Reflexión desde las Lecturas del 5° Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


 

1.     “TODOS TE ANDAN BUSCANDO”

 “Todos te andan buscando”. Estas palabras de los discípulos centran la atención en la persona de Jesús. “¿Quién es éste?” (Mc 4,41). Jesús es la “luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1,9). “En Él quiso Dios que residiera toda la plenitud” (Col 1,19). Todo hombre ha sido creado para Cristo y todo hombre –aun sin saberlo– busca a Cristo; incluso el que le rechaza, en el fondo necesita a Cristo. Su búsqueda de alegría, de bien, de justicia, es búsqueda de Cristo, el único que puede colmar todos los anhelos del corazón humano. Y el cristiano debe estar cierto de ello para presentar sin temor Cristo a los hombres con obras y palabras.

Es enormemente bello en los evangelios el misterio de la oración de Jesús. El Hijo de Dios hecho hombre vive una continua y profunda intimidad con el Padre. A través de su conciencia humana Jesús se sabe intensamente amado por el Padre. Y su oración es una de las expresiones más hermosas de su conciencia filial. Se sabe recibiéndolo todo del Padre y a Él lo devuelve todo en una entrega perfecta de amor agradecido.

San Marcos nos presenta a Jesús realizando curaciones. De esta manera se expresa mejor que con palabras su poder de salvar del pecado (Mc 2,9-11). Con este evangelio la Iglesia quiere afianzar nuestra fe en este Jesús que es capaz de sanar a un mundo – el nuestro – y a unos hombres – nuestros hermanos y nosotros mismos – profundamente enfermos. Cristo puede hacerlo; la única condición para hacer el milagro es nuestra fe: “¿Crees que puedo hacerlo?” (Mt 9,28)

2.    PRIMERA LECTURA Jb 7, 1-4. 6-7

Con términos angustiados, Job describe la condición sufriente del hombre. A través de este monólogo que realiza Job, el sabio no ve más que la sombra de la condición humana universal. Tomar conciencia de la propia condición es saludable punto de partida. La vida es corta y frágil, larga noche sin verdadero amanecer. El realismo es aquí total: el sufrimiento recuerda al hombre que él ha sido hecho para la muerte, que todos los horizontes están cerrados, que todo es decepción, desesperanza, sin sentido. Pero, frente a este absurdo, la reacción de Job, manifiesta su dignidad de hombre: él se rebela y no acepta. Y la grandeza de Dios está en alcanzar al hombre en esta rebeldía.

Lectura del libro de Job.

Job habló diciendo: ¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra? ¿No son sus jornadas las de un asalariado? Como un esclavo que suspira por la sombra, como un asalariado que espera su jornal, así me han tocado en herencia meses vacíos, me han sido asignadas noches de dolor. Al acostarme, pienso: « ¿Cuándo me levantaré?». Pero la noche se hace muy larga y soy presa de la inquietud hasta la aurora. Mis días corrieron más veloces que una lanzadera: al terminarse el hilo, llegaron a su fin. Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la felicidad.

Palabra de Dios.

2.1  LA VIDA ESTÁ COMBINADA CON DOLORES Y FATIGAS

La vida está combinada con dolores y fatigas, como la del que esta enrolado en la milicia. A eso se refiere Job lo que aquí está traducido como servidumbre. “¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra?Por eso, la existencia del hombre se parece a la del soldado, que está sujeto a una terrible y despiadada disciplina y no tiene reposo. El hombre se halla sometido como a un régimen de trabajos forzados, y sus días son duros como los de un jornalero: “¿No son sus jornadas las de un asalariado?”. El soldado aguanta, lo mismo que el jornalero, esperando una retribución, y por ello sus ilusiones están siempre puestas en el día en que se le paga el salario.

