MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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Fecha: 07-10-2020
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Edición N.º
MD 8.055
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LITURGIA DE LAS HORAS
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Nuestra Señora del Rosario
El rezo del rosario se popularizó durante la
Edad Media, como una forma de meditación para el pueblo. Dado que la gente
no tenía libros para acceder a la lectura del evangelio, a través de los
misterios del rosario, se proponían los momentos fundamentales de la vida
de Jesús y de su Madre. Esta celebración fue instituida por san Pío V para
conmemorar la victoria de Lepanto en 1571 contra la flota turca y en 1716
san Pío X la extiende a la Iglesia universal.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Lc 1 28.42
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está
contigo, y bendito es el fruto de tu vientre.
ORACIÓN COLECTA
Señor, derrama tu gracia en nuestros corazones,
y ya que hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de tu Hijo
Jesucristo, condúcenos por su Pasión y su Cruz, con la intercesión de la
Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es
Dios, por los siglos de los siglos.
LECTUR
A Gál 2, 1-3. 6-14
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los
cristianos de Galacia.
Hermanos:
Cuando subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito, lo
hice en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio que
predico entre los paganos, en particular a los dirigentes para asegurarme
que no corría o no había corrido en vano. Pero ni siquiera Tito, que estaba
conmigo y era de origen pagano, fue obligado a circuncidarse. En cuanto a
los dirigentes no me interesa lo que hayan sido antes, porque Dios no hace
acepción de personas, no me impusieron nada más. Al contrario, aceptaron
que me había sido confiado el anuncio del Evangelio a los paganos, así como
fue confiado a Pedro el anuncio a judíos. Porque el que constituyó a Pedro
Apóstol de los judíos, me hizo también a mí Apóstol de los paganos. Por
eso, Santiago, Cefas y Juan –considerados como columnas de la Iglesia- reconociendo
el don que me había sido dado, nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé, en
señal de comunión, para que nosotros nos encargáramos de los paganos y
ellos de los judíos. Solamente nos recomendaron que nos acordáramos de los
pobres, lo que siempre he tratado de hacer. Pero cuando Cefas llegó a
Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible. En efecto,
antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los paganos,
pero cuando éstos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado, por
temor a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron, y
hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. Cuando yo vi
que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas
delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como
los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?»
Palabra de Dios.
Comentario
Jesús prometió a Pedro que su fe no
fallaría; no le dijo que nunca se equivocaría. Los judíos no comían con los
no-judíos paganos, pues esto habría sido para ellos un gesto de impureza.
Pero cuando se convertían y entraban a la Iglesia, si hubieran
conservado esta actitud respecto de sus hermanos cristianos de otra raza,
habrían mantenido una división inaceptable entre hombres renovados por
Cristo.
SALMO
Sal 116, 1-2
R.
¡Vayan por el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben
al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque
es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre.
R.
ALELUYA
Rom 8, 15
Aleluya.
Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios
¡Abbá!, ¡Padre! Aleluya.
EVANGELIO
Lc 11, 1-4
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas.
Un
día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus
discípulos».
Él
les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros
pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y
no nos dejes caer en la tentación».
Palabra del Señor.
Comentario
Los Apóstoles ya sabían orar y lo
hacían en común como todos los judíos en las sinagogas y en los principales
momentos del día. Sin embargo, al lado de Jesús han descubierto una nueva
manera de vivir y de convivir, y sienten la necesidad de hablar al Padre en
otra forma. Jesús esperó que ellos mismos se lo pidieran, para enseñarles a
orar.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que prepares nuestros
corazones para ofrecer este sacrificio y así poder celebrar de tal modo los
misterios de tu Hijo unigénito, que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 1, 31
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor Dios nuestro, que habiendo
proclamado en este sacramento la muerte y resurrección de tu Hijo,
asociados a los dolores de su pasión podamos también gozar de su consuelo y
participar de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Padre nuestro", la oración que nos enseñó
Jesús
Lc 11, 1-4
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. LA ORACIÓN DE JESÚS, EL PADRE NUESTRO
En la Iglesia de los
orígenes, y durante mucho tiempo, la oración de Jesús fue el camino para aprender
a orar, y también la mejor síntesis de la causa por la cual Jesús vivió y
dio la vida. Llamar a Dios como Padre, rogar que llegue ya su Reino, pedir
por el pan y el perdón y comprometerse a realizar su proyecto fue, y
debiera ser, la señal de los cristianos.
