MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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de la Misa Diaria, Reflexión Bíblica, Lectio Divina y Santoral es las más
antigua de Internet, comenzó en el año 1998.
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06-12-2023
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Nº MD 9.207
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LITURGIA DE LAS HORAS
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ESPIRITU DEL ADVIENTO
El tiempo de Adviento posee
una doble índole: es el tiempo de preparación para Navidad, solemnidad que
conmemora el primer advenimiento o venida del Hijo de Dios entre los
hombres, y es al mismo tiempo aquel, que, debido a esta misma conmemoración
o recuerdo, hace que los espíritus dirijan su atención a esperar el segundo
advenimiento de Cristo como un tiempo de parusía piadosa y alegre.
Comienza el domingo más
cercano al 30 de noviembre (día de San Andrés) que es el inicio del año
litúrgico; terminando con las vísperas de Navidad. Durante este tiempo se
cuenta con cuatro domingos de Adviento. Del 17 de Diciembre al 24 la misma
liturgia intensifica la preparación de los fieles para vivir los días de
Navidad.
En este período más que
fijarnos en la serie de hechos históricos que sucedieron antes del
nacimiento de Cristo, se debe meditar en el misterio de la Salvación que en
ellos se contiene. De alguna manera este tiempo nos hace repasar el camino
de la salvación, preparándonos para seguirlo; El recuerdo de los hechos
históricos que narran como Cristo que es Dios se hizo hombre para salvarnos
reafirma nuestra fe. La alegría de saber que ese Dios viene de nuevo a
nosotros nos llena de Esperanza. El deseo de prepararnos para recibirle
bien por la penitencia, el sacrificio o el ejercicio de la generosidad y
amabilidad con los que nos rodean reaviva nuestra caridad.
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ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. 14, 5. 7
Vendrá el Señor, y todos los santos con él,
y brillará en aquel día una gran luz.
ORACIÓN COLECTA
Dios de misericordia, escucha
favorablemente nuestras súplicas, socórrenos en medio de las pruebas de la
vida, y que la venida de tu Hijo nos conforte para que no volvamos a caer
en la esclavitud del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos.
LECTURA Is 25, 6-10
Lectura del libro de
Isaías.
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta
montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados,
de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados. Él arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los
pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de
todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo,
porque lo ha dicho Él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos
la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y
regocijémonos de su salvación!». Porque la mano del Señor se posará sobre
esta montaña.
Palabra de Dios.
Comentario: El banquete de los salvados después del juicio.
Juan usa estas imágenes en el Apocalipsis. Más que un premio, es la
realización del cumplimiento de una promesa y de un programa planificado y
querido por Dios. Es una descripción simbólica de la felicidad en el Reino
de Dios, que corresponde a la felicidad de los elegidos. Se vislumbra aquí
una referencia al banquete del Reino, anunciado por Jesús en el Nuevo
Testamento.
SALMO 22, 1-6
R. Habitaré por siempre
en la Casa del Señor.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en
verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por
oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo: tu vara y
tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré
en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
ALELUYA
Aleluya. El Señor viene a salvar a su pueblo. Felices los preparados
para salir a su encuentro. Aleluya.
EVANGELIO Mt 15, 29-37
Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se
sentó. Una gran multitud acudió a Él, llevando paralíticos, lisiados,
ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y Él los
sanó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos
quedaban sanos, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista.
Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus
discípulos y les dijo: «Me da pena esta multitud, porque hace tres días que
están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas,
porque podrían desfallecer en el camino». Los discípulos le dijeron: « ¿Y
dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan
para saciar a tanta gente? » Jesús les dijo: « ¿Cuántos panes tienen?»
Ellos respondieron: «Siete y unos pocos pescados». Él ordenó a la multitud
que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio
gracias, los partió y los daba a los discípulos, y ellos los distribuían
entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que
sobraron llenaron siete canastas.
Palabra del Señor.
Comentario: Esta actitud de Cristo es el eco del mensaje de
Isaías en la primera lectura. La realidad humana, pasa por distintos
momentos y hay un equilibrio entre fatiga y recreación, entre cruz y
liberación. En este episodio resalta la sensibilidad de Jesús que se siente
responsable de sus seguidores, que se encontraban en un lugar despoblado y
se olvidaban hasta de comer, para escucharlo.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Te pedimos, Dios nuestro, que te agraden
nuestras humilde oraciones y ofrendas, y ya que carecemos de méritos
propios socórrenos con tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN
Sal 84, 13
El mismo Señor nos dará sus bienes y
nuestra tierra producirá sus frutos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que fructifique en
nosotros la celebración de los santos misterios con los que tú nos enseñas
a amar y adherirnos a los bienes eternos, mientras peregrinamos en medio de
las realidades transitorias de esta vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Me
da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen
qué comer”
San
Mateo 15, 29-37:
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LA SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS
PANES
El fragmento de este evangelio, nos
narra la segunda multiplicación de los panes, en general, el esquema es
similar al relato de la primera multiplicación de los panes. En todo caso
es bueno conocer cuáles son algunos puntos diferentes.
