“SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS! TODA LA TIERRA ESTÁ LLENA DE SU GLORIA”….“AQUÍ ESTOY: ENVÍAME!”…… “ TE CANTARÉ, SEÑOR, EN PRESENCIA DE LOS ÁNGELES” …..“LES RECUERDO LA BUENA NOTICIA QUE YO LES HE PREDICADO”…... POR ELLA SON SALVADOS”….. “POR LA GRACIA DE DIOS SOY LO QUE SOY. LA GRACIA DE DIOS QUE ESTÁ CONMIGO”……“NAVEGA MAR ADENTRO, Y ECHEN LAS REDES”…”NO TEMAS, DE AHORA EN ADELANTE SERÁS PESCADOR DE HOMBRES”…“Y, ABANDONÁNDOLO TODO, LO SIGUIERON”...

Reflexión desde las Lecturas del V Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds


 

1.      “NO TEMAS, DE AHORA EN ADELANTE SERÁS PESCADOR DE HOMBRES”. .

La grandeza de Pedro en este pasaje evangélico consiste en no fiarse de sí mismo, de su propio juicio, de su «experiencia». Humanamente hablando, como pescador experimentado, tenía razones de sobra para oponerse a la orden de Jesús: “Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada”, sin embargo, deja sus conocimientos y su experiencia a un lado para apoyarse en la palabra de Jesús, “pero si Tú lo dices, echaré las redes”. Muchas dificultades en nuestra vida de fe provienen de aquí: nos aferramos a nuestras «experiencias», muchas veces mal hechas, en lugar de fiarnos pura y simplemente de la palabra de Cristo.

Es precisamente este salto de fe el que capacita a Pedro para colaborar eficazmente con Cristo. Primero ha tenido que pasar por la experiencia de un fracaso: a pesar de muchos esfuerzos,  no han sacado nada”. Y desde esa experiencia de su pobreza puede abrirse a recibir una gran redada, una pesca abundante, pero como don, como gracia. Sólo así Jesús puede decirle: “No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres”. .

Y es que para colaborar con Cristo en su misión y en su tarea no bastan las cualidades humanas. Para ser instrumento de Cristo y de su obra hace falta «perder pie» y caminar en la fe, apoyado en la humildad. Es también está la experiencia de Pedro –“Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador”–, que va unida al asombro por la grandeza de Cristo y por su capacidad de realizar acciones que sobrepasan infinitamente las posibilidades humanas. 

2.     PRIMERA LECTURA

Los israelitas, desde los tiempos del desierto, guardaban la creencia en espíritus buenos y malos. Algunos de ellos se mostraban en forma de serpientes ardientes. Aquí el Señor se manifiesta rodeado de serafines con rostro humano. Isaías recibe su misión: Será el portavoz del Señor. Sin embargo, el pueblo en vez de creer, se endurecerá.

Lectura del libro de Isaías: Is 6, 1-8

El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. Unos serafines estaban de pie por encima de Él. Cada uno tenía seis alas. Y uno gritaba hacia el otro: «Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria». Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. Yo dije: «Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!» Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar. Ella hizo tocar mi boca, y dijo: «Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido expiado». Yo oí la voz del Señor que decía: « ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?» Yo respondí: «Aquí estoy: envíame!»

Palabra de Dios.

2.1      SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS

En este capítulo, según común opinión, se narra la visión inaugural en la que Isaías fue solemnemente investido como profeta de Yahvé, al estilo de las vocaciones de Jeremías y Ezequiel El Señor se aparece al profeta en su trono deslumbrante de gloria, “yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso”, rodeado de su escolta de honor, los ángeles; tan memorable teofanía tuvo lugar “el año de la muerte del rey Ozía”, es decir, hacia el 740 AC.  Como un rey oriental, el Señor viene envuelto en un manto con gran vuelo, “y las orlas de su manto llenaban el Templo”,  signo de majestad, con el que llena la superficie del templo de Jerusalén en un momento en que quizá estaba Isaías en oración.  El templo era símbolo de la presencia real del Señor en su pueblo, como antes lo había sido el tabernáculo del desierto. En su escolta de honor figuraban unos seres misteriosos, que el profeta llamaunos serafines estaban de pie por encima de Él”, de forma humana, considerados como seres celestiales. En la Biblia no vuelven a mencionarse estos seres angélicos con dicho nombre de serafines. En la aparición están volando, como formando un cortejo de honor al trono del Señor, “cada uno tenía seis alas”. Y uno gritaba hacia el otro: “Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria”.  

