Misa Diaria, Ciclo C

MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS

"La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)

Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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7-06-2023

Edición Nº 9.628

LITURGIA DE   LAS HORAS  

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cf r. Sal 24,16.18

Mírame, Señor, y ten piedad de mí, porque estoy solo y afligido; mira mi pena y mis fatigas, y perdona todos mis pecados.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, cuya providencia es infalible en sus designios; te suplicamos que apartes de nosotros lo que nos hace daño y nos concedas todo lo que pueda ayudarnos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Tob 3, 1-11. 16-17

COMENTARIO: Tobit ciego y Sara, la hija de Ragüel, siete veces viuda y sin descendencia, tienen que enfrentar la humillación, que es más insoportable que la misma muerte. Tobit y Sara buscan desahogo en la oración ante el Señor. Rafael, mensajero del Señor, anuncia a ambos el fin de sus desgracias. Tobit confiesa sus pecados y Sara desahoga su pena íntima de mujer viuda sin hijos. No hay oración inútil, concluye el autor del relato, para ésta siempre hay una respuesta.

Lectura del libro de Tobías.

Yo, Tobit, con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y a lamentarme, diciendo: “Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo. Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti. Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado. Sí, todos tus juicios son verdaderos, cuando me tratas así por mis pecados, ya que no hemos cumplido tus mandamientos ni hemos caminado en la verdad delante de ti. Trátame ahora como mejor te parezca: retírame el aliento de vida, para que yo desaparezca de la tierra y quede reducido a polvo. Más me vale morir que vivir, porque he escuchado reproches injustos y estoy agobiado por la tristeza. Líbrame, Señor, de tanta opresión, déjame partir hacia la morada eterna y no apartes de mí tu rostro, Señor. Es preferible para mí la muerte, antes que ver tanta opresión en mi vida y seguir escuchando insultos”.

Ese mismo día sucedió que Sara, hija de Ragüel, que vivía en Ecbátana, en Media, fue insultada por una de las esclavas de su padre. Porque Sara se había casado siete veces, pero el malvado demonio Asmodeo, había matado a sus maridos, uno después de otro, antes de que tuvieran relaciones con ella, la esclava le dijo: “Eres tú la que matas a tus maridos! ¡Te has casado con siete y ni uno solo te ha dado su nombre! Que tus maridos hayan muerto no es razón para que nos castigues. ¡Ve a reunirte con ellos y que jamás veamos ni a un hijo ni a una hija tuyos!”. Aquel día, Sara se entristeció mucho, se puso a llorar y subió a la habitación de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero luego pensó: “¿Y si esto da motivo a que insulten a mi padre y le digan: ‘Tú no tenías más que una hija querida, y ella se ha ahorcado por sus desgracias’? No quiero que por culpa mía mi anciano padre baje a la tumba lleno de tristeza. Mejor será que no me ahorque, sino que pida al Señor que me haga morir. Así no oiré más insultos en mi vida”. Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró al Señor. A un mismo tiempo fueron acogidas favorablemente ante la gloria de Dios las plegarias de Tobit y de Sara, y fue enviado Rafael para sanar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 24, 2-5. 6. 7-9

R. ¡A ti, Señor, elevo mi alma!

Dios mío, yo pongo en ti mi confianza; ¡que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí mis enemigos! Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse: se avergonzarán los que traicionan en vano. R.

Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R.

ALELUYA Jn 11, 25. 26

Aleluya. “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, no morirá jamás”, dice el Señor. Aleluya.

EVANGELIO Mc 12, 18-27

COMENTARIO: Los saduceos, miembros de la clase alta sacerdotal, ejercían la autoridad religiosa a través del Templo y del Sanedrín. Ellos no creían en la resurrección; por el contrario, algunos otros grupos religiosos confiaban en que habría una resurrección para los justos. Aunque tenga que ir en contra de lo que sostuvo las autoridades sacerdotales, Jesús afirmó contundentemente que Dios nos ha creado para la vida. ¡Él es el Dios de la Vida!

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Se acercaron a Jesús unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: “Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: “Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda”. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.

Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”.

Palabra del Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, confiados en tu misericordia traemos estas ofrendas a tu altar, para que, con tu gracia, quedemos purificados por estos misterios que celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTIFONA DE COMUNION Sal 16,68

Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Guía, Señor, por medio de tu Espíritu, a quienes alimentas, con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, para que, dando testimonio de ti, no sólo de palabra y con la lengua sino con las obras y de verdad, merezcamos entrar en el reino de los cielos Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

  REFLEXIÓN BÍBLICA

 

“¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?”

Mc 12, 18-27:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

1.         EL PROPÓSITO DE PONER EN RIDÍCULO A LOS QUE DICEN QUE ES VERDAD LA RESURRECCIÓN

Habiéndose retirado los enviados de los fariseos, que intentaron tenderle una trampa a Jesús, se acercan ahora los saduceos. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones y por esto el pueblo los llamaba divididos; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma. La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas a Jesús, le propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la resurrección.

