“ENTONCES ABRAHAM SE LE ACERCÓ Y LE DIJO: “¿ASÍ QUE VAS A EXTERMINAR AL JUSTO JUNTO CON EL CULPABLE?”….. “POR FAVOR….QUIZÁ SEAN SOLAMENTE DIEZ”…..“EN ATENCIÓN A ESOS DIEZ, RESPONDIÓ, NO LA DESTRUIRÉ”…..”¡ME ESCUCHASTE, SEÑOR, CUANDO TE INVOQUÉ!”……. “PERO CRISTO LOS HIZO REVIVIR CON ÉL, PERDONANDO TODAS NUESTRAS FALTAS”… “SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR” …. “¡CUÁNTO MÁS EL PADRE DEL CIELO DARÁ EL ESPÍRITU SANTO A AQUÉLLOS QUE SE LO PIDAN!”

Reflexión desde las Lecturas del XVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    EL TRATO DE INTIMIDAD CON NUESTRO PADRE.

El evangelio de hoy nos recuerda algo esencial en la vida del cristiano: el trato de intimidad con nuestro Padre. Puesto que somos hijos de Dios, la tendencia y el impulso es a tratar familiarmente con el Padre. La oración, por tanto, no es un lujo, sino una necesidad; no es algo para privilegiados, sino ofrecido por gracia a todos; no es una carga, sino un gozo. Los discípulos se ven atraídos precisamente por esa familiaridad que Jesús tiene con el Padre. Viendo a Jesús en oración, le dicen: “Enséñanos a orar”.

Esta intimidad desemboca en confianza. Jesús quiere despertar sobre todo esta confianza: “Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”

Si el amigo egoísta cede ante la petición del inoportuno, ¡cuánto más él, que es el gran Amigo que ha dado hasta su vida por nosotros! Pero esta confianza sólo crece sobre la base del conocimiento de Dios. Lo mismo que un niño confía en sus padres en la medida en que conoce y experimenta su amor, así también el cristiano delante de Dios.

La certeza de “Pidan y se les dará” está apoyada en él ¡cuánto más el Padre del cielo dará Por tanto, en el fondo, el evangelio nos está invitando a mirar a Dios, a tratarle de cerca para conocerle, a dejarnos sorprender por su grandeza, por su infinita generosidad, por su poder irresistible, por su sabiduría que nunca se equivoca. Sólo así crecerá nuestra confianza y podremos pedir con verdadera audacia, con la certeza de ser escuchados y de recibir lo que pedimos. Sólo así nuestras oraciones no serán palabras lanzadas al aire en un monólogo solitario.

2.    PRIMERA LECTURA Gén 18, 20-21.23-32

El trato familiar de Abraham con Dios le permite interceder por los habitantes de Sodoma, pues está convencido que la justicia divina no afectará a inocentes por culpables. Este relato pone también de manifiesto el efecto beneficioso de la intervención de un hombre amado por Dios.

Lectura del libro del Génesis.

El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, qué debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y Tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?” El Señor respondió: “Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos”. Entonces Abraham dijo: “Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?” “No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco”, respondió el Señor. Pero Abraham volvió a insistir: “Quizá no sean más de cuarenta”. Y el Señor respondió: “No lo haré por amor a esos cuarenta”. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta”. Y el Señor respondió: “No lo haré si encuentro allí a esos treinta”. Abraham insistió: “Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte”. “No la destruiré en atención a esos veinte”, declaró el Señor. “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez”. “En atención a esos diez, respondió, no la destruiré”.

Palabra de Dios.

2.1  ¿ASÍ QUE VAS A EXTERMINAR AL JUSTO JUNTO CON EL CULPABLE?

El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, qué debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? La tradición ha situado la escena de la conversación de Dios con Abraham en la actual Bene Naím, dominando el desierto, el mar Muerto y las ciudades de Sodoma y Gomorra Desde allí, el patriarca asistiría al terremoto que sumergió la ciudad maldita. El diálogo que sigue es encantador por la forma y, sobre todo, maravilloso por el contenido teológico. Abraham es el amigo fiel del Señor, y, por tanto, el Señor no puede menos de corresponder a esta amistad. Y entre amigos no hay secretos. Por otra parte, Abraham va a ser padre de un gran pueblo, en el que serían bendecidas todas las naciones; El Señor dijo: “¿Voy a encubrir yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo él de ser, como será, un pueblo grande y fuerte y habiendo de bendecirle todos los pueblos de la tierra?”  (v.17-18). Por tanto, le corresponde de algún modo conocer los planes destructivos de Dios sobre las ciudades pecadoras, Sodoma y Gomorra.

El autor sagrado finge un monólogo en el Señor: “El Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, qué debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Esto es, el Señor como introducción al diálogo que va a mantener con el patriarca. La justicia que va a ejercer sobre Sodoma servirá para que la descendencia de Abraham se enderece por buenos caminos: “Pues bien sé que mandará a sus hijos y a su casa después de él que guarden los caminos del Señor y hagan justicia y juicio, para que cumpla el Señor a Abraham cuanto le ha dicho.” (v.19) de forma que el Señor pueda colmarla de bendiciones. Aquí, pues, se suponen unas condiciones morales impuestas a Abraham en el pacto que no han sido explicitadas en el relato bíblico. No se alude a disposiciones positivas, sino simplemente a relaciones morales de los descendientes de Abraham con Dios, su protector y bienhechor.

2.2   EL SEÑOR CONVERSANDO AMIGABLEMENTE CON EL PATRIARCA, SU AMIGO

Los pecados de Sodoma claman al cielo por la justicia divina; prosiguió el Señor: “El clamor de Sodoma y Gomorra ha crecido mucho, y su pecado se ha agravado en extremo; voy a bajar a ver si sus obras han llegado a ser como el clamor que ha ve-nido hasta mí, y si no, lo sabré.” (v.20-21). Para informarse del estado de las cosas, el Señor desciende del cielo, de forma que tenga una opinión exacta sobre la situación. Es una concepción antropomórfica, muy en armonía con el estilo antiguo. Los dos acompañantes –de la aparición en Mambré- dejaron solos al Señor y al patriarca “Y partiéndose de allí dos de los varones, se encaminaron a Sodoma. Abraham siguió estando con el Señor. (v.22) y continuaron viaje hacia Sodoma. Ahora, en la mayor intimidad, Abraham, compadecido de la suerte de las ciudades pecadoras, donde está su sobrino Lot, se acerca al Señor para pedir clemencia, teniendo en cuenta que allí moran justos también; “Entonces Abraham se le acercó y le dijo: “¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y Tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él?. El patriarca, llevado de un sentimiento elemental de justicia, no comprende cómo Dios va a hacer perecer a justos y pecadores. No tiene luces sobre la remuneración en ultratumba, y cree que los justos deben ser premiados en esta vida, y los pecadores castigados. El diálogo es una de las más bellas páginas del Antiguo Testamento, pues destaca el poder intercesor del justo por los pecadores. Primero el patriarca pregunta si bastarían cincuenta justos para que perdonase Dios a toda la ciudad. El patriarca baja la cifra hasta diez; “Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez”, y Dios le dice que, si hay diez justos en Sodoma, perdonará a toda la ciudad; por última vez. Quizá sean solamente diez”.  Pero la depravación de Sodoma es tan general, que no se encuentran estos diez justos. San Pedro alaba a Lot; “pues este justo, que vivía en medio de ellos, torturaba día tras día su alma justa por las obras inicuas que veía y oía” (2 Pedro 2:8)

El texto nos presenta aquí al Señor conversando amigablemente con el patriarca, su amigo. Semejante modo de hablar nos trae a la memoria otros pasajes anteriores, en que el Señor se nos ofrece tan humano y hasta paseándose por el jardín del Edén a la hora de la brisa; “Oyeron luego el ruido de los pasos del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa”,  (Génesis 3,8). El Espíritu Santo, en su obra inspiradora, se ha humanizado en la expresión para hacerse entender de los hombres; “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas”;  (Hebreos1:1). La gran enseñanza del relato bíblico es el poder de intercesión de los justos en el Antiguo Testamento. La forma de expresar esta doctrina es encantadora y muy en armonía con la mentalidad tierna de los destinatarios inmediatos de estos relatos bíblicos. Es el modo peculiar de narrar — descriptivo, folklórico y antropomórfico — a la vez gran teólogo y poeta. Nosotros hemos de buscar ante todo en el relato, no la forma de expresión, sino su contenido religioso.

3.    SALMO Sal 137, 1-3.6-7a.7c-8

R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo.