Job se siente también esperanzado y ansioso de que todo termine, como el siervo, que, expuesto a los crueles rayos del sol, ansia ponerse a la sombra, o como el jornalero, que espera su salario: “Como un esclavo que suspira por la sombra, como un asalariado que espera su jornal”. Durante meses ha sido preso de la decepción y del desencanto, pues los encuentra vacíos y sin sentido para su vida; ha esperado mucho tiempo que su condición mejorara, pero en vano; y esto llena de amargura su alma. Particularmente en las noches largas de insomnio y meditación se ha visto preso del dolor y de la melancolía. El Eclesiastés dirá: “Pues todos sus días son dolor, y su oficio, penar; y ni aun de noche su corazón descansa.  (Eclesiastés 2:23)

2.2  MI VIDA ES UN SOPLO Y QUE MIS OJOS NO VERÁN MÁS LA FELICIDAD

Como enfermo, inaguantable a sí mismo, ansia que la noche pase pronto para levantarse, y, una vez que viene la aurora, se le hace interminable el día: Al acostarme, pienso: “¿Cuándo me levantaré?. Pero la noche se hace muy larga y soy presa de la inquietud hasta la aurora.. Mientras tanto, su espíritu se agita y divaga hasta la aurora. Las pinceladas descriptivas son maestras y reflejan bien la psicología del que sufre sin esperanza de sanar.

A estas inquietudes de índole psíquica se unen sus terribles dolores físicos: una enfermedad ulcerosa consume su cuerpo, siendo pasto de los gusanos. La vida del hombre es como el tejido que se va formando en manos de la tejedora, pero sus días corren más aprisa que la misma lanzadera (v.6). Ezequías, en su lecho de muerte, declara gimiendo: “Mi morada es arrancada, se me arrebata como tienda de pastor. Enrollo como tejedor mi vida, del hilo del tejido me cortaste. De la noche a la mañana acabas conmigo;  (Isaías 38:12).

El pensamiento de Job parece ser que los días del hombre, que constituyen el hilo del futuro tejido; “Mis días corrieron más veloces que una lanzadera: al terminarse el hilo, llegaron a su fin”,  van más aprisa que la lanzadera, y así, los días no llegan a tiempo para hacer el tejido normal. Su vida, pues, ha quedado tronchada y sin rematar. Después el paciente se dirige a Dios, recordándole que la vida depende de un soplo, y, por tanto, su felicidad es totalmente pasajera: Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la felicidad.Job piensa que la felicidad no volverá a presentarse a sus ojos, ya que la vida en ultratumba no merece el nombre de verdadera vida, pues no hay retribución ni satisfacciones dignas del hombre. En el libro de Job no encontramos todavía la esperanza de una vida dichosa en el más allá, como la hallamos en el libro de la Sabiduría. En su perspectiva, Job piensa sólo en la felicidad relativa que se puede conseguir en esta vida, y para él todo ha terminado. Esto es, la muerte es el fin de su existencia: nadie volverá a verle. La vida del hombre es pasajera como una nube que se va para no volver. Hasta aquí, Job piensa que al marcharse el hombre de esta vida, su recuerdo en su propia casa se desvanece, de forma que ni el mismo lugar en que se desarrolló su existencia le reconocerá.

3.    SALMO Sal 146, 1-6

Frente a esta realidad el salmo canta alabanzas a Dios que venda nuestras heridas. Participamos de esta oración, aclamando:

R: Alaben al Señor, que sana a los afligidos.

¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios, qué agradable y merecida es su alabanza! El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel. R.

Sana a los que están afligidos y les venda las heridas. Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre. R.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida. El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo. R.

3.1  NUESTRO SEÑOR ES GRANDE Y PODEROSO

La bondad de Dios se ha manifestado en primer lugar en la restauración de las murallas de la ciudad santa y en la repatriación de sus habitantes: “El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel. Con ello se ha mostrado como solícito médico, curando las heridas de su pueblo, castigado duramente en el exilio: “Sana a los que están afligidos y les venda las heridas.”

Pero este Dios de Israel es también el Soberano del universo, que, como tal, tiene contadas las estrellas, que para el ser humano resultan innumerables: “Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre.”  Con ello muestra su omnipotencia y omnisciencia, pues las conoce por separado, poniéndoles su propio nombre, para organizarías en compacto ejército, según expresión del profeta: “Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto? El que hace salir por orden al ejército celeste, y a cada estrella por su nombre llama.”  (Isaías 40:26) En ello muestra su grandeza y sabiduría soberana. Pero, a pesar de su grandeza, vela solícito sobre los afligidos, confundiendo a los soberbios y protervos impíos. “Nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida. El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo.

