Reflexión desde las Lecturas del XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1.    EN TU MANO ESTÁ ACOGER LA SALVACIÓN ENTRANDO POR EL CAMINO MARCADO POR DIOS”.

Jesús no suele responder a las preguntas malintencionadas ni a las realizadas por simple curiosidad. Tampoco a las mal formuladas, como en este caso; o mejor dicho, responde rectificando. Jesús no quiere decir si serán pocos o muchos los que se salven, porque es una curiosidad inútil o una búsqueda de seguridad y tranquilidad o una excusa en la responsabilidad personal. Responde invitando a entrar por la puerta estrecha. Es como decir: “Puedes salvarte o condenarte; en tu mano está acoger la salvación entrando por el camino marcado por Dios”.

"No sé de dónde son ustedes". Las palabras siguientes acentúan la llamada a la conversión y a la responsabilidad. Los judíos se creían posesores seguros de la salvación porque tenían la Ley de Dios y su revelación. Pero Jesús insiste en que el Reino de Dios no hay privilegios. Sólo la obediencia a Dios y a su palabra nos abre a la salvación. Jesús sólo reconoce y acepta a los que han aceptado ser suyos.

“Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”. Ciertamente las apariencias engañan. Pero a Dios, que “escruta los corazones” (Hech 1,24), no es posible engañarle. Por eso, la única respuesta correcta a la pregunta inicial es: “Vive en la verdad, de cara a Dios, procurando agradarle en todo... Lo demás se te dará por añadidura”.

2.    PRIMERA LECTURA Is 66, 18-21

Este relato al final del libro de Isaías, abre las puertas de la esperanza para otros pueblos, considerados paganos que no conocen el nombre del Señor, se conviertan a él y sean también enviados a anunciar los cielos nuevos y la tierra nueva.

Lectura del libro de Isaías.

Así habla el Señor: Yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria. Yo les, daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones extranjeras, a las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios –dice el Señor – como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro. Y también de entre ellos tomaré sacerdotes y levitas, dice el Señor.

Palabra de Dios.

2.1   “YO LES, DARÉ UNA SEÑAL”

El Profeta Isaías, se ensancha a un horizonte muy amplio. Todos los pueblos podrán ser testigos de la gran manifestación del Señor, que vendrá a “reunir a todas las naciones y a todas las lenguas” que sean testigos de su gloria “verán mi gloria” o manifestación gloriosa y magnificente del Dios de Israel. El Señor mismo dará una señal: “Yo les, daré una señal” para que se concentren todos los pueblos. Será un signo prodigioso que llame su atención y los atraiga hacia Sión. Los supervivientes parecen ser los que se libraron del juicio del que se habla en el v. 16, “algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones extranjeras” y que pueden ser los paganos buenos, “seguidores,” para enviar a “las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria”, ellos se harán eco de la gloria del Señor entre las naciones, o pueblos gentiles. Es el reconocimiento de la soberanía del Señor en todo el mundo conocido. Y como homenaje traerán ofrendas en todos los medios de transporte: “Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios”. El punto de convergencia es el monte santo, la colina de Sión, “mi Montaña santa de Jerusalén” donde se asienta el templo, morada del Señor; por eso las ofrendas son para los hermanos o moradores de la Ciudad Santa; “como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro”.

Parece que el Señor va a escoger, de entre los gentiles, sacerdotes y levitas; Y también de entre ellos tomaré sacerdotes y levitas, dice el Señor”. Esto es algo excepcional. En Isaías 61:5-6 se decía que los israelitas serían sacerdotes, y los otros pueblos serían sus servidores. Puede ser esto, una proclamación suficiente de un orden nuevo: “de entre ellos tomaré”, lo que indicaría como una medida excepcional y estaría en consonancia con la situación totalmente nueva creada por los cielos nuevos y la tierra nueva como dice el versículo siguiente (v.22); “Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirán ante mí, dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre”. Este fragmento tiene un aire escatológico. Toda la humanidad participará periódicamente en el culto del templo de Jerusalén, todo hombre vendrá a postrarse ante El. Todos los pueblos adorarán a Señor participando en el culto solemne en la ciudad Santa.

3.    SALMO S al 116, 1-2

R. Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio.

¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! R.

Es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. R.

