I.
RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE
ENTRADA
Dios habita en su santa
morada. Él congrega en su casa a los dispersos. El dará poder y fortaleza a
su pueblo.
ACTO
PENITENCIAL
·
Porque tú eres el Pan de Vida. Señor, ten
piedad.
·
Porque nos enseñas a compartir. Cristo,
ten piedad.
·
Porque permaneces en tu palabra y en tu
eucaristía. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres
Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Dios nuestro, protector
de los que esperan en ti, fuera de quien nada tiene valor ni santidad;
acrecienta sobre nosotros tu misericordia, para que, bajo tu guía
providente, usemos los bienes pasajeros de tal modo que ya desde ahora
podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por
los siglos de los siglos.
II.
LITURGIA DE LA PALABRA
Por medio del profeta Eliseo, Dios hace llegar
su providencia a los necesitados.
PRIMERA
LECTURA
Lectura del segundo libro de los Reyes (4, 42-44)
En aquellos días, llegó
de Baal-Salisá un hombre que traía para el siervo de Dios, Eliseo, como
primicias, veinte panes de cebada y grano tierno en espiga.
Entonces Eliseo dijo a
su criado: “Dáselos a la gente para que coman”. Pero él le respondió:
“¿Cómo voy a repartir estos panes entre cien hombres?”
Eliseo insistió:
“Dáselos a la gente para que coman, porque esto dice el Señor: ‘Comerán
todos y sobrará’”.
El criado repartió los
panes a la gente; todos comieron y todavía sobró, como había dicho el
Señor.
Palabra de Dios.
COMENTARIO; Comerán y sobrará. El Antiguo Testamento,
aún con sus sombras, nos adelantó proféticamente las realidades del Nuevo y
proclamó la salvación definitiva en Cristo, Mesías y Profeta, en la
plenitud de los tiempos.
Los
prodigios que Dios obraba por medio de sus siervos los profetas tenían por
misión autentificar la palabra predicada por ellos, de modo que el pueblo
tuviese garantía de su origen divino.
Dios
sigue obrando en su Iglesia maravillas. Hemos de reconocerlo y utilizarlo
para profundizar más y más en la fe y hacer que los demás crean en el
mensaje divino. Pero esto será difícil si nuestra vida no se conforma con
ese mensaje, no obstante los prodigios que Dios hace constantemente en
medio de nosotros.
SALMO
RESPONSORIAL
En respuesta a la bondad de Dios, el salmo
invita a la alabanza. Participamos de esta oración, aclamando: Abres tus
manos, Señor y nos colmas con tus
bienes.
SALMO 144
R. Abres tus manos Señor y nos colmas con tus bienes.
Que te alaben, Señor,
todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria
de tu reino y den a conocer tus maravillas. R
A ti, Señor, sus ojos
vuelven todos y tú los alimentas a su tiempo. Abres, Señor, tus manos
generosas y cuantos viven quedan satisfechos. R
Siempre es justo el
Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está
lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor de quien lo
invoca. R
COMENTARIO: El Salmo 144 es un himno que canta a Dios
como Señor del universo alabando su señorío y su poder, su bondad y
providencia, su misericordia y amor con todos. Aunque se recuerdan sus
obras, es a Él mismo a quien se canta, como autor de todas ellas.
Los
versículos elegidos para salmo responsorial en la liturgia de hoy se fijan
sobre todo en el cuidado providente de Dios, que da el alimento necesario y
sacia de favores a todas sus criaturas.
SEGUNDA
LECTURA
San Pablo nos exhorta a comportarnos de una
manera acorde con nuestra vocación cristiana, viviendo en la unidad.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (4, 1-6)
Hermanos: Yo, Pablo,
prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna
del llamamiento que han recibido.
Sean siempre humildes y
amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en
mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.
Porque no hay más que
un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola es la esperanza
del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un
solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa
a través de todos y vive en todos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: En el Corazón de Cristo se consuma el
designio de unidad entre todos los hombres. Un único Padre que nos ama en
su único Hijo y que nos hace a todos participar en su único Espíritu.
En
la Iglesia no debe existir ningún elemento discriminatorio ni en los que
vienen del judaísmo, ni en los que vienen de la gentilidad. Lo que todos
han de hacer es poner su esperanza en la salvación a la cual todos han sido
llamados por Dios. Sobre la unidad, exhorta San Cipriano:
“El
que abandona esta cátedra de Pedro, sobre la cual está fundada la Iglesia,
¿puede creer que está todavía en la Iglesia? El que se rebela contra la
Iglesia y se opone a ella, ¿puede pensar que está en ella? El mismo Apóstol
Pablo enseña idéntica doctrina declarando el misterio de la unidad con
estas palabras: “un solo cuerpo y un solo espíritu, una sola esperanza en
vuestra vocación” (Ef 4,4)
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Un
gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.