R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma.

R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Si camino entre peligros, me conservas la vida.

R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!

R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

3.1   SALMO DE ACCIÓN DE GRACIAS.

Este salmo de acción de gracias, es atribuido por la tradición judía al rey David, aunque probablemente fue compuesto en una época posterior, comienza con un canto personal del orante. Alza su voz en el marco de la asamblea del templo o, por lo menos, teniendo como referencia el santuario de Sión, sede de la presencia del Señor y de su encuentro con el pueblo de los fieles.

El salmista parece hacerse eco de los sentimientos de gratitud del pueblo al ser liberado de la opresión babilónica. “Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles”.  Así, alaba al Señor por el cumplimiento de sus antiguas promesas, lo que servirá para que todos los reyes de la tierra reconozcan su señorío y poder. Cantarán en los caminos del Señor: “¡Grande es ciertamente la gloria del Señor!” (Sal 137,5).

El poeta quiere declarar las alabanzas de su Dios ante los supuestos dioses de las otras naciones. Esto no quiere decir que reconozca las divinidades de los pueblos gentílicos, sino que se dispone a cantar las alabanzas del Señor en medio de un ambiente idolátrico, declarando su superioridad sobre todo lo que es objeto de adoración por parte de los gentiles. La liberación del pueblo israelita es una prueba del poder de su nombre. “Cuando camino en medio de la angustia, me vivificas, extiendes tu mano contra la ira de mis enemigos, y tu diestra me salva”: (Sal 137,7) Por ella reconocerán su soberanía todos los reyes de la tierra; al ver el cumplimiento de las antiguas promesas, le reconocerán como “Dios único y salvador.” Por tu templo en Jerusalén, te ofrecerán dones los reyes (Sal 68,30) o como se canta en; “Porque aman tus siervos sus piedras y se compadecen de sus ruinas. Entonces temerán las gentes el nombre del Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria”, (Sal 102 (101), 15-16).

En efecto, el salmista afirma que: Me postraré ante tu santo Templo y daré gracias a tu Nombre”,  en él canta ante Dios, que está en los cielos con su corte de ángeles: te cantaré en presencia de los ángeles”, pero que también está a la escucha en el espacio terreno del templo.  El orante tiene la certeza de que el “nombre” del Señor, es decir, su realidad personal viva y operante, y sus virtudes de fidelidad y misericordia, signos de la alianza con su pueblo, son el fundamento de toda confianza y de toda esperanza; Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre”. .

Es así como la mirada se dirige por un instante al pasado, al día del sufrimiento: la voz divina había respondido entonces al clamor del fiel angustiado. Dios había infundido valor al alma turbada: Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma.”. Es como si se produjera la penetración de un viento impetuoso que barre las dudas y los temores, infunde una energía vital nueva y aumenta la fortaleza y la confianza.

En efecto, por superior y encumbrado que esté el Señor en los cielos de los cielos, no se desentiende de los humildes, El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde”,  a los que dispensa su protección, mientras que al altivo le conoce (le tiene ante sus ojos escrutadores), “y reconoce al orgulloso desde lejos”,  pero de lejos, pues no le dispensa su protección. La distancia no impide que esté al tanto de sus inicuas acciones; pero su mirada, lejos de ser protectora, es justiciera y disciplinaria. El salmista tiene experiencia personal de la protección divina, que le salva de la angustia y, al mismo tiempo, castiga inexorablemente a sus enemigos.

Seguro del auxilio divino, pide al Señor que continúe favoreciéndole, cumpliendo así sus promesas. Israel es la obra de sus manos, “Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!” y, en consecuencia, no debe dejarla incompleta, sino protegerla hasta que alcance la plenitud prevista en sus augustos designios.

Porque Tu amor es eterno, Señor”, Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles, porque siempre nos escuchas y te fijas en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos. Así como me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma, así me postraré ante tu santo Templo y daré gracias a tu Nombre, porque: ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!”

4.    SEGUNDA LECTURA Col 2, 12-14

Pablo les recuerda a los cristianos de Colosas que su incorporación a la Iglesia ha sido mucho más que un rito externo, ya que por el bautismo han sido asociados a esa renovación del mundo realizada por Jesús a través de su muerte y resurrección.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.

Hermanos: En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.

Palabra de Dios.

4.1   EN EL BAUTISMO, USTEDES FUERON SEPULTADOS CON CRISTO

En íntima conexión con lo que acaba de escribir sobre su misión para predicar el “misterio” de Cristo, Pablo habla ahora de su inquietud por la fe de los colosenses, bien instruidos por Epafras, pero que se hallan en peligro de ser seducidos por las doctrinas “falaces y vanas” de falsos maestros. Les da cuenta primeramente del vivo interés que tiene por ellos y de cómo lucha y se esfuerza, a fin de que sean confortados sus corazones y, estrechamente unidos por la caridad, alcancen plena inteligencia del misterio de Cristo, fuera del cual no hay más que ignorancia y oscuridad intelectual.

Luego, en el texto de hoy, sigue insistiendo en la misma idea de cómo se efectuó nuestra incorporación a Cristo; “En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos”, pero lo hace en forma más dramática. Dice que la condonación de nuestros delitos y resurrección a nueva vida; “Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión”,  la hizo Dios borrando el acta que nos era contraria y clavándola en la cruz; Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.

4.2   SAN PABLO, HABLANDO EN FORMA DRAMÁTICA, CONTEMPLA A DIOS CLAVANDO EN LA CRUZ VICTORIOSA

Lo anterior, evidentemente, es una alusión a la pasión y muerte de Cristo, causa de nuestra salud, (todos pecaron y están privados de la gloria de Dios - y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente. Romanos 3:24-25). Pero ¿de qué “acta” se trata? Hay autores que suponen aquí la misma metáfora que cuando se habla del “libro de la vida” (También te ruego a ti, Sícigo, verdadero –compañero-, que las ayudes, ya que lucharon por el Evangelio a mi lado, lo mismo que Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. Filipenses 4,3), y se aludiría a esa especie de acta o registro en que se supondrían anotadas nuestras deudas con Dios y que habría sido clavado, y anulado, en la cruz de Jesús, al igual que lo eran las culpas de un ajusticiado, anotadas en el letrero de su cruz (Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz…..Lo que he escrito, lo he escrito. Juan 19:19-22). Sin embargo, lo más probable, conforme interpreta la mayoría de los autores, es que se aluda a la Ley mosaica, documento escrito contrario a nosotros, pues al prohibir el pecado sin dar fuerzas para evitarlo lo hacía abundar más, manteniéndonos en esclavitud y llevándonos a la muerte. Esta sentencia de muerte que pesaba sobre nosotros, quedó anulada con la muerte de Cristo, a quien Dios hizo “pecado” y “maldito” y “sujeto a la Ley,” para de ese modo destruir en su persona el documento que nos condenaba (A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en él. 2 Corintios 5, 21).

San Pablo, hablando en forma dramática, contempla a Dios clavando en la cruz victoriosa, el documento, como indicando que queda abolido, junto con todas sus exigencias. Y continuando en la misma forma dramática, aunque cambiando de imagen, contempla asimismo a las potencias angélicas o poderes supraterrenos, de que tanto hablaban los judaizantes de Colosas, como formando parte, en concepto de capitanes enemigos derrotados, del cortejo triunfal de Dios con la cruz como trofeo principal “y despojando a los principados y a las potestades, los sacó valientemente a la vergüenza, triunfando de ellos en la cruz” (v.15).

5.    EVANGELIO Lc 11, 1-13

En el camino hacia Jerusalén Jesús enseña a sus discípulos no sólo una fórmula para repetir, sino un proyecto que debe abrazar toda la vida cristiana, que la transforme desde dentro y la proyecte a la realidad que los rodea; todo ello con la certeza que el Padre nunca dará nada que no sea útil y saludable para quienes se empeñen en vivir tal proyecto.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”. Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: -Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle-, y desde adentro él le responde: -No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos-. Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”

Palabra del Señor.

5.1  JESÚS REZA Y ENSEÑA EL PADRENUESTRO PORQUE PRIMERO LO VIVE Y LO PRACTICA.

En el evangelio de Lucas, el Padrenuestro también se encuentra enmarcado en una catequesis sobre la oración. Las enseñanzas se agrupan en tres temas: el Padrenuestro (Lc. 11, 1-4), la confianza y seguridad de que Dios escucha siempre (Lc. 11, 5-8) y la eficacia de la oración al Padre (Lc. 11, 9-13).

