MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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09-07-2020
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Nº MD 7.963
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LITURGIA
DE LAS HORAS
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JULIO MES DEL CARMEN, NOVENA Y OTROS TEMAS EN ESTE LINK: DEDICADO A LA VIRGEN DEL
CARMEN
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ANTÍFONA
DE ENTRADA Cfr. Sal. 47, 10-11
En tu santo templo, Señor,
evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines
de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
ORACIÓN
COLECTA
Dios nuestro, que por
la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concédenos una
santa alegría, para que, liberados de la servidumbre del pecado, alcancemos
la felicidad que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los
siglos de los siglos.
LECTURA Os 11, 1-4. 8-9
Lectura de la profecía
de Oseas.
Así habla el Señor:
Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Pero cuanto
más los llamaba, más se alejaban de mí; ofrecían sacrificios a los Baales y
quemaban incienso a los ídolos. ¡Y yo había enseñado a caminar a Efraím, lo
tomaba por los brazos! Pero ellos no reconocieron que yo los cuidaba. Yo
los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para ellos como los
que alzan a una criatura contra sus mejillas, me inclinaba hacia él y le
daba de comer. Mi corazón se subleva contra mí y se enciende toda mi
ternura: no daré libre curso al ardor de mi ira, no destruiré otra vez a
Efraím. Porque yo soy Dios, no un hombre: soy el Santo en medio de ti, y no
vendré con furor.
Palabra de Dios.
COMENTARIO:
A
pesar de las constantes infidelidades que justificarían la ira de Dios, Él
tratará al infiel con la misma ternura y amor con que se trata a un niño
indefenso. La comparación con el amor humano y la ternura paternal y
maternal, nos hace sentir a Dios cercano y providente.
SALMO Sal 79, 2-3. 15-16
R. ¡Señor, ven a
salvarnos!
Escucha, Pastor de
Israel, tú que tienes el trono sobre los querubines, reafirma tu poder y
ven a salvarnos. R.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu
mano, el retoño que tú hiciste vigoroso. R.
ALELUYA Mc 1, 15
Aleluya. El Reino de
Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO Mt 10, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús envió a sus doce
apóstoles, diciéndoles: “Por el camino, proclamen que el Reino de los
Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos,
purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido
gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni
monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni
bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una
ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en
su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla
invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda
sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los
reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa
ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del
Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO:
Cuando
Jesús envía a los Doce les da una serie de recomendaciones para el camino,
pero un tema central: el Reino de los Cielos está cerca. Pero la
predicación de la cercanía del Reino debe estar en comunión con la atención
de los Doce hacia los necesitados. Palabra y signo deben ir juntos en la
evangelización.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Padre del cielo, que
este sacrificio consagrado a tu nombre nos purifique y nos encamine, cada
día más, hacia la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Cfr. Mt 11, 28
Vengan a mí todos los
que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré, dice el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con tan grandes
dones, te pedimos, Padre, recibir sus frutos de salvación y no dejar nunca
de alabarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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“Ustedes han recibido gratuitamente, den
también gratuitamente”
Mt 10, 7-15
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1. POR EL CAMINO, PROCLAMEN QUE EL REINO DE
LOS CIELOS ESTÁ CERCA
Jesús
envió a sus doce apóstoles, diciéndoles: Por el camino, proclamen que el
Reino de los Cielos está cerca. El tema de la predicación que han de llevar
a esas gentes es que se acerca el reino de los cielos. Es la misma frase
temática con la que el Bautista preparaba la venida del Mesías (3:2), y la
que se pone en boca del mismo Jesús (Mateo 4:17).