Se nos relata que Jesús llamó a sus
discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que
están conmigo y no tienen qué comer”. No hace falta suponer que sean días
completos; conforme al uso ambiental, bastaría uno completo y parte de los
otros. Por eso Jesús no quiere despacharlos sin alimento, pues teme que
“desfallezcan en el camino” (Mc), y “algunos han venido de lejos” (Mc). El
lugar es despoblado.
En la primera multiplicación, se
habla de la bendición, en este relato se narra que “tomó los panes y los
pescados, dio gracias, los partió”, estos son términos sinónimos.
2. SIETE Y UNOS POCOS PESCADOS
Los que se benefician de este
milagro, “sin contar mujeres y niños” (Mt), son 4.000 hombres. Los panes a
multiplicarse eran siete, y los “peces” eran, indeterminadamente, “unos
pocos”. En la primera multiplicación se relata que: “No tenemos aquí más
que cinco panes y dos pescados”
El número de cestos que se recogen
con los pedazos que sobraron llenaron siete canastas, en el anterior, doce.
En ambos relatos, primera y segunda multiplicación, se despide a las gentes
y se suben a la barca, en Mateo, El solo, en Marcos, con sus discípulos.
Finaliza este relato; “Todos comieron hasta saciarse”, el “saciarse” tiene
un cierto valor escatológico.
El problema exegético de interés es saber
si se trata de una nueva multiplicación de los panes o ésta es un
“duplicado” de la primera, hay argumentos a favor y en contra, pero este
aspecto no cambia sustancialmente el verdadero interés de la reflexión en
su conjunto.
3. SIEMPRE MOTIVADO POR UN AUTENTICO
SENTIMIENTO DE AFECTO
Jesús nos muestra como en casi en
todos los Evangelios su carácter lleno de sentimientos de pena y lástima
por la desgracia o por el sufrimiento ajeno. Siempre nos enseña esa natural
inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos,
siempre motivado por un auténtico sentimiento de afecto, cariño y
solidaridad hacia aquella gente que estaba cansada y hambrienta, por querer
estar en su compañía, es así como sintió una gran compasión y curó a los
enfermos que ellos traían.
4. LOS DISCÍPULOS ESTÁN PREOCUPADOS
En la primera multiplicación, Mateo
relata: Como ya se hacía tarde, pone en conocimiento que el día está por
terminar, y ya no hay tiempo necesario para poder ir a proveerse de víveres
y alojamientos, entonces se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en
despoblado y empieza a oscurecer. Los discípulos están preocupados, lo que
había llevado como provisiones, no era suficiente para tanta gente. La
enseñanza que impartía de Jesús debe haber sido cautivante, se había
quedado más tiempo de lo considerado y se habían agotado los víveres.
Entonces los discípulos le dicen al Señor: Despide a la gente para que
vayan a las aldeas y compren algo de comer.
Pero Jesús les contestó: No hace
falta que vayan; denles ustedes de comer. Ellos le respondieron: No tenemos
aquí más que cinco panes y dos pescados, en este fragmento se habla de:
“Siete y unos pocos pescados”. El Corazón de Jesús, siempre está dispuesto
a dar una solución y no titubea en recurrir a lo que Él puede hacer, para
ir en ayuda a tanta gente hambrienta, entonces le dijo: Tráiganmelos. Jesús
dan pan material a las gentes, pero él sabe que también los hombres sienten
hambre de Dios, las dos hambres que experimenta el hombre y los dos son
urgentes de atender.
5. MANDÓ QUE LA GENTE SE RECOSTARA EN EL
SUELO.
Luego mandó que la gente se recostara
en el suelo (la hierba). Tomó los panes y los pescados, dio gracias, los
partió y los dio a los discípulos y ellos los distribuyeron entre la
multitud. En el relato anterior se expone que Jesús elevó los ojos al cielo.
Este gesto de Jesús era frecuente en su oración. En cambio, no era usual en
las costumbres rabínicas, porque se decía: “La regla es que el que ora ha
de tener los ojos bajos y el corazón elevado al cielo.” Jesús no enseña
nuevamente que todo viene del Padre, El está con
su corazón en ese momento en la tierra, pero levanta los ojos al cielo,
enseñándonos que es allí donde debemos mirar, porque todo viene de Dios y
todo nos debe llevar a Dios. También el relato nos dice que: pronunció una
bendición. Jesús sigue la tradición judía. La costumbre rabínica había
establecido que no se comiese o bebiese sin bendecir los alimentos, pues
equivalía a un pecado de infidelidad.
