MISA DIARIA DE CAMINANDO CON JESUS
"La Eucaristía es fuente
y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11)
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Página de
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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23.817
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20-07-2022
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Edición Nº 9.328
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LITURGIA DE LAS HORAS
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ANTÍFONA DE
ENTRADA Sal 53, 6. 8
Dios es mi ayuda, el
Señor es mi verdadero sostén. Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré
gracias a tu nombre, porque es bueno.
ORACIÓN
COLECTA
Señor nuestro, mira con
bondad a tus servidores y multiplica en nosotros los dones de tu gracia,
para que, fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad, perseveremos con
asidua vigilancia en el cumplimiento de tus mandamientos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Jer 1, 1. 4-10
Lectura del libro de Jeremías.
Palabras de Jeremías,
hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de
Benjamín. La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: “Antes de formarte en el vientre materno, Yo te
conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había
constituido profeta para las naciones”. Yo respondí: “¡Ah, Señor! Mira
que no sé hablar, porque soy demasiado joven”. El Señor me dijo: “No digas:
«Soy demasiado joven», porque tú irás adonde Yo te envíe y dirás todo lo
que Yo te ordene. No temas delante de ellos, porque Yo estoy contigo para
librarte —oráculo del Señor—”. El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me
dijo: “Yo pongo mis palabras en tu boca. Yo te
establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar
y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar”.
Palabra de Dios.
Comentario: El llamado de Dios a los profetas es
siempre para realizar una misión en medio del pueblo. El profeta tendrá que
plantar la buena semilla de la palabra, pero también tendrá que extirpar de
raíz el mal que se extiende en el pueblo. A esta misión profética fuimos
llamados todos el día de nuestro bautismo, cuando, al ser ungidos con el
santo crisma escuchamos las palabras: “Para que seas con Cristo sacerdote,
profeta y rey”.
SALMO Sal 70, 1-4. 5-6. 15. 17
R. ¡Mi boca anunciará tu salvación, Señor!
Yo me refugio en ti,
Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y
rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca
protectora, Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque Tú eres mi
Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque Tú, Señor, eres
mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las
entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará
incesantemente tus actos de justicia y salvación. Dios mío, Tú me enseñaste
desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
ALELUYA
Aleluya. La semilla es
la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece
para siempre. Aleluya.
EVANGELIO Mt 13, 1-9
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo.
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del
mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una
barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
Entonces, Él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: “El
sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al
borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno
pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la
tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por
falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer,
las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien,
otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!”
Palabra del Señor.
Comentario: La parábola del sembrador ejemplifica el
ancho campo del mundo, con sus malezas, terrenos fértiles y otros difíciles
de sembrar. La semilla de la palabra debe ser siempre anunciada, pero el
resultado dependerá de la respuesta que libremente darán quienes la
reciben.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Padre Santo, por el
sacrificio único de tu Hijo llevaste a la perfección las ofrendas de la
antigua ley; te pedimos que recibas la oblación de tus fieles y la
santifiques como lo hiciste con la ofrenda de Abel, para que los dones
presentados en honor de tu nombre sirvan para la salvación de todos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE
COMUNIÓN Sal 110, 4-5
Él hizo portentos
memorables; el Señor es bondadoso y compasivo, proveyó de alimento a sus
fieles.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, ayuda con bondad
a tu pueblo, que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele
apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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REFLEXIÓN BÍBLICA
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¡El que tenga oídos, que oiga!
Mt 13, 1-9
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.
¿CUANTO TIEMPO DISPONEMOS PARA JESÚS?
Jesús
salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Jesús está en Cafarnaúm,
según el Evangelio salió de la casa, en San Mateo 4, 13 se dice; Dejando a
Nazaret, se fue a morar en Cafarnaúm, por Tanto Jesús debe haber salido de
su casa. Dice el evangelista: Una gran multitud se reunió junto a él,
haciéndonos ver el atractivo que produce el Señor en las gentes. Luego
agrega que: de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella,
mientras la multitud permanecía en la costa. Nos imaginamos una gran
muchedumbre que se reúne cerca de El para oírle, y debe haber sido quizás
todo el día, porque el fragmento del evangelio dice: Entonces él les habló
extensamente por medio de parábolas.