4.    SEGUNDA LECTURA 1Cor 9, 16-19. 22-23

San Pablo experimenta como una urgente necesidad la misión de predicar, tarea que ejerce como un servicio a los demás.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Predicar gratuitamente el Evangelio, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.

En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.

Palabra de Dios.

4.1  “¡AY DE MÍ SI NO PREDICARA EL EVANGELIO!”.

Para Pablo, el anuncio del evangelio no puede ser nunca profesión retribuida: “Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión”,  sino una aventura que se asume a consecuencia de la irrupción de Dios en la conciencia del evangelizador. A los problemas suscitados por los corintios responde de modo flexible y matizado, mostrándose favorable a los unos y a los otros. Pablo ha recibido la urgente misión de anunciar el Evangelio. Y en nombre de este apremio se ha hecho servidor de todos: de los débiles como de los fuertes, de los paganos como de los judíos. No se trata de la bondad fácil ni de una sutil diplomacia para congraciarse con todos o atraer los votos de todo el mundo. Pablo tiene la honda convicción de que el evangelio no absolutiza ninguna cultura, filosofía o ética, sino que valoriza el empeño libre de cada uno en servicio del amor.

Sabemos que san Pablo se ganaba el sustento con el trabajo de sus manos y que sólo en muy raras ocasiones aceptó la ayuda material de sus fieles. El Apóstol, prefiere morir antes que nadie le prive de esta gloria de predicar gratuitamente, sin hacer valer sus derechos por la evangelización: “Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. Son admirables, por su energía y sentido de entrega al Señor, las frases con que se expresa San Pablo. Su gloria personal no la pone en el hecho de predicar, pues dice que con ello no hace sino cumplir un deber, sino en renunciar a algo a lo que podría no renunciar, desempeñando con absoluto desinterés su oficio de predicador del Evangelio; “¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!. En la lista de renuncias, ampliando más el campo, enumera la de hacerse siervo de todos, adaptándose a todos, a fin de allanar el camino al Evangelio y conseguir el mayor número posible de adeptos: “En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Es así como espera también él, juntamente con aquellos por quienes trabaja, participar de los bienes futuros prometidos en el Evangelio: Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.

5.    EVANGELIO

Jesús cura enfermos y endemoniados anunciando la salvación y la llegada del Reino. En Cafarnaúm, donde el Maestro acaba de iniciar su ministerio, el éxito parece conquistado, pero él no es ingenuo: su mismo éxito puede esconder numerosas ambigüedades. Y así lo vemos en la oración, tomar la decisión de abandonar la ciudad para ir a recorrer los pueblos vecinos. El joven maestro no esperará a que los hombres vengan a él; él mismo irá a su encuentro, asociando a los discípulos a su iniciativa.

Por eso, el verdadero milagro que acontece en la asamblea eucarística es la liberación del mal y del pecado. La fe y la confianza en el Señor es lo que salva.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Mc 1, 29-39

Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a éstos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: --Todos te andan buscando--. Él les respondió: --Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido --. Y fue por toda la Galilea, predicando en las sinagogas de ellos y expulsando demonios.

Palabra del Señor.

  5.1   ÉL SE ACERCÓ, LA TOMÓ DE LA MANO Y LA HIZO LEVANTAR  

El evangelio de San Marcos, nos muestra la misión de Jesús en Galilea, los que están encuadrados en tres escenarios opuestos: primero de esta en la sinagoga, (Mc 21), luego está el interior de una casa, el hogar de la suegra de Pedro y finalmente está el desierto, el lugar de la soledad, de la ausencia, pero de diálogo con el Padre.

En la primera parte de este fragmento, se tiene un breve relato en la casa de Pedro, allí encontró que la suegra de este tenía mucha fiebre, entonces le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y ésta desapareció, ella en seguida, se levantó y se puso a servirlos. Un aspecto sobresaliente en el relato de la curación de la suegra de Pedro, es esta frase: “Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos”. La suegra de Pedro nos hace una bella enseñanza, que es la actitud de los seguidores de Cristo, al ponerse inmediatamente al servicio del Señor Jesús. 

