Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXV Ciclo B

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.SIERVO Y ESCLAVO DE TODOS

El domingo vigésimo quinto presenta el segundo anuncio de la pasión (9,29-36). Víctima de sus adversarios, que le acosan porque se sienten denunciados con su sola presencia (1ª lectura: Sab 2,17-20), Jesús camina sin embargo consciente y libremente hacia el destino que el Padre le ha preparado. Frente a esta actitud suya, es brutal el contraste de los discípulos: no sólo siguen sin entender y les asusta este lenguaje, sino que andan preocupados de quién es el más importante. Jesús aprovecha para recalcar que la verdadera grandeza es la de quien, poniéndose en el último puesto, se hace siervo de los demás y acoge a los más débiles y pequeños.

Segundo anuncio de la pasión. Dios entrega a su Hijo para que el mundo no perezca y a su vez el Hijo se entregue libremente. Gracias a este acto de entrega todo hombre puede tener esperanza. El Redentor ha dado su vida para que tengamos vida eterna. Su humillación nos levanta, nos dignifica. El Siervo de Yahvé ha expiado nuestros pecados. Y camina confiado hacia la muerte porque sabe que hay quien se ocupa de Él: el desenlace de su vida lo comprueba, porque Dios Padre le ha resucitado.

Y al mismo tiempo es entregado por los hombres. Jesús ha sido condenado porque es la luz y las tinieblas rechazan la luz. El Justo es rechazado porque lleva una vida distinta de los demás, resulta incómodo y su sola conducta es un reproche. También el cristiano en la medida en que es luz resulta molesto. Y por eso forma parte de la herencia del cristiano el ser perseguido. “Ay si todo el mundo habla bien de vosotros” (Lc 6,26).

Resulta bochornoso que cuando Jesús está hablando de su pasión los discípulos estén buscando el primer puesto. La mayor contradicción con el evangelio es la búsqueda de poder, honores y privilegios. Sólo el que como Cristo se hace Siervo y esclavo de todos construye la Iglesia. Pero el que se deja llevar por la arrogancia, el orgullo, el afán de dominio o la prepotencia sólo contribuye a hundirla.

2.PRIMERA LECTURA

El libro de la Sabiduría hace un retrato de las dificultades que suelen acompañar a los buenos hijos de Dios. El hombre justo es la acusación serena y más intolerable de la injusticia del mundo. Denuncia con ser y estar. El sabio se inspira en la imagen del siervo paciente para hacer el retrato del justo desde el punto de vista de los impíos. Estos lo ponen a prueba para ver si se mantiene; y ponen a prueba a Dios para ver si se ocupa de él.

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20

Dicen los impíos: Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.

Palabra de Dios.

2.1  SABIDURIA

En los manuscritos griegos y en las versiones latina antigua, Vulgata, siríaca y armena, el libro es designado Sabiduría de Salomón, y con este título lo distinguen los Padres de los tres primeros siglos. Pero ya San Jerónimo y San Agustín advirtieron que la atribución salomónica responde a un artificio literario. San Melito extendió la designación al libro de los Proverbios 1, y San Epifanio al Eclesiástico 2, pero se reservó después para este libro por su contenido eminentemente sapiencial, que rebasa el de los otros libros didácticos.

El contenido del libro de la Sabiduría comprende tres partes claramente distintas. La primera (1-5) considera la sabiduría desde el punto de vista moral y pone de relieve los beneficios que percibirán quienes sigan sus enseñanzas y las consecuencias fatales que sufrirán quienes las desdeñan, exhortando vivamente a todos los mortales a seguir los caminos que ella señala. La segunda (6-9) contempla la sabiduría desde el punto de vista más bien intelectual, y habla de su origen, naturaleza y propiedades, presentando en unos capítulos maravillosos el culmen de la revelación anticotestamentaria respecto de la Sabiduría divina. La tercera (10-19), de tipo histórico práctico, confirma cuanto ha dicho sobre los efectos de la sabiduría y consecuencias de su ausencia a base de la historia de Israel, en contraste con la de los pueblos egipcio, cananeo y sodomita. Intercala una larga sección sobre la idolatría (13-15), en que hace una fina ironía de los ídolos y expone las consecuencias morales a que lleva el culto.