Dios es el Santo, el puro, el incontaminado por excelencia, trascendente sobre toda común criatura, y este carácter de deslumbrante pureza es lo que hace temblar a Isaías, lleno de imperfecciones, y que habita además en un pueblo sumamente materialista e imperfecto.

2.2      “TODA LA TIERRA ESTÁ LLENA DE SU GLORIA”,  

“Toda la tierra está llena de su gloria”,   es decir, toda la tierra se halla penetrada del sello de la santidad de Dios, ya que la gloria no es sino la manifestación de la misma santidad íntima de Dios, que en la literatura del A.T. es lo característico de la divinidad.

Ante este grito de alabanza temblaron las puertas en sus quicios; “Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo”,  el humo de la gloria de Dios. Dios se había manifestado a los padres en el desierto durante el día en forma de nube, y en la noche en forma de fuego para guiarlos. Aquí más bien se destaca la trascendencia de Dios, quien para no dejarse ver totalmente se rodea de una nebulosa humeante, precisamente para que el profeta recobre confianza y no desmaye ante la presencia del Señor. Cuando la dedicación del templo, también la “gloria de Dios” se manifestó en forma de una nube de humo que llenó todo el recinto.

“Yo dije: «Ay de mí, estoy perdido!” El profeta quedó aterrado ante la majestad de Dios, y su primera reflexión fue que estaba condenado a muerte, porque su ojos “han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!” Era corriente entre los israelitas creer que nadie podía ver a Dios sin morir al instante. Esta creencia general impresionó particularmente al profeta, porque se reconocía “soy un hombre de labios impuros”, es decir, impuro, pecador, y por otra parte se hallaba particularmente solidarizado con un pueblo;  y habito en medio de un pueblo de labios impuros”, Isaías hubiera querido alternar con los serafines en la proclamación de la santidad de Dios, pero sus labios se hallaban contaminados con mil impurezas, como su pueblo.

Ante esta confesión de su propia impureza, “uno de los serafines voló hacia él, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar. Ella hizo tocar su boca”, y le purificó los labios, limpiándole simbólicamente de todo lo profano que pudiera separarle de la santidad de Dios. esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido expiado”.  El fuego era símbolo de purificación y de santidad, por aquello de que purifica los metales preciosos en el crisol, separando las escorias.

2.3      YO RESPONDÍ: “AQUÍ ESTOY: ENVÍAME!”

Isaías, purificado, era apto para la misión que Dios le iba a confiar, sirviendo de transmisor del mensaje del Señor a su pueblo.

Y, sobre todo, lo simbólico de esta acción está en función de la misión de predicar el mensaje de Dios a su pueblo, que se indicará a continuación: Yo oí la voz del Señor que decía”. El profeta hasta entonces no había oído la voz de Dios, aunque había sentido sensiblemente su presencia. Una vez que sus labios han sido purificados, se ha hecho digno de entablar diálogo con la misma divinidad, lo que antes no era concebible. Dios aparece en toda su majestad rodeado de su corte celestial con los serafines y ángeles como guardia de corps, y entabla un diálogo en alta voz con ellos: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?” No es una locución majestuosa, sino coloquial y confidencial, como un rey que trata los asuntos de su reino en un consejo de ministros. Hay una necesidad urgente de predicar un mensaje divino al pueblo escogido, pero es necesario encontrar antes la persona apta que vaya como embajador extraordinario a ganar para Dios a aquel pueblo descarriado.

Por eso el profeta, atónito ante este espectáculo y movido de su profundo espíritu religioso, que le impulsaba a misiones espiritualistas, se ofrece al punto al Señor: “Aquí estoy: envíame!”  En realidad no sabía qué misión concreta se le iba a confiar, aunque intuía que se trataba de una acción de apostolado entre su pueblo. No obstante, la respuesta está llena de la generosidad y del incondicional abandono en las manos de Dios que caracteriza al gran profeta, el cual nunca protestará de la pesada carga de su misión

3.     SALMO Sal 137, 1-5.7-8

El Salmo 137, que hace eco al texto de la vocación de Isaías, nos convida a celebrar, nosotros también, la trascendencia y la cercanía del Dios vivo.

R. Te cantaré, Señor, en presencia de los ángeles.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca. Te cantaré en presencia de los ángeles y me postraré ante tu santo Templo. R.

Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.

Que los reyes de la tierra te bendigan al oír las palabras de tu boca, y canten los designios del Señor, porque la gloria del Señor es grande. R.

Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, no abandones la obra de tus manos! R.

3.1      SALMO DE ACCIÓN DE GRACIAS, “TE DOY GRACIAS, SEÑOR, DE TODO CORAZÓN”

Este salmo de acción de gracias, es atribuido por la tradición judía al rey David, aunque probablemente fue compuesto en una época posterior, comienza con un canto personal del orante. Alza su voz en el marco de la asamblea del templo o, por lo menos, teniendo como referencia el santuario de Sión, sede de la presencia del Señor y de su encuentro con el pueblo de los fieles.

El salmista parece hacerse eco de los sentimientos de gratitud del pueblo al ser liberado de la opresión babilónica. “Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles”. Así, alaba al Señor por el cumplimiento de sus antiguas promesas, lo que servirá para que todos los reyes de la tierra reconozcan su señorío y poder: “canten los designios del Señor, porque la gloria del Señor es grande”.

El poeta quiere declarar las alabanzas de su Dios ante los supuestos dioses de las otras naciones. Esto no quiere decir que reconozca las divinidades de los pueblos gentílicos, sino que se dispone a cantar las alabanzas del Señor en medio de un ambiente idolátrico, declarando su superioridad sobre todo lo que es objeto de adoración por parte de los gentiles. La liberación del pueblo israelita es una prueba del poder de su nombre. Por ella reconocerán su soberanía todos los reyes de la tierra; al ver el cumplimiento de las antiguas promesas, le reconocerán como “Dios único y salvador.” Por tu templo en Jerusalén, te ofrecerán dones los reyes (Sal 68,30) o como se canta en; “Porque aman tus siervos sus piedras y se compadecen de sus ruinas. Entonces temerán las gentes el nombre del Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria”, (Sal 102 (101), 15-16).

En efecto, el salmista afirma que: Te cantaré en presencia de los ángeles y me postraré ante tu santo Templo” en él canta ante Dios, que está en los cielos con su corte de ángeles: te cantaré en presencia de los ángeles”, pero que también está a la escucha en el espacio terreno del templo. El orante tiene la certeza de que el “nombre” del Señor, es decir, su realidad personal viva y operante, y sus virtudes de fidelidad y misericordia, signos de la alianza con su pueblo, son el fundamento de toda confianza y de toda esperanza; “Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad”. 

Es así como la mirada se dirige por un instante al pasado, al día del sufrimiento: la voz divina había respondido entonces al clamor del fiel angustiado. Dios había infundido valor al alma turbada: Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma.”. Es como si se produjera la penetración de un viento impetuoso que barre las dudas y los temores, infunde una energía vital nueva y aumenta la fortaleza y la confianza.

3.2      “EL SEÑOR ESTÁ EN LAS ALTURAS, PERO SE FIJA EN EL HUMILDE”

En efecto, por superior y encumbrado que esté el Señor en los cielos de los cielos, no se desentiende de los humildes, El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde”, a los que dispensa su protección, mientras que al altivo le conoce (le tiene ante sus ojos escrutadores), “y reconoce al orgulloso desde lejos”, pero de lejos, pues no le dispensa su protección. La distancia no impide que esté al tanto de sus inicuas acciones; pero su mirada, lejos de ser protectora, es justiciera y disciplinaria. El salmista tiene experiencia personal de la protección divina, que le salva de la angustia y, al mismo tiempo, castiga inexorablemente a sus enemigos.

Seguro del auxilio divino, pide al Señor que continúe favoreciéndole, cumpliendo así sus promesas. Israel es la obra de sus manos, “Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!” y, en consecuencia, no debe dejarla incompleta, sino protegerla hasta que alcance la plenitud prevista en sus augustos designios.

Por qué Tu amor es eterno, Señor”, Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles, porque siempre nos escuchas y te fijas en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Así como me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma, así me postraré ante tu santo Templo y daré gracias a Señor.

