DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO B

Job 38, 1. 8-11

 El Señor habló a Job desde la tormenta y le dijo:
 ¿Quién encerró el mar con doble puerta,
cuando del seno materno salía borbotando;
 cuando le puse una nube por vestido
y del nubarrón hice sus pañales;
 cuando le tracé sus linderos
y coloqué puertas y cerrojos?
 «¡Llegarás hasta aquí, no más allá - le dije -,
aquí se romperá el orgullo de tus olas!»


Salmo Responsorial

 Sal 106:23-26, 28-31 (R/. 1b)

R/. "Demos gracias al Señor por sus bondades"

Los que la mar surcaban con sus naves,
por las aguas inmensas negociando,
el poder del Señor y sus prodigios
en medio del abismo contemplaron. R./

Habló el Señor y un viento huracanado
las olas encrespó;
al cielo y al abismo eran lanzados,
sobrecogidos de terror. R.
/

Clamaron al Señor en tal apuro
y él los libró de sus congojas.
Cambió la tempestad en suave brisa
y apaciguó las olas. R.
/

Se alegraron al ver la mar tranquila
y el Se
ñor los llevó al puerto anhelado.
Den gracias al Señor por los prodigios
que su amor por el hombre ha realizado. R.
/


2Cor. 5, 14-17

 Hermanos: El amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Por eso nosotros ya no juzgamos a nadie con criterios humanos. Si alguna vez hemos juzgado a Cristo con tales criterios, ahora ya no lo hacemos. El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo.


ALELUYA Lc 7,16
Aleluya. R. Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R. Aleluya

EVANGELIO
¿Quien es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?

Mc. 4, 35-41

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla del lago.»  Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.

De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado en un cojín. Lo despertaron y le dijeron: "Maestro, ¿No te importa que nos hundamos?"  El se despertó, reprendió al viento y dijo al mar "¡Cállate, enmudece!". Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: "¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aun no tienen fe?" Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?".



REFLEXION SOBRE LAS ESCRITURAS

SS Benedicto XVI, 29 VI 06: "la Iglesia también sufre hoy. Cristo es de nuevo escarnecido y golpeado; se sigue intentado echarlo fuera del mundo. Siempre de nuevo la pequeña barca de la Iglesia es azotada por el viento de las ideologías, que con sus aguas penetran en ella y parecen condenarla al hundimiento. Sin embargo, en esa Iglesia que sufre, Cristo sale victorioso y a pesar de todo, la fe recobra siempre nuevas fuerzas". 

"El Señor sigue en su barca, en la nave de la Iglesia. De este modo, en el ministerio de Pedro se revela, por una parte, la debilidad de lo que es propio del hombre, pero también la fuerza de Dios: precisamente en la debilidad de los hombres, el Señor manifiesta su fuerza".

 

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