Los evangelios nos
presentan la oración del padrenuestro en dos versiones, según Mateo y según
Lucas.
“Padre nuestro que estás en los cielos
santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la
tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos
nuestras deudas así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no
nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal”. (Mateo 6, 9-13)
Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu
Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y no nos
dejes caer en la tentación». (Lucas Lc 11, 1-4)
2. HABÍA QUE ENSEÑARLES A ORAR.
Ambos evangelistas
sitúan el Padrenuestro en un contexto de enseñanzas sobre la oración, pero
sus destinatarios son diferentes. Conocemos que Mateo escribió para una
comunidad cristiana de origen judío. Son personas que han aprendido a orar,
dentro de la tradición judía, pero deben estar atentos para que su oración
no se desvirtúe. De ahí el contexto de duro ataque a la forma de orar de
los fariseos. No olvidemos también que por la época que Mateo escribe
existe ya una franca separación entre los cristianos y los judíos. Lucas
escribe para una comunidad de cristianos helenistas o de origen griego. Son
paganos, provenientes de un mundo donde la oración se hallaba en crisis y
declinación. Había que enseñarles a orar.
Es importante observar
que en ambas comunidades de los orígenes cristianos, el Padrenuestro formaba
parte esencial de la enseñanza de la oración. Este lugar privilegiado
también lo encontramos en la
Didajé (Catequesis de enseñanza cristiana destinada a los
catecúmenos, del siglo I d.C.), en donde, tras enseñar la doctrina de los
dos caminos y el bautismo, seguía una instrucción sobre el ayuno y el
padrenuestro.
3. JESÚS REZA Y ENSEÑA EL PADRENUESTRO PORQUE
PRIMERO LO VIVE Y LO PRACTICA.
En el evangelio de Mateo, encontramos el Padrenuestro
en el capítulo 6, formando parte del Sermón de la Montaña (capítulos 5
al 7), y más específicamente, dentro de una serie de enseñanzas sobre la
oración. En el capítulo 6, Mateo reúne varias enseñanzas de Jesús sobre los
tres pilares de la piedad de los judíos: la limosna, la oración y el ayuno.
En las palabras dedicadas a la oración se encuentra el Padrenuestro. Jesús
comienza exhortando a no aparentar en la oración. Convoca a orar en
secreto, lejos de la vista de los demás, pero cerca de los ojos de Dios.
Los fariseos acostumbraban a orar en público para que la gente los viera y
reconociera su fervor. Jesús critica esta disposición a exhibir la oración
(Mt. 6, 5-6). Es una práctica vacía de sentido. También enseña a no
excederse en palabras. Lo importante es confiarse en las manos de Dios (Mt.
6, 7-8). A continuación enseña el Padrenuestro, como modelo de oración (Mt.
6, 9-13), y termina alentando a vivir el perdón sincero a los demás.
"El perdón -la disposición propia para perdonar y la súplica de perdón
cuando es uno mismo quien ha cometido una ofensa- es la condición previa
por excelencia para la oración por parte de los discípulos de Jesús." (Teología del Nuevo Testamento, J.
Jeremías, pág. 227, Ed. Sígueme).
En el evangelio de Lucas, el Padrenuestro
también se encuentra enmarcado en una catequesis sobre la oración. Las enseñanzas
se agrupan en tres temas: el Padrenuestro (Lc. 11, 1-4), la confianza y
seguridad de que Dios escucha siempre (Lc. 11, 5-8) y la eficacia de la
oración al Padre (Lc. 11, 9-13).
