“ENTONCES ELLOS TOMARON A JEREMÍAS Y LO ARROJARON AL ALJIBE DE MALQUÍAS”….. “EBED MÉLEC SALIÓ DE LA CASA DEL REY Y LE DIJO: “REY, MI SEÑOR, ESOS HOMBRES HAN OBRADO MAL TRATANDO ASÍ A JEREMÍAS”…. “ME SACÓ DE LA FOSA INFERNAL, DEL BARRO CENAGOSO; AFIANZÓ MIS PIES SOBRE LA ROCA Y AFIRMÓ MIS PASOS”….. “DESPOJÉMONOS DE TODO LO QUE NOS ESTORBA, EN ESPECIAL DEL PECADO”…. “YO HE VENIDO A TRAER FUEGO SOBRE LA TIERRA, ¡Y CÓMO DESEARÍA QUE YA ESTUVIERA ARDIENDO!”

Reflexión desde las Lecturas del XX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    PIENSAN USTEDES QUE HE VENIDO A TRAER LA PAZ A LA TIERRA?

Misteriosa frase de Jesús que contrasta con otras salidas de sus mismos labios: La paz os dejo, mi paz os doy. Ello quiere decir que no hemos de entender las palabras de Cristo según nuestros criterios puramente humanos: No os la doy como la da el mundo (Jn 14,27).

La paz de Cristo no consiste en la carencia de lucha, no se identifica con una situación de indiferencia donde todo da igual, ni proviene de la eliminación de las dificultades. Cristo es todo lo contrario a es falsa paz, a esa actitud anodina que en el fondo delata que uno no tiene nada por lo que valga la pena luchar, vivir y morir; él es pura pasión, fuego devorador: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra .

También el cristiano vive en una lucha a muerte contra el mal: “Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre”.. El profeta es perseguido por denunciar el mal. Una paz que nace de tolerar el mal no es la paz de Cristo. Hay que contar con que los que rechazan a Cristo, aunque sean de la propia familia, siempre nos perseguirán, precisamente por seguir a Cristo ser fieles al evangelio. Una paz cobarde, lograda a base de traicionar a Cristo, no es paz. Él es el primero, el único, el absoluto. Cristo y su evangelio no son negociables. Poner como criterio máximo el no chocar, el estar a bien con todos a cualquier precio, el no crearse problemas, acaba llevando a renegar de Cristo. Y a veces se impone la opción: “El que no está conmigo, está contra mí”  (Lc 11,23).

2.    PRIMERA LECTURA Jer 38, 3-6.8-10

La predicación de Jeremías que llama al sometimiento de Babilonia para salvar la vida, las instituciones y la tierra, provocan la ira de los ministros del rey quienes piden su cabeza pues lo ven como enemigo de su propio pueblo.

Lectura del libro de Jeremías

El profeta Jeremías decía al pueblo: “Así habla el Señor: «Esta ciudad será entregada al ejército del rey de Babilonia, y éste la tomará»”. Los jefes dijeron al rey: “Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, y a todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia”. El rey Sedecías respondió: “Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes”. Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas. En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro. Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo: “Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad”. El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el hombre de Cusa: “Toma de aquí a tres hombres contigo, y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera”.

Palabra de Dios.

