Reflexión a las Lecturas del Domingo XIV Ciclo B

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


DISCURSOS PARA REBELDES

¿ALGUIEN SE INTERESA POR OIR A SUS PROFETAS?

 

1.    ENVIADOS A CUMPLIR SU MISIÓN A UN PUEBLO REBELDE

En la primera lectura de este domingo décimo cuarto, el profeta Ezequiel, es enviado a cumplir su misión a un pueblo rebelde, que se ha que se ha rebelado contra Dios, el profeta tiene que cumplir una misión en un tiempo difícil para su pueblo. En la segunda lectura, San Pablo, envía una carta a su comunidad en Corintios, donde la conducta de estos no ha sido buena y se han puesto rebeldes, incluso ha hecho escribir al apóstol algunas cartas en medio de muchas lágrimas, y luego en el Evangelio se nos relata que Jesús regresa a su pueblo, después de haber enseñado a otras gentes donde recibieron sus palabras con admiración y alegría, pero al llegar donde los suyos, esto discuten sus palabras y lo cuestionan. 

Ezequiel, Pablo y Jesús, en distintas ocasiones, llevaron el mensaje de Dios a hombres rebeldes, duros de entendimiento y de corazón. El profeta es un hombre que ha sido requerido por Dios, y cuando es enviado para alguna misión, es cuando comienza la odisea de su vida.  El deseo de servir al Señor, estimula a cumplir su misión y él se deja llevar, consciente de ser un instrumento en sus manos. Toda la vida del profeta, está empapada del amor con del mensaje que debe comunicar. El profeta es un hombre consciente que se enfrenta a corazones rebeldes, y ruega a Dios que le de fuerza y auxilio, por esa  razón vive mirando al cielo. El profeta no es una persona que se anuncia a sí mismo, además tiene conciencia que todo lo que expone viene del Señor, que es quien le inspira, porque él es solo un instrumento, esto lo tenía muy claro Ezequiel, Pablo y Jesús. Hoy, también tenemos a nuevos profetas, que sin temor se enfrentan a hombres rebeldes, duros de entendimiento y de corazón, ¿nos interesa oírlos?, cada cual debe responder desde su corazón.,

2.    PRIMERA LECTURA, EZEQUIEL, “DIOS CONFORTA”

Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: “Dios conforta”) él era de la clase sacerdotal, y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético, (Ez 1:1-3:21), que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez del pueblo que había sido reprendido por el profeta.

Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe en Dios en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios — como castigo de sus pecados —, continuaban con su propensión a la idolatría.

Ezequiel 2, 2-5

Y me dijo: Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte. Y en habiéndome entró dentro de mí el espíritu, que me puso en pie, y escuché al que me hablaba. Me dijo: Hijo de hombre, yo te mando a los hijos de Israel, al pueblo rebelde, que se ha rebelado contra mí; ellos y sus padres pecaron contra mí hasta el día de hoy. Son gente de cara dura y de corazón empedernido esos a quienes te mando. Diles: Así dice el Señor, Yahvé: Acaso te escuchen. Y si no te escucharen, pues son gente rebelde, al menos conocerán que hay entre ellos profeta.

Palabra de Dios

2.1   EZEQUIEL RECIBE UNA MISIÓN INGRATA DE PARTE DEL SEÑOR.

Ezequiel tiene que predicar a un pueblo rebelde, de corazón empedernido. Dios le ordena levantarse del estado de postración, llamándole con la extraña denominación de “hijo de hombre”, que se repetirá constantemente en las visiones de Ezequiel. Parece significar simplemente hombre, o perteneciente a la raza humana, en el sentido de ser frágil e impotente, en contraposición al Dios omnipotente. El Señor, pues, con esta denominación reiterada quiere insinuar que, aunque el profeta sea débil, sin embargo, será fortalecido por la asistencia divina. La presencia divina hace que el profeta recobre fuerzas y se ponga en pie, dispuesto a cumplir el mandato de Dios; “Y en habiéndome entró dentro de mí el espíritu, que me puso en pie, y escuché al que me hablaba”.

