“ANTES DE FORMARLE EN EL VIENTRE MATERNO, YO TE CONOCÍA”…. “YO TE HABÍA CONSAGRADO”……“TE HABÍA CONSTITUIDO PROFETA PARA LAS NACIONES”. ….. “MIRA QUE HOY HAGO DE TI UNA PLAZA FUERTE”.....“TÚ QUE DECIDISTE VENIR SIEMPRE EN MI AYUDA, PORQUE TÚ ERES MI ROCA Y MI FORTALEZA”…. “CONOCERÉ COMO DIOS ME CONOCE A MÍ. EN UNA PALABRA, AHORA EXISTEN TRES COSAS: LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR, PERO LA MÁS GRANDE DE TODAS ES EL AMOR”…. “LES ASEGURO QUE NINGÚN PROFETA ES BIEN RECIBIDO EN SU TIERRA.”

Reflexión desde las Lecturas del IV Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


 

1.     “NINGÚN PROFETA ES BIEN MIRADO EN SU TIERRA”.

“¿No es este el hijo de José?” Los paisanos de Jesús encuentran dificultades para dar el salto de la fe. Están demasiado acostumbrados a una mirada a ras de tierra y se aferran a ella. Y ello acabará llevándoles a rechazar a Jesús... También a nosotros nos da vértigo la fe. Y preferimos seguir anclados en nuestras –falsas– seguridades. Mantenemos la mirada rastrera –que muchas veces calificamos de “racional” y “razonable”– sobre las personas y acontecimientos, sobre la Iglesia y sobre el misterio mismo de Dios...

“Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. Llama la atención la actitud desafiante, casi provocativa, de Jesús. Ante la resistencia de sus paisanos no rebaja el listón, no se aviene a componendas, no entra en negociaciones. La verdad no se negocia. La divinidad de Cristo podrá ser aceptada o rechazada, pero no depende de ningún consenso. Cuando los corazones están cerrados, Jesús no suaviza su postura; se diría que incluso la endurece, para que las personas tomen postura ante él. “O conmigo o contra mí”.

“Se abrió paso entre ellos...” Destaca también la majestad soberana con que Jesús se libra de quienes pretendían eliminarlo. En Él se percibe esa fortaleza divina anunciada en la 1ª lectura (Jer 1,17-19): Jesús es “plaza fuerte”, “columna de hierro”, “muralla de bronce”; aunque todos luchen contra él no pueden. No son las circunstancias externas ni los hombres quienes deciden acerca de su vida o de su muerte; es su voluntad libre y soberana la que se impone a todo.

2.     PRIMERA LECTURA            

Dios revela cómo y cuándo llamó a Jeremías como su profeta. Esta vocación profética se parece mucho a la vocación cristiana: implica la misma convicción de estar llamado por Dios. La misma exigencia de valor, aun frente a la gente poderosa. También implica una profunda confianza en que Dios está con nosotros, especialmente en momentos difíciles.

Lectura del libro del profeta Jeremías  1, 4-5.17-19

En tiempos del rey Josías, la palabra del Señor llegó a mí en estos términos: Antes de formarle en el vientre materno, Yo te conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones. En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que Yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide Yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque Yo estoy contigo para librarte.

Palabra de Dios.

3.     JEREMÍAS.

Jeremías (en hebreo, es Yirmeyahu: “Yahvé exalta”?) aparece en la introducción histórica a sus oráculos como “hijo de Releías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Anatot,” la actual Anata, a unos cuatro kilómetros al nordeste de Jerusalén, camino del desierto, que era también la patria del sumo sacerdote Abiatar, a cuya familia sacerdotal podía pertenecer el profeta. Cuando era aún muy joven, en el año 13 del reinado de Josías (627 a.C.), fue llamado al ministerio profético, que ejerció durante los reinados de este rey y de sus sucesores, entre ellos, el rey Joaquim (609-598). Su vida fue muy agitada, ya que tuvo que sufrir en los vaivenes de la política después de la muerte del piadoso rey Josías (609). Durante el reinado de éste, colaboró extraordinariamente en la reforma religiosa emprendida en 622-621, cuando fue hallado el libro de la Ley en los cimientos del templo. Su vida, en este sentido, es paralela a la de Isaías, que un siglo antes había prestado auxilio moral en la reforma religiosa emprendida por el también piadoso rey Ezequías (727-698).

