Reflexión desde las Lecturas del Domingo V del Ciclo A

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    SÓLO CRISTO

“Cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría”. Los medios no deben entorpecer la acción de Dios. Dar demasiada importancia a los medios es sustituir a Cristo. Apoyarse en los medios es una idolatría, además de una insensatez. Toda sabiduría que no viene de Cristo y no conduce a Él es un estorbo. « ¡Mire cada cuál cómo construye!» (1 Cor 3,10).

“No quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado”. ¿Cuándo nos convenceremos de que Cristo basta? No se trata de tener a Cristo y «además» otras cosas, otros medios, etc. En Cristo tenemos todo. Él es para nosotros «sabiduría, justicia, santificación y redención» (1 Cor 1,30). La santidad viene sólo del costado abierto de Cristo crucificado. Sólo Él redime, sólo Él convierte. Quedarnos en los medios es quedarnos sin la gracia que sólo de Él procede.

Más aún, es Cristo lo único que tenemos que dar al mundo. Como Iglesia, hemos de sentirnos dichosos de no tener otra cosa que ofrecer. ¡Ojala nuestra Iglesia pudiera decir con toda verdad como los apóstoles: «No tengo oro ni plata, te doy lo que tengo: en nombre de Jesús Nazareno echa a andar!» (He 3,6). No tengo nada más que a Cristo – ¡y nada menos!– Cuando la Iglesia es verdaderamente pobre, entonces es cuando brilla con fuerza su auténtica riqueza: Cristo, con todo su poder salvador.

“Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu”. Desde la debilidad del apóstol y desde la pobreza de los medios se manifiesta la potencia infinita de Dios. Desde la carencia se pone de relieve que el milagro de la conversión, el cambio de los corazones, es absolutamente desproporcionado a los medios humanos y por tanto es obra de la acción omnipotente del Espíritu Santo. De esta manera se construye con solidez para la vida eterna, pues la fe se apoya no en razones o convicciones humanas, sino en el poder de Dios.

2.    PRIMERA LECTURA Is 58, 7-10

Este oráculo está en línea con la exigencia de la interiorización de las prácticas religiosas: si éstas no salen del corazón y sobre todo como fruto de una verdadera justicia, se convierten en abominación para Dios. Compartir el pan con el hambriento, hospedar al sin techo, vestir al desnudo y no despreocuparse del prójimo, traerá la bendición de Dios.

Lectura del libro de Isaías.

Así habla el Señor Si compartes tu pan con el hambriento y albergas a los pobres sin techo si cubres al que ves desnudo y no te despreocupas de tu propia carne entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y El dirá: «Aquí estoy!» Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al medio día.

Palabra de Dios

2.1        LOS DEBERES MORALES DE CARIDAD Y JUSTICIA ELEMENTAL

En este capítulo 58,  el Profeta Isaías nos habla de la inutilidad del simple ayuno externo, cual es el ayuno grato al Señor, hace una invitación a la mansedumbre, y la observancia del sábado. En síntesis, nos viene a decir que las manifestaciones puramente externas no son una verdadera muestra de caridad con nuestros hermanos, que es preciso doblegar el alma, reprimir las malas inclinaciones y dominarse para seguir fiel a los mandatos del Señor. Un ejemplo de estos, son las manifestaciones externas en los días fuertes, Semana Santa, retiros y momento espirituales, donde no valen sino como signo de aflicción interior y propósito de buscar los caminos del Señor, expresados en el cumplimiento de los deberes morales para con el prójimo, como romper las ataduras de la iniquidad.  

Este es la actitud que desea el Señor. Con esto no quiere negarse el valor de las actividades rituales de los momentos fuertes, pero el profeta Isaías destaca que sobre él están los deberes morales de caridad y justicia elemental. “Si compartes tu pan con el hambriento y albergas a los pobres sin techo si cubres al que ves desnudo y no te despreocupas de tu propia carne”.  

