ANTÍFONA DE ENTRADA Cf Est 4, 17
Señor, todo está bajo tu poder y
nada puede resistir a tu voluntad. Tú hiciste el cielo y la tierra y todo
lo que está bajo el firmamento; tú eres el Señor del universo.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que con
amor generoso sobrepasas los méritos y los deseos de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia perdonando lo que inquieta nuestra
conciencia y concediéndonos aún aquello que no nos atrevemos a pedir. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos
LECTUR
A Gál 2, 1-3. 6-14
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los
cristianos de Galacia.
Hermanos:
Cuando subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito, lo
hice en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio que
predico entre los paganos, en particular a los dirigentes para asegurarme
que no corría o no había corrido en vano. Pero ni siquiera Tito, que estaba
conmigo y era de origen pagano, fue obligado a circuncidarse. En cuanto a
los dirigentes no me interesa lo que hayan sido antes, porque Dios no hace
acepción de personas, no me impusieron nada más. Al contrario, aceptaron
que me había sido confiado el anuncio del Evangelio a los paganos, así como
fue confiado a Pedro el anuncio a judíos. Porque el que constituyó a Pedro
Apóstol de los judíos, me hizo también a mí Apóstol de los paganos. Por
eso, Santiago, Cefas y Juan –considerados como columnas de la Iglesia- reconociendo
el don que me había sido dado, nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé, en
señal de comunión, para que nosotros nos encargáramos de los paganos y
ellos de los judíos. Solamente nos recomendaron que nos acordáramos de los
pobres, lo que siempre he tratado de hacer. Pero cuando Cefas llegó a
Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible. En efecto,
antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los paganos,
pero cuando éstos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado, por
temor a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron, y
hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. Cuando yo vi
que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas
delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como
los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?»
Palabra de Dios.
Comentario
Jesús prometió a Pedro que su fe no
fallaría; no le dijo que nunca se equivocaría. Los judíos no comían con los
no-judíos paganos, pues esto habría sido para ellos un gesto de impureza.
Pero cuando se convertían y entraban a la Iglesia, si hubieran
conservado esta actitud respecto de sus hermanos cristianos de otra raza,
habrían mantenido una división inaceptable entre hombres renovados por
Cristo.
SALMO
Sal 116, 1-2
R. ¡Vayan
por el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben
al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque
es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para
siempre. R.
ALELUYA
Rom 8, 15
Aleluya.
Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios
¡Abbá!, ¡Padre! Aleluya.
EVANGELIO
Lc 11, 1-4
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas.
Un
día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar,
así como Juan enseñó a sus discípulos».
Él
les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros
pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y
no nos dejes caer en la tentación».
Palabra del Señor.
Comentario
Los Apóstoles ya sabían orar y lo
hacían en común como todos los judíos en las sinagogas y en los principales
momentos del día. Sin embargo, al lado de Jesús han descubierto una nueva
manera de vivir y de convivir, y sienten la necesidad de hablar al Padre en
otra forma. Jesús esperó que ellos mismos se lo pidieran, para enseñarles a
orar.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, la oblación
instituida por ti y, por estos sagrados misterios que celebramos, danos la
gracia de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lam.3, 25
El Señor es bondadoso con los que
esperan en él, con aquellos qué lo buscan.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, sácianos con él
sacramento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, para que nos transformemos
en aquello que hemos recibido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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“Padre nuestro", la oración que nos enseñó
Jesús
Lc 11, 1-4
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LA ORACIÓN DE JESÚS, EL PADRE NUESTRO
En la Iglesia de los
orígenes, y durante mucho tiempo, la oración de Jesús fue el camino para
aprender a orar, y también la mejor síntesis de la causa por la cual Jesús
vivió y dio la vida. Llamar a Dios como Padre, rogar que llegue ya su
Reino, pedir por el pan y el perdón y comprometerse a realizar su proyecto
fue, y debiera ser, la señal de los cristianos.
Los evangelios nos
presentan la oración del padrenuestro en dos versiones, según Mateo y según
Lucas.
