MISA DIARA Caminando con
Jesus Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant |
DOMINGO DE PENTECOSTES Lectura del
libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11 Se encontraban
entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al
oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno
los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: -No son galileos
todos esos que están hablando? Entonces, cómo es que
cada uno los olmos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay
partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en
el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia
que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o
prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de
las maravillas de Dios en nuestra propia lengua Palabra de Dios. Salmo
responsorial R. Envía tu
Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. / o bien: Aleluya. Bendice, alma mía, al
Señor: Les retiras el
aliento, Gloria a Dios para
siempre, SEGUNDA LECTURA Lectura de la primera
carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13 Hay diversidad de
dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo
Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en
todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que
el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a
pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros,
judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo
Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo
Espíritu. Palabra de Dios. Ven, Espíritu divino, Ven, dulce huésped del alma, Entra hasta el fondo del alma, Riega la tierra en sequía, Reparte tus siete dones, Aleluya Como el Padre me ha enviado, así también os
envío yo. Lectura del santo
evangelio según san Juan 20, 19-23
Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Palabra del Señor. |