MISA DIARIA DE CAMINANDO
CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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7-04-2021
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Edición Nº MD 8.220
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LITURGIA DE LAS HORAS
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ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 25, 34
Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el
comienzo del mundo, aleluya.
Se
dice Gloria a Dios.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que
todos los años nos alegras con la celebración solemne de la resurrección de
tu Hijo; concédenos por tu bondad, que este jubilo alcance su plenitud en
la Pascuala del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Él que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos.
LECTURA Hech 3, 1-10
De
los Hechos de los Apóstoles.
En una ocasión, Pedro
y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un
paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del
Templo llamada "la Hermosa", para pedir limosna a los que
entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una
limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le
dijo: "Míranos". El hombre los miró fijamente esperando que le
dieran algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero te doy lo que
tengo: en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina". Y
tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron
los pies y los tobillos. Dando un salto, se puso de pie y comenzó a
caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando
a Dios. Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era
el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada
"la Hermosa", y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo
que le había sucedido.
Palabra
de Dios.
COMENTARIO: La curación de un enfermo por Pedro y Juan
demuestra cómo, con la Resurrección y Pentecostés, han comenzado los
tiempos nuevos; porque los enfermos considerados impuros por la ley, no
podían entrar al templo. Ahora este enfermo entra dando gracias.
SALMO Sal 104, 1-4.6-9
R.
Alégrense los que buscan al Señor.
¡Den gracias al Señor,
invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al
Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! R.
¡Gloríense en su santo
Nombre, alégrense los que buscan al Señor! ¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro! R.
Descendientes de
Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos. R.
Él se acuerda eternamente
de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que
selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R.
ALELUYA Sal 117, 24
Aleluya. Éste es el
día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.
EVANGELIO Lc 24, 13-35
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El primer día de la
semana, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús,
situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino, hablaban sobre
lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se
acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo
reconocieran. Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?".
Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás,
le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo
que pasó en estos días!". "¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos
respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta
poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo
nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado
a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara
a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es
verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado:
ellas fueron de madrugada al sepulcro y, al no hallar el cuerpo de Jesús,
volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles
que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron
todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron". Jesús les
dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo
que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos
sufrimientos para entrar en su gloria?". Y comenzando por Moisés y
continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras
lo que se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús
hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: "Quédate
con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". Él entró y se
quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición;
luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron
y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían:
"¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y
nos explicaba las Escrituras?". En ese mismo momento, se pusieron en
camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once y a
los demás que estaban con ellos, y éstos les dijeron: "Es verdad, ¡el
Señor ha resucitado y se apareció a Simón!". Ellos, por su parte,
contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido
al partir el pan.
Palabra
del Señor.
COMENTARIO: Estos discípulos sencillamente volvían a su
casa y a su trabajo, después de que habían perdido las esperanzas. Pero se
acostumbró llamarlos "los peregrinos de Emaús". Peregrino fue, el
pueblo de Israel, porque nunca tuvo la posibilidad de detenerse en su
marcha.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta con bondad,
Señor, el sacrificio de nuestra redención y obra en nosotros la salvación
del alma y del cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO DE PASCUA, I,
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 24, 35
Aleluya, Los
discípulos reconocieron al Señor Jesús al partir el pan, aleluya.
ORACIÓN DEPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, los sacramentos de tu Hijo que hemos recibido, nos renueven
espiritualmente y nos conviertan en nueva criatura. Por Jesucristo nuestro
Señor.
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REFLEXIÓN
BÍBLICA
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Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el
día se acaba".
Lc 24, 13-35
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LOS DISCÍPULOS IBAN A UN PEQUEÑO PUEBLO LLAMADO
EMAÚS
El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño
pueblo llamado Emaús, el mismo día de la resurrección del Señor, en el
cómputo judío el primer día de la semana, dos de ellos, de los discípulos
que estaban reunidos con los apóstoles tuvieron que salir de camino de
Jerusalén. Probablemente fuesen peregrinos que, cumplidos los primeros
ritos pascuales, se volvían a su pueblo. Era ésta una aldea llamada Emaús.
