Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXXII Ciclo B

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


1.    DARLO TODO

Una pobre viuda ha echado en el cofre del templo todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”, de manera semejante a lo que ya hiciera aquella viuda de Sarepta con el hombre de Dios (Primera Lectura: 1Re 17,10-16). Al darlo todo se convierte en ejemplo concreto de cumplimiento del primer mandamiento, justamente en las antípodas del hombre rico, que permaneció aferrado a sus seguridades, y de los escribas, llenos de codicia y vanidad. Este gesto silencioso, realizado a la entrada del templo, pone de relieve cuál es la correcta disposición en el culto y en toda relación con Dios: en el Reino de Dios sólo cabe la lógica del don total.

Este breve episodio de una pobre e insignificante viuda nos conduce de lleno al corazón del evangelio. En efecto, lo que Jesús alaba en ella no es la cantidad –tan exigua que no saca de ningún apuro), sino de su actitud, ella ha dado: todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir

Nosotros la hubiéramos tachado de imprudente –se queda sin lo necesario para vivir–, pero Jesús la alaba. Lo cual quiere decir que nuestra prudencia suele ser poco sobrenatural. Tendemos a poseer porque en el fondo no contamos con Dios. Tenemos miedo de quedarnos sin nada, olvidando que en realidad Dios nos basta. Preferimos confiar en nuestras previsiones más que en el hecho de que Dios es providente (1ª lectura). Desatendemos la palabra de Jesús: el que quiera guardar su vida, la pierde; el que la pierde por Él es quién de verdad la gana (Mc 8,35). Y además, lo que tenemos no es nuestro: ¿Qué tienes que no hayas recibido? (1Cor 4,7).

En el fondo, el mejor comentario a este evangelio que nos habla de totalidad son las conocidas palabras de San Juan de la Cruz: Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada. Para venir a gustarlo todo, no quieras gustar algo en nada. Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada. (Subida del Monte Carmelo 1, 13, 11-13). Sólo posee a Dios el que lo da todo, el que se da del todo, pues Dios no se entrega al que se reserva algo. El que no está dispuesto a darlo todo aún no ha dado el primer paso en la vida cristiana.

2.    PRIMERA LECTURA

La palabra del profeta se cumplió para esta pobre madre, que desde su pobreza, pudo y supo compartir lo poco que tenía con el huésped necesitado. Quien da desde su pobreza lo hace porque puede comprender la necesidad ajena como propia. Y su generosidad es más grande, porque lo hace viendo al otro, y no a los bienes que posee.

Lectura del primer libro de los Reyes 17, 8-16

La palabra del Señor llegó al profeta Elías en estos términos: “Ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y establécete allí; ahí Yo he ordenado a una viuda que te provea de alimento”. El partió y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que estaba juntando leña. La llamó y le dijo: “Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber”. Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y le dijo: “Tráeme también en la mano un pedazo de pan”. Pero ella respondió: Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos”. Elías le dijo: “No temas. Ve a hacer lo que has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela; para ti y para tu hijo lo harás después.

Porque así habla el Señor, el Dios de Israel: El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo”. Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo. El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías.

Palabra de Dios.

2.1   EL LIBRO DE REYES

La historia de Israel desde los últimos años de David hasta la cautividad de Babilonia, unos cuatro siglos, se narra en los libros que la Biblia hebraica llama 1 y 2 de los Reyes. En los comienzos, los mencionados libros formaban uno solo, de lo que dan fe los Padres de la Iglesia, Orígenes, Eusebio y San Jerónimo. La división en dos partes iguales aproximadamente empezó más tarde, en el año 1517. Esta división es por tanto artificial. Los eruditos comentan que el texto original hebraico del libro se ha conservado medianamente bien.

