Reflexión desde las Lecturas del 3° Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


 

1.     “SÍGANME”

 

El tiempo se ha cumplido. Hemos celebrado a Cristo en el Adviento como “el deseado de las naciones”, el esperado de todos los pueblos. “Todo el mundo te busca” (Mc 1,37). Con la venida de Cristo estamos en la plenitud de los tiempos. El Reino de Dios está aquí, la salvación se nos ofrece para disfrutarla. Tenemos, sobre todo, a Cristo en persona. “¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron. (Mateo 13, 16-17). Pero la presencia de Cristo hace que las cosas no puedan seguir igual. Por eso, Jesús añade a continuación: “Conviértanse”. La presencia de Cristo exige una actitud radical de atención y entrega a Él, cambiando todo lo necesario para que Él sea el centro de todo, para que su Reino se establezca en nosotros.

Crean en la Buena Noticia. Evangelio significa “buena noticia”, “anuncio alegre y gozoso”. La presencia de Cristo, su cercanía, su poder, son una buena noticia. La llegada del Reino de Dios es una buena noticia. Cada una de las palabras y frases del evangelio son una noticia gozosa. ¿Recibo así el evangelio, como Buena nueva y anuncio gozoso, o lo veo como una carga y una exigencia? Cada vez que lo escucho, lo leo o medito, ¿lo veo como promesa de salvación? ¿Creo de verdad en el evangelio? ¿Me fío de lo que Cristo en él me manda, me advierte o me aconseja?

Síganme. Ser cristiano es ante todo irse con Jesús, caminar tras Él, seguirle. San Marcos nos presenta al principio del todo, la llamada de Jesús a los discípulos, cuando aún Jesús no ha predicado ni hecho milagros; sin embargo, ellos le siguen “inmediatamente”, dejando todo, incluso el trabajo y el propio padre. La conversión que pide Jesús al principio del evangelio de hoy es ante todo dejarnos fascinar por su persona. Cuando se experimenta el atractivo de Cristo, ¡qué fácil es dejarlo todo!

2.    PRIMERA LECTURA Jon 3, 1-5.10

No todos los profetas del Antiguo Testamento hablan en vano. A veces, como en este caso, la palabra de Dios que trasmiten es escuchada. Profecía de Jonás

La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: “Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que Y o te indicaré”. Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando:

“Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida”. Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.

Palabra de Dios.

2.1  EL SEÑOR IMPONE SU VOLUNTAD PARA EXTENDER SU VOLUNTAD SALVÍFICA SOBRE LA NACIÓN PAGANA.

En este capítulo se mostrará de nuevo cómo el Señor impone su voluntad para extender su voluntad salvífica sobre la nación pagana. Jonás, simple instrumento suyo, anuncia la proximidad del castigo a los ninivitas, aunque el Señor permanece libre respecto a su cumplimiento, ya que dicho anuncio es condicional, es decir, en el supuesto de que no hagan penitencia.

Es sorprendente la facilidad con que ahora Jonás se traslada a Nínive, como si fuera una ciudad no lejana de Palestina. El historiador recalca las dimensiones grandes de la ciudad: “Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla”. La frase; “se necesitaban tres días para recorrerla.”  El autor sagrado quiere ante todo resaltar la extensión de la ciudad, para después valorar la magnitud del efecto conseguido por la predicación de Jonás.

La predicación inexcusable es taxativa: “Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida”. El profeta obra por inspiración de Dios, sin conocer plenamente los designios divinos. El historiador se complace en presentar a Jonás implacable con la ciudad pagana de Nínive, para contrastar su mezquino punto de vista judío con la magnanimidad divina, que admite a la penitencia y a la misericordia aun a los gentiles. Es la tesis del libro,  tiene todas las apariencias de una composición imaginaria didáctica al estilo del libro de Job.

2.2  LA POSIBILIDAD QUE TIENEN LOS PUEBLOS PAGANOS DE RECONCILIARSE CON EL DIOS

El éxito de la predicación de Jonás no pudo ser más concluyente. Toda la población, desde el más grande al más pequeño, dio muestras de penitencia; Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.”

