Reflexión desde las Lecturas del 6° Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


 

1.    JESÚS, COMPASIVO, RECUPERA A LOS MARGINADOS

Es hermoso que estemos reunidos aquí, como una gran familia donde nos sentimos todos iguales ante Dios. Pero no hay duda que en la sociedad —y nuestro propio corazón- hay gente marginada, segregada, excluida. Quien más, quien menos, todos rechazamos a alguien, por algún motivo. En este 6° domingo Durante el Año, Jesús rompe el tabú que segregaba a los leprosos y nos enseña a practicar la compasión.

Es así como este domingo nos encara con otro acto sumamente revelador de Jesús. Al leproso, que estaba totalmente marginado de la sociedad humana y de la comunidad religiosa (1ª lectura: Lev 13,1-2.44-46). Entonces, Jesús no sólo no le rechaza, sino que se acerca a él y le toca: de ese modo el que era impuro queda purificado, sanado y reintegrado a la normalidad al ser tocado por el Santo de Dios. Aunque Jesús le impone silencio, el gozo de la salvación es demasiado grande como para seguir callado.

Con este generoso gesto, con el que toca y cura al enfermo, Jesús nos quiere enseñar asimismo que el leproso no es un maldito o alguien castigado por Dios, sino una criatura amada por su Señor. Y es que la verdadera lepra o impureza no es la física, sino la del corazón. Jesús no hace acepción de personas. Llama a todos indistintamente a su amor misericordioso, porque todos los hombres son hijos de Dios y dignos de salvación y de amor.

2.    PRIMERA LECTURA

La sociedad hebrea tenía terribles disposiciones para los enfermos de lepra. Elaboradas después del exilio, las leyes de “pureza” echaban de la comunidad a los leprosos. De esta manera, la ley sacerdotal, defiende a la comunidad contra la lepra y similares enfermedades contagiosas. Las considera “impureza” ritual. Por eso es el sacerdote quien dictamina sobre expulsión o verificación de sanación respecto a la enfermedad. El segregado es invitado a hacerse notar para que nadie se contagie. Se comprende mejor en qué contexto, Jesús realizó ciertas curaciones y qué liberación representaban frente a estas leyes amenazantes.

Lectura del libro del Levítico. Lev 13, 1-2. 45-46

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: --¡Impuro, impuro!--. Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento.

Palabra de Dios.

2.1 CASTIGADO POR DIOS EN VIRTUD DE PECADOS OCULTOS

La lepra es una enfermedad temible y contagiosa, que parece tuvo su origen en Egipto, de donde pasó a Palestina y Siria, y que luego los soldados de Pompeyo, primero, y más tarde los judíos dispersos por Vespasiano después de la guerra del 70 d. C., la difundieron por Europa. Se la tenía por incurable. Como el diagnóstico de las enfermedades era para los antiguos muy difícil, con frecuencia confundían con la lepra otras enfermedades de la piel, como la sarna, la tina. La medicina distingue dos clases de lepra: la tuberculosa, que ataca la piel y el sistema muscular, y la anestésica, que hiere el sistema nervioso. Siendo una y otra contagiosa, el leproso era secuestrado de la familia y de la sociedad como un peligro común. Pero no solamente esto, pues para dar más eficacia a esta disposición, el leproso era considerado como una persona religiosamente impura. De nuevo nos encontramos con ideas populares de los antiguos en las que se mezcla lo religioso y lo natural. El leproso se consideraba como un castigado por Dios en virtud de pecados ocultos. De ahí que es el sacerdote el que tiene que diagnosticar sobre cada caso para declararlo legalmente impuro y separarlo de la sociedad. Por eso, en los Evangelios, a las curaciones milagrosas de Cristo se las denomina purificaciones. El capítulo 13 del Levítico es una lección de patología según los conocimientos de la época. Y en este sentido tienen gran valor histórico en la historia de la medicina. El legislador aquí se preocupa sobre todo de describir los primeros síntomas de la lepra, para tomar las medidas de discriminación necesarias para evitar el contagio y la supuesta impureza legal. “Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes”. Por eso no habla de otros síntomas de la lepra que se dan cuando la enfermedad está ya avanzada, como la insensibilidad y la descomposición de las extremidades.