Para nuestro conocimiento, Emaús, dista a sesenta estadios de
Jerusalén. La topografía de esta aldea es dudosa, pues está sometida a un
problema crítico. Hay dos lecturas del mismo: unos manuscritos ponen que
estaba situada a sesenta estadios, esto son 11:5 km.; otros, a ciento
sesenta estadios, es decir 30
km. Críticamente la primera lectura está mucho más
sostenida por los códices. Los que defienden la primera lectura ponen la
topografía en el actual El-Qubeibe, que está a esta distancia exacta; los
otros lo sitúan a 32 kilómetros, en el actual Amwas.
2. SE LES UNE EN EL CAMINO, COMO UN VIAJERO MÁS,
JESÚS.
En su caminar, preocupados por los acontecimientos, se les une en el
camino, como un viajero más, Jesús. Pero ellos no le reconocieron. El texto
dice: pero sus ojos estaban retenidos para no reconocerle. Algunos autores
piensan que se trata de una acción sobrenatural que les impedía reconocer a
Jesús. La frase no debe de exigir una acción de este tipo. Era
sencillamente que la apariencia de Jesús resucitado, cuerpo glorioso, se
les mostró en una forma no ya la ordinaria. Como fue en el caso de
Magdalena, recordemos que ella piensa que es un hortelano y donde se dice
que no le conoció, pero sin alegar una acción sobrenatural que se lo
impidiese; o cuando Jesús resucitado se les aparece junto al Tiberíades, y
de momento no le reconocieron los discípulos.
La conversación se inicia con la preocupación que les embaraza, por
lo que pasó en Jerusalén. El impacto tuvo que ser muy grande en la ciudad,
pues Jesús era muy conocido, los peregrinos de todo Israel estaban allí con
motivo de la fiesta pascual y la crucifixión era siempre un acto
espectacular. El nombre de uno de ellos, Cleofás, acusa la información histórica
de san Lucas o su fuente.
3. ESTOS PEREGRINOS HABLAN DE JESÚS NAZARENO
Estos peregrinos hablan de Jesús Nazareno, nombre con que era
conocido, pero como de un profeta. Sin embargo, con este nombre piensan en
el Mesías, pues esperaban que rescataría a Israel.
Estaban en la promesa mosaico-mesiánica. Y le reconocen poderoso en obras y
palabras, estilo de Lc (Hech 7:22), con el que los peregrinos proclaman la
obra salvadora doctrinal de Jesús y su vida de milagros.
El desánimo en ellos está patente. Su esperanza no se ve. Esperaban
que rescataría a Israel, y van tres días de su
muerte. Reflejan estos peregrinos la concepción judaica de la escatología
mesiánica de formas complejas o confusas, que ya aparece en la petición del
buen ladrón (Lc), y según la cual se esperaba que el gran período mesiánico
se inauguraría con la resurrección de los muertos. Y aunque aluden a la visita
de las mujeres al sepulcro, y que no hallaron el cuerpo de Jesús, y que
habían tenido una visión de ángeles, que les dijeron que vivía, y que
algunos discípulos fueron al sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, el
desánimo y la desilusión se acusa en ellos. La cifra de tres días, tan
anunciada por Jesús para su resurrección, estaba muy fija en ellos. El alma
permanecía tres días sobre el cadáver y lo abandonaba al cuarto (Talmud).
4. JESÚS LES EXPLICA LO QUE EN LAS ESCRITURAS SE
DECÍAN DE EL
Este es el momento en que Jesús les explica lo que en las Escrituras
se decía de El: que por el sufrimiento entraría en su gloria. Hacía falta
deshacer el concepto judío de un Mesías triunfante política y
nacionalmente; había de sufrir. Por eso apeló al gran argumento en Israel:
las Escrituras. Y comenzó por Moisés (Pentateuco) y los Profetas. No faltó
en la exposición, de seguro, la profecía mesiánica del Siervo de Yahvé. Así
era preciso que el plan del Padre, revelador de las Escrituras, se
cumpliese. Y así el Mesías entraría en su gloria. Pronto van a ver parte de
esta vida sobrenatural que tiene en su aparición a ellos, a pesar del
desconocimiento que tienen de Él y su misteriosa desaparición. A la hora en
que san Lucas lo refiere, no debe ser ajeno a él, en la expresión su
gloria, la plena irradiación de su divinidad a través de su humanidad.