El profeta es enviado a los hijos de Israel, que aquí son los exilados de Babilonia, llevados en cautividad en 598 a.C., llamados en casa de Israel, en cuanto eran objeto de las preferencias del Señor, como futuro núcleo de restauración nacional. Pero al mismo tiempo son calificados como pueblo rebelde por sus numerosas transgresiones a través de la historia contra Dios; “yo te mando a los hijos de Israel, al pueblo rebelde, que se ha rebelado contra mí”. La misión de Ezequiel es ingrata, pero al menos no podrán quejarse de no habérseles enviado un profeta ο mensajero del Señor; “al menos conocerán que hay entre ellos un profeta.”

2.2   LA VOCACIÓN EJEMPLAR DEL PROFETA EZEQUIEL

Lo que nos queda claro de esta lectura, es que narra aquí la vocación ejemplar del profeta Ezequiel, la voz de Dios le llama aquí; hijo de hombre, no le llama sacerdote, sino simplemente “hombre”, es decir, “hecho de tierra”, hombre frágil, mortal. Sobre este hombre se derrama el Espíritu de Dios, que viene a poner de pie al que estaba postrado en tierra, confiriéndole el poder divino para proclamar la Palabra de manera eficaz. A la acción de Dios corresponde, por parte de Ezequiel, permanecer a la escucha: a la Palabra le corresponde la escucha.

De repente, la misión del profeta aparece como algo extremadamente difícil, como algo que cuesta: es una misión que tiene que ver con el “endurecimiento del corazón”, con la obstinación de unos hijos que se han rebelado contra su Padre, una rebelión que se manifiesta en el “no escuchar”; “Les hablarás de mi parte, te escuchen o no, pues son un pueblo rebelde, y sabrán que en medio de ellos hay un profeta”. Ni siquiera la Palabra y el poder del Espíritu pueden exigir la libertad del hombre para acoger la revelación de Dios. El profeta se levanta entonces, solitario, como signo de contradicción, como piedra de tropiezo para los que corren hacia su propia ruina.

3.     CONFIANZA TOTAL EN DIOS,SALMO 122

Para afrontar las dificultades, el salmo suplica confiadamente. Participamos de esta oración, aclamando: Nuestros ojos miran al Señor, hasta que se apiade nosotros.

     Sal 122, 1-4

R. Nuestros ojos miran al Señor, hasta que se apiade de nosotros.

Levanto mis ojos hacia ti, que habitas en el cielo. R.

Como los ojos de los servidores están fijos en las manos de su señor y los ojos de la servidora en las manos de su dueña: así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. R.

¡Ten piedad, Señor, ten piedad de nosotros, porque estamos hartos de desprecios! Nuestra alma está saturada de la burla de los arrogantes, del desprecio de los orgullosos. R.

3.1  SÚPLICA CONFIADA DE LOS POBRES DEL SEÑOR

Este Salmo que rezamos hoy, es la súplica confiada de los pobres del Señor que experimentan el desprecio a su alrededor. Y manifiesta de manera muy elocuente la postura del que ora a Dios: una confianza total en su amor y en su poder y, a la vez, un absoluto respeto y reverencia ante la majestad de Dios.

En el contexto de la liturgia de hoy, el salmo se pone en labios de Cristo, que ante el desprecio de su propio pueblo, ante el rechazo de una gente rebelde y obstinada, se dirige a su Padre abandonándose a Él y dejando en sus manos todos sus cuidados. Muchas veces a lo largo de su vida terrena Jesús experimentó las burlas y sarcasmos, la oposición de los pecadores, y con mucha frecuencia debió levantar sus ojos y su corazón al Padre que está en los cielos.

También nosotros podemos hacer nuestro este salmo. Ante todo, nos enseña a orar con humildad, no exigiendo a Dios, sino acudiendo a Él cómo el esclavo que sabe que no tiene ningún derecho y que lo espera todo de la bondad de su Señor y le deja las manos libres para que actúe como quiera y cuando quiera. Por otra parte, frente a las dificultades, nos enseña a levantar los ojos a nuestro Padre esperando su socorro y su misericordia, de manera que podamos experimentar como san Pablo la certeza de su protección: “Te basta mi gracia”, pues la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad del hombre.