2.2   RAZONAMIENTOS DE LOS IMPÍOS Y JUICIO DEL AUTOR SAGRADO

En el capítulo 2 del libro de la Sabiduría, los impíos -esto es, los que desconocen a Dios, o han renegado de él de algún modo, abandonando la observancia de la Ley- declaran su concepción de la existencia. La vida, completamente circunscrita dentro del horizonte terreno, efímera y transeúnte, es para gozarla sin escrúpulos.

El “justo”, es decir, cualquiera que sea fiel al Señor y a sus mandamientos, sigue unos criterios de vida diametralmente opuestos a los del impío y, por consiguiente, siente como un reproche el comportamiento del justo, su misma presencia: “nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida” De ahí su decisión de ensañarse con él, diciendo, en plan sarcástico, que quiere verificar la autenticidad de la fe que profesa; “Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final”. Aparece un crescendo en las persecuciones que se le infligen, hasta llegar a la sentencia de muerte; “Condenémoslo a una muerte infame”. Los impíos esperan probar de este modo la consistencia de la paciencia y de la resistencia demostradas por el justo; “Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia”, así como la consistencia de la seguridad que ha declarado en el apoyo que le da Dios, su salvador y liberador; “él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos”.

2.3  LA SEMEJANZA DE LA CONDUCTA OBSERVADA CON CRISTO POR PARTE DE SUS ENEMIGOS

El versículo con el cual comienza la lectura de hoy, nos presenta la razón de las asechanzas de los impíos contra los justos: la conducta de éstos es un continuo reproche para quienes se entregan a toda clase de profanaciones, impiedades e infidelidades. En efecto, algunos judíos con el tiempo se dejaron influir por el ambiente e ideas de los gentiles y renegaron de la fe de sus padres. Naturalmente, para éstos la actitud de los israelitas que tenían una actitud fiel a lo que mandaba el Señor venía a ser un reproche, es decir, para los impíos los hombres buenos y  rectos resultaban intolerables. “porque les molesta y se opone a su manera de obrar”. Entonces no queda más que un dilema: o abandonar las impiedades o hacer desaparecer al justo. “en una muerte infame”. Lo primero es casi imposible cuando el corazón se ha abismado en el fango de las liviandades; y como el libertinaje se compromete fácilmente con la crueldad, los impíos se deciden por la persecución de los justos.

La reacción de los impíos ante los pensamientos y la actitud de los justos es irónica y cruel; “Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. Más de una vez los gentiles y los mismos judíos apóstatas, llevados del odio a los justos, les prepararían intrigas ante los soberanos con el fin de someterlos a los más duros tormentos e inferirles, cuando fuera posible, una muerte afrentosa. ¿El Señor permitía todo esto a sus siervos?. Es parte del misterio. Por eso Dios librará a los justos de caer en la tentación, pero permitirá las persecuciones, que ponen a prueba y fortalecen su fe y su paciencia.

Llama la atención el parecido de estos versículos del 10-20 con el salmo mesiánico 21, del justo doliente y perseguido, que reza el Jesús en la cruz; Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?. Y los poemas del Siervo de Yahvé de Isaías, y la semejanza de actitud de los impíos respecto de los justos a que aquí se alude con la conducta observada con Cristo por parte de sus enemigos. Es por eso que un buen número de Padres interpretaron la perícopa en sentido literal del Mesías, viendo en ella una profecía de la pasión. Teniendo en cuenta que el Espíritu Santo es el autor principal de la Sagrada Escritura, no es difícil descubrir un sentido típico en relación con el Mesías, pues lo que la Sabiduría dice de los israelitas justos se verificó, y de una manera eminente, en Jesucristo. Y considerando las expresiones empleadas por el autor sagrado y su cumplimiento, literal incluso en cuanto a algunas frases, pensamos que el Espíritu Santo, por encima del sentido literal histórico que aquél quiso expresar, incluyó en sus palabras un sentido más pleno y profundo que señalaba al Justo por excelencia.

3.SALMO

Ante esta realidad, el salmo suplica la protección de Dios y confía en su ayuda.

Sal 53, 3-6. 8

R. El Señor es mi apoyo verdadero.

Dios mío, sálvame por tu Nombre, defiéndeme con tu poder. Dios mío, escucha mi súplica, presta atención a las palabras de mi boca. R.