2.2 “¡IMPURO, IMPURO!”

El leproso debe ser considerado como desechado de la sociedad, lamentándose sobre sí mismo como por un difunto, con las vestiduras rasgadas, la cabeza desnuda y la barba cubierta con su manto, gritando a los transeúntes para que no se acerquen: “¡Impuro, impuro!” La segregación se debía a razones higiénicas, para evitar el contagio, y a razones religiosas, pues se consideraba como un castigado de Dios. No podía participar en actos de culto2. En la época posterior se les permitía entrar en las sinagogas a condición de que entraran antes que la gente y se sentaran aparte. Debían vivir fuera de los lugares comúnmente habitados, viviendo de la caridad pública.

3.    SALMO

Sal 31, 1-2. 5. 11

Haciéndose eco de la dramática relación lepra-pecado, el salmo canta la dicha de quien ha sido liberado de la culpa. Participamos de esta oración, aclamando: Me alegras con tu salvación, Señor.’

R. ¡Me alegras con tu salvación, Señor!

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! R.

Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: «Confesaré mis faltas al Señor». ¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado!  R

¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón! R.

3.1 LA CONFESIÓN DE LOS PECADOS.

Este salmo, se refiere a la felicidad del pecador que ha conseguido la amistad con Dios por la confesión y reconocimiento de sus pecados. El salmista se había sentido castigado por Dios como consecuencia de una falta grave, entonces el declara que, al decidirse a confesar a Dios todas sus faltas, logró sentirse liberado bajo la protección de su Dios. Ciertamente es así, el pecado nos esclaviza, la confesión, nos libera.

Nos recuerda este poema que se hace oración, que no debemos dejarnos llevar de la insensatez y bobería en el camino de nuestra vida, porque de lo contrario siempre estaremos expuestos a sentir que la justicia divina viene a castigarnos inapelablemente como pecadores. Al contrario, la misericordia de Dios, será la corona del que se dirige por sus caminos de sabiduría. Es así también, como el salmo, pues, es además de una acción de gracias por el perdón otorgado, es toda una lección de sabiduría.

3.2 DICHOSO AL PECADOR QUE HA CONSEGUIDO RECUPERAR LA AMISTAD DE DIOS

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! El Salterio se abre deseando satisfacción al hombre recto que camina por el camino del Señor, sin tomar parte en las asambleas de los pecadores; ¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se sienta, más se complace en la ley del Señor, su ley susurra día y noche!  (Salmos (SBJ) 1,1); Y este salmo llama dichoso al pecador que ha conseguido recuperar la amistad divina por el perdón de sus pecados. Puesto que “no hay hombre que no peque” (1 Reyes (SBJ) 8,46), este segundo movimiento de penitencia en el corazón humano es totalmente necesario para rehabilitarse en los senderos de la vida.

El salmista llama dichosos a los que han logrado que sus pecados fueran borrados por Dios. El Pecado, es incumplimiento a lo que Dios nos ha mandado, por lo que cometer falta es rebelarse y enemistarse con Dios; el pecado significa extravío, iniquidad, y es lo que lleva a los hombres a una depravación moral. La absolución de las faltas está expresada también con términos que hablan de la alegría de ser perdonado de las faltas cometidas; ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez!  San Pablo citará estos versos para probar que la remisión de los pecados, la justificación, es un don gratuito de Dios, fruto de su misericordia y no de la Ley mosaica; “Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados. Dichoso el hombre a quien el Señor no imputa culpa alguna. (Romanos (SBJ) 4, 7-8).