2. SANEN A LOS ENFERMOS, RESUCITEN A LOS
MUERTOS
Sanen
a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos,
expulsen a los demonios. Es decir, les da el poder de expulsar a los
espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Ello habla de
la grandeza de Cristo y de la llegada del Reino (san Mateo 12:28). Por otra
parte, el poder sobre los demonios, enemigos del reino de Dios y el poder
sobre toda enfermedad, acusa un mismo poder de origen y finalidad. Puesto
que también las enfermedades son una consecuencia del pecado y del reinado de
Satán, como san Mateo mismo enseña al ver en la obra de Jesús de expulsar
demonios y curar enfermedades. Al dotar Jesús así a los apóstoles de este
poder en su misión, predicando la llegada del reino, le entregaba
credenciales infalibles de lo que enseñaban, al ver que en ellos estaba la
mano de Dios, y que, si Dios no estuviese con ellos, no podían realizarlo.
Pero también, al ver el cumplimiento específico de tales milagros, que se
recordase el vaticinio profetice sobre los días mesiánicos, en diversos
pasajes alusivos, y con ello, que los recibiesen como embajadores del
Mesías.
3. USTEDES HAN RECIBIDO GRATUITAMENTE, DEN
TAMBIÉN GRATUITAMENTE
En
efecto hemos recibido gratuitamente, de gracia, la salvación del Señor, ¿y
que méritos hemos hecho de nuestra parte? ¿Qué estamos haciendo o qué nos
proponemos hacer para anunciar a los demás el mensaje de amor que hemos
recibido? Hemos sido elegidos por Cristo, quien nos llamó a la fe, nos dio
su mensaje evangélico, somos depositarios de él, y somos apóstoles con la
misión de transmitirlo al mundo. Y no lo hemos recibido para guardarlo para
nosotros, es para compartirlo con todos los demás, porque todos estamos
llamados a la salvación. Es así, hemos sido destinados a difundir el Reino
de los Cielos, esa es nuestra misión, somos misioneros porque la misión es
la forma concreta de manifestarle a Dios nuestro reconocimiento por haber
sido llamados a ser en el mundo testigos de su amor. Pero no basta dar
gratuitamente lo que hemos recibido de igual forma, debemos darlo con
cariño, con generosidad, con entrega total, a manos llenas, sin regateos,
con todo el corazón, está claro, con las cosas de Dios no podemos ser
mezquinos.
4. LOS APÓSTOLES, SOMOS TODOS LOS MIEMBROS
DE LA IGLESIA
Los
apóstoles, somos todos los miembros de la Iglesia, obispos, sacerdotes,
religiosos y laicos, aunque lo hagamos en distintos frentes y de diferentes
maneras, todos estamos encargados por Jesús a proclamar su Reino,
apostolado es toda actividad efectuada por los cristianos que tiende a
propagar el Reino de Cristo en el mundo y Jesús es la fuente y el origen
del apostolado de la Iglesia, y la eficacia y la fecundidad de nuestra
tarea depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
5. NO LLEVEN ENCIMA ORO NI PLATA, NI MONEDAS
Jesús
les recomienda después la pobreza. El espíritu de pobreza con que se deben
conducir. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, No deben, pues, llevar
monedas de ningún tipo. En aquellos tiempos, se guardaba usualmente el
dinero en los pliegues de su cinto o en un pequeño bolsillo anejo al mismo.
Y hasta lo hacían en un pequeño escondrijo de su túnica o de su turbante.
Dice que tampoco deben llevar un saco de viaje para su camino, por eso les
dice: ni provisiones para el camino, Tampoco debían llevar duplicidad de
vestidos: ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón. De los escritos rabínicos
se desprende que los judíos tenían la costumbre de vestir dos túnicas (Lc
3:11), y de las mujeres se cita que usaban tres, cinco y hasta siete. No
deben llevar calzado (san Mateo), sandalias (san Marcos). Esto acentúa la
nota de austeridad. Ni bastón, que era un vulgar palo cogido para apoyarse
o defenderse.
6. ¿LES FALTÓ ALGUNA COSA?