“Padre nuestro que estás en los cielos santificado
sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en
el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas
así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer
en la tentación, más líbranos del mal”. (Mateo 6, 9-13)
Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu
Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y no nos
dejes caer en la tentación». (Lucas Lc 11, 1-4)
2. HABÍA QUE ENSEÑARLES A ORAR.
Ambos evangelistas
sitúan el Padrenuestro en un contexto de enseñanzas sobre la oración, pero
sus destinatarios son diferentes. Conocemos que Mateo escribió para una
comunidad cristiana de origen judío. Son personas que han aprendido a orar,
dentro de la tradición judía, pero deben estar atentos para que su oración
no se desvirtúe. De ahí el contexto de duro ataque a la forma de orar de
los fariseos. No olvidemos también que por la época que Mateo escribe existe
ya una franca separación entre los cristianos y los judíos. Lucas escribe
para una comunidad de cristianos helenistas o de origen griego. Son
paganos, provenientes de un mundo donde la oración se hallaba en crisis y
declinación. Había que enseñarles a orar.
Es importante observar
que en ambas comunidades de los orígenes cristianos, el Padrenuestro
formaba parte esencial de la enseñanza de la oración. Este lugar
privilegiado también lo encontramos en la Didajé (Catequesis de enseñanza cristiana
destinada a los catecúmenos, del siglo I d.C.), en donde, tras enseñar la
doctrina de los dos caminos y el bautismo, seguía una instrucción sobre el
ayuno y el padrenuestro.
3. JESÚS REZA Y ENSEÑA EL PADRENUESTRO PORQUE
PRIMERO LO VIVE Y LO PRACTICA.
En el evangelio de Mateo, encontramos el Padrenuestro
en el capítulo 6, formando parte del Sermón de la Montaña (capítulos 5
al 7), y más específicamente, dentro de una serie de enseñanzas sobre la
oración. En el capítulo 6, Mateo reúne varias enseñanzas de Jesús sobre los
tres pilares de la piedad de los judíos: la limosna, la oración y el ayuno.
En las palabras dedicadas a la oración se encuentra el Padrenuestro. Jesús
comienza exhortando a no aparentar en la oración. Convoca a orar en
secreto, lejos de la vista de los demás, pero cerca de los ojos de Dios.
Los fariseos acostumbraban a orar en público para que la gente los viera y
reconociera su fervor. Jesús critica esta disposición a exhibir la oración
(Mt. 6, 5-6). Es una práctica vacía de sentido. También enseña a no excederse
en palabras. Lo importante es confiarse en las manos de Dios (Mt. 6, 7-8).
A continuación enseña el Padrenuestro, como modelo de oración (Mt. 6,
9-13), y termina alentando a vivir el perdón sincero a los demás. "El
perdón -la disposición propia para perdonar y la súplica de perdón cuando
es uno mismo quien ha cometido una ofensa- es la condición previa por
excelencia para la oración por parte de los discípulos de Jesús." (Teología del Nuevo Testamento, J.
Jeremías, pág. 227, Ed. Sígueme).
En el evangelio de Lucas, el Padrenuestro
también se encuentra enmarcado en una catequesis sobre la oración. Las
enseñanzas se agrupan en tres temas: el Padrenuestro (Lc. 11, 1-4), la
confianza y seguridad de que Dios escucha siempre (Lc. 11, 5-8) y la
eficacia de la oración al Padre (Lc. 11, 9-13).
En Lucas, los
discípulos reconocen en la práctica de Jesús una nueva forma de orar, que
les impresiona y quieren imitar. Un día, al finalizar su oración, uno de
ellos le pide que les enseñe a orar. La comparación con Juan el Bautista y
sus discípulos es importante. Era común que cada maestro transmitiese a su
grupo de seguidores una oración que los uniera, una especie de credo que
los identificase. Los discípulos le reclaman al Señor que él también les
enseñe una oración que los reúna, que los congregue como comunidad que
intenta vivir como él. El Padrenuestro es una síntesis del mensaje de
Jesús, un resumen de sus motivaciones más profundas. Es importante
descubrir que Jesús, cuando quiere transmitir lo medular de su predicación
y su vida, no utiliza un discurso doctrinal, sino una breve oración que
reúne lo más importante del sentido de su vida. Jesús reza y enseña el
Padrenuestro porque primero lo vive y lo practica.
4. ALGUNAS DIFERENCIAS EN EL TEXTO DE LA ORACIÓN
Los evangelistas
recogen algunas diferencias en el texto de la oración. Lucas incluye cinco
peticiones, y Mateo, en una versión más larga, siete. La pregunta de rigor
¿Cuál de las dos versiones es más antigua o cual refleja mejor el
pensamiento de Jesús, es compleja de contestar? Teniendo en cuenta la
extensión de ambos textos, la versión de Lucas, que es más breve, se halla
contenida totalmente en el texto de Mateo. Esto hace pensar que el texto de
Lucas es el más primitivo. Sin embargo al considerar los elementos comunes
de ambos textos es el texto de Mateo el que parece ser más antiguo.