En Lucas, los discípulos reconocen en la práctica de Jesús una nueva forma de orar, que les impresiona y quieren imitar. Un día, al finalizar su oración, uno de ellos le pide que les enseñe a orar. La comparación con Juan el Bautista y sus discípulos es importante. Era común que cada maestro transmitiese a su grupo de seguidores una oración que los uniera, una especie de credo que los identificase. Los discípulos le reclaman al Señor que él también les enseñe una oración que los reúna, que los congregue como comunidad que intenta vivir como él. El Padrenuestro es una síntesis del mensaje de Jesús, un resumen de sus motivaciones más profundas. Es importante descubrir que Jesús, cuando quiere transmitir lo medular de su predicación y su vida, no utiliza un discurso doctrinal, sino una breve oración que reúne lo más importante del sentido de su vida. Jesús reza y enseña el Padrenuestro porque primero lo vive y lo practica.

5.2       PADRE

No hay en el lenguaje humano ninguna palabra en que se condense toda la buena nueva que Jesús trajo a la tierra, como en la palabra que el hombre dirige a su Dios llamándole: Padre. Dios, nuestro Padre, nosotros sus hijos.

La palabra Padre la repite Jesús muchísimas veces, tanto en sus sermones a los judíos y apóstoles como en sus oraciones. Especialmente se ve esto en los Evangelios de San Mateo y San Juan. San Mateo trae esta palabra 44 veces, Juan cerca de 115 veces. De esto se deduce cuán profundamente impresionó esta palabra a los apóstoles y cuánto se grabó en su memoria.

Al poner esta palabra al principio de su oración, Jesús quería producir en nosotros los mismos sentimientos que El abrigaba. Por eso se puede comprender cuánto le agrada el que este pensamiento fundamental de su trato con Dios halle un eco fiel en nuestras oraciones.

Cuando un niño no conoció a su padre como la imagen perfecta del amor providencial, y no creció al calor de este amor, siempre sentirá la falta de uno de los aspectos más felices de su vida. Lo mismo acaece en el hombre que no aprendió sentirse hijo de Dios. A él no le queda más remedio que pedir con toda reverencia como los discípulos: "Señor, enséñanos a orar".

El decir “Padre”, nos debe hacernos muy felices en la convicción de tener por Padre a Dios, el Eterno e Inmenso, el Creador y Señor de todas las cosas creadas. ¡Qué ánimo y aliento, qué confianza en todas las situaciones de nuestra vida nos da esta seguridad! ¡Oh Padre mío, yo creo en tu eterno amor para conmigo! Cuán fielmente cumpliste siempre tus obligaciones de Padre conmigo! Yo a mi vez quiero ser fiel hijo tuyo y buen hermano de tus hijos, mis hermanos en la tierra, ante todo de tu Hijo que me recuperó los derechos perdidos de ser hijo tuyo. (Anónimo)

5.3       SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Que gozo poder hablarle íntimamente a nuestro Padre y decirle: ¡Que , oh Padre, encuentres en el mundo aquella gloria externa que se te debe en la vida pública y privada de los hombres, en la ciencia y las bellas artes, en la técnica y en la vida política, ante todo en la práctica de las virtudes de tus hijos! ¡Ojalá todo sea dirigido para promover tu honra y gloria! Esta es mi primera aspiración en todas mis oraciones, como es el principal interés de los hijos buenos que el padre de familia sea honrado y amado de todos.

Oh querido Padre que estás en los cielos, necesito pedirte muchas cosas: soy pobre y necesito mi pan cotidiano; soy más pobre porque necesito el perdón de mi culpa: soy aún más pobre, porque necesito ser librado siempre de nuevos peligros; soy pobrísimo, porque necesito ser preservado de la perdición eterna. Pero todas esas cosas no han de ser lo primero que te pido. El primer y principal objeto de todos mis anhelos es que tu nombre sea santificado. ¡Ojalá toda mi vida sea dedicada a conseguir este fin primordial de todos los hombres de la tierra! (Anónimo)

5.4       QUE VENGA TU REINO

Nosotros somos de propiedad y posesión, de Dios. Es así como le rogamos que fortalezca en nuestros corazones la convicción de ser suyos a fin de no servir a nadie fuera de Él, como pedirle que no permitas que el espíritu del mundo reine en perjuicio de las almas inmortales. Roguemos al Señor para que refrene la incredulidad, la soberbia y la sensualidad. Pidamos que El extienda su reino por medio de la propagación de la fe entre todos los pueblos de la tierra, por la libertad y exaltación de la Iglesia, por la multiplicación de su influjo en todas las manifestaciones de la vida a su alcance, para ennoblecer la sociedad y poder llevarla a su verdadera felicidad. Roguemos al Señor para que tome posesión de los corazones de todos los hombres a fin de que puedan llegar a ser herederos de tu reino eterno.