3.1   EL ALELUYA DE TODOS LOS PUEBLOS.

Esta brevísima pieza poética tiene el aire de una doxología que se repetiría al principio y al fin de las funciones litúrgicas. El salmista, en nombre del pueblo, invita a todas las naciones a asociarse a las alabanzas al Señor por haber mostrado su piedad y fidelidad hacia su pueblo. La proyección es netamente mesiánica, pues se da acceso a todas las gentes a participar en el culto al Dios de Israel. El poeta considera las voces de todos los pueblos como un gigantesco coro que entona el aleluya en honor del Dios único, especialmente vinculado a los destinos de Israel como centro de la historia. La piedad y la fidelidad del Señor para con su pueblo son una prenda de benevolencia para todas las naciones, ya que Israel constituye como las primicias de todos los pueblos en los planes salvadores del Dios único.

“¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos!”. Esta invitación a las naciones a asociarse a las alabanzas al Señor en torno a Israel prueba el carácter excepcional del pueblo elegido en orden a la salvación del mundo.

He aquí cómo bellamente explica esta idea el cardenal Faulhaber (5 marzo 1869 hasta 12 junio 1952, católico, arzobispo de Munich): “El salmista quisiera reunir todos los pueblos de la tierra en un orfeón gigantesco, cuyos coros masivos cantaran al Señor de la revelación un aleluya de miles y miles de voces, una verdadera coral de Pentecostés. La primera mitad del salmo contiene la invitación a establecer el orfeón mundial y a cantar; la segunda mitad expone los motivos de la invitación... El objeto perpetuo y continuo del canto de los pueblos es el Señor, el Dios de la revelación y de la redención... Las dos columnas sobre las que se funda la salvación de los pueblos, sobre las que también, por consiguiente, se basa la acción de gracias de los gentiles por la actividad salvífica de Dios, son la misericordia y la fidelidad de Dios. Su misericordia ha construido sólidamente, en la antigua alianza, los muros de los cimientos; su fidelidad garantiza que el edificio será llevado a buen término en la nueva alianza. Ante la mirada profética del salmista, el edificio está ya en pie, completamente acabado. La barrera entre Israel y las naciones ha sido echada a tierra. Puesto que el Mesías es la piedra angular que debe unir en un edificio único el pueblo de Canaán con los otros pueblos, este salmo recibe de su jefe una coloración mesiánica. Por el Mesías, el gran retoño de Israel, las bendiciones de la revelación, las verdades y las gracias, se derraman sobre todos los pueblos. El Mesías representa el unísono y el acorde de las voces en el aleluya de la humanidad rescatada. Israel estaba encargado de dirigir el canto, pero no de hacer de solista”. Estas perspectivas universalistas aparecen en algunos salmos, y son un reflejo de los vaticinios mesiánicos de la segunda parte del libro de Isaías”

4.    SEGUNDA LECTURA Heb 12, 5-7. 11-13

El Autor de la carta presenta en este relato un tipo de corrección, similar a la paterna, severa y afectuosa al mismo tiempo. Dios educa a los que ama, como lo hizo con su pueblo en el desierto con toda clase de pruebas hasta que lo reconoció como su Señor guardando sus preceptos y siguiendo sus caminos.

Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos: Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquél que recibe por hijo. Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre? Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella. Por eso, «que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano», para que el rengo no caiga, sino que se sane.

Palabra de Dios.

4.1   PEDAGOGÍA DIVINA

Que no se extrañen los destinatarios de la carta de las pruebas porque están pasando; es una señal de que Dios les quiere. Tal es, en sustancia, la idea central de este párrafo. “Porque el Señor corrige al que ama”.

El autor comienza poniéndoles por delante que todavía no han llegado las cosas hasta el desfallecimiento: Por eso, “que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean”, como sucedió con sus antepasados. Por lo demás, que tengan en cuenta que el Señor, conforme dice la Escritura, reprende y castiga a los que ama: “Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquél que recibe por hijo”, de modo que las pruebas de esta vida forman parte de la pedagogía paternal de Dios. Lo que, siendo niños, han hecho nuestros padres con nosotros, en orden a la educación, eso hace Dios y de modo mucho más perfecto; “Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?” No despreciemos la corrección porque sea amarga, pues eso es momentáneo, mientras que los frutos son apacibles y duraderos: “Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella”. Como exhortación final, el autor recomienda que hay que desterrar los decaimientos y flojedades, los propios y los de los demás, procurando que todos vayan por el recto camino; “Y ustedes, avancen por un camino llano», para que el rengo no caiga, sino que se sane”.

EVANGELIO Lc 13, 22-30

Entrar por la puerta estrecha está ligado al esfuerzo, según las propias capacidades, por la propia salvación. Y así como algunos ya son parte del banquete fraterno del que se han hecho partícipes, otros quieren entrar pero no pueden por ser extraños para el Señor. Trabajar por la propia salvación es un deber y un compromiso de cada día.

“Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán”

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?» Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos". Y él les responderá: "No sé de dónde son ustedes". Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas". Pero él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!" Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos».