EVANGELIO
La multiplicación de los panes es un gran signo
de la llegada del Reino.
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 1-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús
se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía
mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a
los enfermos.
Jesús subió al monte y
se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, festividad de los
judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo
compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo esta pregunta para ponerlo a
prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni
doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de
pan”.
Otro de sus discípulos,
Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae
cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?”
Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar
había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres
eran unos cinco mil.
Enseguida tomó Jesús
los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los
que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados
todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus
discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”.
Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron
doce canastos.
Entonces la gente, al
ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es, en verdad,
el profeta que había de venir al mundo”.
Pero Jesús, sabiendo
que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la
montaña, él solo.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: Jesús se manifiesta en el evangelio de
hoy alimentando a la multitud. Pero al pronunciar la acción de gracias y
repartir el alimento perecedero, Jesús está ya apuntando al “alimento que
permanece para vida eterna” (Jn 6,27). También este nos viene de su providencia
amorosa, que, más que la salud del cuerpo, quiere la santidad de los que el
Padre le han confiado. Por lo demás, nosotros estamos llamados a ser
instrumentos de la providencia para nuestros hermanos los hombres, tanto en
el alimento corporal como en el espiritual.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el
poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de
los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la
vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE
LOS FIELES
Celebrante: Somos
hermanos, porque Dios es nuestro Padre; por eso, con espíritu filial oremos
diciendo: Padre, escúchanos.
·
Por los cristianos del tercer milenio:
para que seamos humildes, amables y comprensivos con todos. Oremos al
Señor/ Padre, escúchanos.
·
Por los pastores de la Iglesia: para que
se esfuercen por mantener la unidad entre los discípulos de Cristo. Oremos
al Señor/Padre, escúchanos.
·
Por los que tienen autoridad en nuestro
país: para que velen por el bien común, la justicia y la paz. Oremos al
Señor/Padre, escúchanos.
·
Por los que pasan hambre, sed, desnudez o
abandono, por los que no tienen hogar: para que les llegue la ayuda que
necesitan para vivir con dignidad. Oremos al Señor./Padre, escúchanos.
·
Por los enfermos: para que fortalecidos
por la comunión con el Cuerpo de Cristo se sientan aliviados. Oremos al
Señor/Padre, escúchanos.
·
Por los que participamos de la
Eucaristía: para que el alimento del Pan y la Palabra nos den fuerzas para
no desfallecer en la vivencia de nuestra vocación. Oremos al Señor/Padre,
escúchanos.
Celebrante: Padre
bueno, Tú que lo penetras todo y todo lo sabes, acoge las oraciones que te
hemos presentado y las que cada uno lleva en el corazón, y haz que
permanezcamos unidos en el amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
III.
LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Presentación de las ofrendas: Jesús estuvo
presente en su palabra, pronto lo estará también en su eucaristía. Por eso,
junto al pan y el vino, signos poderosos del alimento espiritual y
material, presentemos nuestro propósito de multiplicar nuestra contribución
para los necesitados.
Acepta Padre, estos
dones recibidos de tu generosidad, y, por la acción poderosa de tu gracia,
haz que estos sagrados misterios santifiquen nuestra vida presente y nos
conduzcan a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
DOMINICAL VII
Prefacio: Jesús es el gran profeta de Dios. Por
eso, junto al celebrante, demos gracias al Señor, nuestro Dios porque
entregó a Jesucristo quien nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento
humano.
La salvación por la
obediencia de Cristo
El Señor esté con
ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado
hacia el Señor.
Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo
lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo
fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio
Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el
pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas.
Y con su obediencia nos
devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, ahora
nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos,
diciendo: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE
LA COMUNIÓN
Bendice, alma mía, al
Señor y no olvides sus muchos beneficios.
Comunión: La eucaristía es el pan que se nos
parte y reparte para que nos ayudemos como hermanos. Con alegría, vayamos a
participar del banquete del Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que
alimentados con este sacramento divino, memorial perpetuo de la Pasión de
tu Hijo, este don de su amor inefable nos conduzca a la salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
IV.
RITO DE CONCLUSIÓN
Canto final
Con la alegría de haber
participado del banquete de la palabra y de la eucaristía, nos retiramos
cantando.
|