MISA DIARA

Caminando con Jesus  

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant  

www.caminando-con-jesus.org

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

 

PRIMERA LECTURA

El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado


Lectura del libro del Éxodo 32, 7-11. 13-14


En aquellos días, el Señor dijo a Moisés:
- «Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman:
"Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto."»
Y el Señor añadió a Moisés:
- «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo.»
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios:
- «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abraham, Isaac y Jacob, a quienes juraste por ti mismo, diciendo:
"Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre."»
Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Palabra de Dios.

 


Salmo responsorial
Sal 50, 3-4. 12~13. 17 y 19 (R.: Lc 15, 18)

R. Me pondré en camino adonde está mi padre.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R.

Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R.

 



SEGUNDA LECTURA

Cristo vino para salvar a los pecadores


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 12-17
Querido hermano:
Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio.
Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente.
Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía.
El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús.
Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero.
Y por eso se compadeció de mi: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna.
Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.