3.3 CONFESIÓN Y PERDÓN.

El sufrimiento y la enfermedad han servido para abrir los ojos al salmista y concentrarse, reconociendo así sus debilidades y pecados. Según la mentalidad del A.T., las enfermedades eran consecuencia de pecados perpetrados más o menos conscientemente. Tocado por la mano del Señor, que pesaba sobre él, la creencia era que Dios le enviaba una grave enfermedad, acarreado muchas desventuras, como es el caso de Job, (Job 33, 16 ss). Así también lo expresa este salmo en el verso 3; “Mientras callé, consumíanse mis huesos, gimiendo durante todo el día”, donde el salmista al principio se sentía reacio a reconocer sus faltas pasadas, y así, mientras callaba, la enfermedad seguía avanzando, y sus huesos se consumían mientras él gemía día y noche; pero, al no sentir arrepentimiento por sus pecados, estos gemidos no le servían de nada. Entonces el salmista piensa profundamente sobre su situación, y decide confesar y reconocer sus pecados, que pudieran ser causa de su enfermedad. “Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: «Confesaré mis faltas al Señor”. Reconocido y confesado su pecado con sinceridad, al punto siente que se le ha perdonado, ¡Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado!, lo que representa el principio de su rehabilitación física y espiritual. Dios acoge siempre al corazón contrito y arrepentido.

3,4 EL SEÑOR ES REFUGIO DEL JUSTO ANGUSTIADO.

La lección del salmista tendrá repercusión en los piadosos, pues de él aprenderán a confesar a tiempo sus pecados, reconociendo sus infidelidades y culpabilidad; de este modo se verán libres y no se sentirán angustiados. El salmo se cierra con una invitación para que todos los rectos de corazón se alegren con la liberación del justo de su situación angustiada. Este verso final, tiene un aire de interpelación litúrgica en la asamblea de los fieles en el templo, para que éstos se percaten de los caminos secretos de la Providencia, que por la confesión de los pecados otorga el perdón y devuelve a los pecadores la amistad divina. ¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón!

4.    SEGUNDA LECTURA

San Pablo nos invita a orientar todas nuestras acciones, aún las más comunes, a la gloria de Dios.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto. 1Cor 10, 31—11, 1

Hermanos: Sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para la Iglesia de Dios. Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse. Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo. Palabra de Dios.

4.1 QUE SE MANTENGAN ALEJADOS DE TODO CUANTO HUELA A IDOLATRÍA,

Pablo concluye el pasaje dedicado al problema de si el cristiano puede comer o no, las carnes inmoladas a los ídolos. Se inicia con un principio general que recuerda la libertad fundamental del cristiano (v. 31). Luego se invita a no ser para nadie una piedra de escándalo y procurar buscar el bien de la mayoría (vv. 32-33), siguiendo tanto el ejemplo de Pablo, como el de Cristo (11,1). En síntesis: la unión de cada uno con Cristo llama a la comunión de los unos para con los otros, cualquiera que sea su diversidad cultural.

Es así como San Pablo vuelve al tema directo de los idolotitos, (comer o no, las carnes inmoladas a los ídolos) una vez terminada esa especie de digresión en que ha propuesto a los corintios que imiten su ejemplo (1 Cor 9:1-27) y que no olviden la lección de lo sucedido a los israelitas (10:1-13). Es ahora cuando desciende a la solución práctica, distinguiendo claramente dos casos: participación en banquetes sagrados 1 Cor 14-22) y uso profano de esos idolotitos fuera de los banquetes sagrados (1 Cor 23-33).

