MISA DIARA

Caminando con Jesus  

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant  

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DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO -B-

 

PRIMERA LECTURA

Con la fuerza de aquel alimento caminó hasta el monte de Dios.

Lectura del libro primero de Reyes. 19, 4-8.

Le caminó por el desierto una jornada de camino, y fue a sentarse bajo una retama. Se deseo la muerte y dijo:"Basta ya, Yahveh! Toma mi vida, porque no soy mejor que mis padres!" Se acostó y se durmió bajo una retama, pero un ángel le tocó y le dijo: "Levántate y come." Miró y vio a su cabecera una torta conocida sobre piedra calientes y un jarro de agua. Comió y bebió y se volvió a acostar. Volvió segunda vez el ángel de Yahveh, le tocó y le dijo: "Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti." Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches.


Salmo responsorial
Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9.

R/ Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza esta siempre en mi boca.
Mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Contemplado y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa,
en torno a sus fieles y os protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor;
dichoso el que se acoge a él.


SEGUNDA LECTURA

Vivid en el amor con Cristo.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios. 4, 30- 5, 2

No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención. Toda acritud, ira, cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma.