“CASI TODA LA CIUDAD SE REUNIÓ”… “PARA ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS….. “LOS DISCÍPULOS, POR SU PARTE, QUEDARON LLENOS DE ALEGRÍA Y DEL ESPÍRITU SANTO”…. “SOMOS SU PUEBLO Y OVEJAS DE SU REBAÑO”….. “PORQUE EL CORDERO QUE ESTÁ EN MEDIO DEL TRONO SERÁ SU PASTOR Y LOS CONDUCIRÁ HACIA LOS MANANTIALES DE AGUA VIVA”…… “MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ, YO LAS CONOZCO Y ELLAS ME SIGUEN. YO LES DOY VIDA ETERNA: ELLAS NO PERECERÁN JAMÁS Y NADIE LAS ARREBATARÁ DE MIS MANOS”.

Reflexión desde las Lecturas del Domingo IV de Pascua, Ciclo C

 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    EL BUEN PASTOR ES EL RESUCITADO A QUIEN HA SIDO DADO TODO PODER EN EL CIELO Y EN LA TIERRA

“Mis ovejas escuchan mi voz”. ¡Que bonita definición de lo que es el cristiano! Se trata de estar atento a Cristo, a su voz, a las llamadas que sin cesar, a cada instante, nos dirige. No creemos en un muerto. Cristo está vivo, resucitado; más aún, está presente, cercano, camina con nosotros. Se trata de escuchar su voz y de seguirle, de caminar detrás de Él siguiendo sus huellas. El cristiano nunca está solo, porque no sigue una idea, sino a una persona. Pero seguir a Cristo compromete la vida entera. “Yo las conozco y ellas me siguen”. Cristo Buen Pastor conoce a cada uno de los suyos. Con un conocimiento que es amor y complacencia. Cristo me conoce como soy de verdad. No soy un extraño que camina perdido por el mundo. Cristo me conoce. Conoce mi vida entera, toda mi historia. Más aún, conoce lo que quiere hacer en mí. Conoce también mi futuro. ¿Vivo apoyado en este conocimiento que Cristo tiene de mí?

“Nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre”. Al que se sabe conocido y amado por Cristo y procura con toda el alma escuchar su voz y seguirle, Cristo le hace esta promesa. Nuestra seguridad sólo puede provenir de sabernos guiados por él. El Buen Pastor es el Resucitado a quien ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Estamos en buenas manos. Ningún verdadero mal puede suceder al que de verdad confía en Cristo y se deja conducir por su mano poderosa.

2.    PRIMERA LECTURA Hech 13, 14. 43-52

Este resumen del discurso de Pedro ante los Jefes del pueblo, nos presenta la síntesis del mensaje cristiano reducido a su núcleo más central, tal como lo anunciaban los Apóstoles después de Pentecostés. Sólo en Jesús muerto y resucitado está la salvación. Pretender buscarla fuera de Él es una empresa condenada al fracaso. Pedro es claro al hablar. El Jesús rechazado por los jefes y los ancianos de Israel es el único nombre que salva. No queda más que una opción. Jesús ya no está aquí, pero todo se puede lograr “en su nombre”. Creer en Él es creer que, ya desde ahora, es posible prolongar su victoria mesiánica sobre el pecado y la muerte.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días: Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Éstos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios. Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios. Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: “A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra del Señor, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos. Así nos ha ordenado el Señor: ‘Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra’”. Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe. Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región. Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.

Palabra de Dios.

2.1    REUNIÓ EL SÁBADO SIGUIENTE PARA ESCUCHAR LA PALABRA DE  DIOS

Parece que el discurso de Pablo en la sinagoga produjo grave impresión, y que no todo quedó claro; pues le ruegan que vuelva a hablarles sobre el asunto al sábado siguiente. Seguramente el punto que necesitaba de más aclaración era el que había tocado últimamente sobre la justificación por la fe en Jesús y no por las obras de la Ley. Consecuencias muy graves parecían deducirse de tales afirmaciones.