4.     SEGUNDA LECTURA

San Pablo recuerda a sus discípulos el conocimiento único que hace feliz a la humanidad: Cristo resucitado, es el corazón del mensaje cristiano. No se trata de un cuento o de una novela, sino de un acontecimiento plasmado en la historia de la humanidad. Algunos piensan que todo termina con la muerte, por eso hay que con formarse con el momento presente. Sin la resurrección futura, la vida no tendría sentido.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto: 1 Cor 15, 1-11

Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles. Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano. Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí:

Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Cefas y después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto. Además, se apareció a Santiago y a todos los Apóstoles. Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto. Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes han creído.

Palabra de Dios.

4.1      HERMANOS, LES RECUERDO LA BUENA NOTICIA QUE YO LES HE PREDICADO.

Hemos llegado al último de los grandes temas que San Pablo toca en esta su carta a los Corintios: la resurrección de los muertos. Ya no se trata de una cuestión disciplinar, como en la mayoría de los temas anteriores, sino de algo doctrinal y de suma importancia. A esa mentalidad, reflejo del espíritu griego, que algunos fieles mantenían respecto de la resurrección de los muertos y de qué hablamos en la introducción, Pablo va a responder con amplitud, exponiéndoles el dogma cristiano.

Comienza el Apóstol, en los versículos 1-11, recordando a los corintios el hecho cierto de la resurrección de Cristo, hecho, dice, del que no les habla ahora por primera vez, sino que ya antes sirvió de base a su predicación entre ellos: “Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado”, y con cuya aceptación han entrado en el camino de la salud; “que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles”.  También él, a su vez, “ha recibido” eso  (versículo 16) les “transmitió” es a saber, que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura”, y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, apareciéndose luego “a Cefas y después a los Doce”  y “Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto; Además, se apareció a Santiago y a todos los Apóstoles”  y, finalmente, “se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto”. Hermosa síntesis de lo que constituía la sustancia de la predicación de Pablo, y que además, afirma ser la misma que la de los demás apóstoles: “Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol”

Meditado más en detalle esta importante historia, hay, primeramente, una como introducción  antes de presentar esa especie de “credo” cristiano en los versículos siguientes, resumiendo la catequesis apostólica. Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles. Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano. Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí.”

En esa introducción, con el inciso final de lo contrario, habrán creído en vano”,  Pablo da un serio aviso a los corintios de que puede haber una desviación de la verdadera fe, y así no llegar a la “salvación” que el evangelio promete; ese su “evangelio” ; “les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado”, al que se refiere también en muchas otras ocasiones , y del que ahora nos dice expresamente que coincide con el predicado por los otros Apóstoles; En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo”.

4.2      CRISTO MURIÓ POR NUESTROS PECADOS, CONFORME A LA ESCRITURA.

El mismo Pablo nos ofrece base sólida para ello al decir que “transmite” lo que “ha recibido”; “y esto es lo que ustedes han creído”, sin embargo, será muy difícil saber si Pablo recoge simplemente fórmulas de fe más antiguas o las adorna, y hasta qué punto, con matices propios suyos. Especialmente se hace cuestión de las expresiones: “Cristo murió por nuestros pecados”, “conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día” según las Escrituras., al tercer día,” que suponen una reflexión teológica sobre la muerte de Cristo, que no parece propia de los primeros días.

En cuanto a la expresión conforme a la Escritura”,  fórmula que ha pasado al Símbolo de nuestra fe, se trata con ella de encuadrar la obra de Cristo dentro del plan salvífico de Dios, dando a entender que esos hechos de la muerte y resurrección de Cristo estaban ya de alguna manera predichos por Dios en el Antiguo Testamento. En nuestro caso “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura”,  no está claro si dicha expresión conforme a la Escritura”,  afecta solamente a la muerte y resurrección de Cristo en general o también a los incisos que la preceden inmediatamente: “por nuestros pecados”,  “al tercer día.” Parece que esta expresión “al tercer día,” repetida constantemente en la iglesia primitiva  tenía por objeto remontarse temporalmente el hecho de la Resurrección, como dando a entender que el hecho es tan real, que hasta se puede señalar la fecha; es decir, que la expresión arranca del hecho histórico, y no de razones teológicas..

