ANTÍFONA DE ENTRADA Sal
26, 1-2
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién
temeré? El Señor es el escudo de mi vida; ¿ante quién temblaré? Cuando
avanzan hacia mí los enemigos, son ellos los que tropiezan y caen.
ORACIÓN COLECTA
Señor, de quien proceden todos los bienes,
concede a los que te suplicamos que, siguiendo tu inspiración, entendamos
lo que es recto, y guiados por ti lo llevemos a la práctica. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA 2Cor 3, 4-11
COMENTARIO: En este relato Pablo propone
una reflexión sobre su ministerio apostólico comparado con el de Moisés,
para ir contra la predicación de aquellos falsos apóstoles que, no se
habían desprendido aún de la mentalidad de «la antigua ley» ni habían
comprendido tampoco “la novedad del Evangelio”, sino más bien usufructuaban
de éste, lo distorsionaban y callaban su mensaje.
Lectura de la segunda carta del
apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Es Cristo el que nos da seguridad
delante de Dios, no porque podamos atribuirnos algo que venga de nosotros
mismos, ya que toda nuestra capacidad viene de Dios. Él nos ha capacitado
para que seamos los ministros de una nueva alianza, que no reside en la
letra, sino en el Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte –grabado sobre piedras–
fue inaugurado con tanta gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos
en el rostro de Moisés, por el resplandor –aunque pasajero– de ese rostro,
¡cuánto más glorioso será el ministerio del Espíritu! Y si el ministerio
que llevaba a la condenación fue tan glorioso, ¡cuál no será la gloria del
ministerio que conduce a la justicia! En realidad, aquello que fue glorioso
bajo cierto aspecto ya no lo es más en comparación con esta gloria
extraordinaria.
Porque si lo que era transitorio se ha
manifestado con tanta gloria, ¡cuánto más glorioso será lo que es
permanente!
Palabra de Dios.
SALMO Sal 98, 5-9
R. ¡Santo eres, Señor, Dios nuestro!
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, adórenlo ante
el estrado de sus pies. ¡Santo es el Señor! R.
Moisés y Aarón, entre sus sacerdotes, y Samuel,
entre los que invocaban su nombre, clamaban al Señor y él les respondía. R.
Dios les hablaba desde la columna de nube; ellos
observaban sus mandamientos y los preceptos que les había dado. R.
Señor, nuestro Dios, tú les respondías; tú eras
para ellos un Dios indulgente, pero te vengabas de sus malas acciones. R.
Glorifiquen al Señor, nuestro Dios, y adórenlo en
su santa montaña: el Señor, nuestro Dios, es santo. R.
ALELUYA Sal 24, 4b. 5a
Aleluya. Señor, enséñame tus
senderos, guíame por el camino de tu fidelidad. Aleluya.
EVANGELIO Mt 5, 17-19
COMENTARIO: Aquí comienza la
presentación de la nueva Ley que deja en evidencia lo lejos que estamos en
la búsqueda de nuestra salvación a través de prácticas como ayunos,
oraciones y buenas obras. En el momento en que Jesús se dispone a
enseñarnos una nueva manera de entender la Ley de Dios, nos pone en guardia
contra la tentación de lo fácil.
Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “No piensen que vine
para abolir la ley o los profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no quedará ni una coma de la ley, sin cumplirse, antes que
desaparezcan el cielo y la tierra. El que no cumpla el más pequeño de estos
mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el
menor en el reino de los cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe,
será considerado grande en el reino de los cielos”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, dígnate mirar
con bondad este acto de nuestro culto, para que nuestra ofrenda te sea
aceptable, y acreciente nuestra caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Jn 4, 16
Dios es amor, y el que
permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te pedimos que
tu acción salvadora nos libre benignamente de nuestras malas inclinaciones
y nos guíe por el recto camino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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“Les aseguro que no quedarán ni una
coma de la ley, sin cumplirse”
Mt 5, 17-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
NO
PIENSEN QUE VINE PARA ABOLIR LA LEY O LOS PROFETAS
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine
para abolir la Ley
o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Jesús
hace una declaración de mucha importancia para todo el cristianismo, en la
que fija su actitud doctrinal frente al judaísmo. Por otra parte, no
parecen encontrar armonía con otras actitudes de Jesús, aunque acaso se
refieran a casos concretos y no a esta actitud doctrinal, que era lógico
que tomarse, desde el punto de vista del reino, ante el fariseísmo y la Ley.
Jesús no vino a abolir la Ley y los Profetas, las
dos secciones principales de la Biblia. La Ley era la primera. Se la
consideraba en la época neotestamentaria como revelación divina, eterna,
irrevocable. Los demás libros, incluso los Profetas, que son explicadores
de la Ley, no
tienen tal carácter; se los dieron a Israel a causa de sus pecados, y
cuando llegasen los días mesiánicos, aquéllos no tendrían razón de ser.
2.
CRISTO
VINO A LLENAR A CUMPLIR Y PERFECCIONAR
Jesucristo proclama que no vino a abolir ni la Ley ni los Profetas. El
sentido del verbo usado es claro: destruir, desatar, abrogar. Por el
contrario, Cristo vino a llenar a cumplir y perfeccionar; cumplir la Ley con las obras, y
llevar lo imperfecto a lo perfecto, Jesucristo no viene a destruir la ley,
pero tampoco viene a consagrarla como algo que no se puede tocar, al
contrario viene a darle con su enseñanza y su actitud, una nueva forma, más
definitiva, en la cual ahora se realiza en plenitud aquello hacia donde la
ley conducía.