El
pensamiento de Jesús no es que se prescinda de todo esto que se enumera, sino
que con ello se acusa el espíritu que ha de informar a los misioneros. No
deben tener apego a lo que no sea necesario. El mismo les dice en otra
ocasión: Cuando los envié sin bolsa, sin alforjas, sin calzado, ¿les faltó
alguna cosa? Nada, dijeron ellos. Y les añadió: Pues ahora el que tenga
bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga, venda su
manto y compre una espada (Lc 22:35-36). Es, pues, el espíritu de pobreza
lo que arriba se recomienda a los apóstoles y no precisamente la materialidad
de su ejercicio, lo que normalmente sería estar, por temeridad, al margen
mismo de la providencia de Dios.
7. BUSQUEN A ALGUNA PERSONA RESPETABLE Y
PERMANEZCAN EN SU CASA
Y
han de ir así, porque el que trabaja merece su sustento. A su trabajo le es
justo un salario conveniente en justicia, dirá Lucas (1 Tim 5:17ss; 1 Cor
9:7-14). Así se pueden entregar de lleno al apostolado. Es la recomendación
que Jesús mismo hace a los setenta y dos discípulos en su misión Palestina.
Después de haber buscado alojamiento digno, les dice: Cuando entren en una
ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en
su casa hasta el momento de partir. Es decir, permanezcan en esa casa y
coman y beban los que les sirvan, porque el obrero es digno de su salario
(Lc 10:7). Dios sabe proveer por los medios de su Providencia, incluidos
los recursos humanos.
8. SALÚDENLA INVOCANDO LA PAZ SOBRE ELLA
El
apóstol que no trae la paz, no puede ser considerado como apóstol de
Cristo, así es, el que no predica la paz, el que no construye la paz, el
que no ofrece la paz, no puede presentarse como apóstol, en efecto no basta
desear la paz, es preciso procurarla, poniendo todo lo que sea necesario de
nuestra parte. Jesús en la Ultima Cena les dijo a los apóstoles: La paz les
dejo, mi paz les doy. Y luego: Les he dicho esto para que tengan paz en mí.
Cuando se aparece a los discípulos después de la Resurrección les dice: La
paz sea con Ustedes, porque la paz es uno de los dones más profundos que
nos regaló Jesús. Pero para poder transmitir la paz, es necesario tenerla
en nuestro corazón. Y para ello es necesario estar cerca de Dios, porque la
paz es un Don del Espíritu Santo.
El
Señor, nos solicita que avivemos en nuestro corazón grandes deseos y
motivaciones de paz, especialmente hoy en este mundo que se aleja de la
paz, el lugar preferido para Dios es el corazón de los hombres, la paz hará
que los hombres no le impida habitar en él, es así como motivemos esta paz
por todo lugar donde vayamos.
Dice
el Señor: Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si
es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Si la casa fuese digna de esta
paz, o como dice Lucas, si hubiese allí algún hijo de la paz, venga sobre
ella vuestra paz; si no lo fuese, vuestra paz vuelva a vosotros. Es
interesante destacar la concepción tan popular de una paz que, emanada de
Dios, no puede quedar sin efecto; por lo que necesariamente debe reposar
sobre alguno. Si ella no descansa sobre la casa hospitalaria, vuelve a los
misioneros, que son los que se benefician de ella.
9. Y SI NO LOS RECIBEN NI QUIEREN ESCUCHAR
SUS PALABRAS
Y
si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o
de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Lo que quiere decir es
que si no los reciben, o no les escuchan sus palabras al pedir alojamiento
como apóstoles de Jesús, entonces, saliendo de aquella casa o ciudad o de
cualquier lugar, sacúdanse el polvo de sus pies en testimonio contra ellos.
Estaba
en las concepciones judías que, si uno venía de viaje de regiones gentiles
y no se purificaba al entrar en Israel, la profanaba con el polvo que traía
de esas regiones. Por eso estaba obligado a sacudir sus vestidos y zapatos
antes de entrar en Israel. Gesto que materialmente usaron Pablo y Bernabé
en Antioquía de Pisidia cuando los judíos levantaron una persecución contra
ellos.