A las pocos líneas de lectura de este libro, caemos en la cuenta de que el texto tiende a probar que todos los males que han azotado a Israel y Judá son efecto de la infidelidad de los reyes y del pueblo al pacto de la alianza (2 Re 23:27). Como padre se comporto Dios para con su pueblo, ya premiando su conducta cuando seguía por las sendas del bien o castigándole en caso de desvío religioso, pero siempre dispuesto a perdonarle en caso de arrepentimiento. Por entregarse a la idolatría desapareció el reino de Israel; en cuanto al de Judá, le castigó Dios con la deportación a Babilonia, pero no lo destruyó totalmente a fin de mantener en pie la promesa del trono eterno hecha a David. Los libros de los Reyes pueden considerarse como un comentario a la profecía de Natán (2 Sam 7:12-16). Como se desprende de lo dicho, no quiere el autor sagrado escribir todo lo sucedido desde todos los puntos de vista en Israel y Judá desde la muerte de David hasta el exilio de Babilonia, sino más bien entresacar de la historia de Israel y Judá de aquellos cuatro siglos algunos hechos característicos que son sostén y base de la tesis religioso-histórica que intenta probar.

2.2   LA EFICACIA DE LA FE EN LA PALABRA DE DIOS

La lectura de hoy, nos trae un relato de Elías, tisbita, habitante en Galaad. En la historia de Elías, que tuvo ante sus ojos, pueden vislumbrarse dos corrientes: una, en la que Elías desempeña el papel principal y en la que existe una hostilidad violenta contra el Rey Ajab y su familia, comprende los relatos referentes a la gran sequía, el torrente (arroyo) Querit se secó al cabo de un tiempo; entonces indicó Dios a Elías que se trasladara; Ve a Sarepta, al mediodía de Sidón, en el lugar llamado hoy Sarfend, Sarafand, entre Tiro y Sidón. Un símbolo guarda todavía el recuerdo de la permanencia allí del gran profeta Elías. Al pedirle pan, le responde la mujer fenicia, poniendo a Dios por testigo, que no dispone de pan cocido, o sea, de pan plano, redondo y cocido bajo la ceniza. Parece que la viuda solamente tenía un hijo de corta edad.

Este episodio manifiesta la eficacia de la fe en la Palabra de Dios. Es la Palabra la que empuja al profeta Elías, perseguido por la reina Jezabel, a refugiarse en la tierra de origen de su enemiga: el Señor ha predispuesto, en efecto, que otra mujer fenicia, viuda y paupérrima, sea para Elías instrumento de salvación en el tiempo de escasez. A la petición de alimento por parte del profeta; Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber”,  le responde la mujer declarando su propia indigencia: le queda sólo el sustento de un día para ella y para su hijo;No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos”, sin embargo, fiándose de Elías, que le predice una intervención prodigiosa del Señor, es capaz de renunciar a lo que le aseguraría la supervivencia para ese día. La fe de la viuda se hace caridad generosa y se vuelve para ella verdadera riqueza: en la experiencia cotidiana del milagro puede constatar que verdaderamente el Señor sustenta al huérfano ya la viuda (Sal 145,9) y que quien confía en él no queda decepcionado: El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías”. Precisamente mientras los israelitas se dejan descarriar por los cultos paganos introducidos por Jezabel y no escuchan ya la Palabra del Señor,  triunfa la fe auténtica en la humilde caridad de una extranjera que no vacila en privarse de lo necesario para obedecer a la Palabra que Elías le comunica. Ofrece el alimento de un día al hombre de Dios y recibe de la mano del Señor el alimento para la vida del cuerpo y del espíritu.

3.    SALMO

El Salmo 145 nos invita a la alabanza divina, ¡Alaba al Señor alma mía!, pues el “Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, libera a los cautivos, abre los ojos al ciego, endereza a los que ya se doblan, ama a los justos, guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda... El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad”. Tengamos total confianza en Él.

Sal 145, 6-10

R. ¡Alaba al Señor alma mía!

El Señor mantiene su fidelidad para siempre, hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. R.