¿En qué sentido perfecciona Jesucristo la Ley antigua? Aunque aquí
sólo se trata de cuestiones morales, el término Ley y Profetas es algo
técnico por todo el Antiguo Testamento. Por tanto, la afirmación de Cristo
abarca a todo el Antiguo Testamento. Por eso hay aquí dos cuestiones a
precisar, considerando el amor en el que se resumía la ley antigua, que
pasará a ser un mandamiento nuevo de Jesús, (Juan 13; 34), y cumple toda la
ley.
3.
JESÚS NO
VINO A ANULAR LOS VALORES NORMATIVOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Jesús no vino a anular los valores normativos
del Antiguo Testamento, sino que hacer posible su total efectividad y
realización en la novedad del Evangelio. ¿Entonces, qué sentido conviene
aquí al verbo Cumplir o perfeccionar El sentido que aquí le corresponde es
el de “perfeccionar”? El sentido que aquí le corresponde es el de
perfeccionar. Se ve esto porque Jesús cumple con su práctica muchas cosas
del Antiguo Testamento, pero perfecciona ésta con su doctrina al
interpretar el sentido recto de muchas cosas del Antiguo Testamento
deformadas por el leguleyismo farisaico y añade otras muchas como la nueva
revelación, lo mismo que por el espíritu evangélico que ha de informarla.
Jesús perfecciona la Ley del Antiguo
Testamento, al interpretar el verdadero sentido de prescripciones
deformadas del Antiguo Testamento y al añadir nuevas enseñanzas,
revelaciones, prescripciones, La
Ley de Moisés y la evangélica no son opuestas, son una sola,
es la Ley de
Dios a los hombres, eso sí, en dos etapas, entonces la segunda es
complemento y perfeccionamiento de la primera.
4.
LES
ASEGURO QUE NO QUEDARÁN NI UNA COMA DE LA LEY, SIN CUMPLIRSE
Jesús dice: Les aseguro que no quedarán ni una
coma de la Ley
sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.
Jesús introduce la fórmula con un amén. El
significado judío de esta palabra y su finalidad era unirse, mediante ella,
con deseo de aprobación a lo dicho por otros, pero en boca de Jesucristo cobra
un sentido único, desconocido aún por los rabinos, y con el que garantiza
enfáticamente la verdad de lo que dice.
Los elementos expresivos de esta afirmación son
los siguientes: antes que desaparezcan el cielo y la tierra, término con
que se expresa el fin de los tiempos y, por tanto, se expresa también con
ello la duración de una cosa o la firmeza de la misma.
5.
SERÁ
CONSIDERADO EL MENOR EN EL REINO DE LOS CIELOS.
Dice Jesús; El que no cumpla el más pequeño de
estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado
el menor en el Reino de los Cielos.
Este perfecto cumplimiento de la Ley es doble, ya que es el
cumplimiento material de todo lo en ella prescrito y lo que hay de valor
permanente, que en ella existe como en germen y cuya permanencia es
definitiva en la nueva Ley.
Cabe destacar que Jesús dice El que no cumpla el
más pequeño, no habla explícitamente de preceptos mayores, es algo lógico,
porque cuando dice; Les aseguro que no quedarán ni una y ni una coma de la Ley sin cumplirse, ha de
cumplirse.
El que no cumpla, o el que quebrantase o, por el
contexto, mejor, descuidase cumplir uno de estos preceptos pequeños o
mínimos y además enseñase así a los hombres, será el menor en el reino de
los cielos, es decir no está excluido de él. Y la contraposición se hace
con los preceptos grandes y su premio correspondiente. En cambio, el que
los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Precisamente grande y pequeño son los términos
usados frecuentemente para significar la diversa suerte de las personas en
el futuro reino mesiánico, en otras palabras es cómo usar los términos de
preceptos graves y leves. Jesús se refiera a que esto se le aplicará a
todos por igual, sin embargo, la frase el que enseñe a los otros a hacer lo
mismo parecía dirigirse a apóstoles y discípulos. Jesús dijo a sus
discípulos
6.
LA LEY
LA DEBEREMOS CUMPLIR EN TODOS SUS ASPECTOS
Así es, como Jesús nos afirmó que la Ley la deberemos cumplir
en todos sus aspectos, hasta en los más insignificantes preceptos, haciendo
estos llegaremos hacer grande en el Reino de los Cielos. Entonces, la
perfección evangélica, consistirá en la observancia de los Evangelios, un
modo de hacerlo, es cumplir hasta en sus más pequeñísimos detalles, con
gran cuidado, con un gran espíritu de amor, con aceptación y entrega a la
voluntad del Padre.
Ahora, nos hacemos una pregunta, ¿somos fieles
en el cumplimiento de los que el Evangelio se nos propone cumplir? o bien,
¿cumplimos todo lo que Jesucristo nos ha enseñado como norma de vida?
También es bueno preguntarse, ¿sino cumplimos, aparte de no cumplir,
estamos enseñando o incentivando a otros a no cumplir?
7.
SER
INCONDICIONAL A EL
Ser cristiano, tener fe en Cristo, se resume en
ser incondicional a Él, es decir, esforzarte para ser como Él nos ha
enseñado, trabajar por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese
Reino, es la justicia, la paz, el amor por implementar el Reino de Dios en
todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por los hombres,
el ser solidario y la inclinación natural por hacer el bien.
Que Cristo Jesús viva
en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant
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