Es así como, los profetas son los grandes defensores de los derechos de los oprimidos: los huérfanos, las viudas, los desheredados, víctimas de extorsiones judiciales aparentemente justas, pero criminales en el fondo. Los profetas son los representantes de los valores eminentemente éticos en el Antiguo Testamento. Jesucristo continuará y sublimará su doctrina, condenando y dando de lado al formalismo legal surgido después del destierro de Israel, y que culminó en la secta farisaica, que había hecho de la ley del Señor una mera caricatura. ¿Cómo han de esperar la gracia y benevolencia de Dios los que no ayudan al prójimo? En este estado de ánimo, sus momentos espirituales son más bien provocaciones a la ira divina. Es así como el Profeta dice que cuando Israel cumpla sus deberes de justicia y de caridad para con su prójimo, se sentirá radiante como la aurora: “entonces despuntará tu luz como la aurora”  al ver que ha llegado la felicidad esperada, su salvación. Ante Israel habrá surgido de repente una nueva luz, la de su liberación espiritual, y se sentirá curado de sus heridas tradicionales, “tu llaga no tardará en cicatrizar”, de los pecados que antes hizo mención: extorsiones, avaricia, etc. Cuando cumpla con sus deberes morales, verá brillar delante de sí la justicia, el producto de sus buenas obras, y a su vez será protegido en su espalda por la gloria del Señor; “delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor”. Delante, pues, de Israel irá su conducta intachable, y detrás el premio de ella, la manifestación gloriosa del Dios de Israel.

Es esencial para entrar en buenas relaciones el mantener espíritu de mansedumbre con los inferiores, quitando toda impresión de yugo; “Si eliminas de ti todos los yugos” u opresión sobre ellos. Por otra parte, es necesario ayudarle en las necesidades, ya que es un alma indigente una persona en extrema necesidad; “si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria”.  Entonces las privaciones del donante se convertirán en desahogo, y aparecerá su salvación como una luz en la oscuridad, como horizonte luminoso de esperanza;  “tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al medio día”, ya que la beneficencia ha hecho que se perdonen sus pecados y pueda entrar de nuevo en relaciones amistosas con el Señor; entonces su situación de desesperación actual y sus tinieblas “serán como el medio día”, ya que va a cambiar el horizonte tenebroso de enemistad con Dios por el esplendor meridiano de la amistad divina, con las consiguientes bendiciones sobre su vida.

3.    SALMO Sal 111,4-9

El poeta desarrolla en este salmo, las ventajas que al justo reporta la virtud: todo en su vida prosperará. En este salmo, se explicita las felicidades del que corresponde a los beneficios divinos. El varón justo debe tener relaciones de piedad reverencial y espíritu de docilidad a Dios (1-4), y como consecuencia de su vida religiosa están sus virtudes de justicia para con el prójimo (5-10).

R. Para los buenos brilla una luz en las tinieblas.

Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justó. Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud: R.

El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. No tendrá que temer malas noticias: su corazón está firme, confiado en el Señor. R.

Su ánimo está seguro, y no temerá. Él da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad. R.

3.1        LA VIRTUD DEL JUSTO, ES RECONOCIDA Y PREMIADA.

El temor de Dios es el principio de la sabiduría. (Salmo 110)”. El poeta prosigue ahora exponiendo en este salmo, las ventajas del que se entrega de todo corazón a Dios, cumpliendo con fidelidad sus mandamientos. “Para los buenos brilla una luz en las tinieblas”. En primer lugar, verá bendecido con una vigorosa descendencia, que será poderosa en el país, pues prosperará en sus haciendas. Dios no desampara a la generación de los justos, sino que la bendecirá con todo género de prosperidades, conforme a las antiguas promesas.

La prosperidad permanente es un signo de aprobación divina, según los escritos del Antiguo Testamento. En medio de las tinieblas de una sociedad corrompida, la confianza en Dios es como una luz para los rectos. Dios se muestra siempre compasivo y clemente, dando a cada uno según sus obras, pues es justo en su providencia con los hombres.