Sustenta al huérfano ya la viuda y entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.

1.1   LA PROVIDENCIA DE DIOS.

En esta bella composición poética se contrapone la suerte del que confía en el hombre y la del que confía en Dios.  Sólo Dios merece la confianza del hombre.

Con frases redundantes, el salmista inicia su poema exhortándose a sí mismo a alabar al Señor, “¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Señor. Alabe yo a al Señor en mi vida, cante salmos a mi Dios mientras exista”. La idea central del salmo es la confianza en Dios, de quien únicamente puede venir el auxilio seguro al ser humano. En consecuencia, es inútil confiar en poderes humanos, por muy altos que sean, pues los mismos príncipes dejan de existir y después de la muerte no pueden prestar ayuda a nadie. Sólo el Dios de Jacob puede inspirar verdadera confianza, pues es el mismo que ha formado los cielos y la tierra, y, por otra parte, es fiel a sus promesas do protección a sus devotos. Especialmente muestra su solicitud y favor con los necesitados: los oprimidos, los hambrientos, los ciegos, los peregrinos, los huérfanos y las viudas. “El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. Sustenta al huérfano ya la viuda y entorpece el camino de los malvados.”  Ese Dios providente y justo tiene su morada en Sión y desde ella mantiene su dominio por la eternidad. El salmista no menciona las promesas de engrandecimiento hechas a la ciudad santa, pero, conforme a los vaticinios proféticos, exalta la situación privilegiada de Jerusalén, centro de la teocracia hebrea. “El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones”.

4.     SEGUNDA LECTURA

Ya no es necesario esperar un nuevo sacrificio, ni un nuevo culto, ni una nueva aparición. Cristo, con su sacrificio, redimió al género humano. Ahora, sólo nos resta esperar su vuelta, “aparecerá por segunda vez”,  su retorno y su juicio universal, que es más valioso que cualquier supuesta aparición individual. En esta lectura, la idea de contraponer el santuario mosaico al santuario “verdadero,” que es el del cielo, donde entró Cristo para ejercer sus funciones de sacerdote. Otra idea es la de que Cristo bastó con que ofreciera su sacrificio una sola vez, no como el sumo sacerdote judío “que penetra cada año”

Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28

Cristo no entró en un santuario erigido por manos humanas —simple figura del auténtico Santuario— sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro. Y no entró para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre que no es la suya. Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio. Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio, así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan.

Palabra de Dios.

4.1   APARECERÁ POR SEGUNDA VEZ…. PARA SALVAR A LOS QUE LO ESPERAN.

La descripción de algunos detalles del culto judío en el capítulo de 9 de la Carta a Los Hebreos, pone de manifiesto la superioridad de la nueva alianza, cuyo único sacerdote; “Cristo, constituido Pontífice de los bienes futuros” (Heb 9,11), mediador; “Por esto es el mediador de una nueva alianza” (Heb 9, 15) y víctima; “así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud”. En este párrafo está, en particular, la comparación con el ritual del gran “día de la expiación”. Una vez al año, en efecto, entraba el sumo sacerdote, él solo, en el santo de los santos para expiar los pecados del pueblo mediante la aspersión del arca de la alianza con la sangre de animales sacrificados; sin embargo, Cristo “en la plenitud de los tiempos” dio cumplimiento a los ritos antiguos, que eran sólo una figura del sacrificio perfecto: entró en el verdadero santuario, en la dimensión trascendente “cielo” de Dios, “una sola vez”, ofreciéndose a sí mismo para quitar los pecados de la multitud” , como el siervo de YHWH profetizado por Isaías (53,12). El don de su amor es tan sobreabundante que el pecado no sólo queda perdonado, sino exterminado “para abolir el pecado”; En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, “para abolir el pecado” por medio de su Sacrificio,  por eso el hombre es hecho de nuevo, queda libre, está salvado.