En el resto del relato, Jesús esta la mesa con estos peregrinos,
tiene la dificultad clásica de la pregunta que nos hacemos al inicio del
comentario. Jesús, como invitado, tomó el pan (en sus manos), lo bendijo,
lo partió y se lo dio. ¿Qué significa este acto? ¿Es la simple bendición
del pan ritual en la mesa? ¿O es que Jesús realizó allí el rito
eucarístico? Estos peregrinos le reconocieron en la fracción. Pero éstos no
asistieron a la última Cena ni es fácil que hubiesen oído explicar este
rito a los apóstoles. Más, por otra parte, esta expresión del relato parece
una forma del rito eucarístico de la consagración del pan en los sinópticos
Si el relato se considera histórico en todos sus detalles, se impone el
sentido no eucarístico, ya que estos discípulos no habían asistido a la
última Cena. Sería el rito ordinario de partir el pan y bendecirlo en la
comida, hecho, como invitado de honor, por Jesús. Si la expresión viene a
tener una coincidencia con la fórmula sinóptica eucarística, pudiera ser un
Idea o expresión demasiado repetidas o tópicas con el que se expresaba el
rito de la bendición de la mesa, de donde el mismo Jesús lo parece tomar
para el rito nuevo eucarístico. Era una buena semejanza, basada en la misma
naturaleza de las cosas.
5. ¡HOMBRES DUROS DE ENTENDIMIENTO, CÓMO LES
CUESTA CREER TODO LO QUE ANUNCIARON LOS PROFETAS!
Sin embargo recordemos que Jesús les dijo: ¡Hombres duros de
entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en
su gloria?. Y comenzando por Moisés y continuando
con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se
refería a él, es decir, primero Jesús se detiene en la enseñanza de las
Escrituras, que llevan a Jesús, y luego él, por la consagración
eucarística, está ante ellos por su real presencia eucarística y
resucitado.
Lo que aquí se intenta no es, como en las apariciones de Jesús a sus
apóstoles, el hecho mismo de la aparición, el hecho que Jesús viene, se
presenta, se muestra. Para los discípulos de Emaús no basta que Jesús esté
allí; es preciso aún más: que se le reconozca. No es una narración con
finalidad apologética, sino con un deliberado enfoque teológico. Dada esta
enseñanza, Jesús desaparece.
Pero San Lucas a veces no explica en su evangelio expresiones muy
judías (Lc 20:17). El evangelio procede, en parte, de una catequesis, donde
las explicaciones habían de tener mayor volumen. Por eso, la síntesis
evangélica puede omitir cosas supuestas. Además, es muy poco probable que
los lectores de Lucas no conociesen este tipo de bendición judía de la mesa
cuando el mismo ágape debió de tener su origen en los preludios judíos de
la cena del Señor. Y esto suponía una explicación de lo mismo. Además, esta
narración está situada entre hechos manifiestamente apologéticos de este
capítulo de Lucas.
6. CONOCIENDO A JESÚS EN EL RITO DEL PAN
Si la frase fracción del pan, anterior a su específico uso cristiano,
es aquí síntesis de tomó el pan, lo partió., ambas fórmulas son del rito
judío. Y Jesús tenía su rito, como se ve en los sinópticos. De aquí que la
forma usual y repetida de la bendición del pan en Emaús pudiese, por su uso
eucarístico, revertir sobre la fórmula histórica primitiva de bendición de
la comida, evocando a esta hora, en cierto sentido, la Eucaristía, pero sin
exigir, por ello, el que fuese la Eucaristía este rito. Lo mismo que se
lee, citado por San Jerónimo, en el apócrifo Evangelio a los Hebreos: Jesús
tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio al Justo Santiago, y le dijo:
Hermano mío, come tu pan, porque resucitó el Hijo del hombre de entre los
muertos. Y no se trata de la Eucaristía.
Por último, la narración de la explicación que Jesús les hace de las
Escrituras tiene un manifiesto valor apologético: les trata de hacer ver el
verdadero mesianismo profético.
Pero este hecho me recuerda algo muy importantes en nuestra
celebración litúrgica, primero se escucha a Jesús en la lectura y luego se
entra en contacto con El por la Eucaristía.
Estos discípulos, conociendo a Jesús en el rito del pan, por ser
característica suya la bendición, o el tono de voz, volvieron presurosos a
Jerusalén. Allí encontraron a los Once y a sus compañeros. Fácilmente
podemos imaginar con que alegría, detalles y viveza contaron su encuentro
con Jesús. Estos les dijeron: Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se
apareció a Simón! Sin embargo no les
creyeron (Mc 16:13), al menos en un principio. Pero también ellos supieron
que el Señor, el Kyrios, confesándose así la divinidad de Jesús, como lo
hacía con este nombre la Iglesia primitiva, se había aparecido a Pedro.