5.5       DANOS CADA DÍA NUESTRO PAN COTIDIANO

Bajo el concepto de "pan de cada día" que pedimos para todo el género humano, entendemos en primer término todos los bienes materiales y espirituales que el hombre necesita para la vida terrenal y existencia digna a su naturaleza. Llama nuestra atención que, cuando las peticiones anteriores, abrazan el cielo, la tierra y la eternidad, ésta se concreta al día que pasa y al pan que necesitamos.

Esta petición debe ser condicional, esto es, unida a la anterior a la que pedimos que se haga la voluntad de Dios en todas las cosas. Así pedimos aquí que nos dé el pan de cada día, si así es su santa voluntad.

Incondicional debe ser esta petición sólo cuando la referimos al pan de la divina gracia que diariamente necesitamos, o al pan de la Hostia divina. El recuerdo del Santísimo Sacramento es el pensamiento más hermoso y tierno que la palabra "pan" puede sugerirnos.

Oremos para que siempre aumente el número de los fieles que reciben diariamente este pan celestial y que con ellos se multiplique el número de aquellos en que Jesús vive y reina y que viven en Jesús; esto significaría el más perfecto cumplimiento de esa petición, la solución de la atormentadora cuestión por el pan cotidiano que tanto interesa a los hombres.

Muy convenientemente se une a esta petición la Comunión espiritual, a la vez que el ruego por aquellos pobres, a quienes falta el pan del día. No en balde Jesús acentúa tanto en esta y en las siguientes peticiones el concepto de familia que prima en ellas, que se llega a pensar que, no se nos concedería ningún pedido personal, que no alcance a la vez a todos nuestros hermanos.

5.6   PERDONA NUESTROS PECADOS, PORQUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A AQUÉLLOS QUE NOS OFENDEN;

Esta petición intenta mantener vivo en nosotros el espíritu de penitencia. El perdón de los pecados es la necesidad más urgente del caído género humano. No hay cosa que oprima tanto como una culpa no expiada. Ahora bien, el precio del perdón de toda la culpa del hombre lo pagó Jesús por medio de sus infinitos méritos, adquiridos por su vida, pasión y muerte. Pero la aplicación de estos méritos al alma exige su cooperación a la gracia. En esta cooperación no prestan, desgraciadamente, millares de almas. Para todas ellas pedimos nuevas y más abundantes gracias de perdón y conversión. En esto estriba el significado de esta petición. Al formularla no pensamos solamente en nuestra culpa personal, sino también en la de nuestra familia, de nuestros hermanos y allegados, de nuestro pueblo, patria y de todo el linaje humano. Este apostolado de la oración, esta petición por la conversión de los pecadores, disidentes, infieles y paganos, es una obra excelente de misericordia que cada cual puede hacer.

En todo ello hay que tener presente que Dios nuestro Señor es Padre bondadosísimo, inclinado por naturaleza a usar de misericordia donde quiera que note alguna buena voluntad en el hombre. No creamos algo de Dios que tendríamos reparo o vergüenza de creer de nuestro propio padre. Para nosotros pedimos la gracia de recibir siempre dignamente el Sacramento de la Penitencia y de no engañarnos acerca de la seriedad de nuestra contrición y sinceridad de nuestros propósitos, prometiendo a la vez cumplir con la condición expresada en las palabras que agregamos: "como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". El perdón que Dios nos concede está en relación exacta con la conducta que nosotros observamos con nuestros prójimos (Mat. 7, 2). Un silencioso y sincero: "Perdona nuestras ofensas" por la salud de nuestro prójimo es la mejor contestación al rencor y la antipatía natural que se levanta en nuestro interior, y constituirá nuestro perdón y justificación ante el tribunal divino.

5.7   Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN”.