Esta ofrenda sacrificial, sin embargo, no nos priva de la presencia de Cristo: siempre vivo “para presentarse delante de Dios en favor nuestro, él se manifestará una vez más en la historia. Y no será ya para liberar a la humanidad del pecado -dado que su sacrificio tiene un valor eterno-, sino para conducirla a su desenlace definitivo. “Aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado”, es decir, libre ya de esa carga expiatoria por el pecado, vencidos todos los enemigos, resplandeciente de gloria, de la que hará partícipes a sus fieles, “para salvar a los que lo esperan”,  con vigilancia perseverante.

5.    EVANGELIO

El relato de esta viuda es un paso más en la reflexión de la primera lectura de este domingo. Porque aquí se explicita la diferencia que hay en dar desde lo que sobra y en dar desde lo que se tiene para vivir. El pobre sabe que no le sobra, y, sin embargo, es generoso. Es necesario aprender que lo que tenemos no es nuestro, sino que somos simples administradores de los bienes para ponerlos en común, para que nadie pase necesidad.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 38-44

Jesús enseñaba a la multitud: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad”. Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”.

Palabra del Señor.

5.1   CUÍDENSE DE LOS ESCRIBAS, A QUIENES LES GUSTA PASEARSE CON LARGAS VESTIDURAS

Jesús enseñaba a la multitud: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes. La dura censura de Cristo contra los fariseos también lo recoge Mt en su capítulo 23, allí Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.

Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y esas palabras de “Cuídenseo  “no se guíen por sus obras”, las hace para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos, como a los que “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos”. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que decimos representar.

5.2   NO TENÍAN INCONVENIENTE EN SIMULAR LARGAS ORACIONES, PARA SER TENIDOS POR EJEMPLARES,

La inserción aquí de la ostentación de los escribas, casi todos fariseos, tiene probablemente una finalidad por contraste, evocada por el episodio siguiente de la pobre viuda. Frente a su inmensa ostentación de ser siempre los primeros en toda la vida social, buscaban que recayese sobre ellos el prestigio religioso de la Ley, sin lo cual, para ellos, nada valía (Jn 7:49), y no tenían inconveniente en simular largas oraciones, para ser tenidos por ejemplares, y en devorar los bienes de las viudas. Ya los profetas censuraban la indefensión de estas gentes. Este tema es el que le va presentar, y es lo que significa la ofrenda de una pobre viuda, frente a toda la ostentación y fraudes farisaicos.

Otro aspecto interesante, es como aquí Jesús nos advierte y nos da los criterios para distinguir entre los verdaderos y los falsos maestros en la enseñanza que dispensa en el templo y censura su comportamiento, movido por la vanagloria; “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestidurasy, por la avidez sin escrúpulos y por la ostentación de una piedad puramente exterior “que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones Jesús es capaz de captar la verdad de la persona más allá de las apariencias, observando la conducta de cada uno en la vida diaria.

5.3   DA A DIOS, LO QUE RECIBE CADA DÍA.

Cuando Jesús, encuentra un verdadero maestro, lo pone como ejemplo a sus discípulos, en este caso, se trata de una “pobre viuda” que se acerca al cofre del tesoro del templo para echar una suma irrisoria, dos pequeñas monedas”, sin embargo, esta ofrenda representa para la viuda todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”. La humilde mujer ha echado, por tanto, su vida en el “tesoro del templo”, porque ha encontrado en Dios su sostén para hoy y para el día de mañana, para este tiempo y para la eternidad. Esta “verdadera maestra”, más rica que los acomodados que echan muchas monedas como ofrenda, puede enseñar sin presunción el camino de la fe, un camino que pasa a través del abandono confiado en las manos de Dios.

Jesús siempre observa todo lo que ocurre en la casa del Señor, cuando no le pareció correcto que se traficara en el templo, expulsó a los mercaderes a fuera. Pero ahora se fija en los que ofrecen sus dones. Jesús, cuando ve alguien que comete una falta, lo aclara y lo condena, pero cuando ve algo bueno, lo alaba.