Sólo por san Lucas, en los evangelios, se sabe esta aparición. Acaso
dependa de Pablo (1 Cor 15:5). Pero con ello se destaca a un tiempo el amor
del perdón del Señor al Pedro negador y el prestigio de éste en la
comunidad cristiana.
7. "QUÉDATE CON NOSOTROS, PORQUE YA ES TARDE
Y EL DÍA SE ACABA".
Los discípulos, se sintieron atrapados por las palabras y la compañía
de Jesús, así es como le dijeron "Quédate con nosotros, porque ya es
tarde y el día se acaba". Eso es lo que queremos decirle hoy a Jesús,
eso es lo que le rogamos, que se quede, porque sin él la tarde se hace oscura,
sin El queda vacía el alma, y Él es Luz para la oscuridad, alegría y
consuelo para el espíritu.
Jesús se dio a conocer a los discípulos cuando estando a la mesa, tomó el pan y
pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de
los discípulos se abrieron y lo reconocieron. Así hoy nosotros, es donde
encontramos a Jesús, así se nos da a conocer en la Eucaristía de cada día,
allí es donde debemos abrir los ojos y reconocer a nuestro Señor y donde
nos arde nuestro corazón porque nos colma con su gracia.
La Paz de
Cristo Resucitado
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
|
EN NUESTROS DÍAS HAY
HAMBRE Y SED DE MILAGROS.
La gente no sonríe ya con suficiencia, como hace algunos años, con
respecto a los presuntos prodigios, sino que los busca y acude a los
lugares donde tienen lugar. Los medios de comunicación social los hacen
espectaculares y los “obradores de prodigios” corren el riesgo de ser
idolatrados. Pero tanto Pedro y Juan como Pablo y Bernabé (Hch 14,14ss) corrigen al pueblo y dicen de manera clara
que no debe concentrarse en torno a sus personas, sino en torno al poder
del nombre de Jesús. Quien tenga fe en este nombre, quien lo invoque,
también podrá obtener hoy milagros.
También hoy es posible realizar prodigios, pero es Dios el que los
realiza a través de la oración y la fe. Hay, efectivamente, situaciones tan
dolorosas y penosas que nos hacen invocar el milagro y nos impulsan a
dirigirnos a personas consideradas particularmente próximas a Dios. Pero
esas personas, la mayoría de las veces, no tienen “ni plata ni oro”: viven
en medio de la humildad y de la oración. Nosotros, alejados tanto del
escepticismo de quienes excluyen la posibilidad o la oportunidad de los
milagros, como del fanatismo con los curanderos y el papanatismo más o
menos supersticioso, nos confiamos a la oración y a la fe para obtener la
intervención extraordinaria de Dios en casos extremos, dejándole a él, que
lo sabe todo, la decisión final. Dios no abandona a su pueblo, y lo socorre
también con intervenciones extraordinarias, especialmente a través de la
oración de sus siervos, que, confiando sólo en él, no tienen necesidad ni
de oro ni de plata.
|
ORACION (3)
|
Oh Espíritu Santo, qué poco te invoco y qué poco me confío a ti y a
tu acción misteriosa. Por momentos lo arrollas todo, en otras ocasiones
pareces ausente. Pero eres necesario para la evangelización, porque sin ti
las palabras suenan vacías, mis esfuerzos son conatos estériles, mis
compromisos se quedan vacíos. ¿Cómo puedo llevar la salvación si tú estás
ausente? Hazme comprender interiormente tu absoluta necesidad, y la
necesidad que tengo de ti, en mi acción de testigo y de evangelizador.
Hazme comprender que siempre estás presente, incluso cuando el Evangelio
tiene dificultades para ser acogido, dándome paz y no quitándome el valor
de sembrar sin tregua. Hazme ver claro que a mí me pides la siembra y te
reservas para ti los frutos. Dame, sobre todo, la seguridad de que siempre
estás conmigo en cada momento de mi trabajo apostólico, porque así estaré
seguro de que nunca será inútil ninguna siembra, aun cuando la mayoría de
las veces serán otros los que recojan. Y la seguridad de que, en el cielo,
verán mis ojos ciertamente esos frutos tan esperados de mi trabajo y del
tuyo.
|
FUENTES DE LA PAGINA
|
La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
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