En Lucas, los
discípulos reconocen en la práctica de Jesús una nueva forma de orar, que
les impresiona y quieren imitar. Un día, al finalizar su oración, uno de
ellos le pide que les enseñe a orar. La comparación con Juan el Bautista y
sus discípulos es importante. Era común que cada maestro transmitiese a su
grupo de seguidores una oración que los uniera, una especie de credo que
los identificase. Los discípulos le reclaman al Señor que él también les
enseñe una oración que los reúna, que los congregue como comunidad que
intenta vivir como él. El Padrenuestro es una síntesis del mensaje de
Jesús, un resumen de sus motivaciones más profundas. Es importante
descubrir que Jesús, cuando quiere transmitir lo medular de su predicación
y su vida, no utiliza un discurso doctrinal, sino una breve oración que
reúne lo más importante del sentido de su vida. Jesús reza y enseña el
Padrenuestro porque primero lo vive y lo practica.
4. ALGUNAS DIFERENCIAS EN EL TEXTO DE LA ORACIÓN
Los evangelistas
recogen algunas diferencias en el texto de la oración. Lucas incluye cinco
peticiones, y Mateo, en una versión más larga, siete. La pregunta de rigor
¿Cuál de las dos versiones es más antigua o cual refleja mejor el
pensamiento de Jesús, es compleja de contestar? Teniendo en cuenta la
extensión de ambos textos, la versión de Lucas, que es más breve, se halla
contenida totalmente en el texto de Mateo. Esto hace pensar que el texto de
Lucas es el más primitivo. Sin embargo al considerar los elementos comunes
de ambos textos es el texto de Mateo el que parece ser más antiguo.
Por otra parte, Mateo
es más extenso, incluye peticiones colocadas en lugares determinados (al
final de la invocación inicial, al final de las peticiones en singular y al
final de las peticiones en plural) que ayudan a obtener un estilo literario
de más cuidado. También Mateo incluye la expresión aramea
"deuda", al referirse a los pecados en la petición de perdón;
mientras que Lucas utiliza un término más adaptado a sus interlocutores.
El uso de los tiempos
verbales también fortalece al texto de Mateo. La estructura más primitiva
del Padrenuestro sería, entonces una invocación, dos peticiones (o deseos)
en singular, en paralelo, dos peticiones en plural, en paralelo y el pedido
final.
5. ABBA, PADRE BUENO.
La invocación de la
divinidad como Padre se puede rastrear en varias culturas y civilizaciones
del Antiguo Oriente, y en el mismo pueblo judío. Sin constituir la forma
más común de referirse a Dios podemos encontrar varios ejemplos en el
Antiguo Testamento. Sin embargo las palabras de Jesús encierran una novedad
radical, que desconcierta a sus contemporáneos. Para hablar con Dios Jesús
utiliza el término arameo Abba, que usaban los niños pequeños para llamar a
su Padre. Con esta forma de comunicarse Jesús revela un rostro desconocido
de Dios. El Dios lejano, que está en los cielos, se hace cercano y
compañero, en la figura del Padre bondadoso que espera, acompaña, protege y
busca el bienestar de sus hijo (Lc. 15, 11 ss)
Jesús recurre al
lenguaje común del pueblo, para hablar de Dios. El hebreo estaba reservado
para el culto y el arameo lo hablaba el pueblo. De esta manera nos enseña
que no lo encontramos al margen de la vida, sino en medio de ella, a
nuestro lado, como un Padre que sufre y se desvela por sus hijos.
Jesús, que llama a
Dios, Papá, nos invita a repetir con él sus palabras. También nosotros
estamos llamados a ser sus hijos, y a demostrarlo con nuestras vidas y
obras, como lo hizo Jesús.
6. LLAMAR A DIOS "PAPÁ"
Ser hijo (y poder
llamar a Dios "Papá") es un gran honor y una seria y gran
responsabilidad. La
Iglesia desde sus orígenes entendió así esta enseñanza de
Jesús y se cuidó mucho de no dar un sentido superficial a la oración del
Padrenuestro. Esta era la oración de los cristianos, de los hijos, de los
que seguían a Jesús, participando y construyendo el Reino. La oración de quienes
se habían convertido mediante el Bautismo y habían optado por la vida de
Dios. Este trato reverencial, que, lejos de ser solemne, garantizaba que se
tomase "en serio" la proclamación y oración del Padrenuestro,
dejó sus huellas en las fórmulas de introducción al mismo, que todavía hoy,
utilizamos en nuestras celebraciones de la Eucaristía. El
sacerdote introduce el Padrenuestro con las palabras "...y siguiendo
sus divinas enseñanzas, nos atrevemos a decir...". Al enseñar el
Padrenuestro, Jesús nos invita a participar de su filiación y nos muestra
que Dios es un Padre Bueno, y que para seguirlo hay que hacerse como un
niño y aprender a decir Abba desde lo íntimo de nuestro corazón.
7. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, QUE VENGA TU REINO.
Las dos peticiones en
singular se dirigen al Padre Bueno para pedirle con confianza que su
Voluntad y su Proyecto se cumplan en la historia.
Ambas peticiones, en
paralelo, apuntan a lo mismo. Pedimos que el nombre de Dios sea
santificado, que llegue a nosotros su Reino de justicia. Nos confiamos en
sus manos para que este mundo, de pecado, injusticia y opresión, donde
muchos conocen la muerte temprana de la enfermedad, la desnutrición, la
desocupación, la falta de vivienda y educación, la ausencia de oportunidades
para vivir, cambie y brille "un cielo y una tierra nuevas".
Pedimos que su nombre sea santo, que se realice su voluntad, que Dios, que
es un Dios de Vida y Justicia, sea reconocido, tenga su lugar acá en la
tierra. Pedimos para que su nombre no se tome en vano, para que no se
justifique en el nombre de Dios una sociedad y un sistema que genera
exclusión y desigualdad. Pedimos que su Reinado se haga efectivo. Que
llegue a nosotros. Que irrumpa en la historia y la haga nueva. Pedimos
porque confiamos, contra todo desaliento y angustia existencial, que el
buen Dios va a reinar, e instaurar su Justicia, "así en la tierra como
en el cielo". En todas partes, en toda la creación.
8. DANOS CADA DÍA NUESTRO PAN COTIDIANO
Danos cada día nuestro
pan cotidiano; Luego de invocar a Dios, Padre nuestro, y de suplicar al
cielo "que venga tu Reino", volvemos los ojos a la vida
cotidiana. Nos encontramos que, en este mundo, para construir el Reino,
todos debemos alcanzar lo necesario para vivir, el pan nuestro, compartido,
de hoy y de mañana. El pan que simboliza todo lo que es imprescindible para
la vida: el pan material y el pan espiritual. El pan de la Vida, representado por
Jesús, que supo dar de comer a las multitudes hambrientas, compartir su
mesa con pecadores y marginados, y permanecer entre nosotros bajo la Eucaristía, como
pan compartido, alimento de nuestra fe y nuestra esperanza en el Reino del
Padre.
9. PERDONA NUESTROS PECADOS
Perdona nuestros
pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden. La
segunda de las peticiones en plural nos recuerda la importancia de las
relaciones humanas. La fragilidad de las mismas y la necesidad de la
reconciliación para restablecerlas. Pedimos perdón al Padre por nuestras
faltas, por las ofensas que cometemos, por las deudas que contraemos al no
comprometernos eficazmente en la justicia y la construcción del Reino.
Pedimos perdón por nuestras omisiones, por nuestro cristianismo cómodo que
evita el conflicto y las opciones. Pedimos perdón, y nos comprometemos también
a perdonar a los demás. Manifestamos con claridad nuestra intención de
promover relaciones nuevas entre las personas, a partir de nuestro gesto
concreto. Nos presentamos ante Dios para decirle que estamos dispuestos a
perdonar, que nos animamos a ser transmisores de su perdón, porque
reconocemos el perdón que Dios nos concede y la nueva oportunidad que nos
brinda.
Las cuatro peticiones
se entrelazan, pedimos que venga el Reino y que se manifieste concreto en
el pan compartido para toda (La igualdad de oportunidades y la dignidad
para todos) y una nueva manera de relacionarse, basado en el perdón y la
justicia de Dios.
10. Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN.