2.1       LOS JEFES DIJERON AL REY: “QUE ESTE HOMBRE SEA CONDENADO A MUERTE

Jeremías continuaba aconsejando la rendición al pueblo. Los nacionalistas no pudieron soportar esto, que consideraban contrario a los intereses de su pueblo. Algunos de los que ahora atentan contra la vida del profeta nos son conocidos. Parece que el profeta, en su relativa prisión en el vestíbulo de la guardia, continuaba predicando la sumisión al invasor babilónico, invitando a pasar a las filas del enemigo como único medio de salvación, pues los que quedaran en la ciudad morirían por la espada, el hambre y la peste; -Todos cuantos se queden en esta ciudad morirán de espada, de hambre y de peste; el que huya a los caldeos vivirá y tendrá la vida por botín (v.2)-.Ya que no había logrado convencer al rey de la inutilidad de la resistencia, al menos que el pueblo sencillo se pusiera a salvo, pues resultaba criminal la pretensión de resistencia en tales circunstancias: el que huya a los caldeos tendrá la vida por botín, en estas circunstancias críticas sólo el hecho de salvarse supone un riquísimo botín. Pero este lenguaje era considerado como traidor por los nacionalistas; “Los jefes dijeron al rey: “Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, y a todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia”. Indudablemente, desde el punto de vista meramente humano, la predicación derrotista del profeta sembraba la desmoralización de los defensores de la ciudad. No habría otra solución que quitar del medio a esa voz traidora e inoportuna. Para ellos, Jeremías no era un patriota: “no busca el bien del pueblo, sino su desgracia”.

El rey accedió, pues, débil como era, no se atrevió a hacer frente a los airados nacionalistas: “Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes”. Es decir, el rey confiesa que, en esos momentos de pasión nacionalista, él, como soberano, nada puede hacer: “el rey ya no puede nada contra ustedes”. En esta frase se refleja su espíritu vacilante y temeroso. Es la como la solución de Pilatos ante las exigencias de los sanedritas.

2.2       ENTONCES ELLOS TOMARON A JEREMÍAS Y LO ARROJARON AL ALJIBE

Los jefes nacionalistas, con el consentimiento del rey, arrojaron al profeta a un aljibe (Cisterna): “Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe” No se atrevieron a derramar su sangre, y prefirieron una muerte incruenta. El hecho de derramar sangre les impresionaba más. La lectura dice que es el aljibe; “de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas”. La expresión “hijo del rey”, puede tener el sentido amplio de “pariente” del rey, un príncipe, pues no se conoce ningún hijo de Sedecías con ese nombre. La cisterna estaba cerca del vestíbulo de la guardia, en los departamentos del mismo palacio. El historiador da el detalle: “En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro”, para dar una idea de lo penoso que resultaría para el profeta estar allí. Estaba, pues, condenado a muerte lenta

El cronista se complace en relatar que la iniciativa de liberación del profeta partió de un extranjero, “Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo: “Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad”. Algunas versiones bíblicas, (Nácar Colunga) lo llaman Ebed Mélec el etíope o nubio, que era eunuco, palabra que puede significar un hombre mutilado, encargado del harén real, o simplemente un funcionario real. Un extranjero, pues, sale bienhechor de los derechos de un profeta del Señor. En esto hay un tono de ironía en el hagiógrafo. Los compatriotas de Jeremías le quieren matar, mientras que los extranjeros le reconocen como enviado de Dios. El eunuco sabe que el rey es débil de carácter y que, si bien no ha sabido imponerse a los inicuos designios de sus cortesanos respecto a Jeremías, tiene buenos sentimientos, y por eso le aborda de improviso; “Rey, mi señor”, seguro de su éxito, recriminando la conducta de sus cortesanos; “esos hombres han obrado mal”.

El etíope convence al rey, y éste le da tres hombres; “Toma de aquí a tres hombres contigo”, para que le ayuden en la liberación del profeta, “y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera”. Después el cronista da encantadores detalles sobre la liberación de Jeremías. El buen etíope se había preocupado de que el profeta no se lastimara al ser levantado con la soga, y de antemano le echa ropas que le sirvieran de amortiguador debajo de ésta; Y dijo el etíope a Jeremías: Ponte estos trapos y ropas viejas debajo de los sobacos, sobre las cuerdas. Y así lo hizo así Jeremías, (v.12). Esta acción del eunuco fue premiada por el profeta con un vaticinio en el que le anuncia que se salvará de la catástrofe.