Se entiende mejor esta lectura si se hace desde el versículo 14, donde comienza con un aviso de carácter general, rogando a los corintios que se mantengan alejados de todo cuanto huela a idolatría, aviso que es consecuencia inmediata de lo que acaba de decirles sobre lo sucedido a los israelitas. Luego, con exquisita delicadeza, les pide que ellos mismos sean jueces de lo que les va a decir (versículo 15). Preparado así el terreno, propone ya el primer razonamiento, que es el siguiente: los fieles que participan de la eucaristía entran en comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo, y los que participan de los idolotitos en los banquetes sacrificiales entran en comunión con los demonios. Lo uno excluye lo otro; de ahí que el que quiera estar unido a Cristo debe abstenerse de los banquetes sacrificiales; de lo contrario, provocaremos la ira del Señor, mucho más fuerte que nosotros, de la que no podremos escapar (versículos  16-22).

4.2  HÁGANLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS.

Pablo presentaría quejándose de esa limitación de su libertad de conciencia, que consideran injusta, pues si la cosa es en sí lícita y ellos la realizan con la acostumbrada acción de gracias a Dios al comer, no puede hacerse mala, porque así la juzguen falsamente otros. A esto respondería el Apóstol diciendo: háganlo todo para la gloria de Dios”,  procurando evitar el escándalo y buscando siempre la utilidad de los demás. Sin embargo, no hay motivos para suponer ese cambio brusco de la persona que habla. Más probable parece que se trata de interrogaciones que propone el mismo Pablo, tratando de hacer resaltar la contradicción que existe entre estas dos cosas: deseos de realizar una acción santa, con nacimiento incluso de gracias a Dios, y dar voluntariamente ocasión de escándalo, es decir, querer honrar a Dios y al mismo tiempo provocar una ofensa a Dios. No se trata, pues, diría el Apóstol, de que abdiquemos de la propia conciencia, siempre que sea recta, sino de no dar ocasión a que los débiles en la fe critiquen y se escandalicen de nuestra libertad de conciencia, precisamente a causa de eso mismo que intentamos hacer santamente. Si usa la forma interrogativa es para dar más viveza a su afirmación.

5.    EVANGELIO

Jesús supera las prescripciones sociales y religiosas de su tiempo y obra compasivamente con el leproso. En la primera lectura ya dijimos que el leproso era un expulsado de la comunidad judía: al curarlo, Jesús le devuelve su dignidad y cuestiona la ley que lo había separado hasta entonces. Marcos subraya que sentimiento de Jesús manifiesta el amor poderoso y sanador del Señor Dios. Su carisma de taumaturgo aparece en la voluntad de curar a los enfermos con que se encuentra.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Mc 1, 40-45

Se le acercó un leproso a Jesús para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: -Si quieres, puedes purificarme- Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: - Lo quiero, queda purificado -. En seguida la lepra desapareció y quedó purificado. Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: - No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio - Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor.

5.1  JESÚS, CONMOVIDO, SE ACERCA, EXTIENDE SU MANO

Jesús se enternece y se conmueve y cura al leproso, luego le prohíbe severamente su divulgación, pero el curado no cumplió la orden de Cristo de no divulgar la noticia. La gratitud y la satisfacción de su cura, que era a su vez rehabilitación moral suya, le hizo volcarse en alabanzas. Esto hizo que la noticia se divulgase por Galilea, haciendo que Jesús no pudiese entrar “públicamente” en las ciudades, porque éstas se conmocionaban, proclamándole Mesías antes de tiempo, con los peligros de sobreexcitación mesiánica mal entendida y las posibles repercusiones políticas de Roma en Palestina. No cumplió el “Secreto mesiánico.”

Por eso, Él se quedaba en “lugares desiertos” para hacer “oración”. Pero las gentes venían a Él para que los curase.

Nos encontramos ante un milagro de Jesús, realizado ante mucha gente, que seguramente quedó muy impactada, esto, por las circunstancias que rodeo esta acción de Jesús. En una situación difícil se encontraban los enfermos de lepra en aquellos tiempos, nadie se les acercaba y a ellos no se les permitía acercarse a alguien, sin embargo por el deseo de sanarse él se atreve a acercarse a Jesús, el enfermo intuye que en El encontrará la curación a su mal.