4.    LA SEGUNDA CARTA DE  PABLO A LOS CORINTIOS

La segunda carta a los Corintios, está escrita por el Apóstol desde Macedonia, una vez que había dejado Efeso e iba camino de Corinto. En la segunda carta, se habla de una grave injuria hecha a Pablo en Corinto (2:5-10), así como de una carta que les escribió en medio de muchas lágrimas (2:4; 7:8-12); se habla también de que le han acusado de inconstancia en sus promesas de visitarlos (1:15-18) y de que él estaba sin sosiego hasta tener noticias de los corintios (2:12-13; 7:5-7). Esa injuria ocasionada a Pablo serían los escándalos del incestuoso (cf. 1 Cor 5:1-5), que constituían una ofensa para él, en cuanto fundador y pastor de aquella comunidad; la carta “escrita en lágrimas” sería la primera a los Corintios, en la que hay frases muy duras, que revelan un corazón apenado (cf. 1 Cor 4:18-21). Con todo, Pablo le profesaba  un gran amor, no obstante, por las graves amonestaciones que hace en su carta. Estos nos muestra una atmósfera de tensión contra Pablo

2Cor 12, 7-10

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

“A causa de la alteza, de mis revelaciones. Por lo cual, para que yo no me presuma, fue me dada una espina en la carne, un emisario de Satanás, que me abofetea, para que no me engría. Por esto rogué tres veces al Señor que se retirase de mí, y Él me dijo: “Te basta mi gracia, que en la flaqueza llega al colmo el poder.” Muy gustosamente, pues, continuaré gloriando me en mis debilidades para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por lo cual me complazco en las enfermedades, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por Cristo; pues cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte.

Palabra de Dios

4.1   “TE BASTA MI GRACIA, QUE EN LA FLAQUEZA LLEGA AL COLMO EL PODER.”

Entre los versículo 1 al 6, nos damos cuenta que continúa San Pablo haciendo el recuento de sus glorias. Pero aquí, sin embargo, más que en sus fatigas y penalidades, se fija en las revelaciones con que Dios le ha favorecido. Después de estas manifestaciones, San Pablo da como un paso atrás, temiendo que alguno le considere más de lo que es, y dice que, aunque pudiera gloriarse de la alteza de esas revelaciones que Dios le ha concedido, él prefiere gloriarse de sus “flaquezas,” que es cosa más suya (versículo 5-6). Con esta ocasión hace una declaración importante: para que no presumiese con esas revelaciones, Dios le dio “una espina en la carne, un emisario de Satanás, que le abofetee”  Mucho se ha discutido sobre el sentido de estas expresiones. La mayoría de los autores modernos dicen que el Apóstol alude a alguna enfermedad corporal que le hacía sufrir fuertemente, sea en sentido físico, sea también en sentido moral, en cuanto parecía un obstáculo a su labor misionera. Lo más probable es que esta enfermedad, sobre cuya naturaleza es aventurado afirmar nada concreto, sea la misma que la aludida en Gal 4:13-14; “Bien sabéis que a causa de una enfermedad corporal os anuncié el Evangelio por primera vez, y puestos a prueba por mi enfermedad”.  Nada tiene de extraño que la llame “emisario de Satanás,” pues era corriente entre los judíos atribuir las enfermedades al demonio y, además, siempre es verdad que el demonio se aprovecha de todos los problemas que nos aparecen para hacernos daño y llevarnos al pesimismo.

San Pablo rogó “tres veces” al Señor, como Jesús en Getsemaní (cf. Mt 26:44), que le quitara esa enfermedad; “Por esto rogué tres veces al Señor que se retirase de mí”, pero, como Jesús, también él hubo de aceptar la prueba, confortado con la respuesta del mismo Jesús: “Te basta mi gracia, que en la flaqueza llega al colmo el poder”. Respuesta sublime, que constituye un magnífico resumen de la doctrina que Pablo ha venido inculcando en toda la carta. No es extraño, pues, que, apoyado en ella, vuelva a hacer lista de sus “debilidades” para gloriarse en ellas; “Por lo cual me complazco en las enfermedades, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por Cristo; pues cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte”