Bajo el rey Joaquim, el profeta de Anatot tuvo que sufrir mucho, en primer lugar de sus propios conciudadanos de Anatot; y en Jerusalén, por recriminar la impía conducta del pueblo, fue encarcelado y por anunciar la ruina de la ciudad, los sacerdotes quisieron atentar contra su vida, siendo librado de la muerte por algunos príncipes que recordaron la profecía de Miqueas sobre la destrucción de Jerusalén. En el año 604 (año cuarto del reinado de Joaquim) dictó sus predicciones a su escribiente Baruc, y los leyó al año siguiente públicamente en el templo. Por orden del rey Joaquim — indignado porque Jeremías le echaba en cara su impiedad y tiranía — fueron quemados; pero Jeremías los volvió a dictar a Baruc. Más tarde fue encarcelado, como traidor, por orden del rey Sedecías (597-587). Fue libertado después de la toma de Jerusalén por los babilonios (586), quedando por algún tiempo dedicado a la consolación de los vencidos y a la reconstrucción religiosa y nacional del país en colaboración con el gobernador Godolías, nombrado por Nabucodonosor. Pero la facción ultranacionalista asesinó al gobernador, huyendo a Egipto, llevándose por la fuerza al profeta, el cual continuó allí su obra de exhortación a la penitencia. Según la tradición judaica, Jeremías fue lapidado en Egipto por sus compatriotas, a los que recriminaba su pésima conducta. Según una tradición menos fundada, Jeremías fue llevado por Nabucodonosor a Babilonia después de haber conquistado Egipto en el 566 a.C. 12

3.1      YO TE HABÍA CONSAGRADO, TE HABÍA CONSTITUIDO PROFETA PARA LAS NACIONES

El profeta no nos da las circunstancias concretas de esta primera llamada de Dios, como lo hace, por ejemplo, Isaías. Las vocaciones de Isaías y Ezequiel están revestidas de un ambiente solemne y expectante. En todo caso, en este relato de Jeremías queda claro que su vocación profética es impuesta por Dios y que él no la busca, sino que más bien es en contra de su carácter temperamental. No dice cómo recibió esa palabra de Yahvé o comunicación divina, pero él es consciente de que Dios le habla y le ha elegido, antes de que él se diera cuenta, para esa misión profética: Antes de formarle en el vientre materno, Yo te conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones”. La elección de Jeremías por Dios es anterior a su existencia. Dios ha tenido una presciencia amorosa y selectiva: Yo te conocía”; es algo más que un conocimiento especulativo, es un conocimiento selectivo y afectivo en orden a su misión. Y esto antes de que Jeremías hubiera podido hacer mérito alguno para obligar a Dios a esta elección. Aunque no es científico incrustar en la mente del hagiógrafo nociones de teología moderna, no cabe duda que en el contexto se destaca el acto independiente y gratuito de Dios, que elige a Jeremías sin depender para nada de los méritos de éste, y que el verbo conocía”, tiene un sentido compresivo de elección y amor, como en otros lugares bíblicos que se destacan bien en el  Antiguo Testamento.

La expresión “Yo te había consagrado”, no tiene el sentido de conferir la gracia santificante. Esto estaría fuera de contexto, ya que en hebreo significa poner aparte, separar para el “servicio de Dios”. Santificar es elevar una cosa a un aire superior para que pueda entrar en relación con el Dios “santo.” Implica la idea de pureza y la de trascendencia. Pero a veces santificar o consagrar significa destinar para una misión santa, como se dice a continuación: “te había constituido profeta para las naciones”. En Eclo 49:9 se dice expresamente que Jeremías fue “consagrado desde el seno de su madre para arrancar, destruir y arruinar.” La misión de Jeremías como “profeta de pueblos” o de naciones gentiles no se ha de entender como si le correspondiera ser misionero al estilo del Siervo de Yahvé del libro de Isaías, o de San Pablo en el Ν.Τ. La labor misionera propiamente tal estaba confinada a sus compatriotas; pero, por correspondencia y en razón de las circunstancias políticas, tenía que anunciar juicios condenatorios sobre las naciones adyacentes, como dirá en el v.9: “te constituyo sobre naciones para arruinar, destruir”. De hecho vemos que en su libro hay muchos vaticinios sobre las naciones paganas, pero todos en relación con los destinos de Israel.

3.2      NO TE DEJES INTIMIDAR POR ELLOS

Llegan tiempos difíciles y es preciso que desde el principio se percate de su misión, adoptando una postura decisiva y varonil: “En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que Yo te ordene”. Lejos de intimidarse el profeta, debe, ante su misión, tomar una postura orgullosa y decidida, preparándose a todo, como el que se dispone a una gran tarea acomodando sus vestidos para estar más expedito. Si el profeta no corresponde a su vocación, mostrando desconfianza ante Dios, entonces será castigado: no sea que yo te haga temblar, dejándole en mal lugar ante ellos; “No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide Yo delante de ellos”. El Señor se encarga de fortalecerle espiritualmente, dándole una resistencia; “Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país”, para que pueda hacer frente a todas las clases sociales: desde los reyes, príncipes y sacerdotes hasta el humilde pueblo del país, los que no tenían ninguna posición social oficial destacada; la expresión, con el tiempo, tomará un carácter despectivo, sobre todo en la época farisaica y rabínica. El profeta, pues, tendrá que enfrentarse con todas las clases sociales. Efectivamente, la misión de Jeremías ha sido siempre ir contra la corriente de la opinión pública, sin ceder ante los halagos y los oportunismos. A pesar de su carácter temeroso, desarrolló su actividad de un modo admirable, gracias a la ayuda del Señor: “Yo estoy contigo para librarte”

4.     SALMO Sal 70, 1-4. 5-6. 15. 17

El salmo 70 constituye una admirable respuesta al llamado que Dios hace a Jeremías, a la misión que le confía. Es la oración del justo perseguido, pero nunca desesperado, que se vuelve hacia Dios para decirle: Señor, Tú eres mi esperanza y mi fortaleza.

R. Mi boca, Señor, anunciará tu salvación.

Yo me refugio en ti, Señor, que nunca tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y rescátame, inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.

Sé para mí una roca protectora, Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza. Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.

Porque Tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector. R.

Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío, Tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.

4.1      ORACIÓN DE UN JUSTO PERSEGUIDO, QUE SUPLICA POR SU SALVACIÓN

El tema es el conocido ruego del justo que sufre persecución injusta de parte de los impíos. El paciente aparece ya como un hombre entrado en años que ha procurado ser fiel a Dios en todo y que espera no le abandone en los tristes días de la ancianidad.  La plegaria del salmo refleja al ardiente del perseguido pidiendo a Dios no le abandone y la segunda parte la  promesa de acción de gracias y de alabanza.

En los tres primeros versos de este salmo, el fiel perseguido apela a la justicia divina para que acuda en su ayuda. El Señor es el refugio inexpugnable del salmista, que tiene experiencia de la protección divina; “Yo me refugio en ti, Señor, que nunca tenga que avergonzarme”……. “Tú eres mi Roca y mi fortaleza”. La fidelidad de Dios a sus promesas será la garantía de su salud. La experiencia de otras situaciones le ha confirmado en la esperanza que ha puesto en El desde su juventud; “Porque Tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud”. La solicitud divina se extiende hasta los primeros días de su existencia. “En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector”. Esto es una garantía de que continuará dispensándole su ayuda hasta su ancianidad, que ya ve próxima.

El justo tiene constantemente su esperanza en el Señor, y por eso está siempre dispuesto a alabarle sin cesar. Toda su historia está salpicada de beneficios divinos, y en la situación actual tiene la seguridad de que no le ha de abandonar. Como es de ley en los salmos que son suplicas al Señor, el poeta promete proclamar la nueva gracia salvadora, su justicia (manifestación en favor del inocente y castigo de los pecadores que le hostigan), que para él tiene caracteres de verdadera salvación. Las intervenciones salvadoras de Dios en su favor son sin número, y por eso tiene que manifestar incesantemente su gratitud. “Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío”.  Entre las proezas del Señor están, sobre todo, las manifestaciones de su justicia salvadora.

Desde su juventud tiene el salmista experiencia de las intervenciones divinas en su favor, y por eso siempre ha pregonado sus gestas admirables, “Tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas”. Pero ansia que esta conducta benevolente de Dios para con él continúe en los tiempos tristes de la vejez y de la canicie, para dar a conocer los prodigios del Señor a la generación presente y a la futura. Nadie puede medirse en fortaleza y justicia con el Dios de Israel.

5.     SEGUNDA LECTURA

Esta lectura es tan rica, sencilla y significativa, que no necesita comentario. Basta decir que se refiere a la caridad, a su importancia y cualidades. A semejanza del primer mandamiento, es la base de las otras virtudes.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1 Cor 12, 31--13, 13

Hermanos: Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía. Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo para hacer alarde, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

Palabra de Dios.

5.1      “EL AMOR NO PASARÁ JAMÁS”

No es ninguna exageración decir que es ésta una de las páginas más bellas de toda la Sagrada Escritura. No sólo por su contenido, sino incluso por su forma literaria, en estilo rápido y lleno de vida: un verdadero himno a la caridad. La caridad de que aquí habla el Apóstol, aunque parece mirar sobre todo al prójimo; “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás”, no es ese amor o simpatía que nace a veces espontáneamente en nosotros, buscando el bien de otros hombres, sino un amor que trasciende todo lo creado y se remonta hasta le Creador. Tiene su raíz en Dios, que fue quien nos amó primero a cuyo amor trata de corresponder. En ese arranque de amor a Dios, como no puede ser menos, van incluidos también todos los hombres a quienes El tanto ha amado, sin distinción de razas ni simpatías naturales, hasta el punto de que el amor a Dios y el amor al prójimo no son sino dos manifestaciones de una misma caridad. Por eso el Apóstol aquí, propiamente, no distingue y en la descripción de las cualidades de la caridad se fija en el amor al prójimo; pero luego, al final, une la caridad con la fe y la esperanza y dice que, al contrario que éstas,El amor no pasará jamás”, sino que se prolongará en un perpetuo abrazo de estrecha unión con Dios: “conoceré como Dios me conoce a mí”.

Alude el Apóstol a la necesidad que tenemos de la caridad y a su absoluta superioridad sobre todos los carismas; “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe”.  En estilo difícilmente superable, cargado de lirismo, dice que ni el don de lenguas, ni el de profecía, ni los de sabiduría o ciencia, ni la fe que hace milagros, ni las obras de beneficencia con todos sus heroísmos, nos aprovecharán nada si no tenemos caridad. Todos esos carismas pueden de suyo ser concedidos también a pecadores, y, por tanto, si están separados de la hermandad, de nada nos valdrán a nosotros en orden a conseguir la vida eterna. Es de notar la expresión “lenguas de ángeles,” especie de hipérbole para indicar que ningún don de lenguas, ni aun el más sublime y elevado que pudiéramos imaginar, vale nada sin la caridad. En cuanto a la expresiónuna campana que resuena o un platillo que retiñe”,  es posible que el Apóstol piense en aquellas campanas e instrumentos sonoros de que se servían los adivinos y pitonisas en los templos idolátricos durante sus adivinaciones, en las que había mucho ruido, pero nada positivo. Lo que dice luego en  Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo para hacer alarde, si no tengo amor, no me sirve para nada”,  resulta a primera vista un poco extraño, pues no se concibe el martirio sin caridad. Por eso muchos autores interpretan esto en sentido de hipótesis irreal, igual que en Gal 1:8-9, como diciendo: dado, y no concedido, que alguno, sin tener caridad, se hiciera quemar por la fe, este acto sumamente heroico de nada le valdría.

5.2      LAS PROPIEDADES O CARACTERÍSTICAS DEL AMOR

Después de este canto a la necesidad de la caridad, viene la segunda parte del himno, desde el versículo 4 al 7, en que se describen las propiedades o características de la caridad que constituyen su belleza moral;El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso”…. La mayoría de los términos con que designa esas propiedades son ya, de por sí, suficientemente claros, “es paciente” en trabajos y contratiempos, “es servicial”, por su utilidad, “no es envidioso” ante el bien y los triunfos del prójimo, “no hace alarde”, evitando hablar y obrar arrogantemente, “no se envanece”, evitando incluso el pensar alto de sí mismo, “no procede con bajeza” no haciendo miramiento con el prójimo, “no busca su propio interés”, es decir sin buscar el propio beneficio, “no se irrita, si las cosas no salen a su gusto, “no tiene en cuenta el mal recibido”, no toma en cuenta el mal, que es lo contrario del espíritu de venganza,no se alegra de la injusticia”, que otros cometan, aunque ello traiga alguna ventaja momentánea,  “sino que se regocija con la verdad”,  es decir participa de la alegría que siente Dios y todos los hombres buenos cuando las cosas van por el recto camino. “El amor todo lo disculpa”, tapa cuanto puede de los defectos del prójimo, “todo lo cree, todo lo espera, tiene tendencia a suponer en todos una recta intención, “todo lo soporta, en especial si fallan esas esperanzas y surgen contratiempos, todo lo soporta pacientemente. En verdad, puede muy bien decirse que el amor, la caridad resume en sí todas las demás virtudes, que no son sino modalidades diversas de una misma caridad

“El amor no pasará jamás”. El Apóstol habla luego sobre la duración por siempre de la caridad: todo pasa, “Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá”,  incluso la fe y la esperanza pasarán, pues ante la visión y posesión de Dios quedarán sin objeto; sólo el amor permanecerá eternamente, gozándose de la unión directa y estrecha con el objeto amado. “Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas”. Finalmente, San Pablo nos vuelve a recalcar la idea del principio, o sea, la superioridad del amor. Esa mención conjunta de las tres virtudes teologales, que constituyen como el eje de toda la vida cristiana mientras nos hallemos de camino por este mundo: “En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor”.

6.     EVANGELIO

En el sermón que Jesús pronunció, en la sinagoga de Nazaret, subraya la naturaleza divina de su misión, como enviado de Dios. Pero el pueblo no lo acepta, porque era nativo del lugar. Y Jesús termina su sermón, mostrando que, muy a menudo, aquellos que deberían ser los primeros beneficiarios de la salvación, son los últimos y viceversa.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas  4, 21-30

Después que Jesús predicó en la sinagoga de Nazaret, todos daban testimonio a favor de Él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: “¿No es éste el hijo de José? Pero Él les respondió: Sin duda ustedes me citarán el refrán: “Médico, sánate a ti mismo”. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm. Después agregó: Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Palabra de Señor.

6.1       HOSTILES ANTE EL ANUNCIO DE CARÁCTER UNIVERSAL DE LA MISIÓN DE JESÚS

Jesús se había puesto a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados, sin embargo de entre sus mismos coterráneos, celosas palabras de admiración escandalosa brotan de ellos, algunos decían; "¿De dónde le vienen, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? Lamentablemente, esta escena sigue siendo habitual, no concebimos posible que alguien que convive con nosotros pueda ser mejor o que tenga cualidades extraordinarias

Sabemos de la eficacia de la Palabra de Dios, en especial cuando llega al corazón sencillo y dócil, por lo demás, esa es la condición o la obligación respecto a esa palabra. Que distinta es la Palabra cuando la oímos y le abrimos el corazón, que admirable nos resulta la Palabra sino no sólo la recibimos, aparte de eso, la meditamos y la profundizamos. Así es, como la gente sencilla, estaba llena de admiración por las palabras de gracia que salían de la boca de Jesús.

Sin embargo, en este relato, los paisanos de Jesús se vuelven hostiles ante el anuncio de carácter universal de la misión del Señor Jesús, la cual no está al servicio de intereses particulares o de grupos, sino al designio de Dios de salvación universal.

6.2      ¿NO ES ÉSTE EL HIJO DEL CARPINTERO?

En este Evangelio, las palabras de Jesús, advierten la incomprensión y la no aceptación de sus palabras y sus enseñanzas. Ya había corrido mucho su fama de persona que hace milagros y actos extraordinarios, hasta se debió de hablar pensando en su mesianismo. Esto es lo que hace extrañarse a la gente de Nazaret, que le escuchaba en la sinagoga. Las gentes veían en Jesús sabiduría y prodigios. Pero ¿de dónde le venían, puesto que ellos conocían a sus padres y familiares? Acaso flotase ya en ellos no sólo la extrañeza aldeana de no concebir a uno de los suyos superior a ellos, sino que latiesen rumores de su mesianismo. Como el Mesías debería ser de origen desconocido, no podía conciliarse con el conocimiento que ellos tenían de sus padres.

¿No es éste el hijo del carpintero?, se habían preguntados sus paisanos, como queriendo decir que los son hijos de un artesano, no pueden mostrar sabiduría. Es conocido como sufre aquel que siente celos y envidia porque uno de condición más humilde es más alabado, seguramente porque piensa que la gloria que se le tributa se la están robando a él, entonces su mal corazón intenta calmar este dolor despreciando el origen de quien sobresale más que él.

Siempre habrá grandes cualidades que admirar en las personas que nos rodean, y no tiene sentido escandalizarse y entristecerse porque son mejores, ya que no podemos ser nosotros los mejores en todos los aspectos, admirar cualidades de los demás es un hermoso sentimiento, y para los envidiosos una amargura. Si nosotros vemos en esta expresión, incomprensión, es porque conocemos a Jesús; Entonces, hagamos un esfuerzo por captar lo bueno y positivo que hay en quienes nos rodean, y así, buscar que en nosotros haya capacidad de admiración por la gente a la que conocemos.