4.3      SAN PABLO FUE UN TRABAJADOR INCANSABLE POR CRISTO.

Por lo que toca a las apariciones;Se apareció a Cefas y después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos hermanos”, San Pablo no intenta dar una lista completa, como tampoco lo intentaron los evangelistas; de ahí que a veces sea difícil encontrar la correspondencia, si es que la hay. Es nuevo lo de la aparición a Santiago, el primo del Señor (cf. Gal 1:19), de que no hay mención en los Evangelios; en cambio, las apariciones a “Cefas y después a los Doce”  parece que son las mismas que se narran también en los Evangelios (cf. Lc 24:34; Jn 20:19). En cuanto a las apariciones a más de “quinientos hermanos” y a “todos los apóstoles”,  es muy dudoso si se trata de las narradas en los evangelios o son apariciones nuevas. Lo que sí parece cierto es que ese término “apóstoles,” tomado a veces por San Pablo en sentido más amplio, aquí en este contexto está restringido a los Doce, a los que él se equipara. Es probable que San Pablo haya elegido aquellas apariciones hechas a personas todavía en vida, conocidas de los corintios, y que podían, por tanto, ser interrogadas. A esas apariciones añade la aparición hecha directamente a él que se considera como un “aborto,” es decir, como arrancado por fuerza del seno de la sinagoga y destinado al apostolado. Mientras que los demás apóstoles habían sido llamados normalmente a su oficio de testigos de la resurrección de Jesús, él, en cambio, lo había sido de modo violento y anormal, indigno de ser llamado apóstol, pues “ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios”; con todo, termina confesando gozoso: con su gracia he extendido el Evangelio y ganado a la fe más convertidos “que todos ellos”; Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos”.

Con todo, lo que nos queda claro es que San Pablo fue un trabajador incansable, no hay ninguno que le iguale en tratar de explicar las enseñanzas de Cristo, es así como en el Nuevo Testamento aparecen 14 Epístolas escritas por él. Son de tal importancia los contenidos de las cartas de san Pablo, que hay quien dice que son “El Segundo Evangelio”.

Leer a san Pablo siempre resulta muy atractivo, es así como los han hechos incluso muchas personas que nos son del todo creyentes, siempre aparece algún escritor o filosofo que lo cita entre sus textos.

5.     EVANGELIO

En el bien conocido relato de la pesca milagrosa, Jesús dirige su primer llamado a Pedro y a los demás. Hasta el momento, ellos habían sido discípulos lejanos del Maestro. Pero desde ahora, después de haber descubierto el poder de su Palabra, están preparados para seguirlo más de cerca. Por eso, dejaron todo y lo siguieron.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. Lc 5, 1-11

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y Él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes». Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré las redes». Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador. El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.

5.1      SE AMONTONABA ALREDEDOR DE EL PARA ESCUCHAR SU PALABRA

Estando Jesús de pie a la orilla del lago de Genesaret, la multitud se amontonaba alrededor de El para escuchar su Palabra, mensaje de verdad, de vida y esperanza, es por ese motivo que las gentes se apresuraba a oírla. Podemos suponer que las gentes buscaban la posibilidad de conseguir algo, de ver u oír algo nuevo, pero no solo eso es lo que ha levantado expectativas en el pueblo que se agrupa a su alrededor, la Palabra de Jesús seduce, cautiva, encanta, hay entonces gran interés para escuchar su mensaje.

En efecto la gente estaba ansiosa de oír la Palabra de Dios, ellos tenían hambre, sed de justicia y hambre de la Palabra. En este párrafo del Evangelio, se dice lo que se hace, pero no se dice cuál es la enseñanza especifica de Jesús a las gentes que se agrupaban junto a Él. Pero fijémonos en esta expresión: algunas versiones de este Evangelio, dicen que la gente se agolpaba, otras que se amontonaban, ambas son sinónimos de aglomerar o acumular, su Palabra entonces era absolutamente atractiva. Así es, como la gente rodea de tal forma a Jesús, que no le deja moverse libremente. “Entonces desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago”; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón (Pedro), y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.

5.2      "NAVEGA MAR ADENTRO, Y ECHEN LAS REDES"

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Con estos hechos aprendemos cómo Pedro llega a ser el discípulo que es de Jesús, como ha sido elegido, como Jesús le confía el ministerio y como lo llama para que lo siga. En efecto, Jesús le está encargando a Pedro su misión de discípulo, y es un cometido de tipo universal, no solo debe pescar gente de su misma nacionalidad, en este caso pescar “israelitas”, sino “personas” de todos los orígenes y razas, lo que constituirá el nuevo pueblo de Dios, que estará integrado por judíos y paganos, y así sucederá con el tiempo, como ocurrió en esta pesca, abundante.

Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". En efecto Jesús es el líder, él tiene el primer puesto, El dirige, Él tiene influencia sobre todos, Él sirve y entrega. Cuando las cosas se hacen sin la dirección de Jesús son distintas, como lo que le sucedió a Pedro y a su grupo, que se había pasado toda la noche trabajando mucho y afanosamente, pero sin embargo no habían pescado nada, pero cuando las cosas se hacen como señala Jesús, todo cambia. Importante lo que hace Pedro, inmediatamente acoge la petición del Señor, y puestos a la obra, “así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse”.

Siguiendo la orden de Jesús, el resultado es una pesca abundante a pesar de no ser la hora apropiada; tan abundante que tuvieron que hacer señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y “llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían”.

5.3      ADENTRO DE NOSOTROS, EN NUESTRAS PROFUNDIDADES, EN NUESTRA INTIMIDAD

Seguro que cuando Pedro hecho las redes al mar, a pesar de que durante la noche no había pescado, lo hizo con fe en su Maestro, así aprendemos que siempre debemos echar las redes en nombre de Jesús, siempre confiados en su palabra.

El navegar mar adentro, también es adentro de nosotros, en nuestras profundidades, en nuestra intimidad, en nuestro corazón, morada del Señor, fuera de todo bullicio, para oír solo a Dios. En el silencio para oírlo plenamente. Porque cuando el corazón esta despojado de todo, está mejor preparado para darle cabida a Dios. En la abstracción o separación de toda la realidad que nos rodea menos lo que es de Dios, el alma queda en sus mejores condiciones, y solo así es cuando podemos oír la Palabra del Señor.

5.4      CON JESÚS Y BAJO SU DIRECCIÓN, LAS REDES SE LLENAN EN ABUNDANCIA.

¿Estamos preparados para echar las redes al mar? Cuando hemos remado mar adentro, cuando hemos sido capaces de penetrar en la soledad de nuestro interior, esa es la hora de echar las redes. Cuando nuestro corazón ha penetrado en nosotros mismos, es entonces cuando trabajamos con Cristo y echamos las redes en su nombre. Sin Él, nos fatigaremos inútilmente, sin frutos, si pescar lo que deseamos, pero con Jesús y bajo su dirección, las redes se llenan en abundancia.

5.5       "NO TEMAS, DE AHORA EN ADELANTE SERÁS PESCADOR DE HOMBRES".

Así fue, como al ver este resultado abundante, bajo la orientación del Señor, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres".

Entonces, ellos atracaron las barcas a la orilla y, “abandonándolo todo, lo siguieron”. La parábola en acción de la pesca milagrosa le dice a Pedro y a los otros lo que va a ser su vida apostólica en adelante en nombre de Jesucristo. Y no sólo Pedro, sino el que los otros lo dejaron todo, es la vocación que aquí late en todo el fondo del pasaje, y porque no relata que dejando todas las cosas, no sólo se fueron con El, sino que mucho más: lo “siguieron”. La llamada fue eficaz. Aquel día tomó Cristo definitivamente sus cuatro primeros discípulos.

5.6      HAY QUE HACERLO TODO POR EL SEÑOR, SOLO EL DA SENTIDO A NUESTRAS OBRAS.

Ser discípulo implica, llegado el caso, “dejarlo todo”. Puesto que los discípulos se hacen miembros de una comunidad guiada por Jesús, las personas llamadas al discipulado tienen que estar preparadas para abandonar sus cosas y no separarse de Jesús, vivir estrechamente unidos a Él, todo cambia con El, eso fue lo que le ocurrió a Pedro, echo las redes en nombre de Jesús y pesco en abundancia.

Jesús nos quiere ver a su lado, pero no para ser visto por los hombres, sino para ser visto por Dios, para agradar a Dios, y para hacernos saber cómo trabajar para que los demás se salven.

Pero hay que hacerlo todo por el Señor, solo El da sentido a nuestras obras. Trabajemos con Jesús, en la oración y la contemplación, Él nos dirá dónde y cómo echar las redes, porque así como las gentes se agolpaban para oír al Señor, es necesario que nosotros oigamos y la meditemos la Palabra de Dios para saberla como transmitirla y para que nuestra pesca sea fructífera

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

V DOMINGO CICLO C

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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