Los saduceos atacan a Jesús en su enseñanza con un dato que se basa en la ley del Levirato. Según esta legislación, cuando un hombre casado muere sin descendencia, su hermano se casará con su cuñada y el primogénito de este matrimonio figurará como hijo del hermano muerto (Dt 25:510). Los saduceos, para defender su posición, complicaban el tema haciéndole tener consecuencias hasta en el otro mundo. Tal es el caso hipotético que se cita en el evangelio.

La verdad es que los saduceos, inventaron esta historia que se narra en el Evangelio, con el propósito de poner en ridículo a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección.

2.         ESTÁN EN UN ERROR PORQUE NO COMPRENDEN LAS ESCRITURAS NI EL PODER DE DIOS

La respuesta de Jesús corta de raíz toda argumentación. Les dice que están en un error porque no comprenden las Escrituras ni el poder de Dios. En efecto, ¿quién podría poner en duda el poder de Dios de resucitar a un muerto? Varios había resucitado Jesús en su vida, y bien patente y bien reciente estaba la resurrección de Lázaro. Cosa de días. ¿No sería precisamente eco de este milagro la objeción que le ponen los saduceos? Pero tampoco comprendían la revelación de las Escrituras, porque hablaba de esto, como les probará luego, aparte de resurrecciones de muertos que en ellas se narran.

En primer lugar les hace ver que, en la hora de la resurrección gloriosa, los cuerpos no tienen la finalidad transitoria que tienen aquí. Era error no sólo de los saduceos, sino de un sector, al menos, de los mismos fariseos, el atribuir a los cuerpos resucitados las funciones carnales que tenían en la tierra. En la resurrección, al no morirse, ya no hay que conservar la especie. Por eso, en la resurrección no hay mujer ni marido, sino que, en este orden de cosas, son como los ángeles de Dios en el cielo, destacándose también con ello su inmortalidad, que hace ya inútil la procreación.

Pero a ellos no les interesa mayormente el problema de la resurrección, que para ello está resuelto negativamente, solo pretenden desprestigiar a Jesús ante el pueblo, es decir la gente sencilla.

3.         DIOS, ES DIOS DE LOS VIVOS, NO DE LOS MUERTOS.

Jesús les responde confirmado la fe en la resurrección, y les hace ver que Dios, es Dios de los vivos, no de los muertos. Jesús les manifiesta que después de la resurrección no habrá vida material, destruyendo así sus doctrinas y sus frágiles fundamentos. Lo cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida.

Lo que no entienden los saduceos, y se los aclara bien el Señor, es que no habiendo muerte, no tiene razón de ser el matrimonio.

Y no se enseña que los resucitados serán de naturaleza angélica o espiritual, sino que serán como los ángeles sin estas funciones. No será una resurrección con cuerpos como hasta ahora, sino renovados, gloriosos, espiritualizados (1 Cor 15:35ss). Si no, no habría resurrección sino simple inmortalidad. Pero el texto prueba la existencia de la resurrección.

4.         YA NO PUEDEN MORIR, PORQUE SON SEMEJANTES A LOS ÁNGELES

Jesús dijo; En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

Serán como los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.

También Jesús añadió a la razón ya dicha, el testimonio de la Escritura, diciendo: Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él.

Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar. La afirmación que hace Jesús, no es un Dios de muertos, sino de vivientes, nos debe alegrar mucho, nos debe llenar de gozo nuestro corazón, porque nos ratifica que para Dios, todos vivimos.

5.         LA MUERTE NO ALCANZA A DIOS, NI A LOS HIJOS DE DIOS.

Los que están muertos, lo están para el mundo. Para Dios no existe la muerte ni los muertos.

El que está muerto para Dios, es aquel que no acepta abrirse a la Vida de la gracia que nos trae el Señor Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida que vence a la muerte en la esperanza de la resurrección.

Nuestra fe, sabe que existe la resurrección de entre los muertos. Así es como Jesús resucitó de entre los muertos. Así los muertos resucitaran también, pero con una forma de vida completa y definitiva.

Así, el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.

En cierta manera, desde que por los Sacramentos gozamos de la Vida Divina en esta tierra, estamos viviendo ya la vida eterna. Nuestro cuerpo tendrá que rendir su tributo a la madre tierra, de la cual salimos, por causa del pecado, pero la Vida Divina de la que ya gozamos, es por definición eterna como eterno es Dios.