4.2   LA FRAGILIDAD HUMANA DEL APÓSTOL

Tras haber recordado a sus amados corintios (que, sin embargo, causan tantos sufrimientos al apóstol) la sublimidad de las revelaciones recibidas, y a fin de demostrar que su misión procede verdaderamente de Dios, Pablo se muestra ahora con toda su humana debilidad; más aún, “presume” de ella, del mismo modo que en otra ocasión había presumido de la cruz de Cristo (c f. 1 Cor 1,17-31). Al final de la carta tenemos la demostración de que Pablo entiende su propia debilidad exactamente siguiendo el modelo de la debilidad del Señor: “Es verdad que se dejó crucificar en su débil naturaleza humana, pero ahora vive por la fuerza de Dios. Así también nosotros, que compartimos con él su debilidad, compartiremos con él su poderosa vida divina a la hora de enfrentarme con vosotros” (2 Cor 13,4).

Del mismo modo que la cruz produce escándalo, también la fragilidad humana del apóstol (descrita en forma de persecuciones, insultos, divisiones en la comunidad, enfermedad, angustia) puede provocar una reacción de desconfianza y de miedo en los corintios, pero eso es precisamente el signo inconfundible de que su misión apostólica es de Dios, dado que lleva consigo la marca inconfundible de la cruz.

5.     EVANGELIO

JESÚS SIGUE SIENDO PARA ELLOS ÚNICAMENTE “EL CARPINTERO” DEL PUEBLO, EL “HIJO DE MARÍA”.

Jesús sale probablemente de Cafarnaúm y vino a “su patria.” Esta es Nazaret y allí desarrolla este episodio, en la sinagoga de Nazaret. El relato está situado al final del primer ciclo de milagros del evangelio de Marcos y representa el rechazo de los que son más íntimos a Jesús, la gente de su tierra, de su casa. Nazaret es un tan pequeño e insignificante que ni siquiera aparece nombrado en el Antiguo Testamento, con todo, sabemos que había llegado la noticia de los prodigios realizados por él en toda la Galilea.

La primera reacción, después de haber escuchado su Palabra autorizada, es la de “admiración”, una señal del evangelista para indicar el carácter de revelación de la predicación de Jesús. Las cinco preguntas que siguen indican, sin embargo, la duda de sus hermanos y conocidos: el problema tiene que ver, esencialmente, con el origen de Jesús “¿De dónde...”, lo que equivale a decir que el conocimiento directo de su ambiente familiar les impide reconocer en él al enviado de Dios. Jesús sigue siendo para ellos únicamente “el carpintero” del pueblo, el “hijo de María”. La imposibilidad de hacer milagros en la que se encuentra Jesús pretende significar que la incredulidad, en cuanto rechazo de la oferta salvífica de Dios, impide la manifestación de cualquier acontecimiento de salvación. Frente a ese rechazo, Jesús “estaba sorprendido”, y toma sus distancias respecto a ellos, declara su “no-connivencia” con su falta de fe, para mostrar el contraste radical entre el plano de la salvación de Dios y la incredulidad de los hombres.

EVANGELIO Mc 6, 1-6a

Salió de allí y vino a su patria, siguiéndole sus discípulos. Llegado el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga; y la muchedumbre que le oía se maravillaba, diciendo: ¿De dónde le vienen a éste tales cosas, y qué sabiduría es esta que le ha sido dada, y cómo se hacen por su mano tales milagros? ¿No es acaso el artesano, hijo de María, y el hermano de Santiago, y de José, y de Judas, y de Simón? Y sus hermanas, ¿no viven aquí entre nosotros? y se escandalizaban de Él. Jesús les decía: Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y entre sus parientes y en su familia. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de que a algunos enfermos les impuso las manos y los curó. Él se admiraba de su incredulidad.

Palabra del Señor

5.1     EL RECHAZO DE ISRAEL RESPECTO A LA REVELACIÓN DE DIOS EN JESÚS

Este episodio desarrollado en la sinagoga de Nazaret, representa el rechazo de Israel respecto a la revelación de Dios en Jesús. Aquí no se entiende propiamente por “Israel” el nombre de un pueblo, sino los que son más íntimos a Jesús, la gente de su tierra, de su casa, sus vecinos más próximos y los que le vieron crecer.