Dios mío, sálvame por tu Nombre, porque gente soberbia se ha alzado contra mí, hombres violentos atentan contra mi vida, sin tener presente a Dios. R.

Pero Dios es mi ayuda, el Señor es mi apoyo verdadero: Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno. R.

Esta composición poética es esencialmente una lamentación individual en el sentido clásico de otras análogas del Salterio. Puede dividirse en dos partes: a) súplica de ayuda contra unos despiadados enemigos que le atacan insolentemente, poniendo en peligro su vida (1-5); b) afirmación de fe y confianza; “El Señor es mi apoyo verdadero”, que le ha de defender y vindicar sus derechos, con promesa de ofrecer sacrificios de acción de gracias; “Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno”.

3.1   SÚPLICA DE AYUDA CONTRA LOS ENEMIGOS

El nombre de Dios es la garantía de salvación para los justos atribulados, porque simboliza al mismo Dios en sus atributos de justicia y fidelidad para con los suyos. Según la mentalidad israelita, el propio Dios estaba ligado con unas promesas de auxilio a los que cumplían sus mandamientos, y por eso la invocación de su nombre era ya un anticipo de victoria; “Dios mío, sálvame por tu Nombre, defiéndeme con tu poder”. El nombre, pues, de Dios era como el signo externo que sintetizaba su misteriosa naturaleza.

El salmista, consciente de la realidad de las promesas divinas, pide que ponga a disposición su poder para hacer brillar su justicia, pues se siente injustamente perseguido; “gente soberbia se ha alzado contra mí, hombres violentos atentan contra mi vida”. Los enemigos perseguidores del justo atribulado son calificados como soberbios y violentos, sin escrúpulos religiosos, ya que no ponen a Dios ante ellos. Ateos prácticos, prescinden de la realidad de la Providencia divina, que dirige el curso de los acontecimientos y las vidas de los hombres, dando a cada uno lo merecido por sus actos virtuosos o pecaminosos. Los hombres piadosos y justos en la sociedad son siempre una minoría y tienen que sufrir de la insolencia de los indiferentes e irreligiosos. El salmista simboliza en su persona esta clase de fieles a la Ley, perseguidos por los impíos.

3.2  PROFESIÓN DE FE Y CONFIANZA EN DIOS

El poeta pasa de la súplica angustiosa y ardiente al estado de confianza en la salvación, “Pero Dios es mi ayuda”, pues Dios está siempre para ayudar a los suyos y no los abandona en los momentos críticos. El salmista declara enfáticamente que Dios es el sostén de su vida; “el Señor es mi apoyo verdadero”, lo que da plena seguridad de salir de la situación de opresión actual.

Como en otros salmos, el poeta termina prometiendo sacrificios de acción de gracias por la milagrosa liberación; “Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno”, al librarle de toda angustia y concederle poder contemplar a sus enemigos vencidos y humillados.

4.   SEGUNDA LECTURA

Santiago nos previene sobre la rivalidad, la discordia y el dejarnos llevar por las pasiones. Santiago nos exhorta a no absolutizar el legítimo deseo de progreso humano. Para él, el criterio de la verdadera sabiduría es la “buena conducta”, o sea, una conducta que ponga en práctica el mandamiento del amor. La sabiduría recibida de lo alto no es, en efecto, ninguna otra cosa que anudaren torno a sí una red larga y variada de relaciones fraternales. Cuando esta sabiduría se desvanece, el orgullo del hombre se desata y trae consigo el desorden, los conflictos y las guerras. Las tensiones y las luchas compatibles con la búsqueda sincera de la paz, degeneran entonces en oposiciones destructoras

Lectura de la carta de Santiago Sant 3, 16 - 4,3

Hermanos: Donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz. ¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus pasiones.

Palabra de Dios.

