo “Yo soy”, porque el es
Dios de quienes existen y viven.
Las gentes que oyeron a nuestro Señor Jesucristo, quedaron maravilladas de su doctrina, sin
embargo los saduceos, se retiran derrotados.
Muchas Bendiciones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
|
PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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EL CRISTIANISMO ES EL EVANGELIO DE LA VIDA.
La vida es la Buena Noticia que el cristiano
anuncia a un mundo cada vez más inmerso en una cultura de muerte. Y, en
verdad, se trata de una buena noticia, porque sólo quien cree en Cristo
puede hablar de una vida «que ha destruido la muerte» y creer en la
inmortalidad futura. Es más, no puede dejar de hacerlo, con el espíritu de
fortaleza y de amor que se le ha dado, sin miedo ni timidez. Del mismo modo
que Pablo, en la cárcel y esperando el final, proclama con valor la promesa
de la vida en Cristo Jesús, tampoco el cristiano pide que le dispensen del
drama del sufrimiento o de la derrota de la muerte, sino que, precisamente
en el interior de esta común experiencia o desde lo hondo del abismo, anuncia
la esperanza de la vida que no muere.
Su testimonio se vuelve así creíble, porque es
completamente humano y está abierto de par en par a la gracia, como si los
dos abismos, el de la fragilidad terrena y el del poder celestial, se
tocaran en él, como en un tiempo se encontraron (o se recapitularon) en la
cruz de Jesús. Por eso, Dios Padre resucitó al Hijo, del mismo modo que
librará de las cadenas de la muerte a todo creyente que no se avergüence
del Evangelio de la vida. Nuestro Dios, en efecto, «no es un Dios de
muertos, sino de vivos».
|
ORACION (3)
|
Dios de Abrahán, de
Isaac y de Jacob, Dios amante de la vida, en ti existe todo lo que es, de
ti recibe toda criatura su aliento y su vida. Si tú no existieras, no
existiría yo, pero si tú existes, vibra en mí un temblor de eternidad. Te
alabo, Padre, porque tú eres mi origen y, por consiguiente, también la
razón de mi existencia, la certeza de mi vivir para siempre, mientras que
yo, sólo por vivir, soy tu gloria. En efecto, «no alaban los muertos al
Señor, ni los que bajan al silencio. Nosotros bendecimos al Señor ahora y
por siempre» (Sal 115,17ss).
Sin embargo, muchas
veces la vida que me has dado no ha sido capaz de cantar tu alabanza, como
si me avergonzara de ti y de tu Evangelio o temiera la incomprensión y el
rechazo a causa del mismo. O bien, tal vez estoy
dispuesto a dar testimonio de tu Evangelio y de la misteriosa belleza de la
vida humana, pero sólo cuando me van bien las cosas o cuando tu Palabra
confirma lo que yo siento y las expectativas de los otros. Ando aún lejos
de comprender que también es posible anunciar tu nombre en medio de la
prueba y del sufrimiento, incluso al que está pasando por la prueba, porque
en todo caso la vida humana, don tuyo, es digna de ser vivida, y porque
también a través de su muerte puede anunciar
tu Reino el justo.
Concédeme, Padre, el valor de Pablo, que incluso desde la cárcel, con
cadenas, proclamó el Evangelio de la vida. Reaviva tu don en mí, para que
opte por llegar a ser, como él, prisionero libre de Cristo, dejándome
cautivar para siempre por las cadenas del amor divino, que ha vencido a la
muerte para siempre.
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SANTORAL (4)
|
SAN CARLOS LUANGA Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES S. XIX
El Continente africano fue en el pasado semillero de santos y
mártires cristianos. Después, por diversos acontecimientos fue muriendo la
religión predicada y vivida con tanto heroísmo. Hoy los Sumos Pontífices
tienen puesta su mirada en este Continente como la Iglesia del futuro.
En el siglo pasado, Uganda fue regada por abundante sangre de
generosos cristianos que no estaban dispuestos a transigir con el pecado y
la herejía.
El Papa Pablo VI, en la homilía de la canonización de estos mártires
de Uganda, dijo: "La tragedia que los devoró fue tan inaudita y
expresiva que ofrece elementos representativos suficientes para la
formación moral de un pueblo nuevo, para la fundación de una nueva
tradición espiritual. . . "
Por el 1878 los Padres Blancos empezaron los primeros pasos de la
evangelización de Uganda. El rey, llamado Mtsa,
en un principio los favoreció y ayudó, aunque pronto trató de alejarlos de
sí por miedo a que la nueva religión fuera obstáculo para su comercio de
esclavos de lo que sacaba pingues sumas.