Nos
preguntamos ahora, ¿cuánto tiempo disponemos para Jesús? ¿Qué atractivo
tiene para nosotros oír sus enseñanzas? ¿Tenemos interés en conocer su
palabra?, me hago la pregunta en razón de que es cierto que conocemos a
personas que muestran antipatía por saber que decía el Hijo de Dios.
2.
EL SEMBRADOR SALIÓ A SEMBRAR
Jesús
les decía: "El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas,
algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. En aquella
época, en las costumbres agrícolas eran sembrar primero y luego se araba
todo el terreno, incluidos los pequeños caminos de las parcelas, por eso
dice el Señor que algunas cayeron al borde de el. La misma explicación vale
para la frase: Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra,
y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; se está
precisando bien la profundidad de la tierra fértil, para luego indicar que:
cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
He
leído, de que los cardos palestinos crecen junto al Lago, y luego alcanzan
en pocos meses un metro de altura, por tanto concretamente “ahogan” la
semilla al desarrollarse. Es así como la parábola sigue: Otras cayeron
entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron.
Pero
también hay semillas que tienen más éxito y cae en buena tierra, y así dice
Jesús: Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: Los que hayan vivido
en el campo, saben mejor que otros cuanto rinde un sembrado, en aquellas
tierra se decía que rendía de tres a cuatro por uno, y era bueno obtener un
diez por uno, pero en la parábola Jesús dice: unas cien, otras sesenta,
otras treinta.
3.
¡EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA!
Finalmente
Jesús les dice: ¡El que tenga oídos, que oiga! Para algunos puede
significar el esmero con el cual se oye la Palabra del Señor. Para llamar
la atención a alguien se le dice te entra por un oído y sale por el otro.
Pero
la frase de Jesús es más bien, un anticipo, un toque de alerta. Un llamado
a meditar.
Entonces,
con la parábola del sembrador, tenemos que preguntarnos como somos nosotros
en cuanto a tierra de cultivo, sabemos que la semilla es de primera
calidad, y germinará según se comporte el suelo que la reciba.
Puede
que la semilla no llegue a nosotros; algunas cayeron al borde del camino y
los pájaros las comieron, nuestro caminar materialista, inspirado en la
soberbia, vanidad, avaricia o envidia y el nulo interés en oír lo bueno,
nos incapacita para recibir la semilla de la Palabra.
4.
¿CUÁL ES NUESTRA DISPOSICIÓN AL OÍR LA PALABRA
DEL SEÑOR?
Otras
brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió
el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron, ¿Cuál es nuestra
disposición al oír la palabra del Señor?, si somos como una roca, la
semilla no echará raíces, si nuestro suelo no se riega no germinará la
semilla, y este se riega con lo esencial, el amor, porque el amor es
contrario a la muerte, es vida, y este amor busca habitar en nuestro
corazón, por tanto si la semilla que es la Palabra, no haya ambiente en
nuestro corazón, no fecundará.
Otras
cayeron entre espinas, y éstas las ahogaron; en efecto, en un corazón
rencoroso la Palabra no alcanza a fecundar, en un alma odiosa, dominada por
las pasiones humanas, no es eficiente, entonces es preciso que el alma este
liberada y por encima de esas tensiones.
Otras
cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras
treinta; Jesús, nos aclara que depende de la disposición que tengamos, es
como da frutos la semilla, es así como, siempre dependerá de cómo sea
aceptada, de cómo sea oída, de cómo están nuestros sentimientos. Entonces
se hace necesario que nuestro terreno de cultivo este bien preparado, para
que la siembra sea eficaz en nosotros, esto es, sensible en el espíritu a
esa semilla, a esa Palabra.
5.
EL QUE HAGA MERITOS PARA RECIBIR EL ESPÍRITU DE
DIOS, ÉSE, ENTENDERÁ LA PALABRA DE DIOS.
¡El
que tenga oídos, que oiga!" El que tenga disposición, esto es voluntad
de oír, el que esté dispuesto a recibir lo que el Señor nos ofrece, el que
sea limpio de corazón, el que viva de acuerdo a las enseñanzas de Cristo,
el que cumpla con su compromiso con nuestra fe cristiana, el que haga
méritos para recibir el Espíritu de Dios, ése, entenderá la Palabra de
Dios.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
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PARA LA LECTIO DIVINA
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QUE
TENGA OÍDOS, QUE OIGA!