Para Marcos, la enfermedad y la muerte manifiestan el imperio del demonio, y toda curación es una victoria mesiánica contra las fuerzas del mal, un anticipo de la fuerza de la resurrección, “la hizo levantar”. Por último, el evangelista muestra a la mujer, que, liberada de la fiebre, se levanta para servir a Jesús y a los discípulos. El mensaje que de ahí resulta es claro: si Jesús libera, cura, resucita, es para hacer al hombre capaz de servir, y de hacerlo de una manera duradera.

  5.2   “LE LLEVARON A TODOS LOS ENFERMOS Y ENDEMONIADOS”

Luego, llegado el atardecer, “puesto ya el sol”, en la puerta de la casa de Pedro, llegaron muchos enfermos y endemoniados.  Como esta actividad se realiza en sábado, se enfatiza que fue al atardecer y puesto ya el sol, para indicar que el reposo sabático había concluido, por tanto era lícito trasladar los enfermos.

La grandeza de Jesús es hermosísima, impactante, la ciudad entera se reunió delante de la puerta. La multitud reunida, esta conmovida.  Los enfermos son traídos en dos grupos: “le llevaron a todos los enfermos y endemoniados” Y la curación se da destacando específicamente que fueron “muchos” de estos dos grupos La insistencia, especialmente destacada, sobre los “endemoniados,” a los “que (demonios) no les permitía hablar, porque le conocían” como Mesías, queriendo hacernos ver el poder de Cristo sobre los “espíritus impuros,” como prueba de su poder y realidad mesiánica y  evitar conmociones improcedentes en el pueblo. 

La obligación de guardar silencio; “pero a éstos no los dejaba hablar”, tiene un doble motivo: evitar los fáciles entusiasmos y los malentendidos que se originan cuando los testigos no están guiados por una fe verdadera, y ayudar a comprender que el misterio del poder del Hijo de Dios se esconde en la debilidad de la cruz, máximo secreto mesiánico, pero también cima de la revelación.

  5.3   “JESÚS SANÓ A MUCHOS ENFERMOS, QUE SUFRÍAN DE DIVERSOS MALES, Y EXPULSÓ A MUCHOS DEMONIOS”    

Jesús se ha dedicado a curar a los enfermos y a las personas que están dominadas por un espíritu maligno, y lo hace en forma individual, es así, como al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. El no hacer curaciones masivas, sino que personalmente, es una actitud de mucho respeto hacia la personalidad de cada enfermo. Y los que estaban dominados por un espíritu maligno, poseídos por los demonios, también quedaban curados. Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías y Jesús no quiere que a Él se le dé un carácter distinto al que vino, porque Él ha venido para servir y no para dominar; por eso quien se encuentra con él, como la suegra de Simón, se libera para el servicio. 

Es así, como por muchos relatos evangélicos, sabemos que las gentes ansiaban estar con Jesús, buscaban su ayuda, y grandes multitudes de le acercaban, le llevaban cojos, ciegos, mancos, mudos, y otros muchos enfermos, y los ponían a los pies de Jesús y El los sanaba y curaba. De modo que la gente estaba asombrada viendo a los mudos hablar, a los mancos hechos completos, los cojos andar, y a los ciegos ver. Y reconocieron y adoraban y glorificaban y dieron gracias al Dios de Israel. (Mt 15:30-31)

Porque Jesús es el refugio de todas las necesidades y de las enfermedades su medicina, Jesús es la calma para los angustiados, los que lo siguen, saben que en El encontraran alivio, no solo a las cosas de salud, además a las del alma, por eso cuando gozamos de buena salud, también acudimos a Él, y para cualquier caso, acudamos a Él, como lo hacían los enfermos que rodeaban a Jesús, con sencillez y con gran confianza.  Nos enseña también este relato, que Jesús ha venido a salvar a todos los hombres, así cura a los enfermos de todas las dolencias, sin exceptuar a los mismos poseídos por el demonio.  Qué bueno es saber, que para cualquier dolencia que nos aqueje, para las angustias que nos oprimen, o para los males del espíritu, tenemos a quien acudir, “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré”  (Mt 11,28).