El hecho es totalmente insólito en la historia de todos los pueblos. Aquí la incoherencia desborda todo lo imaginable, pues Nínive, la gran metrópoli asiría, aparece convertida en masa a la sola predicación de un profeta judío. De hecho, en la historia de Asiría no encontramos la más mínima alusión a lo narrado aquí. En el libro de Daniel encontramos relatos parecidos en los que se habla de la conversión de Nabucodonosor ante las maravillas obradas por Dios en beneficio de su siervo Daniel. El estilo convencional de todos estos relatos salta a la vista, y de ahí que muchos autores acudan al género literario bíblico de enseñanza religiosa en la que se recarga el elemento milagroso para fomentar la piedad, para explicar todas estas maravillas del libro de Jonás. La enseñanza fundamental que se quiere hacer resaltar en este libro es la posibilidad que tienen los pueblos paganos de reconciliarse con el Dios verdadero de Israel, único Señor de todos los pueblos.

3.    SALMO Sal 24, 4-5b.6.7b-9

Ante la actitud bondadosa de Dios, el salmo apela confiadamente a su misericordia. Participamos de esta oración, aclamando: Muéstrame, Señor, tus caminos.

R. Muéstrame, Señor, tus caminos.

Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque Tú eres mi Dios y mi salvador. R.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; Él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R.

3.1  CONFIANZA DEL JUSTO EN EL SEÑOR.

Nuevamente la Liturgia no pide rezar parte de este Salmo, en síntesis, solo nos cambia la antífona, (Ver domingo semana 26, ciclo C), “Acuérdate, Señor, de tu compasión”, en esta Liturgia del domingo de  la 3º semana ciclo B, rezamos la antífona; “Muéstrame, Señor, tus caminos”.

Este salmo tiene una estructura especial, ya que se presenta como una colección de invocaciones, de consideraciones morales y de súplicas en forma sentenciosa, unidas entre sí. El salmo completo tiene 22 versículos y se puede dividir en tres partes la composición heterogénea: a) súplica de protección y guía (1-7); b) reflexiones sobre Dios y sus relaciones con los que le temen (8-14); c) nueva súplica de liberación de una situación angustiada (15-21). Para este caso, la liturgia solo ha considerado los versículos del 4 al 9

3.2  SÚPLICA DE PROTECCIÓN Y DE PERDÓN

El Salmo comienza rezando en el versículo 1: “A ti elevo mi alma, Señor, mi Dios. En ti confío, no sea confundido, no se gocen de mí mis enemigos…”. (Sal 24, 1) El salmista se dirige a Dios pidiéndole protección para no ser burlado de sus enemigos. La causa del justo es la causa del Señor; por eso, si los impíos prevalecen sobre aquél, en el fondo es una victoria contra el Señor, ya que, en la mentalidad de los pecadores, Dios es impotente para hacer salir airoso a su protegido. En la tradición israelita está demostrado que el que confía y espera en el Señor no queda defraudado en sus esperanzas, y, por tanto, no es avergonzado o confundido ante sus enemigos. Al contrario, serán confundidos y puestos en evidencia los que abandonan al Señor, faltando a Infidelidad a El debida: No; quien espera en ti, no es confundido; serán confundidos los que en balde faltan a la fidelidad”. (Sal 24, 3).

Obsesionado con la idea de ser fiel a su Dios, le pide encarecidamente que le enseñe sus caminos: Muéstrame, Señor, tus caminos”, sus mandamientos, para no desviarse de ellos: “enséñame tus senderos” y asegurar así la protección divina., Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque Tú eres mi Dios y mi salvador, y yo espero en ti todo el día. Moisés había pedido al Señor que le mostrara su camino para acomodarse a sus exigencias: “hazme saber tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a tus ojos, y mira que esta gente es tu pueblo”. (Éxodo 33, 13). El salmista, sin duda que por caminos y sendas del Señor entiende no sólo los preceptos escritos de la Ley, sino los secretos de su providencia respecto de su vida personal para responder mejor a sus insinuaciones: “Muéstrame,  ¡oh Señor! tus caminos, guíame por la recta senda a causa de mis enemigos”. (Salmo 26,11).