Dice
Jesús: Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán
tratadas menos rigurosamente que esa ciudad. Jesús aquí, más que legislar
un gesto, enseña una doctrina. Y es la culpa de los que así se portan con
los apóstoles del Evangelio. Pues los que así obran están en tierra gentil,
porque se hallan en situación culpable de error fundamental. La catástrofe
de Sodoma y Gomorra (Gen 18:23-33; 18:1-29) era en la historia de Israel la
manifestación por excelencia del castigo divino e imagen clásica de la
maldad (Is 1:9-10; 3:9; 13:19) 38. Una vez que los milagros les habían
acreditado como legados de Dios, no se les podía rechazar. Era cerrar los
ojos a la luz mesiánica. Y en este sentido la culpa de éstos era mayor que
la aberración moral, pagana, de Sodoma y Gomorra
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA (3)
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ANUNCIANDO PRECISAMENTE
ESE REINO DE DIOS QUE ES LA LUZ, EL SENTIDO Y LA ALEGRÍA DE MI VIVIR.
La vida, sobre todo en nuestros días, está repleta de tensiones y de
atosigamientos que tienden a triturar las jornadas, a disipar y a
empobrecer el espíritu. ¿El antídoto? Percibirme, precisamente hoy -no
mañana, ni pasado mañana-, en mi debilidad, como el niño que el tiernísimo
Abbá del cielo alza hasta sus mejillas con una fuerza y una ternura
infinitas. Creo, estoy seguro por la fe, que él me saca de los diferentes
Egiptos que son las distintas esclavitudes en que se ha enredado mi
«obrar», un «obrar» frenético sin acordarme de Dios.
El drama de muchos cristianos es realizar sólo intelectualmente que
el Señor cuida de nosotros. De ahí el desaliento, el sentido de angustia e
incluso de traición cuando tropiezan con la prueba, con el dolor, con las
dificultades de la vida. Ahora bien, el hecho de que Dios sea «Dios y no
hombre», si lo creo hasta el fondo en mi corazón, pacifica y ordena la
existencia de raíz. De esta certeza de que hay un Dios, cuya identidad es
amor (cf. 1 Jn 4,16), que nos ama y se preocupa por nosotros, brota ese
estilo del que habla Jesús en el evangelio. Soy amado gratuitamente, me
siento colmado de diligentes cuidados. En consecuencia, el lema de la
gratuidad es mi referencia a los hermanos, anunciando precisamente ese
Reino de Dios que es la luz, el sentido y la alegría de mí vivir. Esta
riqueza, absolutamente gratuita, es la que estoy llamado a entregar. Y,
precisamente dentro de este círculo de gratuidad, vivir se convierte en el
aliento de la gran expectativa: «Vuelve raudo, Señor, como la luz difundida
sobre la ola, que brilla con destellos inesperados» (D. Doni).
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ORACION
(3)
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Señor Jesús, te ruego que tomes posesión de mi corazón profundo. Concédeme
estar seguro de tu presencia en el centro de mi ser, más allá de mis
fáciles depresiones, de mis euforias y de las ansias que hay en mí. Y haz
que, a través de ellas, entre en contacto a menudo contigo. Tú, por encima
de mis «Egiptos» y de las «ruinas» de una vida superficial, naturalista y,
por ello, destructiva, puedes llegar al núcleo vial de mi ser, cargado de
promesas. Tú y sólo tú puedes hacerlo florecer en continua y verdadera
actitud de entrega.
Haz que te reciba día tras día a través de la gratuidad de tu amor
tierno y delicado y que con este amor vaya anunciando tu Reino con el
estilo de lo gratuito y de la sencillez.