A nadie se le permitía acercarse a un leproso, y menos tocarlo, sin embargo Jesús se acerca, extiende su mano y lo toca, diciendo: "Lo quiero, queda purificado" y así

5.2  ¿CUALES SON NUESTROS PASOS PARA ACERCARNOS A DIOS?

Reconozcamos nuestras necesidades, nuestras miserias, nuestras debilidades, que somos muchas veces impotentes, que somos egoístas, que convivimos en y con el pecado y que es necesario para nosotros la purificación, y porque no decirlo, la santificación. Es así de necesario, para que el Espíritu de Dios inicie su obra en nosotros, reconozcamos lo que somos y lo que necesitamos.

Es así, como se sano el leproso, primero reconoce su necesidad, frente a Jesús, “fue a postrarse ante el” dice el evangelio, tal vez se arrodilló, tal vez puso la cara en el suelo. Lo que importa qué frente a Jesús adopta una posición de humildad, donde hay fe y confianza absoluta. Jesús, se conmueve como siempre frente a la fe y al dolor, y todo lo que toca queda limpio.

Así es, como debemos buscar a Jesús, con humildad, con confianza, con fe y con oración, y sin abandonar la perseverancia, nos dejamos tocar por El y nosotros lo tocamos diariamente, especialmente en la comunión, de esta forma conseguiremos los frutos de la curación.

5.3  JESÚS SANA LAS ENFERMEDADES A TODA HORA Y DURANTE TODOS LOS DÍAS SIN DESCANSO

En el Nuevo Testamento nos maravillamos de la admirable actividad de Jesús, quien tiene la más amorosa relación que se conoce con los enfermos: Jesús recorre a través de Judea, Samaria, Galilea, por todas las ciudades, aldeas y pueblos, haciendo curaciones y milagros. Jesús sana las enfermedades a toda hora y durante todos los días sin descanso. Jesús recorría todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades”. Mateo 9, 35:”, “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversos males se los llevaban a Jesús y él los sanaba imponiéndoles las manos a cada uno.” Lucas 4, 40.

Jesús cura a los enfermos, es un claro signos de su persona en quien se ha puesto una confianza absoluta y de quien se espera la solución de todos los males, es nuestra esperanza, Él nos trajo la buena nueva. Jesús nos enseñó y nos dio ejemplo de acogida a los enfermos, nosotros imitándole a Él, como verdaderos cristianos, nos corresponde ser amorosos con nuestros hermanos que sufren la enfermedad. Nuestro papel de cristianos, es orar, y alentar a nuestros hermanos cuando están enfermos, darles ánimo y no dejar que se depriman y rogando al Señor, ellos se curarán.

- ¿Por qué dices “si puedes”? Todo es posible para el que cree -. (Marcos 9, 23)

5.4  JESÚS ES RESPETUOSO CON LA AUTORIDAD RELIGIOSA.

Hay también en el milagro un mandato que impone Jesús a este leproso, que se presente a un sacerdote, para que su curación quede reconocida legalmente. Jesús es respetuoso con la autoridad religiosa. Aquellos sacerdotes del Pueblo de Dios, prescindiendo de su vida y conducta personal, era la autoridad puesta por Yahvé. La Ley señalaba a los sacerdotes como los que debían dictaminar sobre la real curación de un leproso y darle en consecuencia la autorización necesaria para que pudiera vivir en común sociedad con el resto de los ciudadanos. Es así como Jesús respeta esa Ley, por eso envía al leproso al sacerdote.

Hoy también es la voluntad del Señor, no prescindir del sacerdote en el trabajo de salvación. A Jesús le debemos el perdón y la gracia, pero Él ha querido que este perdón y esa gracia, venga a través del ministerio sacerdotal. El sacerdote hoy es el representante de Cristo. Los sacerdotes tienen como todos nosotros limitaciones personales, miserias humanas, defectos. ¿Alguien no los tiene? El sacerdote, es otro Cristo, el actúa en nombre de Jesús, y en sus manos tiene el tesoro de la gracia, es mediador entre Dios y nosotros, él nos trae la gracia y la misericordia de Dios. En consecuencia, debemos adoptar una actitud de fe, con respeto, cuidado, amor hacia él.