La forma de la vida práctica del salmista lo constituyen las exigencias de la verdad del Señor, vinculadas a las promesas de protección al que se conforma a sus leyes. No se trata sólo de la verdad especulativa sobre la realidad divina, sino de sus relaciones a las almas justas tal como se habían manifestado en la historia de Israel, el pueblo elegido. El Señor siempre se ha manifestado como Salvador de las almas justas angustiadas. La verdad, pues, del Señor va vinculada a su fidelidad a las promesas: “Porque tengo ante mis ojos tu benevolencia y ando en tu verdad” (Salmo 25,3). Por eso el salmista pide a su Dios que se acuerde de sus misericordias, que desde tiempos antiguos se han manifestado sobre los justos en Israel. El Señor es inmutable a través de los siglos: “Que yo, el Señor, no cambio, y vosotros, hijos de Jacob, no termináis nunca”. (Malaquías 3, 6), y, por tanto, las misericordias antiguas o eternas pueden ponerse ahora a favor del salmista atribulado. El amor del Señor de los tiempos antiguos no se ha agotado: “Así dice el Señor: De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo; aquel seguirme tú por el desierto, por la tierra no sembrada”. (Jeremías 2,2), y es ahora cuando debe manifestarlo para que los enemigos del justo lo reconozcan. Llevado de este espíritu de confianza y de la fe en la misericordia tradicional del Señor, el salmista se atreve a pedir perdón por los pecados de su adolescencia, sus fragilidades y transgresiones, cometidas en los años de irreflexión y de fogosidad juvenil; como tales, son más excusables. Lejos de aplicarle la medida de su justicia punitiva respecto de sus lejanas transgresiones, pide que le aplique la medida de su bondad y benevolencia: Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. No recuerdes los pecados ni las rebeldías mi juventud: por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad” En la Sagrada Escritura constantemente se realza la misericordia divina, que prevalece sobre la justicia, pues el Señor castiga hasta la cuarta generación y premia hasta la milésima: “porque yo el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos”.  (Éxodo 20, 5-6).

3.3  EL SEÑOR ES BUENO Y BIENHECHOR PARA CON LOS QUE LE TEMEN.

Sigue la exposición de las buenas cualidades del Señor; El Señor es bondadoso y recto” en sus relaciones con los que son fieles a sus preceptos. Su bondad llega hasta orientar a los extraviados hacia el buen camino de su Ley: por eso muestra el camino a los extraviados”. Sus preferencias están por los humildes y los pobres, guiándolos por el camino de la justicia o de la rectitud moral. Él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres”

La palabra pobres, en la literatura sapiencial y rabínica posterior, equivale a “piadosos” o fieles a la Ley de Dios, que se caracterizan por su espíritu de humildad y pequeñez ante Dios. Las maneras de obrar del Señor, para con ellos, están dirigidas por las exigencias de su benevolencia y verdad o fidelidad a sus promesas. Pero estas relaciones amorosas están condicionadas a la fidelidad a su alianza y sus mandamientos. Su alianza fue sancionada primero con la circuncisión, impuesta a Abraham y su descendencia: “Yo establezco mi alianza entre nosotros dos, y te multiplicaré sobremanera”.  (Génesis 17,2) y después renovada solemnemente y concretada en el Sinaí: “Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra” (Éxodo 19, 5). Signo externo de ella era el arca con las tablas de la Ley. Por eso junta aquí la alianza y los mandamientos del Señor, que son la base de sus relaciones con los fieles.

Oremos al Señor: ““Muéstrame, Señor, tus caminos”. “Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres. Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.” (Mc 1, 17.18)

4.    SEGUNDA LECTURA 1Cor 7, 29-31

La vida cristiana no puede dejarse para más tarde: urge vivirla ya ahora. Es lo que san Pablo nos dice en esta lectura.

Carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Lo que quiero decir, hermanos, es esto: queda poco tiempo. Mientras tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran nada; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque la apariencia de este mundo es pasajera.

Palabra de Dios

4.1  MIENTRAS TANTO, LOS QUE TIENEN MUJER VIVAN COMO SI NO LA TUVIERAN

El motivo o motivos de por qué San Pablo se expresa de esta forma, debe ser para no estar sometidos a las dificultades de la carne y  para evitar el tener que preocuparse de las cosas del mundo. Parece ser que todas estas expresiones; “Mientras tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran”, no significan otra cosa sino las cargas y ansiedades anejas al estado matrimonial respecto del marido y de los hijos, que obstaculizan la total entrega al servicio de Dios. Es esta una de las razones del celibato eclesiástico. Esto es lo que coloca el estado del célibe por encima del de matrimonio.