Por otra parte, Mateo
es más extenso, incluye peticiones colocadas en lugares determinados (al
final de la invocación inicial, al final de las peticiones en singular y al
final de las peticiones en plural) que ayudan a obtener un estilo literario
de más cuidado. También Mateo incluye la expresión aramea
"deuda", al referirse a los pecados en la petición de perdón;
mientras que Lucas utiliza un término más adaptado a sus interlocutores.
El uso de los tiempos
verbales también fortalece al texto de Mateo. La estructura más primitiva
del Padrenuestro sería, entonces una invocación, dos peticiones (o deseos)
en singular, en paralelo, dos peticiones en plural, en paralelo y el pedido
final.
5. ABBA, PADRE BUENO.
La invocación de la
divinidad como Padre se puede rastrear en varias culturas y civilizaciones
del Antiguo Oriente, y en el mismo pueblo judío. Sin constituir la forma
más común de referirse a Dios podemos encontrar varios ejemplos en el
Antiguo Testamento. Sin embargo las palabras de Jesús encierran una novedad
radical, que desconcierta a sus contemporáneos. Para hablar con Dios Jesús
utiliza el término arameo Abba, que usaban los niños pequeños para llamar a
su Padre. Con esta forma de comunicarse Jesús revela un rostro desconocido
de Dios. El Dios lejano, que está en los cielos, se hace cercano y
compañero, en la figura del Padre bondadoso que espera, acompaña, protege y
busca el bienestar de sus hijo (Lc. 15, 11 ss)
Jesús recurre al lenguaje
común del pueblo, para hablar de Dios. El hebreo estaba reservado para el
culto y el arameo lo hablaba el pueblo. De esta manera nos enseña que no lo
encontramos al margen de la vida, sino en medio de ella, a nuestro lado,
como un Padre que sufre y se desvela por sus hijos.
Jesús, que llama a
Dios, Papá, nos invita a repetir con él sus palabras. También nosotros
estamos llamados a ser sus hijos, y a demostrarlo con nuestras vidas y
obras, como lo hizo Jesús.
6. LLAMAR A DIOS "PAPÁ"
Ser hijo (y poder llamar
a Dios "Papá") es un gran honor y una seria y gran
responsabilidad. La
Iglesia desde sus orígenes entendió así esta enseñanza de
Jesús y se cuidó mucho de no dar un sentido superficial a la oración del
Padrenuestro. Esta era la oración de los cristianos, de los hijos, de los
que seguían a Jesús, participando y construyendo el Reino. La oración de
quienes se habían convertido mediante el Bautismo y habían optado por la
vida de Dios. Este trato reverencial, que, lejos de ser solemne,
garantizaba que se tomase "en serio" la proclamación y oración
del Padrenuestro, dejó sus huellas en las fórmulas de introducción al
mismo, que todavía hoy, utilizamos en nuestras celebraciones de la Eucaristía. El
sacerdote introduce el Padrenuestro con las palabras "...y siguiendo
sus divinas enseñanzas, nos atrevemos a decir...". Al enseñar el
Padrenuestro, Jesús nos invita a participar de su filiación y nos muestra
que Dios es un Padre Bueno, y que para seguirlo hay que hacerse como un
niño y aprender a decir Abba desde lo íntimo de nuestro corazón.
7. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, QUE VENGA TU REINO.
Las dos peticiones en
singular se dirigen al Padre Bueno para pedirle con confianza que su
Voluntad y su Proyecto se cumplan en la historia.
Ambas peticiones, en
paralelo, apuntan a lo mismo. Pedimos que el nombre de Dios sea
santificado, que llegue a nosotros su Reino de justicia. Nos confiamos en
sus manos para que este mundo, de pecado, injusticia y opresión, donde
muchos conocen la muerte temprana de la enfermedad, la desnutrición, la
desocupación, la falta de vivienda y educación, la ausencia de
oportunidades para vivir, cambie y brille "un cielo y una tierra
nuevas". Pedimos que su nombre sea santo, que se realice su voluntad, que
Dios, que es un Dios de Vida y Justicia, sea reconocido, tenga su lugar acá
en la tierra. Pedimos para que su nombre no se tome en vano, para que no se
justifique en el nombre de Dios una sociedad y un sistema que genera
exclusión y desigualdad. Pedimos que su Reinado se haga efectivo. Que
llegue a nosotros. Que irrumpa en la historia y la haga nueva. Pedimos
porque confiamos, contra todo desaliento y angustia existencial, que el
buen Dios va a reinar, e instaurar su Justicia, "así en la tierra como
en el cielo". En todas partes, en toda la creación.