Se relata que: partió los panes y se
los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. El milagro
se hizo en las manos de Jesús, y se puede suponer que se fue multiplicando
en las manos de los discípulos, porque de lo contrario hubiese sido
incesante e inacabable ir y venir a Jesús. Entonces, Jesús no sació
directamente el hambre, lo hace a través de sus discípulos, es así como les
dios a ellos los panes y estos a las gentes.
6. TODOS COMIERON HASTA SACIARSE
Así han de ser los apóstoles de hoy,
en ningún caso indiferente a las necesidades de los demás, siempre
dispuestos a atender y acudir en la ayuda de los necesitados, con
generosidad y sin pensar muchas veces en el descanso, porque esto se hace
por el amor a Cristo, por amor al Padre Bueno y a todos sus hermanos.
Los apóstoles le ofrecieron a Jesús
todo lo que tenían, fruto del trabajo y del esfuerzo, solo siete panes y
Jesús hizo todo los demás. El Evangelio continúa: Todos comieron hasta
saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron siete canastos.
En el relato anterior se habla de doce y que los que comieron eran unos
cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
El milagro fue tan abundante, que
todos se saciaron y luego recogieron los siete canastos sobrantes. Era uso
judío recoger, después de las comidas, los trozos de comida caídos a
tierra. El milagro se constataba bien: las sobras eran más que la materia
de siete panes para el milagro.
7. LAS GENTES QUE NO TIENEN QUÉ COMER EN
EL DESIERTO
En el trasfondo de este hecho está la
evocación de Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de
Jesús. A las gentes que no tienen qué comer en el desierto (Núm. 11:13.14),
Moisés, con su oración, logra el maná. En esta época se esperaba que el
Mesías saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudo
Mesías, que llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales
prodigiosas y de donde saldrían triunfadores, pero se cuenta que su fin fue
desastroso. Igualmente, en los días mesiánicos, como renovación de los días
del desierto, se esperaba una lluvia perpetua de maná.
Todo esto podía provocar una
explosión de entusiasmo mesiánico en torno a Jesús. Pero Jesús despachó a
las gentes y discípulos, para que no se dejasen contagiar de aquel
mesianismo, no era el auténtico, ni la hora de su plena proclamación, y El
mismo se marchó solo a un monte a hacer oración.
El
Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
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PARA
LA LECTIO DIVINA (3)
|
EL MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
Las lecturas bíblicas que
nos presentan la liturgia de hoy nos ofrecen una ilustración coherente del
rostro de Dios, que viene a sanar nuestra humanidad herida y a saciar
nuestras ansias de salvación.
El Señor…ofrecerá a
todos los pueblos…un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos
añejados… Is 25, 6-10
Aparece el retrato de la
espera de esa salvación que sólo Dios puede conceder, anfitrión que prepara
el banquete para todos y nos ama a cada uno de nosotros con un amor
personal que llega hasta a enjugar las lágrimas de cada rostro.
Tú preparas ante mí una
mesa…Salmo 22
El misterio de la
misericordia divina asume para nosotros los rasgos del rostro y gestos de
Jesús que sana a los enfermos y sacia con su pan a la multitud hambrienta
que le sigue desde hace días. Mt 15, 29-37
En la hondura de esta
compasión de Jesús se nos hace visible el rostro de un Dios médico que cura
nuestra humanidad cansada, desmayada y enferma.
En él encuentro al
divino y generoso anfitrión que me acoge a su mesa y me declara lo
importante y precioso que soy a sus ojos iluminando nuestros corazones.
De hecho, nos reconocemos en el hambre de
salvación de la multitud de pobres y enfermos que se agolpan en torno a
Jesús. Que hermoso ver como aparece la imagen de un Dios que es puro amor y
preocupación por nosotros.
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ORACION (3)
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Señor Jesús:
Venimos a ti, fatigados
por nuestras limitaciones, afligidos por nuestras culpas, desilusionados de
tantas "mesas" en las que no saciamos nuestra hambre ni apagamos
nuestra sed.
Te pedimos nos consueles
y cures con tu amor, que nos sacies con tu pan y que apagues nuestra sed en
la fuente de tu Espíritu.
Acrecienta en nosotros
la feliz esperanza, la tensión por el banquete de vida plena y definitiva
que, con el Padre, preparas para todos los pueblos.
Te bendecimos por tu
compasión con los pobres y enfermos con la que nos revelas la bondad
misericordiosa del Padre.
Te bendecimos también
por el pan de cada día, signo de tu solicitud con nosotros.
Te pedimos que refuerces
nuestra caridad para que, en nuestro compartir y en el servicio, podamos
ser auténticos testigos de tu gran corazón de pastor que sana y apacienta
sus ovejas.
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada
por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de
apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego
su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando
gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,.
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