Mas, para no sembrar inquietudes, el Apóstol recalca muchas veces que, aunque recomienda el estado célibe, no se trata de ningún precepto, ni de insinuar que sea malo el matrimonio, sino de un consejo para los aún no casados: los casados, que sigan como están y no tengan escrúpulos (1 Cor 7, 27); los demás “no pecan” si se casan, pero él quiere “ahorrarles” esas inquietudes anejas al matrimonio para que puedan más fácilmente servir al Señor (1 Cor 7, 28) y sean “santos” en cuerpo y en espíritu, es decir, separados y como puestos aparte del mundo, consagrando totalmente a Dios su pensamiento y su existencia (1 Cor 7, 34). Υ como temiendo aún que alguno dé demasiada fuerza a sus palabras, añade, en un extremo de delicadeza, que no trata de hacer violencia o “cazar” a nadie, sino simplemente de indicar qué es lo mejor ((1 Cor 7, 35).

Y que piensen — nuevo motivo que debe animarles a afrontar el sacrificio de tender a lo mejor — que queda poco tiempo” y “la apariencia de este mundo es pasajera”,  es pues, de muy escaso valor todo lo temporal, y debemos aprovechar esa oportunidad ofrecida por Dios (cf. 1 Tes 5:1) sin apegarnos a las cosas: “Los que compran, como si no poseyeran nada.”

 No está claro si San Pablo, al hablar así, piensa en la brevedad del tiempo por razón de la brevedad del individuo o por razón de la brevedad del mundo en general. Más probable parece esto último. No obstante hay que hacer notar es que el Apóstol Pablo recarga el acento, más que sobre la perspectiva temporal, sobre la naturaleza del tiempo oportuno que es corto.

5.    EVANGELIO Mc 1, 14-20

Desde el inicio de su ministerio, Jesús llama a la conversión y al seguimiento. Y es su propia presencia la que anima al cambio de vida de sus oyentes.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”. Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.

Palabra del Señor

5.1  EL ENCUENTRO DE DIOS CON LA HUMANIDAD.

En esta segunda parte del evangelio, San Marcos nos sitúa en el lugar donde comienza la misión de Jesús y resume el contenido de la misma, la predicación inaugural de Jesús. Hasta esta segunda parte, el evangelio solo nos ha relatado que Dios le ha declarado su Hijo amado en el bautismo en el Jordán y que, durante el período de prueba que ha venido después, Jesús ha permanecido fiel a su propia identidad de Hijo. En esa experiencia de la filiación reside el verdadero fundamento de la alegre noticia que Jesús difunde por los caminos de Galilea: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca”.

Es así, como si antes era la gente la que debía salir al desierto para escuchar al Bautista y hacerse bautizar, primera parte del evangelio, ahora es el mismo Jesús quien se dirige al lugar donde vive la gente, representando asimismo de este modo la venida de Dios a la humanidad. El hecho de que empiece por Galilea no se debe sólo a que ésta sea su tierra de origen, sino a que, dado su carácter de región con población mixta, Galilea representa una especie de puente entre Israel y los gentiles. Intuimos así el horizonte universal al que quiere extenderse el señorío de Dios, ese “Reino de Dios” que, para Jesús, no es ni una teocracia ni una nueva moral o una religiosidad más celosa, sino el encuentro de Dios con la humanidad.

5.2  CONVIÉRTANSE Y CREAN EN LA BUENA NOTICIA

San Marcos, nos sitúa en este relato en un tiempo en el que Juan Bautista está preso. Al mismo tiempo nos hace suponer que Jesús está en la vida pública. De mismo modo, nos presenta un esbozo de lo que va a ser la misión de Cristo. Jesús se dirige a Galilea, es el segundo viaje, el primero lo hizo cuando aún no encarcelaban a Juan Bautista. San Marcos, nos hace una síntesis de la predicación de Jesús, “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.

El establecimiento del pleno reinado de Dios, anunciado en las profecías, ya llegaba. Era la misión de Jesús al ir a “sembrarlo” por toda Galilea.

Ante esta expectativa e inminencia, Jesús nos pide dos cosas: convertirnos es decir arrepentirnos, transformarnos en hombres nuevos, cambiar de modo de pensar, apartarnos de la mala conducta y de los caminos erróneos y luego nos pide que creamos en el Evangelio, diciéndonos: “crean en la “Buena Noticia”, esa que Jesús va a enseñar. Será la fe que salva (Mc 16:16).