  5.4    FUE A ORAR A UN LUGAR DESIERTO CERCANO A CAFARNAÚM 

A la mañana siguiente al sábado, fue a orar a un lugar desierto cercano a Cafarnaúm. No sabemos los contenidos de esta oración. En todo caso, está claro que la oración es un punto muy importante para Jesús, él lo hacía con frecuencia, a veces pasaba noches enteras en la oración. Los discípulos, viéndole una vez orando, calmado y feliz, tranquilo y manso, sintieron el impulso de orar. Pero se preguntaron ¿cómo hacerlo?, entonces se acercaron a él y le rogaron: "Maestro, enséñanos a orar". Los discípulos es ese instante lo hacen por un extraordinario deseo y las ansias más profundas del corazón.

No hay nada mejor y nada más importante que poder mantener a través de la oración un diálogo con Dios, nuestro Creador, nuestro Padre. Y lo más relevante, es que podemos hablar con Dios y tenemos derecho de hablar con Dios. Pero además, tenemos necesidad. En efecto somos necesitados, indigentes, pobres criaturas, sujetas grandes penurias y carencias, y sometidas a todas las pasiones humanas, y víctimas de tantas calamidades, enfermedades, pobrezas y muerte. Somos además criaturas atadas con Dios como por el cordón umbilical, que no podemos, aunque queramos, cortar.

Precisamente gracias a la oración, Jesús consigue adherirse a la difícil voluntad de Dios, liberándose de la tentación por la búsqueda entusiasta de las muchedumbres y de los propios discípulos. Por eso puede responder Jesús a Simón: “Vayamos a otra parte”.

   5.5  “VAYAMOS A OTRA PARTE, A PREDICAR  

Jesús les dijo a sus apóstoles; “Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido”

Nos muestra Jesús, que él no usa el modelo rabínico, que quería que el maestro estuviera ligado a una sede fija como la sinagoga para convertirse en un predicador, Jesús sale y va a hacia donde esta le gente, parecido al modelo de los antiguos profetas.

Ante tanto trabajo de Evangelización, ¿Cuántos hay dispuesto a asumir de alguna forma esta tarea? El Señor nos dice: “La mies es mucha, pero los obreros pocos” (Lc 10). Al igual que a un campo donde hay mucho que cosechar, así está el mundo, pero los obreros no son tantos como los que se necesitan, entonces hay que organizar el trabajo apostólico del modo más eficaz y hay que rezar para que haya muchos trabajadores, porque es cierto que la tarea excede a la capacidad de los que dedican a esto, como así mismo no todos los que se dedican tienen el mismo talento para el trabajo que se requiere, pero debemos estar dispuesto a llevarlo a cabo con la fuerza que Dios nos da con su Gracia. Nuestro Padre Dios oye a los que oran y da ayuda a sus hijos que, que con sencillez y confiados, le suplican.

Pero para llevar adelante esta tarea, y para que no quepa la más mínima duda de que necesitamos la fuerza que Dios nos da, insiste Jesucristo en su advertencia, haciéndonos ver que no lo tendremos fácil. La imagen es muy gráfica: ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. (Lc 10). Esta es una experiencia, no ausente de sacrificios y muy necesitada de la oración.

  5.6   TODOS TE ANDAN BUSCANDO

Las curaciones del día anterior hacen que los apóstoles y toda la gente le buscaban. Cuando lo encontraron, los apóstoles le dijeron a Jesús, “todos te andan buscando”, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.

El que los apóstoles le digan a Jesús, “Todos te andan buscando”, nos expresa la necesidad de Jesús que tenían las gentes, y es la misma que tenemos hoy de nuestro Señor, necesidad de su mirada, su cercanía y su Palabra, y especialmente en este tiempo de oír su Voz. La mirada de Jesús nos conmueve, nos convierte, nos cambia, no hace arrepentirnos, su suave susurro que nos llega al ponernos en su presencia, nos encanta y nos da paz. ¿Entonces como no buscarlo? Busquemos también a Jesús, en cada instante de nuestra vida, para servirlo y conocerlo más, al encontrarlo, tendremos paz, alegría en el corazón y su gracia por siempre. 

El Señor nos Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

V Domingo del  Tiempo Ordinario Ciclo B

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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