8. DANOS CADA DÍA NUESTRO PAN COTIDIANO
Danos cada día nuestro
pan cotidiano; Luego de invocar a Dios, Padre nuestro, y de suplicar al
cielo "que venga tu Reino", volvemos los ojos a la vida
cotidiana. Nos encontramos que, en este mundo, para construir el Reino,
todos debemos alcanzar lo necesario para vivir, el pan nuestro, compartido,
de hoy y de mañana. El pan que simboliza todo lo que es imprescindible para
la vida: el pan material y el pan espiritual. El pan de la Vida, representado por
Jesús, que supo dar de comer a las multitudes hambrientas, compartir su
mesa con pecadores y marginados, y permanecer entre nosotros bajo la Eucaristía, como
pan compartido, alimento de nuestra fe y nuestra esperanza en el Reino del
Padre.
9. PERDONA NUESTROS PECADOS
Perdona nuestros
pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden. La
segunda de las peticiones en plural nos recuerda la importancia de las
relaciones humanas. La fragilidad de las mismas y la necesidad de la
reconciliación para restablecerlas. Pedimos perdón al Padre por nuestras
faltas, por las ofensas que cometemos, por las deudas que contraemos al no
comprometernos eficazmente en la justicia y la construcción del Reino.
Pedimos perdón por nuestras omisiones, por nuestro cristianismo cómodo que
evita el conflicto y las opciones. Pedimos perdón, y nos comprometemos
también a perdonar a los demás. Manifestamos con claridad nuestra intención
de promover relaciones nuevas entre las personas, a partir de nuestro gesto
concreto. Nos presentamos ante Dios para decirle que estamos dispuestos a
perdonar, que nos animamos a ser transmisores de su perdón, porque
reconocemos el perdón que Dios nos concede y la nueva oportunidad que nos
brinda.
Las cuatro peticiones
se entrelazan, pedimos que venga el Reino y que se manifieste concreto en
el pan compartido para toda (La igualdad de oportunidades y la dignidad
para todos) y una nueva manera de relacionarse, basado en el perdón y la
justicia de Dios.
10. Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN.
La última petición
sorprende. Es la única que se realiza en negativo. Implica un corte abrupto
y un final tajante. Después de elevar nuestra voz al Padre, sentimos el
peso de nuestras propias limitaciones. Con los pies bien puestos sobre la
tierra reconocemos que es duro y difícil ser consecuente con lo que hemos
pedido. Seguir a Jesús, pidiendo por el Reino, y buscando su concreción en
este mundo, puede ser muchas veces un trago amargo. Sentimos la tentación
de bajar los brazos, de escatimar esfuerzos, de convencernos con
justificaciones, de crearnos un Dios menos exigente, o simplemente, de
cerrar los ojos y los oídos, y seguir nuestro propio camino. La tentación
existe, Jesús es testigo de su permanente actualidad. Jesús a lo largo de su
vida conoció la tentación, de decir no la voluntad del Padre, de dar vuelta
la cara a su proyecto. A fuerza de oración, entrega y fe, salió adelante y
marcó el camino.
No pedimos no tener
tentaciones, estas son parte de nuestra vida. Lo que pedimos es fuerza,
coraje y perseverancia, para no dejarnos arrastrar por ellas y olvidar la
causa del Padre: el Reino.
11. REZAR EL PADRENUESTRO HOY
Rezar hoy el
Padrenuestro, es dar una mirada a Nuestro Padre, es una explosión de amor.
Que gran cosa nos enseñó Jesús, hablar con Dios como con su propio Padre,
dirigirse a Dios familiarmente, como dice San Juan Casiano, “es una ternura
de piedad en verdad entrañable”
Padre nuestro: este
nombre suscita en nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la
oración,.. Y también la esperanza de obtener lo que vamos a pedir, dice San
Agustín: “¿Qué puede El, en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando
ya previamente les ha permitido ser sus hijos?”
Dos sabios consejos:
Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que
debemos comportarnos como hijos de Dios (San Cipriano, Dom. orat. 11) y Es
necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar de ella
nuestra alma (San Gregorio de Nisa, or. dom. 2).
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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