Expuestas las ventajas de vivir vinculados a Dios y cumpliendo sus preceptos, el salmista pasa a hablar de las relaciones del justo con el prójimo. Dios premia al que es compasivo con el necesitado, prestándole — sin interés — de sus bienes para aliviar las necesidades del prójimo y llevando la marcha de sus negocios según las exigencias de la ley divina: “Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud”.

Α la sombra del Omnipotente, y con la conciencia de hacer el bien, nunca titubeara, sino que se afirmará y prosperará en sus bienes; “El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre”. Su memoria permanece en la sociedad, sin que se extinga su descendencia. Seguro de la protección divina, no temerá la mala nueva, pues los reveses de fortuna serán pasajeros, y, sobre todo, no sentirá sobresaltos, como el impío, ante el posible castigo divino; “No tendrá que temer malas noticias: su corazón está firme, confiado en el Señor”.  Su serenidad ante los acontecimientos contrastará con la triste suerte que espera a sus enemigos, que han vivido fuera de la ley divina. “Su ánimo está seguro, y no temerá”.

Bendecido con toda clase de bienes y disfrutando en la opulencia, sabrá distribuirlos con generosidad a los necesitados; “El da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad” sabiendo que tiene obligación de asistirlos conforme a sus posibilidades. Y, lejos de disminuir sus bienes, su poder se acrecentará, y será glorificado ante la sociedad, ya que todos verán que su fortuna es un premio a su virtud y; “su recuerdo permanecerá para siempre”.  

4.    SEGUNDA LECTURA 1Cor 2,1-5

Pablo insiste en cómo se presentó ante los corintios sin prestigio ni sabiduría humana, sino débil y con miedo, de modo qué su saber y credenciales eran solamente Jesús, y éste crucificado.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos, cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado. Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y Vacilante. Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios.

4.1        NO BASARAN SU FE EN LA SABIDURÍA DE LOS HOMBRES, SINO EN EL PODER DE DIOS.

Continúa San Pablo desarrollando el tema de la sabiduría humana y de la sabiduría de Dios. Apela en este párrafo al ejemplo de su propia predicación en Corinto.

En efecto, bien saben los corintios que, cuando por primera vez se presentó ante ellos, no se valió para nada de artificios retóricos, sino que predicaba sencilla y llanamente a Cristo crucificado; “cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado”. Ni fue eso sólo. Deben saber también que se presentó en debilidad, temor y mucho temblor; “Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y Vacilante”, estado de ánimo muy poco a propósito para realizar grandes conversiones. Sin embargo, a pesar de todo eso, el resultado fue bueno (cf. Hechos 18:8-10); y todo, concluye el Apóstol, regalo únicamente a que fue una predicación como; “demostración del poder del Espíritu” a fin de que quedase bien claro que nuestra fe no se apoya en la “sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” Es decir, expresado de otra manera, para que la gloria sea toda de Dios.

La expresión “poder del Espíritu”, según los eruditos, aludiría el Apóstol a la acción o fuerza divina que acompañaba su predicación, operando eficazmente en la conversión de los corintios, y que fácilmente podía ser apreciada por todos. De suyo, la expresión no exige necesariamente suponer que dicha predicación en Corinto estuviese acompañada de milagros, pues basta a darle sentido el hecho mismo de que hubo muchas conversiones.

5.    EVANGELIO Mt 5, 13 16

La tradición bíblica ha visto en la sal que da sabor y preserva los alimentos un símbolo de la sabiduría que para Mateo es la Palabra de Dios o la Buena Noticia. Por su parte la luz evoca el mensaje de Jesús reflejado en la conducta diaria de sus seguidores. Así como la sal sin sabor no sirve, de igual forma la luz sin él testimonio es opaco.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.