Este suceso se desarrolla en el camino de regreso de la casa de Jairo, en el pueblo de Nazaret (tan pequeño e insignificante que ni siquiera aparece nombrado en el Antiguo Testamento), a donde sabemos que había llegado la noticia de los prodigios realizados por él en toda la Galilea; Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia (Mc 6, 2).

5.2     ¿DE DÓNDE SACA TODO ESTO?

Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga de su pueblo, Nazaret. Se puso a enseñar de tal manera que todos estaban maravillados, sin embargo de entre sus mismos coterráneos, celosas palabras de admiración escandalosa brotan de ellos; ¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es ésa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? 

Los nazaretanos oyeron hablar de los milagros de Jesús, y reconocen que los realiza, pero como un simple instrumento o intermediario. Por eso, la sabiduría que tiene “le ha sido dada,” y los “milagros se hacen por su mano.” Es lo mismo que se dice de Moisés. Pero su creencia en El, aún por sus milagros, es muy primaria. Probablemente desconfían del valor de sus obras, mientras no sean reconocidas por tales en Jerusalén por los doctores (Jn 7:3-5). Es un caso de estrechez popular y familiar. Aparte, que era creencia que no se sabría el origen del Mesías.

5.3     ¿NO ES ACASO EL CARPINTERO?

Hay en los coterráneos de Jesús una gran sorpresa, ellos le conocían desde niño y quizá se preguntaron: ¿cómo había cambiado tanto? En otras aldeas cercanas como Cafarnaúm habían recibido las enseñanzas de Jesús, sin embargo los habitantes de Nazaret habían quedado escandalizados y no lo aceptaban. ¿Por qué?, ellos dan algunos motivos: ¿No es el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros? Lo más seguro es que cuando se citan “hermanos” y “hermanas” de Cristo, sean estos parientes en grados diversos del mismo.

A Jesús se le hace “artesano”, carpintero. Pero entonces, y en aquel villorrio, los oficios de un “artesano” podían extenderse a otros pequeños menesteres. Sin embargo por conocer a sus familiares desestiman sus poderes y se “escandalizan” de Él. No admitían el misterio de Dios presente en una persona tan común como ellos. ¡Para poder hablar de Dios debería ser alguien distinto a ellos!

5.4     “UN PROFETA ES DESPRECIADO SOLAMENTE EN SU PUEBLO

No hubo una buena acogida para Jesús, y ellos eran las personas que habrían de aceptar la Buena Nueva como un privilegio, sin embargo no son exactamente las primeros en no aceptarla. Por tanto, el apuro no es sólo, con los de fuera, sino también con los parientes y con la gente de su pueblo.

No deja de extrañar el que Jesús diga aquí que sólo en su patria y entre los suyos es desestimado un profeta, cuando precisamente viene de la región de los gerasenos, de donde le rogaron se fuera de allí. La frase es un proverbio. En todo caso, Cristo en la región de Gerasa se presentó como un desconocido, mientras que en Nazaret vino precedido de la gran fama de los milagros.

5.5     LA MULTITUD QUE LO ESCUCHABA ESTABA ASOMBRADA

La primera reacción, después de haber escuchado su Palabra autorizada, es la de admiración; “la multitud que lo escuchaba estaba asombrada”, una señal del evangelista para indicar el carácter de revelación de la predicación de Jesús.  Esta “admiración” verdadera que Jesús tiene a causa de la “incredulidad” que tenían en Él, en nada va contra la plena sabiduría que tiene por su ciencia sobrenatural, ya que esto no es más que un caso del ejercicio de su ciencia “experimental,” como la teología enseña. Y, sobre todo, la descripción popular: un modo de acusar su actitud ante ellos.

Esto que sucede en esta escena sigue siendo habitual, no concebimos posible que alguien que convive con nosotros pueda ser mejor o que tenga cualidades extraordinarias.