Al proclamar la “Buena Noticia de Dios”, se anuncia con claridad y sin equívoco, la liberación de cuanto pueda oprimir al hombre, así liberado, se convierte en alguien que transmite la liberación a los demás. Dios nos llama a todos a proclamar esta Buena Noticia, el mismo Jesús, nos hace este encargo: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”.  (Marcos 16,15)

En consecuencia, lo que pide a quienes les escuchan no es tanto la observación de una serie de normas como, antes que nada, creer y convertirse. Creer es la convicción de que la venida de Dios es verdaderamente “Evangelio”, en otras palabras, la buena noticia, es decir, noticia capaz de dar alegría.

5.3  “SÍGANME, Y YO LOS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES”

En la segunda parte de este fragmento del Evangelio, San Marcos nos presenta la vocación de los primeros discípulos, Simón (Pedro) y Andrés, Santiago (hijo de Zebedeo) y Juan. El Reino que anuncia Jesús convoca al pueblo de Dios al tiempo de la salvación. De estos delicados relatos de vocación se desprende claramente que sólo se pide a los discípulos una obediencia pronta, no una cualidad humana particular. Todo su camino posterior será un seguir a Jesús, descubriendo lo que ha hecho de ellos sin mérito por su parte, aunque exigiéndoles su disponibilidad, que se manifiesta sobre todo en el desprendimiento de todo cuanto poseen y de todo lo que han sido hasta ese momento.

San Marcos nos añade un dato de interés, “ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron”. Esto puede significar que dentro de la modestia de pescador de Galilea, tenía más recursos para pescar, por eso tenían jornaleros, que eran pagados para hacer esta faena.

Pero, no debemos vivir para la cosas, debemos hacerlo para los hombres y en primer lugar para Dios. Es decir las cosas sirven, pero no para adorarlas, las cosas están en orden a los hombres y los hombres en orden a Dios.

Inmediatamente al oír de Jesús “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”, Pedro y Andrés dejaron sus redes y lo siguieron. Para ellos, la redes eran toda su herramienta de trabajo, por ellas lograban su sustento. Sin embargo no dudaron y siguieron a Jesús. Así, Jesús, prolonga a través de los hombres su predicación. Hombres elegidos para ser profetas y sus apóstoles.

5.4  SEGUIR A JESUS

Según entendemos los que nos relata San Marcos, Pedro y Andrés respondieron de inmediato, y Santiago y Juan, dejaron a su padre, así nos indica que para seguir a Jesús, se debe renunciar a todo aquello que se opone a su seguimiento.

Así es como Jesús sabe bien a quien elige y porque lo elige, en esta ocasión hombres que echan la red al mar sin saber qué tipos de pescados sacaran. Del mismo modo cuando un predicador arroja sus palabras sobre los hombres, no conoce de antemano quienes se acercarán a Dios.

Pedro y Andrés no habían visto a Jesús hacer milagros, no habían oído hablar al Señor del reino de los Cielos, sin embargo al oír la voz de Jesús, ellos lo dejan todo por seguirlo. Seguramente, ellos vieron la dulzura del alma de quien los invitaba. Ellos creyeron y tuvieron fe. Nos enseña Jesús, que no debemos aferrarnos a las cosas terrenales si queremos ir a la vida eterna.

Pero también hay algo muy importante para todos nosotros, las características de los discípulos elegidos por el Señor. Esto nos sirve para que no tengamos temor y no pensemos que tenemos que superdotados en conocimientos para seguir a Jesús. El eligió a hombres humildes, pobres, sencillos, sin una gran formación académica, sin influencias, talvez, así nos imaginamos a Pedro, “rudos”, sin formación teológica, porque los hombres no se arrepienten ni se convierten con argumentos y palabras humanas, sino que por la gracia de Dios.

Entonces, nosotros, somos hombres predilectos del Señor, descubramos en nosotros mismos ese llamado, con la misma rapidez que los apóstoles y sigamos tras los pasos de Jesús. Nuestro apostolado, exige menos renuncia que el de los apóstoles y lo podemos ejercer del mismo lugar en el cual nos desempeñamos, en el trabajo, la escuela, el vecindario, la familia y los amigos.

Tenemos la gran oportunidad de seguir a Jesús, hagámoslo íntimamente en lo personal, y como apóstol entre los hombres.

5.5  CAMINAR JUNTO A JESUS

Nos preguntamos entonces:

¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús a ojos cerrados? , ¿Cuántos estamos dispuestos a dejar nuestro oficio, nuestra casa, nuestra patria por seguir a Jesucristo? , ¿Estamos dispuestos a caminar junto a Jesús?