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SANTORAL (4)
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Agustín Zhao Rong y ciento diecinueve compañeros, mártires en
China
Grupo formado por
obispos, presbíteros, religiosos y religiosas de varias congregaciones, y
laicos
El Evangelio se anunció en China en el siglo V.
Al inicio del VII, se erigió allí la primera iglesia. Bajo la dinastía Tang
(618-907) la comunidad de cristianos fue floreciente. En el siglo XIII la
comprensión del pueblo chino y de sus culturas, que tuvieron notables
misioneros como Juan de Montecorvino, hizo
que se pudiera dar impulso a la primera misión católica en el «Reino del
medio» con sede episcopal en Vejen.
No es de extrañar que, especialmente en la
época moderna (es decir, desde el siglo XVI, cuando las comunicaciones
entre Oriente y Occidente comenzaron a ser, en cierto modo, más
frecuentes), haya existido por parte de la Iglesia católica el deseo de
llevar a este pueblo la luz del Evangelio, a fin de que ésta enriqueciese
aún más el tesoro de tradiciones culturales y religiosas tan ricas y
profundas.
Así, a partir de las últimas décadas del siglo
XVI, varios misioneros católicos fueron enviados a China: se habían elegido
con gran esmero personas como Matteo Ricci
y otros, teniendo en cuenta, además de su espíritu de fe y amor, sus
capacidades culturales y sus cualidades en diversos campos de la ciencia,
en especial de la astronomía y las matemáticas. De hecho, gracias a estos y
al aprecio que demostraron los misioneros por el notable espíritu de
investigación de los estudiosos chinos, pudieron establecerse relaciones de
colaboración científica muy provechosas. Estas sirvieron a su vez para
abrir muchas puertas, incluso las de la corte imperial, y para entablar así
relaciones muy útiles con varias personas de grandes capacidades. La
calidad de la vida religiosa de estos misioneros indujo a no pocas personas
de alto nivel a sentir la necesidad de conocer mejor el espíritu evangélico
que los animaba. A finales del siglo XVI y primeros del XVII, fueron
numerosos los que, una vez adquirida la debida preparación, pidieron el
bautismo y llegaron a ser cristianos fervientes, manteniendo siempre con
justo orgullo su identidad de chinos y su cultura. En aquel período el
cristianismo se vio como una realidad que no se oponía a los más altos
valores de las tradiciones del pueblo chino, ni se ponía por encima de ellos,
sino que los enriquecía con una nueva luz y una nueva
dimensión.
Gracias a las óptimas relaciones existentes
entre algunos misioneros y el mismo emperador K'ang Hsi, y a los servicios que estos prestaron para
restablecer la paz entre el «zar» de Rusia y el «hijo del cielo», o sea el
emperador, este promulgó en 1692 el primer decreto de libertad religiosa,
en virtud del cual todos sus súbditos podían seguir la religión cristiana y
todos los misioneros podían predicarla en sus vastos dominios. Como consecuencia,
la acción misionera y la difusión del mensaje evangélico se desarrollaron
notablemente y fueron muchos los chinos que, atraídos por la luz de Cristo,
pidieron recibir el bautismo.
Pero, desgraciadamente, la complicada cuestión
de los «ritos chinos» irritó sobremanera al emperador K'ang Hsi, y preparó la
persecución (fuertemente influenciada por la del vecino Japón), que, de
manera abierta o solapada, violenta o velada, se extendió prácticamente con
sucesivas oleadas desde la primera década del siglo XVII hasta el siglo XX,
matando a misioneros y a fieles laicos y destruyendo no pocas iglesias.
Fue exactamente el 15 de enero de 1648 cuando
los tártaros manchú, habiendo invadido la
región del Fujian y mostrándose hostiles a la religión cristiana, dieron muerte
al beato Francisco Fernández de Capillas, sacerdote de la Orden de los
Frailes Predicadores. Después de haberlo encarcelado y torturado, lo
decapitaron mientras rezaba con otros los misterios dolorosos del rosario.