Muerto él le siguió su hijo Muanga, que
era ferviente amigo de los cristianos. Pero pronto se cambiaron las cosas.
El rey tenía un primer ministro que aborrecía a los cristianos porque había
atentado contra el monarca y había sido descubierto por la fidelidad de los
cristianos, siempre leales al rey. La cosa se agravó cuando el mismo rey
intentó abusar de modo deshonesto de los mismos cristianos que tenía a su
servicio. Al oponerse rotundamente los cristianos a sus aberraciones y
abyectos instintos, el amor que antes sentía hacia ellos se convirtió en odio
mortal.
Los veintidós negros de Uganda nos hacen revivir las páginas de las
Actas de los Mártires de los primeros siglos. Es semejante la atrocidad en
los suplicios: algunos fueron cortados a trozos, otros devorados por perros
y otros decapitados; trece de entre ellos fueron quemados vivos sobre
enrejados de mimbres. Semejante también la diversidad de edades: Matías Kalemba contaba cincuenta años, Kizito,
solamente trece; la mayor parte estaba entre los dieciséis y los
veinticuatro. Semejantes, - asimismo, las acusaciones de prevaricación
lanzadas contra aquellos, a quienes sus enemigos denominaban «hombres de
oración». Hasta es semejante el testimonio harto frecuente de vírgenes
cristianas, mártires de la castidad, que también se repite: los pajes del rey
Muanga, sostenidos por su jefe Carlos Luanga, se granjearon el odio del príncipe por haber
rehusado acceder a sus solicitaciones impuras. Finalmente, como en los
primeros tiempos, el más joven, Kizito, provocaba
la admiración de sus hermanos a causa de su decisión y su alegría. La
mayoría de ellos había recibido el bautismo poco antes; cuatro pajes eran
aún catecúmenos, y Carlos Luanga los bautizó
antes del suplicio. Las ejecuciones, que proporcionaron más de cien
víctimas católicos y anglicanos se prolongaron desde el 15 de noviembre de
1885 al 27 de enero de 1887, pero la persecución llegó a su cúlmen con la hoguera de Namugongo,
el 3 de junio de 1886. El progreso de la Iglesia en Uganda da testimonio de
la eficacia permanente del sacrificio aceptado por Cristo. Hoy, como ayer,
“La sangre de los mártires se convierte en semilla de nuevos cristianos”.
En 1885, cuando José Mkasa, maestro de
pajes en la corte de rey Mwanga de Bugunda, criticó al rey por su inmoralidad y por el
asesinato del misionero protestante james Hannington,
el rey hizo que lo mataran. Fue reemplazado por otro cristiano, Carlos Lwanga. Varios meses más tarde, cuando un paje llamado Mwafu rehusó tomar parte en los actos inmorales del rey
Mwanga, éste supo que otro paje, Denis Sebuggawo, le había estado instruyendo secretamente en
el cristianismo. Se capturó y ejecutó a Denis. Entonces el rey se dirigió a
todos los otros pajes cristianos, y cuando rehusaron abandonar su fe, los
sentenció a muerte. Fueron torturados, y quienes sobrevivieron fueron
quemados vivos o decapitados. Los mártires de Uganda eran muy jóvenes, la
mayoría rondaba los veinte años. Sin embargo, mostraron una madurez
superior a sus años en su disposición a sufrir y morir por su fe. Al
hacerlo así demostraron su edad. No su edad cronológica, desde luego, sino
su edad espiritual. Todos nosotros somos llamados a demostrar nuestra edad
espiritual. Mientras que nuestra edad cronológica es dictada por las leyes
de la naturaleza, nuestra edad espiritual carece de tales límites Mucho
depende de cuándo comenzáramos nuestra búsqueda, y de cuánta energía
hayamos puesto en ella. Cualquiera que sea nuestra edad cronológica,
podemos continuar madurando espiritualmente hasta el día en que finalmente
entramos en la eternidad.
Fueron beatificados por Benedicto XV en 1920 y Pablo VI los
canonizó en 1964
|
FUENTES DE LA PAGINA
|
La Pagina de la Misa Diaria, esta preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo.
ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA COPIA Y LA
PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO DEBE INDICARSE EL AUTOR Y LAS FUENTES DE
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