¿Hacia dónde va nuestra vida?, ¿hacia dónde caminamos?, ¿a qué vamos?, pareciera fácil responder si decimos a la vida eterna, caminamos hacia la eternidad y vamos a contemplar a Dios, esa es la meta que nos hemos programado. “Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación.” (2 Timoteo 4,8)

Ahora bien ¿cómo se llega?, seguramente cada uno pensará en un determinado camino, pero sin lugar a dudas, para llegar de forma segura, es caminar junto a Jesús, seguir sus pasos: “Entonces dijo Jesús a sus discípulos, si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque el que su alma quisiere salvar, la perderá. Más el que perdiere su alma por mí, la hallará". (Mt-16,24-25) -

La gracia es un don gratuito que el Señor da a los hombres para alcanzar la gloria, y con cuanto amor Jesús nos ofrece la gracia de su compañía, que gran oportunidad la que nos entrega Cristo para estar cerca de Él, caminar junto a EL, es una invitación a caminar con un paso seguro hacia la casa del Padre.

¿Cómo respondemos a esta invitación?, ¿la hacemos esperar?, ¿le ponemos condiciones?

5.6  UN CAMINO MAS DIFICIL QUE FACIL

Vivimos hoy, en un mundo que nos invita a caminos muy distintos a los que nos ha enseñado el evangelio, y eso hace que tengamos un camino difícil, arduo, peliagudo, para algunos pareciera fácil, pero no lo es, porque hay muchas cosas que nos cuesta mucho abandonarlas para seguir con tranquilidad a Jesús. Del mismo modo, tenemos que experimentar muchos cambios en nosotros mismos, debemos dejar de lado ese deseo excesivo de mostrar nuestras propias cualidades y de que sean reconocidas y alabadas, tenemos que abandonar las actitudes de vanagloria o de ser presumido, debemos dejar de lado el aprecio excesivo hacia todo lo que se considera un bien material, hay que olvidarse del amor excesivo hacia uno mismo, que lleva a prestar una atención desmedida a los propios intereses sin ocuparse de los ajenos, porque ser cristiano significa prestar atención y preocuparse por todos y no solo por uno mismo.

Pero también es un camino agotador, y no hay elección de un camino fácil y si lo hacemos con una carga pesada en nuestro corazón aún se hace más difícil. La intención no es desanimarlos, pero ¿de qué otra forma podríamos ser digno de caminar junto a Jesús?, si no es con un corazón limpio, sin vanidad, sabiendo amar profundamente a los más pobres, a los mismos que ama el Señor, ¿cómo podríamos caminar junto a Él, si no podemos deshacernos de las cuestiones materiales?

5.7  JESÚS NO ACOMPAÑA EN NUESTRA VIDA

Es necesario comprender, que solo el camino de la fe es por donde se camina junto a Jesús, es necesario darse cuenta lo importante que es caminar junto a Cristo, para considerar que vamos por el camino correcto, hay que estar atento a sus señales, hay que responderle siempre en forma positiva, no se debe perder el rumbo, hay que alimentarse bien de su palabra, para tener esa energía y esa vigorosidad, esa fuerza y vitalidad para caminar a su paso, para no mirar hacia atrás, y no desalentarnos por muy difícil que sea, por mucho sudor y lágrimas que nos provoque.

Todo esto es absolutamente recompensado, porque cuando caminamos junto a Jesús, cuando lo llevamos a nuestro lado, llevamos el aliento del Señor en el oído, Él nos va confortarnos, él nos transforma y vemos nuestra vida de forma distintita, y si nos empapamos de él, nuestro pasos son alegres y son seguros para llegar a nuestra meta, “He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe”.  (2 Timoteo (SBJ) 4,7) y en ese instante sabemos hacia dónde va nuestra vida, hacia donde vamos y a que vamos.

Hemos sido privilegiados al recibir el bautismo, nuestra vida es un don de Dios, somos elegidos por Dios, y Jesús nos acompaña en nuestra vida, sintamos su presencia, no estamos solos, Jesús es el camino y la puerta de entrada, nos esforzamos porque el esfuerzo se recompensa con el Reino de los Cielos, el Evangelio nos indica cada día como seguir por la ruta sin error, la fidelidad a su palabra nos indica el camino, es así, como en cada silaba descubrimos las enseñanzas de Jesús, en cada expresión él nos pide caminar junto a Él, no dudemos en aceptar esta invitación.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Tercer Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

…..

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

………