4.1   INVITADOS A DESCUBRIR LAS RAÍCES DE LAS DISCORDIAS Y DE LAS DIVISIONES

La fe auténtica se manifiesta en las obras, del mismo modo que la verdadera sabiduría se reconoce por sus frutos, como ya nos ha enseñado Santiago; ¿Hay entre vosotros quien tenga sabiduría o experiencia? Que muestre por su buena conducta las obras hechas con la dulzura de la sabiduría.  (Santiago  3,13. En el fondo, el autor de esta carta nos pone en guardia contra los falsos maestros, es decir, contra aquellos cuyas palabras no edifican la comunidad en la concordia, sino que fomentan las divisiones internas. Quien sólo se preocupa de sí mismo y se encierra de manera egoísta en la búsqueda de su propia gratificación, se comporta de tal modo que crea desorden y turbación en los otros; Donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad”. Por el contrario, quien acoge la sabiduría, don que Dios concede a quien se lo pide; pero, comprendiendo que no podría poseer la Sabiduría si Dios no me la daba (Sabiduría 8,21), vive de una manera límpida, sincera, recta.

La lista de adjetivos calificativos de la sabiduría que viene de lo alto” está compuesto, probablemente, teniendo en cuenta la situación concreta de los destinatarios de la carta y pone de relieve las virtudes que más necesitan. De esa lista se desprenden los rasgos de una comunidad minada por las divisiones, los personalismos, las rivalidades. Santiago la exhorta a compararse con el don de Dios y con la urgencia de encarnarlo en un estilo de vida tolerante, propio de quien acoge a los otros sin discriminaciones, preocupado no por aparentar, sino por ser. Ése es el estilo de vida de quien construye la “paz”, que es el bien supremo, compendio de cualquier otro; “Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz”.

Los cristianos estamos invitados a descubrir de modo decidido las raíces de las discordias y de las divisiones que lastiman la comunidad; “¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes?”. Santiago los identifica con el deseo desordenado de poseer, que engendra conflictos, primero en el mismo interior de la persona; “¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros?” y, en consecuencia, después con los otros; “Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra”.

Un aspecto importante, el cual debemos meditar junto con esta lectura, es que la verdadera sabiduría produce la paz. Es por tanto, un llamado a que nos dejemos que esta paz se turbada.  Esta alteración proviene de la codicia de bienes que no se poseen y se desean ardientemente. Entonces nacen la envidia y los celos. Pero como ni con esto se obtiene lo que se desea, surge entonces la irritación, el litigio, que pueden llevar a actos de hostilidad “Donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad”

4.2  LA FALTA DE LA VERDADERA ORACIÓN

El motivo de no obtener lo que se desea es la falta de la verdadera oración. No se dirigen a Dios con las verdaderas disposiciones de la oración que suplica con necesidad. Y no sólo esto, la falta de la verdadera oración provoca asimismo la ruptura de la relación con Dios, en especial cuando la oración queda vaciada de sentido y reducida a una apariencia hipócrita. Y es que no se puede orar a Dios con un corazón alejado de él; “Ustedes no tienen, porque no piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus pasiones”.

Dios da a todos generosamente, el mismo Santiago nos lo enseña: “Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará”.  (Santiago 1,5), a condición de que se lo pidamos; “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”.  (Mateo 7,7). Pero esta petición hay que hacerla con buena intención. Santiago dice a sus lectores que piden los bienes codiciados con mala intención, no para sostener la fragilidad humana, sino para satisfacer sus incontrolados placeres (San Beda). Muchos fieles no cumplían el mandato del Señor: “Buscad ante todo el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6,33), sino que buscaban la abundancia para satisfacer sus pasiones. Los bienes terrenos pueden ser objeto de oración. Nuestro Señor en el Padre nuestro nos manda pedir el pan de cada día y demás bienes de la tierra necesarios para la vida, pero en el supuesto de que no nos resulten nocivos; “¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra?  (Mateo  7, 9-10). Se pueden pedir bienes temporales en la oración con tal de que se haga con recta intención, o sea para mejor cumplir la voluntad de Dios, pues, como dice la 1 Jn, “si pedimos alguna cosa conforme con su voluntad, Él nos oye.

5.EVANGELIO

Jesús anuncia su máximo acto de servicio: su propia entrega, y nos estimula a ser “el último y servidor de todos”. El servidor es como el niño: él acepta depender de otro, está disponible frente al futuro y no se halla encadenado por sistemas y teorías. En la sociedad judía es también un despreciado. Y es necesario aceptar incluso el desprecio para poder seguir al Maestro en su subida a Jerusalén. Esta es la segunda vez que el Maestro anuncia a sus discípulos su muy próxima pasión y muerte y se dedica casi exclusivamente, en adelante, a su última formación. Pero los Doce apenas comprenden mejor que la multitud las condiciones para entrar en el Reino. Para penetrar en él, el Señor Jesús deberá pasar por el sufrimiento y los suyos han de hacerse servidores de todos.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 30-37

Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “, De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado”.