Palabra del Señor

5.1     USTEDES SON LA SAL DE LA TIERRA

Los discípulos de Jesús, en su misión de predicar el reino, han de ser la “sal de la tierra”. Esta tierra no es sólo Palestina, sino que tiene valor universal, como se ve por su paralelismo con la luz del mundo. Es la orden que dará Jesús de predicar a todas las gentes - Mt 28:19-20 -. En el ambiente judío se le reconocen a la sal varias propiedades: dar sabor y gusto a la comida, librar a la carne y pescados de la corrupción, y los rabinos también destacan en la sal el valor purificador.

A la masa doctrinal y moralmente viciada del mundo y del fariseísmo hay que salvarla con la doctrina de Jesús, purificarla de su descomposición; lo mismo que a estas creencias hay que darles el sabor y gusto de Jesús. Esto hace ver que esta parte del sermón se dirige a apóstoles y discípulos, que son los que tienen la misión de salar la masa.

5.2   PERO SI LA SAL PIERDE SU SABOR, ¿CON QUÉ SE LA VOLVERÁ A SALAR?

Pero hay un fuerte alerta para éstos. “Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar?” Esta frase es un proverbio usado en la literatura rabínica. Y se alude a una sal extraída del mar Muerto y que perdía su sabor muy pronto. La alegoría acusa una gran responsabilidad para los discípulos. Esta sal de su vida cristiana puede perderse; por eso exige el esmero de su defensa y conservación. Pues si se pierde no vale para nada, Dice Jesús: “Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres”, ni para la tierra es útil ni aun para el basurero (Lc), sino para tirarla afuera. Conforme a las viejas costumbres de Oriente, todo lo que no sirve se lo tiraba a las callejuelas. Si el apóstol pierde su sabor de Jesús — por preparación y vida —, no vale para testimoniar a Jesús, y entonces se lo tira fuera. Nos preguntamos pero ¿de dónde? ¿del apostolado, de Jesús, del reino? Sólo vale, conforme al ejemplo puesto de tirar la sal y lo que sobra a las callejuelas, por lo que lo pisan los hombres y animales que por allí transitan, para que también a él lo pisen los hombres. Pero estos rasgos deben de ser simbólicos o figurados, imagen de desprecio en que caen los discípulos caídos de su fervor, entusiasmo y pasión, incluso ante los hombres.

5.3    USTEDES SON LA LUZ DEL MUNDO.

Este oficio apostólico se expresa con otras dos imágenes. “Son luz del mundo”. La luz se enciende para lucir. En las casas palestinas antiguas, con una sola y grande habitación, se encendía la pequeña lucerna de barro y se la ponía sobre el candelero, en lugar alto, para que alumbre a cuantos hay en casa. “Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón”. No se la ponía bajo el modio, medida de áridos con capacidad de algo más de ocho litros, pues se evitaría que luciese. - se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa -.

La luz de los apóstoles de Jesús no es para ocultarse, sino para iluminar a los que están en tinieblas con la iluminación del reino - Filipense 2:15 -.Y nos dice el Señor: “Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras”. Al ver sus obras se glorificará al Padre, autor de esta

En el pueblo judío estaba muy empapado en el que Dios fuese alabado por todos a causa de sus obras. Ni hay contradicción con san Mateo 6:5-16, en donde se dice que no se hagan las obras para que los hombres les vean. Allí habla del apóstol, cuya misión es lucir; aquí del espíritu de modestia en la conducta cristiana.

5.4  NO SE PUEDE OCULTAR UNA CIUDAD SITUADA EN LA CIMA DE UNA MONTAÑA.

Por una semejanza evocadora, junta a la comparación de la luz se pone la de las ciudades construidas sobre las montañas. En Palestina era frecuente emplazar los pueblos en los altos. Desde el lugar donde, tradicionalmente, se sitúa este sermón, se veían en lo alto de las montañas Safet, Séfforis e Hippos. Acaso Jesús señaló alguna de ellas y la tomó por semejanza de su enseñanza. Como la ciudad puesta en lo alto de una montaña no puede menos de verse, así el apóstol del reino no puede ocultarse; ha de verse, dejarse ver, actuar.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

      V Domingo Ciclo “A”


Fuentes Bibliográficas:

www.caminando-con-jesus.org

Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén


www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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