3.    SALMO Sal 39, 2-4. 18

3.1       ACCIÓN DE GRACIAS POR EL AUXILIO RECIBIDO.

Este salmo tiene dos partes, acción de gracias individual y súplica de auxilio. La primera parte, de acción de gracias, supone la liberación de un peligro de muerte gracias a la intervención providencial de Dios, en consecuencia, el salmista entona luego, versículos siguientes, un himno eucarístico, invitando a los oyentes a adherirse al Señor, que protege a sus fieles, y recordando los favores que otorga a los suyos. Más que ofrecer sacrificios de acción de gracias, El Señor prefiere que se publiquen sus bendiciones y se acate su voluntad: No te complaces tú en el sacrificio y la ofrenda; me has dado oído abierto no pides ni holocausto ni sacrificio expiatorio… (v.7-11).

R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

Me sacó de la fosa infernal, del barro cenagoso; afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos. R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, temerán y confiarán en el Señor. R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

Yo soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí; tú eres mi ayuda y mi libertador, ¡no tardes, Dios mío! R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

3.2       LA LIBERACIÓN DE UN PELIGRO DE MUERTE

El salmista alude a una situación de peligro para su vida, sin determinar si se trata de una enfermedad grave o un accidente mortal. Por otra parte, no alude, como en otros salmos a amenazas de muerte de parte de sus enemigos. El Señor acudió a su súplica cuando se hallaba al borde del abismo. Se consideraba ya en el sepulcro u horrible fosa, que describe como: “barro cenagoso” o cisterna en la que se echaba a los prisioneros. “Me sacó de la fosa infernal, del barro cenagoso; afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos. La situación parecía desesperada, pero intervino la mano protectora del Señor, y al punto su vida se cambió, y del peligro pasó a la máxima seguridad, pues el Señor; “afianzó sus pies sobre la roca, afianzando sus pasos. El similar es corriente en la literatura salmódica, y refleja bien la situación del náufrago que, después de nadar, encuentra la salvadora e inconmovible roca, o el perseguido por los enemigos que al fin llega a una prominencia rocosa, desde donde los domina como desde ciudadela inaccesible. El salmista se siente seguro, y sus pies no vacilan en el “barro cenagoso”, sino que sus pasos se afianzan, caminando por superficie firme como las rocas. “afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos”.

“Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, temerán y confiarán en el Señor. En esta segunda parte del salmo se refleja la ansiedad del justo en peligro; por ello, las exigencias del contexto hacen suponer que nos hallamos ante otra situación diferente a la anterior, en la que se destacaba la acción de gracias por la liberación de un peligro de muerte. El salmista ahora pide auxilio en su difícil situación, ¡Señor, ven pronto a socorrerme!”,  y recuerda que siempre ha estado bajo el amparo de la misericordia, piedad y fidelidad de su Dios, que nunca abandona a los que le son fieles: “Yo soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí; tú eres mi ayuda y mi libertador, ¡no tardes, Dios mío!”. Consciente y seguro de la protección divina en los momentos críticos, el salmista termina haciendo un acto de confianza ciega en su Señor, y está seguro de que, aunque ahora se siente; “pobre y miserable”, no está fuera del ámbito de la solícita providencia divina, pues en realidad el Señor es su Libertador: “tú eres mi ayuda y mi libertador. Seguro de ello, suplica que no tarde en manifestar su poder salvador en su favor: “¡no tardes, Dios mío! R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!”

4.    SEGUNDA LECTURA Heb 12, 1-4

Cómo permanecer firmes en la prueba? es la pregunta de muchos. El relato nos presenta algunas consideraciones, pensar en Jesús y en sus sufrimientos; en tantos otros, incluso llamados santos, antes de nosotros; pensar que la prueba nos viene del Padre, y como tal nos da también las fuerzas para superarlas y llegar a la meta.

Lectura de la carta a los Hebreos

Hermanos: Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora “está sentado a la derecha” del trono de Dios. Piensen en Aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento. Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.