Palabra del Señor.

5.1   EL HIJO DEL HOMBRE VA A SER ENTREGADO EN MANOS DE LOS HOMBRES

Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos, van camino de Jerusalén, y quiere pasar inadvertido en su travesía por Galilea. Él no quería que nadie lo supiera, porque las cosas que les enseñaba a los apóstoles no eran fáciles de comprender. Por segunda vez Jesús les habla a sus íntimos amigos de su muerte y de su resurrección. Jesús, quiere dedicar este viaje con sus discípulos como jornada de “retiro” y deseaba evitar manifestaciones tumultuosas de la gente.

El Evangelio que nos trae la Liturgia de hoy, nos invita a reflexionar sobre una sentencia de Jesús referente al desenlace de su misión; “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán”.  Por la forma como está redactado, “entregado en manos de los hombres”, es necesario profundizar lo que sugiere el autor, en el sentido de que  es Dios quien realiza la acción. La pasión y la muerte de Jesús no son “padecidas” por Dios, que es incluso el protagonista: es él quien, a través del recorrido doloroso de su Hijo, reconciliará consigo al mundo. El signo eficaz de esto será la resurrección de Jesús: “tres días después de su muerte, resucitará”.

5.2  “DE QUÉ HABLABAN EN EL CAMINO?”.

Pero, aunque les habla de esto, ellos no entendían estas cosas, y temían preguntarle. En efecto, este aspecto, no es fácil aceptarlo de primeras, por esa razón Marcos también lo destaca; los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas”. La no comprensión de ellos se explica porque no sabían compaginar a Jesús Mesías doliente con un Mesías triunfante y victorioso en conquistas, conforme estaba en el medio ambiente. Buena prueba histórica de la necesidad de reiterarles esta predicción. Pero ¿por qué temían preguntarle? Ellos saben que las predicciones del Maestro se cumplen, y tienen un presentimiento de aquel programa sombrío — sobre Él y sobre ellos — y evitan el insistir sobre él.

“Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa”, probablemente en casa de Pedro, Jesús les pregunta sobre las discusiones que los apóstoles traían entre sí en el camino, así es como les dice; “, De qué hablaban en el camino?”. A su pregunta; “Ellos callaban”. Pues hablaban sobre quién sería el mayor en los puestos del reino, es decir; “habían estado discutiendo sobre quién era el más grande” Era un tema de ambición, acaso por exigencia familiar, tan del estilo oriental (cf. Mc 10:35-45).

Es la mudez de los que se sienten culpables de ambición, es la típica competencia por el prestigio y por ejercer alguna autoridad sobre los demás, es el deseo de sentirse más grande que otros, toda una diferencia con Jesús,  porque mientras él se preocupaba de ser el Mesías –Siervo, sus discípulos especulan en quién pudiera ser el más grande. ¡Jesús trata de descender, ellos de ascender!

5.3  EL QUE QUIERE SER EL PRIMERO DEBE HACERSE EL ÚLTIMO

Jesús, sabe lo difícil que es comprender esto, por eso, Marcos también destaca la distancia que hay entre su palabra y la mentalidad de sus amigos  con otras dos sentencias; “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”, en este primer dicho, afirma que la jerarquía entre los discípulos está estructurada siguiendo el criterio del servicio y del ponerse en el último lugar. En esto se fundamenta la verdadera grandeza.

Los discípulos buscaban ser los primeros, entonces Jesús les enseña una nueva norma de valoración y, esta es para nosotros hoy , la Iglesia, es servidora del mundo, no es al contrario, es decir, el mundo no está para servir a la Iglesia, pero si la Iglesia para el mundo. La iglesia está para servir al mundo con un nuevo sentido de la vida, a la Iglesia le interesa un mundo mejor, un mundo donde exista y reine la justicia, la paz, un mundo de hombres buenos, un mundo de verdad y de amor. Por eso la Iglesia está interesada en servir y no en ser servida.