En esta petición imploramos, nos preserve Dios de nuestros pecados, confesión que avergüenza nuestro orgullo. No podemos confiar en nosotros mismos. La historia de nuestra vida es en su mayor parte la historia de nuestras derrotas en las tentaciones. Sólo el que se teme a mismo y confía en el auxilio de Dios, está seguro de no pecar. Al pedir que Dios no nos deje caer en las tentaciones, nos obligamos, a la vez, a evitar todas las ocasiones de pecado y emplear los medios necesarios para no pecar.

Adviértase aquí el plural "nos". Lo que cada cual pide para sí, lo implora igualmente para todos sus prójimos. ¡Con qué insistencia surgirá muchas veces de los corazones buenos y celosos de la salvación de las almas esta petición a favor de las que se hallan confiadas a su cuidado, especialmente para conservar la inocencia de la vida! ¡Cuán necesaria es tal oración, ante todo en la época actual en que toda la atmósfera se halla envenenada del olor viciado de la tentación!

5.8       REZAR EL PADRENUESTRO HOY

Rezar hoy el Padrenuestro, es dar una mirada a Nuestro Padre, es una explosión de amor. Que gran cosa nos enseñó Jesús, hablar con Dios como con su propio Padre, dirigirse a Dios familiarmente, como dice San Juan Casiano, “es una ternura de piedad en verdad entrañable”

Padre nuestro: este nombre suscita en nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la oración,.. Y también la esperanza de obtener lo que vamos a pedir, dice San Agustín: “¿Qué puede El, en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando ya previamente les ha permitido ser sus hijos?”

Dos sabios consejos: Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que debemos comportarnos como hijos de Dios (San Cipriano, Dom. orat. 11) y Es necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar de ella nuestra alma (San Gregorio de Nisa, or. dom. 2).

5.9   NO SE DEBE SER NEGLIGENTE Y DESCUIDADO CON LA ORACIONES

En los versículos anteriores, (Lc 11, 1-4), a petición de los apóstoles, Jesús nos enseñó como orar, ahora nos quiere dejar en claro que no hay que ser pusilánime, esto es falto de ánimo o de valor para soportar las penas, y no se debe ser negligente y descuidado con la oraciones y que si no somos oídos a la primera o la segunda, no dejemos de orar. En otras palabras, es bueno tener paciencia en las oraciones.

5.10   “SI UNO DE VOSOTROS TIENE UN AMIGO”

Dice Jesús, “Si uno de vosotros tiene un amigo”. ¿Cómo podríamos definir lo que es un amigo?, Parece que lo más cercanos a lo que entendemos, es con el que tiene una relación de amistad o de afecto y confianza, pero además yo agregaría, una relación personal desinteresada, que nace y se fortalece con el trato y está basada en un sentimiento recíproco de cariño y simpatía y también de amor mutuo. ¿Quién es este amigo? ¿Quién es más amigo nuestro que aquel que ha entregado su vida por nosotros? Este amigo es Jesús.

Luego dice y, acudiendo a él a medianoche, Aquí se nos da a conocer otro precepto, es decir a una hora impensada, y que oremos en todo momento (no sólo durante el día sino también de noche). Como pidió David cuando decía (Sal 118,62): "Me levantaba a media noche a tributarte gracias".

5.11   ¿CUÁNTO DEBEMOS ORAR?, ¿A QUE HORA DEBEMOS ORAR?

¿Cuánto debemos orar?, ¿A qué hora debemos orar?, ¿Por quién debemos orar?, cuanto más caemos y cuanto más pecamos, cuanto más necesitamos, nosotros y nuestros amigos, por esos dice "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle"

¿Qué son estos tres panes?, es el alimento divino, porque puede suceder que ha llegado un amigo fatigado de un mal camino, trasnochado y de mala vida, y nos pida ayuda en la fe a fin de cambiar el rumbo, y no sepamos que darle, entonces acudimos a la ayuda, a los Evangelios u otro fragmentos de las Sagradas Escrituras y a la oración.