Palabra de Dios.

4.1       PIENSEN EN AQUEL QUE SUFRIÓ SEMEJANTE HOSTILIDAD POR PARTE DE LOS PECADORES.

Los ejemplos anteriormente propuestos, de tantos y tantos justos del Antiguo Testamento, eran aleccionadores; pero faltaba el ejemplo principal, el de Cristo mismo.

El autor presenta este ejemplo de Cristo, valiéndose de una metáfora tomada de los juegos públicos, a los que tan aficionada era la sociedad greco-romana de entonces. Imagina que se hallan, él y los destinatarios, en la arena de un anfiteatro en el momento de iniciar la carrera para conseguir un premio. Allí, en las gradas de ese anfiteatro, está toda una “nube de testigos” contemplando su esfuerzo: son esos antepasados, modelos de fe, que acaba de mencionar: “Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos”. Como los corredores, añade el autor, también nosotros debemos desprendernos de todo estorbo y del “pecado que nos asedia; “despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta”, puestos los ojos en la meta, Jesucristo, el “autor y perfeccionador” de nuestra fe; “fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe”, modelo que no debemos nunca perder de vista, a fin de no decaer “rendidos por la fatiga”: “en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía”.  Cristo, en vez de una vida cómoda y tranquila que hubiera podido elegir, renunció a ello y “soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia”.

 “Piensen en Aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores”. Es necesidad poner nuestra mente en Jesús, pensar en él con pasión, poner o mantener sólo a él en el centro de nuestro corazón, si queremos conservar las energías necesarias para proseguir la carrera y para llegar a la meta, por eso dice; “y así no se dejarán abatir por el desaliento”. En caso contrario, nos cansaremos y perderemos el ánimo, es decir, abandonaremos nuestro propósito, elaboraremos hipótesis alternativas y nos adentraremos por otros caminos.

La exhortación final del autor es más extraordinaria que nunca, porque expresa también un juicio que nos mezcla a todos: “Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre”. La vida cristiana, sea cual sea la vocación en que se encarne, es siempre una lucha a campo abierto, una batalla que hemos de sostener, una continua resistencia al mal, cueste lo que cueste, hasta el derramamiento de sangre

5.    EVANGELIO Lc 12, 49-53

Si bien el fuego puede ser destructivo, también tiene aquel significado abrasador y de purificación; por eso Jesús se vale de este ejemplo para hablar del nuevo orden social que viene tras la opción por El, seguirlo implica optar por ese fuego reformador y refundidor de las nuevas realidades humanas.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús dijo a sus discípulos: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Palabra del Señor.

5.1       ADMIRACIÓN POR LA FUERZA DE LAS PALABRAS DE JESÚS

Este Evangelio de Jesucristo, se debe contemplar más que usar el entendimiento y la imaginación para comprender que es lo que Jesucristo nos quiere decir, y la diferencia es que al contemplar descubrimos su sentido en el corazón, con recogimiento y admiración por la fuerza de las palabras de Jesús en este relato y al utilizar el entendimiento y la imaginación, esta profundización puede pasar por un simple repaso o una preocupación que nos traiga desasosiego.

5.2       HE VENIDO A TRAER FUEGO A LA TIERRA

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!”. En este primer versículo, el Señor nos muestra que arde de pasión y desea que los que lo siguen también se enciendan, es inflamen del Espíritu Santo, de caridad y amor, espíritu de fuego que actúa a través de Cristo y el Espíritu Santo.

Con congoja y angustia dice el Señor; “Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!”. En efecto, este fuego es El, y está ansioso hasta que llegue, es la cruz, momento culminante de su fuego de amor, que lo sumerge, lo bautiza en la muerte con triunfo sobre ella.

5.3       ¿PIENSAN QUE HE VENIDO A TRAER PAZ A LA TIERRA?