6.3      "LES ASEGURO QUE NINGÚN PROFETA ES BIEN RECIBIDO EN SU TIERRA”

Y Jesús les respondió: Sin duda ustedes me citarán el refrán: “Médico, sánate a ti mismo” Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm. La cita de haber hecho muchos milagros en Cafarnaúm pudiera llevar agregado el celo de pueblos rivales. Pero en el fondo de aquella argumentación late estrechez, por eso les responde con el proverbio, "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra”.

Además va a notificarles el porqué de esto. El profeta obra en nombre de Dios los prodigios, sin que esté, por lo mismo, sujeto a las exigencias de los hombres. Tal fue el doble caso bíblico que les cita de Elías (1 Re 17:18ss) y de Elíseo (2 Re 5:1ss). Ambos profetas fueron a realizar milagros fuera del mismo Israel: uno para remediar un hambre devastadora va a casa de una viuda en Sarepta, en la región de Sidón, y el otro, para curar de lepra a Naamán, de Siria, a pesar de que la lepra era ordinaria en Israel.

6.4      “AL OÍR ESTAS PALABRAS, TODOS LOS QUE ESTABAN EN LA SINAGOGA SE ENFURECIERON”.

Dice el Evangelio: “Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron”. Ante esto, la reacción de los oyentes fue de un hostil tumulto. Veían a Israel pospuesto a gentes no judías, por profetas. Y este rechazo del pueblo escogido, que posiblemente interpretaron como una censura a ellos, les hizo abalanzarse sobre El y sacarle del pueblo.

Podemos observar en este relato del Evangelio, que la actuación de Jesús desagradó sumamente a los oyentes que no querían oír hablar de la buena noticia de su liberación dirigida a los pobres, a los cautivos, a los ciegos y a los oprimidos, de una amnistía general de Dios, del perdón otorgado a la humanidad entera, cancelando para siempre el léxico de la venganza de las relaciones humanas, por eso al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron; aún más, se levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco de la montaña sobre la cual estaba construida la ciudad, con ánimo de despeñarlo. “Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino”.

6.5      ASÍ FUE, COMO JESÚS, DEJO A LOS SUYOS Y SE FUE A PREDICAR A OTRO LUGAR.

Y Jesús, para ellos fue un motivo de escándalo, especialmente cuando les hizo ver que un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.

Así fue, como Jesús, dejo a los suyos y se fue a predicar a otro lugar. Esto para nosotros hoy debiera entristecernos mucho, que EL no abandone por nuestra falta de fe, es así, como pongamos todo lo necesario de nuestra parte para que el Señor nunca nos deje. Para que esto no ocurra, nuestra fe debe ser honesta, sincera y con mucho amor al Señor.

Jesús, resucitado, continúa hoy caminando en medio de la humanidad, especialmente entre los pobres con la buena noticia, anunciando la liberación a los cautivos y en la curación de los ciegos, como luz del mundo, dando libertad a los oprimidos y a proclamando el año de gracia del Señor

6.6      JESÚS NOS HACE VER COMO NUESTRA CEGUERA ESPIRITUAL NO NOS DEJA VER SU OBRAS

Cuando estamos falto de fe, Jesús nos hace ver como nuestra ceguera espiritual no nos deja ver su obras salvadora, Él nos está mostrando su voluntad y no somos capaces de verla, ¿será porque está contrariando nuestros gustos?, ¿o nos está delatando nuestra soberbia? Muchas veces el hombre busca a Jesucristo para servirse de Él, especialmente de su nombre, y cuando no le es útil, lo rechaza. Jesús rompe todos los esquemas de esta vida temporal. “Jesús, paso por medio de ellos”, porque prefirió la antipatía antes que ceder en su mensaje de salvación, y reprende a todo el que anda falto de fe.

Así, con la actitud de Jesús, aprendemos y nos animamos hoy, porque encontraremos oposición en nuestro apostolado, pero no debemos desistir ni desanimarnos, al contrario, con amor y gran caridad, mantengamos la adhesión incondicional a Cristo, sin dejar de mantener la verdad del mensaje de Jesús, manteniendo integro su mensaje, dejando de lado los halagos y complacencia a los que nos escuchan, pero siendo firme con sus enseñanzas.

Pero no podemos amar al Señor, si sentimos desprecio por algún hermano, especialmente, si en el miramos su condición social, económica o racial. Hagamos un esfuerzo para no juzgar a los demás por las apariencias, y sepamos ver en otros su coherencia de vida, la rectitud de su espíritu, su calidad humana, capacidad de justicia, su sabiduría y que sea para nosotros un ejemplo su camino de santidad.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

IV DOMINGO CICLO C

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

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caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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