5.5  SEAMOS MISERICORDIOSOS CON LOS ENFERMOS

Nuestro amor al prójimo (próximo) debe comenzar por los más próximos a nosotros, estos son nuestros familiares, cuando a ellos les llega la enfermedad, están confiando en nuestra ayuda, es así como la atención espiritual de los enfermos corresponde, en primer lugar, a la familia y por supuesto a los hermanos cristianos y del mismo modo a los Pastores de la Iglesia.  Estuve enfermo y fueron a visitarme (San Mateo 25,36)

En efecto, nosotros hermanos de Cristo y comunidad cristiana, tenemos que estar dispuestos a ofrecer toda nuestra ayuda a los enfermos y ser misericordiosos con ellos, porque la caridad se debe dar a todos, pero con mayor urgencia, cuando nos sentimos muy necesitado de ella, y eso sucede precisamente en la enfermedad.

5.6 LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

La Unción de los enfermos es el sacramento que tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad y vejez.

Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Marcos 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, Apóstol del Señor (Santiago 5,14).

“Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios. También expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite” (Marcos 6,12-13).

“Si alguno está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor lo unjan con aceite. Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados” (Santiago 5,14-15).

Si alguien en casa, padece de una enfermedad de relativa importancia, que impide al enfermo salir de casa, se hace llamar a los presbíteros. Los presbíteros acuden, oran sobre el enfermo y lo ungen en el nombre del Señor. Esa oración y esa unción tienen como efectos un alivio del enfermo y un perdón de sus pecados. Nos hallamos claramente con todas las características de un sacramento: signo sensible (Materia: unción; forma: oración) y efectos espirituales (perdón de los pecados) sin que se desdeñen en ese caso los corporales (alivio).

5.7  LA ACTIVIDAD DIARIA MAS IMPORTANTE ES ORAR

El Evangelio concluye que Jesús se retira finalmente a lugares desérticos. Sabemos que él siempre se retira a orar. Jesús no deja nunca de orar, los Evangelios nos muestran muchas situaciones donde Él se retira a orar, y busca la soledad para hacerlo.

La actividad diaria más importante es orar, es la mejor forma de utilizar el tiempo, y no se puede considerar como algo secundario.

Cuando planifiquemos la actividad del día, incluyamos unos minutos para la oración, y dejemos esos instantes para dedicarnos con constancia a comunicarnos con nuestro Padre y que nada nos aparte de esta intención.

Desde un cierto punto de vista, el sufrimiento de la enfermedad ha sido para todos un momento triste pero a la vez importante en nuestra relación con Dios. En efecto, como consecuencia de este evento, nos hemos acordado de lo importante que es la oración, tanto como para pedir la curación como para pedir fortaleza, acogiendo la enfermedad con fe, esperanza y aceptación a la voluntad del Padre.

En consecuencia, en la oración por la que imploramos la recuperación de nuestra salud y la de nuestra familia y amigos, es una gran experiencia para todos nosotros. Está la podemos hacer en casa, en los recintos de recuperación de la salud, como en nuestra Iglesia. También, con la asesoría de nuestros sacerdotes, podemos hacer peticiones o celebraciones con el apoyo de la liturgia que nuestra fe tiene normalizada.

Finalmente, es de esperar que nos quede claro, que el recurso a la oración, nos ánima a conservar y recuperar la salud, nos motiva a preocuparnos y a cuidar con amor a los enfermos, llevarles alivio, el que reconfortará su cuerpo y le dará paz a su espíritu.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

VI Domingo del  Tiempo Ordinario Ciclo B

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS


Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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