Y también nos dice: ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra?. No, les digo que he venido a traer la división”. Jesús dice esto, porque este fuego que Él pone en la tierra va a exigir tomar partido por El. Va a incendiar a muchos, y por eso El trae la división, no como un intento, sino como una consecuencia. Es el modo que tiene El de formular la causalidad o permisión. Y este desacuerdo se la expresa llegando a lo más entrañable de la vida: la familia. Para entender mejor, esta división familiar, pensemos en este ejemplo; Si en grupo familiar se sigue una fe no cristiana, como ejemplo, musulmana, y alguien de ese grupo familiar se convierte al cristianismo, ¿no causa acaso una división?, o bien, si en un determinado país de ideas contrarias a las enseñadas por Cristo se establece una comunidad cristiana, ¿acaso no causa revuelo? Como vemos, muy bien se cumplen a la letra las palabras del Señor.

5.4       EL MESÍAS ERA LLAMADO TAMBIÉN LA PAZ

La literatura profética, y más aún la rabínica, conocía el juicio previo a la venida del Mesías. Tanto, que ésta fue caracterizada, sin más, con la frase elíptica de los dolores del Mesías, es decir, los dolores que habrá para el alumbramiento o venida del Mesías. Pero, una vez venido, lo había de poner todo en orden y paz. El Mesías era llamado también la Paz. Cristo Mesías comienza rectificando este concepto mesiánico rabínico. El no vino a traer la paz, sino la espada, la guerra. No es que el Príncipe de la Paz (Is 9:5) no venga a traer la paz, sino que, por su doctrina aquí la espada —, va a ser ocasión de que con relación a El haya guerra. No en vano es un signo de contradicción (Lc 2:34). Y esta guerra va a llegar a ser dentro del mismo hogar (Miq 7:6).

5.5       CRISTO, EXIGE UN AMOR SUPREMO A EL

Ante esta lucha de la sangre y familia en torno a Cristo, ¿qué hacer? Dejarlo todo por El. Así lo expresan los versículos de Mt 10, 37 y 38: El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí. Y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”.

Cristo, exige un amor supremo a El sobre todas las cosas, proclama su misma divinidad, ya que los valores que exige sacrificar son de ley natural. Sólo está por encima de estos valores el amor de Dios. Y este amor exige aún más: El que no toma su cruz y camina detrás de mí, no es digno de mí. Esta imagen de la cruz tomada sobre sí era familiar a los judíos. Roma aplicaba esta pena. Publio Quintilio Varo, militar romano, había hecho crucificar a 2.000 judíos. Imagen aterradora. Pero Cristo la exigía para ser dignos de Él. Y, además, la llevarán detrás de Él. La enseñanza aquí de tomar la cruz no tiene sentido austero, sino el de persecución violenta y martirio, que puede ser con la crucifixión. Lc (9:23) le da ya una adaptación ascética, al decir que se ha de tomar la cruz de cada día. Por último, y para aclarar definitivamente esto, Cristo hace la contraposición entre la vida del cuerpo y la del alma. Perder la primera por Cristo es asegurar la segunda, ya que el alma no pueden matarla. No se trata de decir que no interesa el cuerpo, sino destacar bien que Dios tiene el pleno dominio y destino del hombre entero.

5.6       SENTIRSE COMPENETRADO CON EL IDEAL DE CRISTO

Sentirse cristiano, es sentirse compenetrado con el ideal de Cristo, con el corazón enardecido y encendido de amor por El, que nos estimula a ser apóstoles y a tomar la antorcha del fuego del amor y la fe, llama que alumbra, que da luz, la Luz de Cristo.  Regresando al inicio de este Evangelio, Jesús nos ha dicho: He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Así es como rezamos; “Ven Espíritu Santo”, llena nuestros corazones de fuego y enciende en nosotros el fuego de tu amor”

La Paz del Señor, viva en nuestros corazones

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant  

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS

XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C


Fuentes Bibliográficas:

Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico


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caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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