El beato Francisco Fernández de Capillas ha sido reconocido por la Santa
Sede como protomártir de China. Fue beatificado junto con otros catorce
mártires por san Pío X el 2 de mayo del año 1909.
Hacia la mitad del siglo siguiente, el XVIII,
otros cinco misioneros españoles, también dominicos, que habían ejercido su
actividad entre los años 1715-1747, fueron asesinados como resultado de una
nueva ola de persecución iniciada en 1729 y con secuaces más encarnizados.
Era la época de los emperadores Yung-Cheng y
de su hijo K'ien-Lung. Son: el obispo Pedro
Sanz y Jordá, martirizado el 26 de mayo de 1747 en Fuzhou; y los
sacerdotes: Francisco Serrano Frías (elegido obispo titular de Tipasa de Mauritania), Joaquín Royo Pérez,
Juan Alcober Figuera y Francisco Díaz
del Rincón, martirizados el 28 de octubre de 1748 en Fuzhou. Fueron
beatificados por León XIII el 14 de mayo de 1893.
Una nueva fase de régimen de persecución en
relación con la religión cristiana se desencadenó posteriormente en el
siglo XIX. Mientras algunos emperadores de los siglos precedentes habían
autorizado el catolicismo, el emperador Kia-Kin (1796-1821)
publicó numerosos y severos decretos en contra. El primero se remonta al
año 1805; dos edictos de 1811 iban dirigidos contra aquellos chinos que
hacían los estudios para recibir las órdenes sagradas y contra los
sacerdotes que propagaban la religión cristiana. Un decreto de 1813 eximía
de cualquier castigo a los que apostataran voluntariamente del catolicismo,
pero amenazaba a todos los demás.
En este período sufrió el martirio el beato
Pedro Wu Guosheng, laico catequista, chino,
nacido de familia pagana. Recibió el bautismo en 1796 y pasó el resto de su
vida anunciando la verdad de la religión cristiana. Todos los intentos para
hacerlo apostatar fueron vanos. Emitida contra él la sentencia de muerte,
fue estrangulado el 7 de noviembre de 1814.
Siguió sus pasos en la fidelidad a Cristo el
beato José Zhang Dapeng, laico catequista,
comerciante, bautizado en el año 1800; llegó a ser después el alma de la
misión en la ciudad de Kony-Yang. Encarcelado, murió estrangulado el
12 de marzo de 1815.
Ese año se promulgaron otros dos decretos, en
los que se aprobaba la conducta del Virrey del Sichuan, que había arrestado
al obispo mons. Gabriel Taurin Dufresse, de las
Misiones Extranjeras de París -y a otros muchos cristianos chinos-. El 18
de mayo de 1815, fue llevado a Chengdu, condenado y ajusticiado el 14 de
septiembre de 1815.
Siguió una persecución más encarnizada, en la
que fueron martirizados los beatos:
Agustín Zhao Rong,
sacerdote diocesano chino que, impresionado por la paciencia de mons. Dufresse, había
pedido ser contado entre los neófitos: una vez bautizado, fue enviado al
seminario y después ordenado sacerdote. Arrestado, sufrió crueles suplicios
y murió en 1815.
Juan de Triora, o.f.m., sacerdote, fue hecho prisionero junto con otros
en el verano de 1815, después condenado a muerte. Murió estrangulado el 7
de febrero de 1816.
José Yuan Gengyin,
sacerdote diocesano chino, habiendo escuchado a mons. Dufresse hablar de la fe cristiana, quedó prendado
de la belleza de ésta y después llegó a ser un neófito ejemplar. Más tarde,
ordenado sacerdote y, como tal, dedicado a la evangelización en varios
distritos; fue apresado en agosto de 1816, y estrangulado el 24 de junio de
1817.