La última petición
sorprende. Es la única que se realiza en negativo. Implica un corte abrupto
y un final tajante. Después de elevar nuestra voz al Padre, sentimos el
peso de nuestras propias limitaciones. Con los pies bien puestos sobre la
tierra reconocemos que es duro y difícil ser consecuente con lo que hemos
pedido. Seguir a Jesús, pidiendo por el Reino, y buscando su concreción en
este mundo, puede ser muchas veces un trago amargo. Sentimos la tentación
de bajar los brazos, de escatimar esfuerzos, de convencernos con
justificaciones, de crearnos un Dios menos exigente, o simplemente, de
cerrar los ojos y los oídos, y seguir nuestro propio camino. La tentación
existe, Jesús es testigo de su permanente actualidad. Jesús a lo largo de
su vida conoció la tentación, de decir no la voluntad del Padre, de dar
vuelta la cara a su proyecto. A fuerza de oración, entrega y fe, salió
adelante y marcó el camino.
No pedimos no tener
tentaciones, estas son parte de nuestra vida. Lo que pedimos es fuerza,
coraje y perseverancia, para no dejarnos arrastrar por ellas y olvidar la
causa del Padre: el Reino.
11. REZAR EL PADRENUESTRO HOY
Rezar hoy el
Padrenuestro, es dar una mirada a Nuestro Padre, es una explosión de amor.
Que gran cosa nos enseñó Jesús, hablar con Dios como con su propio Padre, dirigirse
a Dios familiarmente, como dice San Juan Casiano, “es una ternura de piedad
en verdad entrañable”
Padre nuestro: este
nombre suscita en nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la
oración,.. Y también la esperanza de obtener lo que vamos a pedir, dice San
Agustín: “¿Qué puede El, en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando
ya previamente les ha permitido ser sus hijos?”
Dos sabios consejos:
Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que
debemos comportarnos como hijos de Dios (San Cipriano, Dom. orat. 11) y Es
necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar de ella
nuestra alma (San Gregorio de Nisa, or. dom. 2).
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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PABLO UNA APASIONADA ADHESIÓN A CRISTO
Lo que más me provoca
en la perícopa de la Carta
a los Gálatas es la libertad con respecto a todo lo que no sea el Evangelio
de Cristo y su enseñanza -precisamente- liberadora. Todo formalismo,
constricción y oportunismo o tradicionalismo vacíos de alma son quemados
por su fuego. Existe en Pablo una apasionada adhesión a Cristo y a su
verdad. Nada ni nadie le ata. Ni siquiera el temor a perder su prestigio en
su confrontación con Pedro. Ejerce sin más la corrección fraterna con el
mismo Pedro no para hacer triunfar su idea, sino más bien para que triunfe
el esplendor de la coherencia entre el Evangelio y la vida. También es
urgente que nosotros instauremos en el interior de las comunidades
cristianas y religiosas esta parresía, esta franqueza de relaciones, esta
apasionada búsqueda de la verdad de Cristo, como escucha de las urgencias
del Reino y no de nuestros pequeños y mezquinos intereses.
SI ORO AL ABBÁ, AL TIERNÍSIMO PADRE MÍO Y DE LOS
HERMANOS
Está claro que sólo en
espacios y tiempos precisos de oración se consigue el coraje necesario para
hacer saltar trabas, vínculos, así como viejas incrustaciones y confusiones
que contaminan la verdad pura del Evangelio y esclavizan nuestro corazón.
Si oro al Abbá, al tiernísimo Padre mío y de los hermanos, si le pido que
sea glorificado como conviene y que su Reino de justicia, de amor y de paz
venga también por medio de mi pequeña vida, tendré ciertamente la fuerza
para llegar a ser cada vez más, en la parte de la Iglesia en que vivo,
el que hoy estoy llamado a ser. A buen seguro, no un elemento de polémica
soberbia dinamitera, que sólo destruye en sí mismo y en los otros, sino una
persona tan unida a Jesús, tan embebida de todo su humilde amor, que no
teme el posible resentimiento de quien es corregido por amor. Repetir
también a menudo durante el día «Venga tu Reino», la ardiente petición del
Padre nuestro, es un secreto de energía espiritual para querer el Reino y
buscarlo en toda actitud personal y de relación.