Al sábado siguiente; “entraron en la sinagoga y se sentaron”,  se reunió “Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios”, a través de Pablo. Sin duda, a lo largo de la semana se había ido corriendo la noticia de lo interesante que resultaba el nuevo predicador y de su independencia frente a la Ley. Se presentaba rodeado ya de bastantes adictos, judíos y prosélitos, que, sin esperar a esta nueva reunión sinagogal del sábado, habían sido ulteriormente instruidos por él durante la semana; “Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé”.

No se nos da el tema del discurso de Pablo; pero, a juzgar por la reacción tan distinta de judíos  y gentiles, parece claro que insistió en lo de la justificación por la fe en Jesús, quien, con su muerte y resurrección, había traído la redención a todos los hombres indistintamente, aboliendo de este modo la Ley de Moisés. Estas serán las ideas machaconamente repetidas en sus cartas, y es lógico que lo fueran también en sus predicaciones orales. Los judíos se dan cuenta de la gravedad de tales afirmaciones; pues, si la fe en Jesucristo tenía idéntico valor para todos y también los gentiles podían ser partícipes de los bienes mesiánicos sin pasar por la circuncisión y la Ley, caían automáticamente por su base todas aquellas prerrogativas religioso-raciales, de que tan orgullosos se mostraban. Por eso, “Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo”.

Ante este proceder, Pablo proclama con valentía la solemne declaración que volverá a repetir en otras ocasiones: “A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra del Señor, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos”. Esta preferencia cronológica de los judíos en la evangelización con respecto a los gentiles fue siempre respetada por Pablo, incluso después de esta declaración. En apoyo de su decisión de pasarse a predicar a los gentiles, alude a una orden del Señor; “Así nos ha ordenado el Señor: ‘Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra”, que parece ser una cita algo libre de Is 49:6. Cierto que el texto de Isaías se refiere al Mesías, no a Pablo, pero puede muy bien aplicarse a los predicadores del Evangelio, por medio de los cuales cumple el Mesías la profecía. También pudieran entenderse esas palabras, no como cita de Isaías, sino como dirigidas directamente a Pablo, aludiendo a la orden del Señor a raíz de su conversión.

Esta solemne declaración de Pablo de abandonar a los judíos y volverse a los gentiles produjo en éstos gran alegría; “Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe”, viendo que se les abrían las puertas de la salvación sin las trabas mosaicas. Parece, aunque el texto nada dice explícitamente, que la estancia de Pablo y Bernabé en Antioquía se prolongó bastante tiempo, quizás varios meses, pues, de lo contrario, no se explicaría fácilmente la frase d;  “Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región”. Los judíos no permanecieron inactivos, sino que valiéndose de algunas mujeres de distinguida posición social, que estaban afiliadas al judaísmo, logran influir en los magistrados para que se les expulse de la ciudad, promoviendo una sublevación popular contra los dos predicadores; “Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio”., por tanto Pablo y Bernabé hubieron de salir de allí, dirigiéndose a Iconio, pero no sin antes realizar el gesto simbólico de sacudir el polvo de sus pies contra sus perseguidores. “Estos, sacudiendo el polvo de sus pies” -conforme a la recomendación de Jesús-, en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo”.

3.    SALMO

Sal 99, 1-3. 5

R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

O bien: Aleluya.

Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con cantos jubilosos. R.

Reconozcan que el Señor es Dios: Él nos hizo y a Él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones. R.

LA FIDELIDAD DEL SEÑOR

Salmo de acción de gracias. En sus frases, este salmo mezcla el himno de alabanza y de acción de gracias. Se puede decir que en general, este poema está en consonancia con Is 53:6-7: “Y a los extranjeros allegados al Señor para servirle y amar su nombre... que sean fieles a mi pacto; yo los llevaré al monte de mi santidad y yo los recrearé en mi casa de oración... Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.” Supuesta esta perspectiva, podemos creer que este salmo ha sido compuesto, como los anteriores “salmos del reino,” después del exilio, cuando esta doctrina del “reino de Dios” adquirió particular importancia en los medios piadosos israelitas.