6.         EL CRISTIANO ILUMINADO POR LA FE, VE PUES LA MUERTE CON OJOS MUY DISTINTOS

Llevamos en nuestro cuerpo la sentencia de muerte debida al pecado, pero nuestra alma ya está en la eternidad y al final, hasta este cuerpo de pecado resucitará para la eternidad. San Pablo (Rom.8:11) lo expresa magníficamente:

Más ustedes no son de la carne, sino del Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el Espíritu de Jesús, no sería de Jesús. En cambio, si Jesús está en ustedes, aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu vive por estar en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos está en ustedes, el que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por medio de su Espíritu, que ya habita en ustedes.

El cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable.

El mismo San Pablo, enamorado del Señor, se queja del cuerpo de pecado pidiendo ser liberado ya de él. Para mí la vida es Jesús y la muerte ganancia (Fip.1:21) Cuando se manifieste el que es nuestra vida, Jesús, ustedes también estarán en gloria y vendrán a la luz con El (Col.3, 4).

7.         CRISTO SIEMPRE SALIÓ VICTORIOSO DE LAS DIFICULTADES QUE LE PONÍAN SUS ENEMIGOS.

Cristo les da una gran lección sobre la resurrección a los saduceos. La esperanza en la resurrección es la verdadera fuerza capaz de ordenar todas las realidades humanas en una escala de valores eternos. “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”. No es Dios de quienes no existen, de quienes absolutamente han desaparecido y que no han de levantarse más.

Recordemos que Dios dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”, es decir el no dijo “Yo era”, fue bien claro, dijo “Yo soy”, porque él es Dios de quienes existen y viven.

Las gentes que oyeron a nuestro Señor Jesucristo, quedaron maravilladas de su doctrina, sin embargo los saduceos, se retiran derrotados.

Muchas Bendiciones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

EL CRISTIANISMO ES EL EVANGELIO DE LA VIDA.

La vida es la Buena Noticia que el cristiano anuncia a un mundo cada vez más inmerso en una cultura de muerte. Y, en verdad, se trata de una buena noticia, porque sólo quien cree en Cristo puede hablar de una vida «que ha destruido la muerte» y creer en la inmortalidad futura. Es más, no puede dejar de hacerlo, con el espíritu de fortaleza y de amor que se le ha dado, sin miedo ni timidez. Del mismo modo que Pablo, en la cárcel y esperando el final, proclama con valor la promesa de la vida en Cristo Jesús, tampoco el cristiano pide que le dispensen del drama del sufrimiento o de la derrota de la muerte, sino que, precisamente en el interior de esta común experiencia o desde lo hondo del abismo, anuncia la esperanza de la vida que no muere.

Su testimonio se vuelve así creíble, porque es completamente humano y está abierto de par en par a la gracia, como si los dos abismos, el de la fragilidad terrena y el del poder celestial, se tocaran en él, como en un tiempo se encontraron (o se recapitularon) en la cruz de Jesús. Por eso, Dios Padre resucitó al Hijo, del mismo modo que librará de las cadenas de la muerte a todo creyente que no se avergüence del Evangelio de la vida. Nuestro Dios, en efecto, «no es un Dios de muertos, sino de vivos».

ORACION (3)

 

Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, Dios amante de la vida, en ti existe todo lo que es, de ti recibe toda criatura su aliento y su vida. Si tú no existieras, no existiría yo, pero si tú existes, vibra en mí un temblor de eternidad. Te alabo, Padre, porque tú eres mi origen y, por consiguiente, también la razón de mi existencia, la certeza de mi vivir para siempre, mientras que yo, sólo por vivir, soy tu gloria. En efecto, «no alaban los muertos al Señor, ni los que bajan al silencio. Nosotros bendecimos al Señor ahora y por siempre» (Sal 115,17ss).

Sin embargo, muchas veces la vida que me has dado no ha sido capaz de cantar tu alabanza, como si me avergonzara de ti y de tu Evangelio o temiera la incomprensión y el rechazo a causa del mismo. O bien, tal vez estoy dispuesto a dar testimonio de tu Evangelio y de la misteriosa belleza de la vida humana, pero sólo cuando me van bien las cosas o cuando tu Palabra confirma lo que yo siento y las expectativas de los otros. Ando aún lejos de comprender que también es posible anunciar tu nombre en medio de la prueba y del sufrimiento, incluso al que está pasando por la prueba, porque en todo caso la vida humana, don tuyo, es digna de ser vivida, y porque también a través de su muerte puede anunciar tu Reino el justo. Concédeme, Padre, el valor de Pablo, que incluso desde la cárcel, con cadenas, proclamó el Evangelio de la vida. Reaviva tu don en mí, para que opte por llegar a ser, como él, prisionero libre de Cristo, dejándome cautivar para siempre por las cadenas del amor divino, que ha vencido a la muerte para siempre.

FUENTES DE LA PAGINA

 

La Página de la Misa Diaria, está preparada y es enviada por Pedro S. A. Donoso Brant, desde Santiago de Chile, como un servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia. Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio, dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.

Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo “Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o Biblia de Jerusalén (SBJ),

(3) Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

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