Francisco Regis Clet,
de la Congregación de la Misión, después de haber obtenido el permiso para
ir a las misiones de China, se embarcó para el Oriente en 1791. Llegado
allí, llevó durante treinta años una vida sacrificada de misionero:
sostenido por un celo incansable, evangelizó tres inmensas provincias del
Imperio chino: Jiangxi, Hube¡ y Hunan. Traicionado por un
cristiano, fue arrestado y llevado a prisión donde sufrió atroces
suplicios. Mediante sentencia del emperador fue estrangulado el 17 de
febrero de 1820.
Tadeo Liu Ruiting,
sacerdote diocesano, chino, se negó a apostatar, diciendo que era sacerdote
y quería ser fiel a la religión que había predicado. Condenado a muerte,
fue estrangulado el 30 de noviembre de 1823.
Pedro Liu Ziyu,
catequista laico, chino, arrestado en 1814 y condenado al exilio en
Tartaria, donde permaneció casi veinte años. Al regresar a su patria, fue
de nuevo apresado y estrangulado el 17 de mayo de 1834.
Joaquín Hao Kaizhi,
catequista laico, chino; fue bautizado a la edad de casi 20 años. En la
gran persecución de 1814 había sido arrestado con otros muchos fieles y
sometido a crueles torturas. Desterrado a Tartaria, allí permaneció unos 20
años; al regresar a la patria fue nuevamente apresado y rehusó apostatar.
Condenado y confirmada la sentencia de muerte por parte del emperador, fue
estrangulado el 9 de julio de 1839.
Augusto Chapdelaine, m.e.p., sacerdote de la diócesis de Coutances, habiendo ingresado en el seminario de las
Misiones Extranjeras de París, se embarcó directamente a China en 1852;
llegó a Guangxi a finales de 1854.
Arrestado en 1856, torturado, condenado a muerte, enjaulado, expiró en
febrero de 1856.
Lorenzo Bai Xiaoman,
laico, chino, obrero modesto, acompañó al beato Chapdelaine en
el asilo que habían ofrecido al misionero y fue con él apresado y conducido
al tribunal. Nada pudo hacerlo apostatar. Fue decapitado el 25 de febrero
de 1856.
Inés Cao Guiying,
viuda, había nacido de antigua familia cristiana; habiéndose dedicado a la
instrucción de las muchachas convertidas por el beato Chapdelaine, fue arrestada y, condenada a morir
enjaulada. Fue ajusticiada el 1 de marzo de 1856.
El 28 de enero de 1858, por orden del mandarín
de Maokou (en la provincia de Guizhou),
fueron asesinados tres catequistas, conocidos como mártires de Maokou: los beatos Jerónimo Lu Tingmei,
Lorenzo Wang Bing y Águeda Lin Zao. Se les
pidió que renunciaran a la religión cristiana. Como se negaron, fueron
decapitados.
El 29 de julio de 1861 sufrieron el martirio
simultáneamente dos seminaristas y dos laicos, de los cuales uno era
agricultor y la otra una viuda que prestaba sus servicios como cocinera en
el seminario. Se los conoce como mártires de Qingyanzhen (Guizhou):
El 18 y 19 de febrero de 1862, dieron su vida por Cristo otras cinco
personas, conocidas como mártires de Guizhou, un sacerdote de las Misiones
Extranjeras de París, Juan Pedro Néel, y
cuatro catequistas laicos, entre ellos una mujer.
Después de algunos episodios -que tuvieron una
notable repercusión en la vida de las misiones cristianas- y de la guerra
del opio, que se concluyó con victoria de los ingleses, China debió firmar
en 1842 el primer tratado internacional de los tiempos modernos, al que
siguieron muy pronto otros con Estados Unidos y Francia, que sustituyó a
Portugal como potencia protectora de las misiones. Fueron promulgados dos
decretos: uno en 1844, por el cual se permitía a los chinos seguir la
religión católica; otro, en 1846, mediante el cual se suprimían las antiguas
penas contra los católicos. La Iglesia pudo entonces vivir abiertamente y
ejercer su acción misionera, desarrollándola también en el ámbito de la
educación superior, universitaria y de la investigación científica.