Quizá este salmo se cantaba cuando se entraba en el santuario para ofrecer el sacrificio de acción de gracias; “Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con cantos jubilosos”, y en ese caso tiene perfecta explicación el título. El salmista invita a toda la tierra a asociarse a esta manifestación de alabanza. El Señor es el Creador del hombre, y, en consecuencia, se le debe no sólo homenaje, sino servidumbre. Pero, además, el Señor es el formador de la nación israelita como colectividad nacional. “Él nos hizo y a Él pertenecemos” Por eso, los israelitas son su pueblo y su rebaño.; “somos su pueblo y ovejas de su rebaño”. Con la conciencia de constituir el pueblo elegido, los hijos de Israel deben entrar por las puertas del templo de Jerusalén dando gracias por los beneficios que han recibido a través de la historia. El Señor no ha cambiado en su modo de ser, mostrando su protección ahora como en otros tiempos, pues es bueno, y su piedad benevolente hacia los suyos “Su misericordia permanece para siempre” .Además el Señor es fiel a sus promesas, “su fidelidad por todas las generaciones”, porque está vinculado a Israel con una alianza histórica, pues sus obras son sin arrepentimiento.

4.    SEGUNDA LECTUR A Apoc 7, 9. 14-17

La tribulación de la persecución que hizo sufrir a muchos cristianos, se ve recompensada ahora por la recepción en la casa del Padre, y con la especial atención, tierna y maternal del Cordero, que los abraza y consuela en su dolor. Lo que antes fue lágrimas de dolor, ahora se convierten en alegrías.

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano. Y uno de los Ancianos me dijo: “Éstos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono extenderá su carpa sobre ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos”.

Palabra de Dios

4.1    ESTABAN DE PIE ANTE EL TRONO Y DELANTE DEL CORDERO

San Juan, ve en el cielo una gran muchedumbre de elegidos de todas las naciones, incontables en número, “Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero”. Esta multitud innumerable simboliza a toda la Iglesia, compuesta de gentes de toda raza y nación. El Señor había prometido a los patriarcas que en ellos serían bendecidos todos los pueblos de la tierra. Los profetas también habían predicho de muy diversas maneras la incorporación de las naciones al pueblo de Dios en los tiempos mesiánicos. Por eso Jesucristo había mandado a los apóstoles a predicar el Evangelio a toda criatura. Y San Pablo nos dirá todavía más claramente que en Cristo no hay judío ni gentil, hombre o mujer, siervo o libre, porque todos somos uno en Cristo. La gran muchedumbre que ve San Juan parece designar un gran número de mártires cristianos, que vienen de la gran tribulación y ya poseen la bienaventuranza eterna. “Éstos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”. Los vestidos blancos y las palmas en las manos significan su triunfo y su felicidad celeste; “vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano”. Sin embargo, conviene tener presente que las túnicas blancas y las palmas pueden ser también el símbolo de todo cristiano que ha triunfado del mundo. El cristiano que ha permanecido fiel a su fe en medio de las dificultades de este mundo, consigue una dificilísima victoria, que en mucho se parece a la victoria de los mártires.

San Juan va a determinar mejor quiénes son los que forman esa muchedumbre incontable. “Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”. La gran tribulación de que se habla aquí no es precisamente la de los últimos tiempos, es decir, la del juicio final, sino que probablemente se refiere a la persecución de Nerón, tipo de todas las persecuciones antirreligiosas de todos los tiempos. La muchedumbre vestida de túnicas blancas, lavadas en la sangre del Cordero, no comprende únicamente a los mártires de la persecución neroniana, sino también a todos los fieles purificados de sus pecados por el bautismo. El sacramento del bautismo recibe de la sangre de Cristo la virtud de lavar y purificar las almas. El cristiano, que recibe por el bautismo la gracia de Dios, posee ya en sí mismo la vida. Vive la vida de la gracia, que es comienzo de la vida eterna, aun en medio de las tribulaciones de la vida presente. Después vendrá la plena expansión de esa vida en el cielo. Así entendido este pasaje, se explica bien la expresión un tanto extraña: “ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”. Es la sangre de Cristo, que lava y purifica las almas de los pecados contraídos. Esta metáfora de la sangre de Cristo que blanquea, quitando los pecados, se encuentra en otros lugares del Nuevo Testamento.