Así es como observa a una viuda que ofrece dos pequeñas monedas. Seguramente esta mujer había adquirido con el esfuerzo de su trabajo este dinero para proporcionarse su alimento. Pero lo que ella ofrece es todo lo que tiene. Esta viuda ofrece al Señor, los frutos de su pobreza. Ella da a Dios, lo que recibe cada día.

5.4   DIO TODO LO QUE POSEÍA, TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR.

El señor se complace con todas las ofrendas que tienen un hermoso propósito. Pero el Señor acepta mucho más el corazón que las ofrendas. Jesús, nos hace ver que importa más el valor del sacrificio que el valor de lo que se ofrece. Por eso Jesús nos dice; “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.”

Jesús no se ha fijado en la cantidad que se ofrece, él se ha fijado en el afecto, en el cariño, en la bondad con que se ofrece. A Jesús no le llama la atención que alguien de mucho de lo que tiene, a él le llama la atención lo que hacen las personas como la viuda, que dan todo lo que tienen y no lo que le sobra.

5.5   DEBES ABRIR TU MANO A TU HERMANO, A AQUEL DE LOS TUYOS QUE ES INDIGENTE Y POBRE EN TU TIERRA (DT. 15,11)

El ser generoso y dar limosna era muy importante para los judíos, esta práctica era considerada una acción buena; “Pues no faltarán pobres en esta tierra; por eso te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra.” (Deuteronomio 15,11). Es así como se estimaba que dar limosnas, sea tanto para el culto como para los necesitados, los abandonados o las viudas, eran imaginadas como una acción buena y agradable a Dios. Dar limosna es un modo de mostrarse de acuerdo que todos los bienes pertenecen a Dios. En efecto, sólo somos administradores de esos bienes y así haya vida en abundancia para todos.

5.6   SE REPARTÍA A CADA UNO SEGÚN SU NECESIDAD. (HECHOS 4, 32-35)

Recordemos que la práctica del compartir y de ser solidarios era una de las formas de vida de las primeras comunidades cristianas y todos los creyentes intentaban poner en común todo los bienes: La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. (Hechos 4, 32-35)

5.7  OFREZCAMOS LAS COSAS CON EL CORAZÓN

Si damos limosna haciendo ostentación y queremos llamar la atención, y buscar con esta actitud reconocimiento o alabanza, eso es un defecto. Pero si damos una limosna con verdadero espíritu de caridad y compasión, es una virtud. Sin embargo lo que más merito tiene, es el amor con que se ofrece, no la cantidad. Por lo que a Dios le vale más el corazón, no lo material.

Ofrezcamos las cosas con el corazón, demos a los que necesitan con amor, seamos generosos como Jesús quiere que seamos, con verdadero espíritu de caridad, por amor a Dios y nuestros hermanos.

5.8   UNA COSA ES EL AMOR, Y OTRA LA OSTENTACIÓN.

Observemos como Jesús nos hace ver que pese a las dificultades, la pobre viuda le ofrece a Dios todo lo que tiene, esto porque siempre tendremos algo que ofrecerle al Señor. Todo lo que somos y todo lo que tenemos viene de Dios, y son sólo medios que Dios puso en nuestras manos y espera de nosotros que sepamos compartirlo.

Así es, como estamos invitados a ser generosos y a vivir sin apego a lo material, es decir, a ser desprendido de las cosas materiales, a compartir y ser solidario, como a valorar las cosas pequeñas, pero ofrecidas de corazón y con amor.

La lección era clara. Lo que pesa en la ofrenda al templo, a Dios, no es lo material, sino lo espiritual del que lo ofrece. Por eso esta viuda ha echado más que todos cuantos echan en el tesoro. Una cosa es el amor, y otra la ostentación.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

     XXXII Domingo Ciclo B

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

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