En la Primera lectura
el Señor sentencia: “Yo pongo mis palabras en tu boca y en el Evangelio de
hoy el Jesús termina con una sentencia: ¡El que tenga oídos, que oiga!”
En virtud de nuestra
propia experiencia sabemos la gran importancia que tiene la palabra: a
través de ella tomamos conciencia de ser personas humanas, comunicamos lo
que pensamos y sentimos, recibimos, a nuestra vez, la comunicación del
otro, entramos en contacto con el patrimonio cultural del pasado, conocemos
mundos alejados del nuestro...
Nuestra misma
experiencia de la fe pone en el centro la palabra, desde el mismo momento
en que Dios, el inefable, se ha hecho Palabra para que nosotros pudiéramos
entrar en relación con él. Ha aceptado los límites de la palabra humana a
fin de decirse y revelarse de un modo comprensible para nosotros.
Se ha hecho tan
cercano a nuestra experiencia cotidiana que podemos terminar por confundir
su voz con el rumor de la charla confusa y bulliciosa o con el estruendo de
decenas de decibelios que marca nuestra cultura del ruido.
El Señor sigue
viniendo hoy a nuestro encuentro dirigiéndonos la Palabra a cada uno de
nosotros de manera personal. Y es que incluso cuando Dios habla a la
muchedumbre tiene presente a la persona, con su verdad individual.
Todos y cada uno de
nosotros somos conocidos, amados, elegidos de modo semejante a Jeremías,
primera lectura; “Antes de formarte en el vientre materno, Yo te conocía;
antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había
constituido profeta para las naciones”
Cada uno de nosotros
es objeto de confianza, como el campo en el que el sembrador esparce la
semilla sin parsimonia. A todos y a cada uno de nosotros le repite la
invitación a la amistad, a la familiaridad confidente con él. Tal vez
prefiramos considerar todo esto como algo imposible porque intuimos que
acoger la propuesta de Dios es comprometedor: exige que nos dejemos transformar
por esa misma Palabra y nos convirtamos en palabra para los otros. Dios se
compromete el primero y nos dice: “No temas, yo estaré contigo”. Su
presencia garantiza la abundancia del fruto.
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ORACION
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Me conmueve, Señor,
tu ternura conmigo.
Me conmueve la confianza
que me demuestras y con la que me acompañas desde el primer momento en que
empecé a existir.
Me vienen a la mente
las palabras del salmista: “Tú conoces lo profundo de mi ser, nada mío te
era desconocido cuando me iba formando en lo oculto y tejiendo en las
honduras de la tierra” (Sal 139,14-15).
Gracias, Señor, por
tanta atención.
Ayúdame a no
olvidarlo nunca.
Me tienes en tanta
estima que me has llamado para colaborar contigo.
Me confías lo más
precioso que tienes, la Palabra.
Perdóname, te lo
ruego, si tomo tus palabras con superficialidad.
Perdóname las
incertidumbres y las resistencias.
Abre mis oídos para
oír y con amor de mi parte.
Pedro
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FUENTES DE LA PAGINA
ESTA PERMITIDO EL RE-ENVIO, LA
COPIA Y LA PUBLICACIÓN DE ESTA PAGINA, SOLO NO OLVIDE DE INDICAR EL AUTOR Y
LAS FUENTES DE ORIGEN
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La Página de la Misa Diaria, está preparada y es
enviada por Pedro S. A. Donoso Brant ocds, desde Santiago de Chile, como un
servicio de apostolado, amor por Nuestro Señor Jesucristo y por la Iglesia.
Les ruego su oración, para que pueda mantenerse este servicio y subsidio,
dando gracias a nuestro Dios que tanto nos ama.
Nota: Para la Liturgia de la Palabra, utilizo
“Liturgia Cotidiana” de Ediciones San Pablo, para el estudio y comentario
de la Palabra, utilizo los textos de la Biblia Nácar-Colunga, (SBNC) y/o
Biblia de Jerusalén (SBJ),
(3)
Para la Lectio Divina, Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio
Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.) y/o, Intimidad Divina, Fr. Gabriel de
Santa M. Magdalena ocd.
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