4.2    SERÁ SU PASTOR Y LOS CONDUCIRÁ HACIA LOS MANANTIALES DE  AGUA VIVA.

La felicidad celestial de los bienaventurados es concebida como una liturgia continua, en donde las almas ejercen día y noche su sacerdocio delante del trono de Dios dentro del templo celeste; “Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo”. Es la plena expansión de la idea que ve en los cristianos un reino de sacerdotes. El Dios omnipotente, que está sentado en el trono, extenderá sobre ellos su tienda para protegerlos de las inclemencias del tiempo. “El que está sentado en el trono extenderá su carpa sobre ellos” El Señor es presentado como un jeque beduino que acoge con suma hospitalidad a los viandantes fatigados por el largo caminar a través del desierto de este mundo. Con la venida de Cristo a este mundo, Dios montó su tienda entre nosotros. De la misma manera que Dios protegió a Israel en el desierto con su sombra protectora, así también ahora Dios protege a sus elegidos habitando en medio de ellos. Pero la habitación indefectible y eterna de Dios entre los suyos sólo tendrá plena realización en el cielo. Allí los elegidos gozarán de una salud plena y perfecta, pues Dios los librará de todas las miserias de la presente vida. “Nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor”. El mismo Cristo los apacentará como pastor y los conducirá a las fuentes de la vida eterna; “Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos”, pues Jesucristo es el camino verdadero y único para ir al Padre, es la “fuente de la vida”. El profeta Isaías se había expresado ya en términos casi idénticos: “No padecerán hambre ni sed, calor ni viento solano que los aflija. Porque los guiará el que de ellos se ha compadecido, y los llevará a aguas manantiales”. En el Antiguo Testamento es frecuente comparar al Señor con un pastor que apacienta sus ovejas y las conduce al corral. Jesucristo se llama a sí mismo el buen Pastor, que conoce a sus ovejas y las defiende de los lobos rapaces. Es también la fuente de la vida sobrenatural para todos los que creen en El. Dios y el Cordero habitarán entre sus ovejas, entre sus elegidos, y serán su templo, su sol y su protección. El mismo Dios enjugará las lágrimas de sus ojos; “Y Dios secará toda lágrima de sus ojos”,  es decir, los consolará y ya no permitirá que sufran más. Isaías, al hablarnos del festín mesiánico que el Señor dará en Sión a todos los pueblos, también da realce a la idea de felicidad que experimentarán todos en aquellos tiempos, diciendo: “Y destruirá la muerte para siempre, y enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros, y alejará el oprobio de su pueblo, lejos de toda la tierra”

5.    EVANGELIO Jn 10, 27-30

El símbolo de Jesús como nuestro Buen Pastor es muy apto para entender la mutua relación entre él y nosotros; y de todos los cristianos entre sí. Jesús conoce a cada persona a fondo y como única. Es un conocimiento amoroso; cada persona es amada por Jesús como ella es, permanentemente y sin considerar si ella es peor o mejor. Por eso cada persona está llamada a conocer y amar a Jesús como amigo, a escucharlo y a seguirlo.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús dijo: Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa.

Palabra del Señor

5.1    A SE LO DIJE, PERO USTEDES NO LO CREEN

En los versículos anteriores, Juan 22 al 26, San Juan dice que los judíos rodearon a Jesús y le preguntaron un día de la fiesta de la Dedicación, “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso?”; como tratando de decir hasta cuando tendrás levantada nuestra alma, o hasta cuándo nos va a tener en incertidumbre sobre algo que nos interesa grandemente y luego le preguntan “si eres el Mesías, dilo abiertamente es decir claramente y con plena libertad.” Jesús les respondió: Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen.

La respuesta de Jesús es que ya se lo dijo repetidas veces, no tomando la misma palabra de Mesías, pero sí con las obras, que, hechas en nombre del Padre, dan, por lo mismo, testimonio de Él. Pero, a pesar de todo, ellos no creen, así es como Jesús les dice; “Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen”, Además Jesús les da una profunda razón, “porque no son de mis ovejas”.

5.2    “MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ”

Jesús les va a hacer una declaración terminante de su divinidad. “Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa.”