La iglesia somos todos, somos nosotros mismos, y debemos actuar como nos ha pedido Jesús, ser auténticos servidores, útiles a los demás, interesarnos por nuestros hermanos, no es fácil, pero eso es lo que nos instruyó con su ejemplo: “el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir”  (Mateo 20,28).

Esta enseñanza del evangelio de hoy, nos abre la oportunidad para cumplir nuestra misión de servicio a nuestros hermanos. Ser primeros en el Reino de los Cielos, es servir, es inclinarse ante algo tan pequeño como un niño, es ver al Señor en todos y en ellos servirlo.

5.4  UN CORAZÓN LIBRE DE AMBICIÓN

El segundo dicho une la acogida a Jesús y al Padre que le envía. Para mostrar que esto es significativo, lo explica “tomando a un niño, (lo puso en medio de ellos) y, abrazándolo”, les dijo;  “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí” El niño, cuya escasa consideración positiva en el mundo antiguo resulta muy conocida, es imagen de todos los que no son considerados dignos de atención y de estima; sin embargo, son precisamente ellos quienes reciben el don del amor de Jesús.  “Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos”. (Mt18, 4).

¿Por qué recibir los pequeños en nombre de Jesús?, ¿Porque ser como un niño y hacerse pequeño? El niño es un ser débil y humilde, que no posee nada, no tiene ambición, no conoce la envidia, no busca puesto privilegiados, no tiene nada que decir en la codicia de los adultos, el niño tiene conocimiento de su pequeñez y su debilidad. Es así como nos hace saber Jesús, que el más humilde será el más grande ante el Padre. “Bendita las almas de niños”, porque sus corazones están libres de ambición.

El niño al igual que el pobre recibe con alegría lo que se le entrega cuando su necesidad depende de los demás. Ese es el sentido de ese “hacerse como los niños”, hacerse humilde y sencillo de corazón, empequeñecido en la sociedad respecto a los puestos de jerarquía, esa es condición de Jesús para seguirlo, “cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío. (Lucas (SBJ) 14,33)

5.5  EL QUE ME RECIBE, NO ES A MÍ AL QUE RECIBE, SINO A AQUÉL QUE ME HA ENVIADO.

La grandeza a la que ha de aspirarse es a hacer las cosas por Dios. “y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado”.

También el evangelio hoy nos llama a conocer a Jesús desde una dimensión más interior y con disposición de recibir aquel que le ha enviado. Porque conocer a Jesús, es conocer al Padre, amar a Jesús es amar al Padre, Servir a Jesús es servir al Padre. Jesús dijo: Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer. (Mateo, 11-27)

Un camino seguro de encuentro con Nuestros Señor Jesucristo, y en El encontrarse con quien lo ha enviado, es siempre el de la humildad. “El Señor es muy amigo de humildad” (Santa Teresa de Jesús, M epílogo).

Ciertamente, si Dios valoriza enormemente la humildad, es porque es algo bueno, y no significa ser humilde no tener auto estima, o no tener ideas de superación, o no amarse a sí mismo. Al contrario, la humildad da mucha fuerza, en especial porque ella abre las puertas que Dios nos tiene para vivir en el Reino. “Soy manso y humilde de corazón”, (Mateo 11, 29) nos ha dicho el Señor.

 “Saca todo afuera para que te rellenes de humildad”, me aconsejo en una ocasión mi papa siendo yo muy joven y pasando instantes de soberbia. ¿Y qué se debe echar afuera?, la idea de que uno es mártir de las circunstancias, tener demasiados sentimientos de culpas, vivir buscando las simpatías de los demás, andar pretendiendo ser líder de todo, querer estar en todo para que otros piensen de ti como un gran colaborador. “Hay una especie de soberbia en querer nosotros subir más alto, pues demasiado hace Dios permitiendo que nos acerquemos a él, siendo lo que somos” (Santa Teresa de Jesús, V 12, 4; CN 2).

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

     XXV Domingo Ciclo B

El Señor les Bendiga, Cristo Jesús, viva en nuestros corazones

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Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Comentarios a las Epístolas Paulinas, por Lorenzo Turrado.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

Lectura de la Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.)

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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