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ORACION
(3)
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Señor Jesús, tú nos
dijiste que si escuchamos y vivimos tu Palabra conoceremos la verdad, «y la
verdad nos hará libres» (cf. Jn 8). Concédenos, pues, orar y vivir la
ardiente petición: «Venga tu Reino», que es verdad y libertad tanto de Dios
como del hombre. Concédenos pedirlo con tal perseverancia que se convierta
no sólo en la respiración-deseo del corazón, sino también en el coraje y el
compromiso liberador de todo nuestro modo de obrar y de relacionarnos con
aquellos que, como nosotros, serán Iglesia en camino hacia los esplendores
del Reino
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SANTORAL (4)
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NUESTRA SEÑORA DEL SANTO ROSARIO
La fecha del 7 de octubre asocia la
memoria de Nuestra Señora del Rosario con la victoria obtenida por los
cristianos sobre los turcos en Lepanto en 1571. Mas hoy la Iglesia no nos
invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia
de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de
Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. Al dar ella su consentimiento a Dios
en la Anunciación, «se consagró totalmente a sí misma, cual esclava del
Señor, a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la
Redención con él y bajo él, por la gracia de Dios omnipotente» (Conc. Vaticano II, Const. sobre la Iglesia, n 56). Por
eso la liturgia recuerda como formando un todo las
diversas fases de ese misterio, «la encarnación de Jesucristo, su
pasión y la gloria de la resurrección», pidiendo al Señor por intercesión
de María que haga que comulguemos en la fe y en el amor. Para lograr que
María nos escuche cuando rezamos el Avemaría, no es necesario haber
meditado largamente sobre la estructura de esta plegaria. Con todo, no
resultará inútil el saber que está compuesta por un saludo y una
invocación. El saludo es palabra de Dios: junta la salutación del Ángel en
la Anunciación y la de Isabel en la en la Visitación. Por lo que toca a la
invocación, se fundamenta en la fe de la Iglesia en la maternidad divina de
María para confiarle la vida presente de sus hijos y su tránsito a Dios al
final de su Pascua.
El otoño nos trae una fiesta de
santidad instrumental que habla de un objeto llamado santo con nombre de
plantel de rosas. Es de madera, metales nobles o modestísimos, hueso o
nácar, tanto da, y se conoció bajo formas diferentes desde muy antiguo,
aunque no adopta las características hoy comunes hasta el siglo XVI, cuando
su rezo se vincula a la victoria cristiana de Lepanto.
Esta corona a la Virgen, repetitivo
y humilde como una cantilena infantil, es un Evangelio en miniatura que
está al alcance de todas las inteligencias y de las memorias más torpes,
así como de las situaciones espirituales más desangeladas y frías, y quizá porque
conoce el paño es la devoción que María recomendó en Lourdes y Fátima, a
manera de gran arma para la paz de nuestro tiempo.
En los últimos siglos, cuando la
Historia tiende a hacernos creer más listos y originales, más modernos, la
Virgen da la razón a los papas prefiriendo esta modalidad tan sencilla de
adorar y pedir (la oración de los tontos, según los que tienen una idea muy
elevada de sí mismos) en la que se nos da todo hecho menos la actitud
interior, y que obliga a poner el alma en lo que se dice, como
introduciendo el sentido de Dios en la monotonía de las cosas de la vida
cotidiana.
Plegaria personal por el impulso
que cada cual le dé, pero también voz del coro de la Iglesia, como un
murmullo de niño que no se cansa de repetir lo archisabido que no puede
decirse mejor, con leves pausas meditativas para volver más confiados a la
música envolvente de unas palabras que suenan a eternas de pura sencillez y
profundidad.
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FUENTES DE LA PAGINA
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COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y
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enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo.
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debajo de esta página, no es de responsabilidad de Caminando con Jesús.
Este es un servicio gratuito, no recibe ningún tipo de ayuda económica y no
la busca, gratuito hemos recibido mucho, gratuito queremos dar todo lo
mejor que podamos, pero sin en esa publicidad no podría llegar hasta sus
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