5.12  ALGUNAS VECES SE TARDA EN RECIBIR, Y DEBEMOS INSISTIR CUANDO NECESITAMOS

Pero aquí en el ejemplo que nos pone el Maestro dice: "Y aquél, desde dentro, le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada” ¿frente a esta puerta cerrada, como debiéramos actuar? No por esto vamos a abandonar nuestro interés, porque algunas veces se tarda en recibir, y debemos insistir cuando necesitamos, y todo lo que se adquiere con mucho trabajo, se conserva con cariño. Cuanto más veamos cerradas las puertas, más debemos orar. (Pablo Col 4,3) “A la vez, orad también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra, para comunicar el misterio de Jesús”

Y sigue el relato: “Y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos". En efecto muchos de los que reparten la sabiduría de los evangelios, como el buen pan necesitado, el mejor de los alimentos, y que anduvieron predicando por todo el mundo, están ya en reposo misterioso con el Señor. El lecho es el descanso del Salvador.

5.13   “YO OS DIGO: PEDID Y SE OS DARÁ”

Luego Jesús, nos añade una exhortación y nos estimula en extremo a buscar, a pedir y a llamar, hasta que recibamos lo que pedimos. Entonces nos dice: “Yo os digo: Pedid y se os dará”. Esto tiene fuerza de cumplimiento, porque todo lo que viene de Dios se hace. Luego haciéndonos ver la pequeñez inexcusable de nuestra fe, nos añade; “buscad y hallaréis”. Las cosas que se buscan exigen mucho cuidado, principalmente lo que está en Dios, porque son muchas las cosas que dificultan nuestros sentidos. Así como buscamos cosas perdidas así debemos buscar a Dios con ganas de encontrarlo.

14.  "LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ".

Mostremos también interés en que vamos a la puerta para que se nos abra y aunque no se abra inmediatamente, no perdamos la esperanza que se nos abrirá. Jesús así nos ha dicho, y su palabra es verdad que se cumple, por esto añade: "Llamad y se os abrirá". Porque si continuamos pidiendo, recibiremos sin duda. Por esto está cerrada la puerta, para obligarnos a que llamemos; por ello no contesta afirmativamente en seguida, para que pidamos encarecidamente. El Señor no nos invitaría tanto a que pidiésemos si no quisiera darnos, porque más quiere dar el Señor, que nosotros recibir.

5.15   ¿POR QUÉ MUCHOS QUE ORAN NO SON OÍDOS?

Algunos se preguntarán ¿por qué muchos que oran no son oídos? A ellos debemos contestarles que todo aquel que llega a pedir con recta intención, (en otra palabras simples, seamos derecho en pedir), no omitiendo nada de lo que pueda contribuir a obtener lo que pide, recibirá sin duda lo que ha pedido en su ruego. Pero si alguno separa su intención del ruego justo, esto es, no pide como corresponde o debe y entonces puede decirse que no pide. Así nos enseña también Santiago; "Pedís, y no recibís, porque pedís mal" (Stgo 4,3).

En todo caso si pedimos, y creemos que no hemos recibido, todo lo que hemos ofrecido al Señor nunca estará demás.

5.16   EL SABE QUE ES BUENO PARA NOSOTROS

Dios sabe lo que necesitamos, y nos concede lo que Él sabe que es bueno para nosotros. Algunas veces pedimos cosas que son inalcanzables, o cosas extrañas movido por ilusiones que se nos ocurren, por ejemplo que nos ayude a ganar la lotería, cuando pedimos a Dios algo semejante, nunca lo alcanzaremos.

En otras palabras, cuando nuestro hijo nos pide pan se lo concedemos con gusto, porque pide un alimento conveniente; pero cuando por falta de inteligencia nos pide una piedra para comer, no solamente no se la damos, sino que se lo prohibimos, porque es perjudicial hasta el deseo de ella. Este es el sentido del evangelio, porque si entre nosotros un hijo nos pide pan ¿le daríamos acaso una piedra? En el mismo sentido debemos entender lo de la serpiente y del pez, cuando dice: ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión?”

5.17   TENGAMOS CONFIANZA EN LA EFICACIA DE LA ORACIÓN

Dios no solamente nos concederá lo que le pidamos, va más allá, y se nos da así mismo, nos da su propio Don, que es el Don de su divino Espíritu.

Tengamos confianza en la eficacia de la oración, nuestro Padre no es indiferente a nuestras súplicas, los tres panes, son como las tres cosas que más requerimos, oración para pedir por nuestras necesidades, perseverancia para obtener la gracia de lo pedido y convicción en la bondad y el amor de Dios.

Dice san Mateo; 7,11. ¡Con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!

Cristo Jesús viva en sus corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS

XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C


Fuentes Bibliográficas:

Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico


www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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