Siempre habrá grandes cualidades que admirar en las personas que nos rodean, y no tiene sentido escandalizarse y entristecerse porque son mejores, ya que no podemos ser nosotros los mejores en todos los aspectos, admirar cualidades de los demás es un hermoso sentimiento, y para los envidiosos una amargura.

5.6     Y ÉL SE ASOMBRABA DE SU FALTA DE FE.

Las cinco preguntas que siguen indican, sin embargo, la duda de sus hermanos y conocidos: el problema tiene que ver, esencialmente, con el origen de Jesús; “¿De dónde...”, lo que equivale a decir que el conocimiento directo de su ambiente familiar les impide reconocer en él al enviado de Dios. Jesús sigue siendo para ellos únicamente “el carpintero” del pueblo, el “hijo de María”.

La imposibilidad de hacer milagros en la que se encuentra Jesús pretende significar que la incredulidad, en cuanto rechazo de la oferta salvífica de Dios, impide la manifestación de cualquier acontecimiento de salvación. Frente a ese rechazo, Jesús estaba sorprendido; “Y él se asombraba de su falta de fe”, y toma sus distancias respecto a ellos, declara su “no-connivencia con su falta de fe, para mostrar el contraste radical entre el plano de la salvación de Dios y la incredulidad de los hombres.

Lo que provoca el escándalo es la pretensión del hombre-Jesús de situarse como lugar de la revelación de Dios, escándalo que alcanzará su punto más elevado en la muerte del Hijo de Dios en la cruz.

5.7     COMO SUFRE AQUEL QUE SIENTE CELOS Y ENVIDIA PORQUE UNO DE CONDICIÓN MAS HUMILDE ES MÁS ALABADO

Si nosotros vemos en esta expresión ¿de dónde le vienen?, incomprensión, especialmente porque conocemos a Jesús, hagamos un esfuerzo por captar lo bueno y positivo que hay en quienes nos rodean, y así, buscar que en nosotros haya capacidad de admiración por la gente a la que conocemos.

¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón?, se preguntan sus paisanos, como queriendo decir que los que son hijos de un artesano, no pueden mostrar sabiduría. Es conocido como sufre aquel que siente celos y envidia porque uno de condición más humilde es más alabado, seguramente porque piensa que la gloria que se le tributa se la están robando a él, entonces sus mal corazón intenta calmar este dolor despreciando el origen de quien sobresale más que él.

5.8     “UN PROFETA ES DESPRECIADO SOLAMENTE EN SU PUEBLO, EN SU FAMILIA Y EN SU CASA”.

Y Jesús era para ellos fue un motivo de escándalo. Entonces les dijo: ““Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro; sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos.

Jesús, estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Así fue como Cristo, dejo a los suyos y se fue a predicar a otro lugar, y esto para nosotros hoy debiera entristecernos mucho, que EL no abandone por nuestra falta fe, es así como pongamos todo lo necesario de nuestra parte para que el Señor nunca nos deje, y para que esto no ocurra nuestra fe debe ser honesta y sincera.

5.9    NUESTRA CEGUERA ESPIRITUAL NO NOS DEJA VER

También nos está enseñando este Evangelio, que no podemos amar al Señor, si sentimos desprecio por algún hermano, especialmente si en el miramos su condición social, económica o racial.

Hagamos un esfuerzo para no juzgar a los demás por las apariencias, y sepamos ver en otros su coherencia de vida, la rectitud de su espíritu, su calidad humana, capacidad de justicia, su sabiduría y que sea para nosotros un ejemplo su camino de santidad.

En este Evangelio, Jesús nos hace ver como nuestra ceguera espiritual no nos deja ver sus obras salvadoras, que él nos está mostrando su voluntad y no somos capaces de verla, ¿está contrariando nuestros gustos?, ¿nos está delatando nuestra soberbia?. Muchas veces dijo Jesús a la gente: “El que tenga oídos, que oiga”.

 El Señor nos bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Reflexión a las Lecturas del Domingo XIV Ciclo B

   Publicado en este link: (Enlace): PALABRA DE DIOS


Fuentes: Biblia Nácar Colunga

Comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.

Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.

www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

………