San Juan, nos presenta en este fragmento del Evangelio, algunos interesantes puntos doctrinales. En la fe en Jesús, y, por tanto, en sus obras, que son signos. Si inmediatamente hay causas diversas, es por malas disposiciones, temor de la luz (Jn 3:19-21), espíritu terreno (Jn 8:23), en el fondo de ello existe una predestinación, porque ya se dijo, a propósito de la incredulidad en Jesús, que nadie puede venir a mí si el Padre no le trae (Jn 6:44). Jesús se presenta con un conocimiento sobrenatural y universal de sus ovejas. Con un oficio de Pastor que llama a sus ovejas de modo real, aunque misterioso, porque aquéllas oyen su voz; con un poder vitalizador, pues les da la vida eterna, así es como dice: “Yo les doy Vida eterna”, entonces se presenta dotado de un poder trascendente, pues nadie puede arrebatar de su mano estas ovejas, por eso dice Jesús: “nadie las arrebatará de mis manos”.

5.3   EL BUEN PASTOR LES DA “LA VIDA ETERNA”

Jesús se presenta una vez más a sí mismo como “buen pastor” (Jn 10,11) que conoce y ama a sus ovejas, por ende, como alguien que espera encontrar en las ovejas escucha, obediencia y seguimiento confiado.

El buen pastor les da “la vida eterna”: ésa es la obra esencial para la que ha venido Jesús (Jn 17,2), y la vida eterna es precisamente el conocimiento-comunión de amor con Dios y con su Enviado (Jn 17,3). Es así con este fragmento del Evangelio se expresa la intensidad de la pertenencia: las ovejas – los creyentes, los discípulos – que reciben la vida de Jesús están siempre en sus manos, “Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado” (Jn 17,12), y por eso gozan de una seguridad eterna. El mismo Padre se las ha confiado, y como nadie es mayor que Dios, nadie se las puede arrebatar. Se trata de afirmaciones que alientan a la comunidad cristiana, que sigue estando sometida a prueba por la persecución y sigue estando asediada por las herejías.

Pertenecer a Jesús significa pertenecer a Dios mismo, para siempre. Del mismo modo que el Hijo pertenece al Padre y el Padre pertenece al Hijo, en la unidad del amor que es el Espíritu Santo.

5.4    MI PADRE, QUE ME LAS HA DADO

Todo este rebaño espiritual es un don del Padre a Él. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos. Es decir Dios es lo más grande, lo más precioso. Jesús dice me las ha dado, le ha dado la naturaleza divina, el poder divino, que el Padre le había comunicado, tanto para hacer milagros como para conducir las ovejas y darles la vida eterna.

Las ovejas que oyen su voz y la garantía de que las ovejas que oyen su voz no perecerán, es porque nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Porque es un don que le dio el Padre, el cual don es más bello que todas las cosas. Nada es comparable a la vida eterna, que Jesús dispensa (Jn 17:1-4). El mismo lo dijo en otra ocasión en tono de pregunta: - ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? – (Mt 16:26; Lc 9:25).

5.5    EL PADRE Y YO SOMOS UNA SOLA COSA

Finalmente Jesús afirma: El Padre y yo somos una sola cosa. Entonces, de la misma manera que nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre, que aquí son las ovejas, así tampoco se las puede arrebatar de las suyas. Porque, en definitiva, “Yo y el Padre somos una sola cosa.” Directamente se expresa esta unidad entre el Padre y el Hijo en el poder. El Padre y el Verbo encarnado son una sola cosa. Pero lo son no sólo como un profeta, en el plan, conocimiento y actividad de Jesús para su obra salvadora. Sino también, por razón de la persona divina, tiene una unión ontológica divina con el Padre. Esta expresión encuentra su clarificación en la oración sacerdotal, en la que Jesús pide al Padre que le glorifique con la gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese – (Jn 17:5.24), lo mismo que en el prólogo, en el que se enseña abiertamente que el Verbo, que se va a encarnar, era Dios.

Jesús nos habla de su misma e idéntica naturaleza con el Padre, Hay una naturaleza divina, un solo Dios, naturaleza única en tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las palabras de Jesús, prueban la consustancialidad con el Padre y por lo tanto, su divinidad.

San Agustín, escribe en el Libro I de la Confesiones: Dios es el más grande. Dios es el más íntimo. Dios es el más presente. Dios es el más trascendente. Hacia él debe orientarse el hombre. En él se debe vivir

La alegría de Cristo resucitado vivan en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

IV DOMINGO DE PASCUA C

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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