Al multiplicarse los diversos Institutos
culturales de alto nivel y gracias a su actividad muy apreciada, se
establecieron gradualmente lazos cada vez más profundos entre la Iglesia y
China con sus ricas tradiciones culturales. Esta colaboración con las
autoridades chinas favoreció de un modo creciente la mutua estima y
participación en aquellos valores que deben regir siempre toda sociedad
civil.
Transcurrió así un siglo de expansión de las
misiones cristianas, con la excepción hecha del período en que se abatió
sobre ellas la desgracia de la insurrección de la «Asociación de la
justicia y de la armonía» (conocida comúnmente como de los «Boxers»), que ocurrió al principio del siglo XX y causó
el derramamiento de sangre de muchos cristianos.
Se emitió un edicto el 1 de julio de 1900, en
el cual se decía, en síntesis, que ya había pasado el tiempo de las buenas
relaciones con los misioneros europeos y sus cristianos: que los primeros
debían ser repatriados inmediatamente y los fieles obligados a la
apostasía, bajo pena de muerte.
Como resultado de esto tuvo lugar el martirio
de algunos misioneros y de muchos chinos, que se reunieron en los
siguientes grupos:
a) Mártires de Shanxi, muertos el 9 de julio de
1900, que son Frailes Menores Franciscanos: dos obispos, dos sacerdotes y
un hermano.
b) Mártires del Hunan Meridional, asesinados el
7 de julio de 1900, también Frailes Menores Franciscanos: un obispo y dos
sacerdotes, a los que se añaden siete Franciscanas Misioneras de María, de
las cuales tres francesas, dos italianas, una belga y una holandesa.
De los mártires chinos de la familia
franciscana forman parte también once franciscanos seglares, todos ellos
chinos, cinco seminaristas. A ellos se añadieron también algunos laicos
chinos.
Cuando la rebelión de los «Boxers»,
iniciada en Shandong, difundida luego en Shanxi y en Hunan, llegó también
al sudeste de Tcheli, en aquel entonces
vicariato apostólico de Xianxian, confiado a
los jesuitas, los cristianos asesinados se cuentan por millares. Muchos de
ellos fueron martirizados en la iglesia del pueblo de Tchou-Kia-ho, donde se habían
refugiado y estaban orando; entre estos, cuatro misioneros jesuitas
franceses y cincuenta y dos cristianos laicos chinos, hombres, mujeres y
niños, con edades comprendidas entre los 9 y 79 años. Todos sufrieron el
martirio en el mes de julio de 1909. Fueron beatificados el 17 de abril de
1955.
El hecho de que este considerable número de
fieles laicos chinos (cincuenta y dos) haya dado la vida por Cristo
juntamente con los misioneros que les habían anunciado el Evangelio y se
habían prodigado por ellos, pone de manifiesto la profundidad de los
vínculos que la fe en Cristo establece, reuniendo en una sola familia
personas de razas y culturas diversas, estrechamente hermanados entre sí,
no ya por motivos políticos, sino en virtud de una religión que predica el
amor, la fraternidad, la paz y la justicia.
Además de todos los asesinados por los «Boxers» hasta ahora mencionados, debe recordarse
también al beato Alberico Crescitelli,
sacerdote del Instituto Pontificio de las Misiones Extranjeras de Milán,
que desarrolló su ministerio en el Shanxi Meridional y fue martirizado el
21 de julio de 1900.
Años después, al nutrido ejército de los
mártires arriba recordados iban a unirse algunos miembros de la Sociedad
Salesiana de San Juan Bosco: el obispo Luis Versiglia y
el sacerdote Calixto Caravario, asesinados
juntos el 25 de febrero de 1930 en Li-ThauTseul.
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enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd,
(4) Santoral preparado por la Parroquia de la
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