Palabra del Señor.

5.1   "TRATEN DE ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA”

Lucas nos muestra dos grandes imágenes, estas deben interpretarse a la luz del argumento que las encierra. La primera es la imagen de la “puerta estrecha”, esa a la si queremos entrar, tenemos que esforzarnos en pasar. La segunda imagen de la peregrinación que viene desde todas las partes de la tierra, Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, hacia aquella ciudad bendita en la que tiene lugar el banquete del Reino de Dios.

Nos relata el Evangelio, que Jesús enseña en todas partes, pequeñas poblaciones, aldeas, pueblo, ciudades, sanando enfermos. Pero donde más hay enfermos es en Jerusalén. Es así, como cuando se dirige hacia allí, una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". Él respondió: "Traten de entrar por la puerta estrecha”. 

La persona que hace la pregunta, quiere saber cuántos se salvan, eso es algo que le compete solo a Dios. Está claro que Dios nos da a todos los hombres las gracias suficientes para salvarnos. Lo que interesa no es cuantos, sino como salvarnos y que condiciones debemos cumplir.

5.2   EL CAMINO QUE LLEVA A LA SALVACIÓN, NO ES NADA DE FÁCIL

Jesús no responde directamente a la pregunta de si son pocos los que se salvan, no obstante nos invita trabajar con compromiso y perseverancia para que no encontremos la puerta cerrada, con lo que acentúa el carácter dramático de un desenlace que podría revelarse absolutamente negativo.

El camino que lleva a la salvación, no es nada de fácil. El camino de la vida es ancho en errores, el camino de la rectitud es estrecho. “La puerta estrecha” significa el trabajo y la paciencia de los santos. También significa que tenemos que hacer mucho esfuerzo, y que no tenemos que ser cómodos, en otras palabras, debemos luchar contra las tentaciones con paciencia inquebrantable.

5.3   EL CAMINO DEL EVANGELIO ES UNA COSA MUY SERIA

Es así como Jesús afirma una vez más con claridad que seguirle por el camino del Evangelio es una cosa muy seria, algo que requiere una opción fundamental y, sobre todo, un esfuerzo continuado. Traten de entrar, es también esfuércense por entrar, es en modo imperativo y expresa la idea de trabajar fervientemente, ahora mismo, con prontitud, con urgencia, en otras palabras, no podemos perder ni un segundo de tiempo.

Y si bien es verdad que el camino de la salvación es estrecho en la entrada, también es cierto que por él se llega a la mayor de todas las puertas, las del Reino de los Cielos. Entonces, ¿Qué puede importar si son muchos o pocos los que se salvan? Lo que es necesario saber, es el modo por el cual podemos salvarnos cada uno de nosotros y no olvidarnos de compartir las enseñanzas del Evangelio, para que muchos puedan optar por el camino de salvación.

5.4   PORQUE LES ASEGURO QUE MUCHOS QUERRÁN ENTRAR Y NO LO CONSEGUIRÁN.

Jesús nos dice; “Porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.” “Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran (Mateo 7,14). Esto es, que mucho creemos que vamos por el camino correcto para salvarnos, especialmente si el camino se nos da fácil, pero cuando el camino se nos pone difícil, debemos esforzarnos mucho y luchar por conseguir nuestro propósito de llegar. Esta lucha es contra todas las malas inclinaciones que nos pueden apartar del camino que nos conduce hasta Dios. En efecto, el alma vacila siempre. Si reflexionamos en la eternidad nos decidimos por la virtud, pero cuando miramos el presente preferimos los placeres de la vida.

5.5   HAY ALGUNOS QUE SON LOS ÚLTIMOS Y SERÁN LOS PRIMEROS, Y HAY OTROS QUE SON LOS PRIMEROS Y SERÁN LOS ÚLTIMOS

La escena final, tan bien esbozada por este relato evangélico, nos pone ante una gran peregrinación en la que pueden participar todos los que, aunque no tengan vínculos de sangre con Abrahán, han heredado el don de la fe.

Dios mismo no hace acepción de personas: “Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: “Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato.” (Hech 10,34). Ni siquiera tiene importancia el conocimiento personal del Jesús terreno; lo único que vale es seguirle con todo el esfuerzo, con plena libertad y con una disponibilidad total

Es así como Jesús nos dice; “Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".

Dios nos da la gracia y nos exige caminos de rectitud. Para llegar al Cielo, primero hay que ganarse ese derecho. Para entrar al Cielo, es necesario tener un corazón dispuesto a entrar. Allí en el Cielo no hay lugares reservados, pero si lugares privilegiados. Tienen privilegios para entrar, los pobres, los sencillos y los humildes de corazón.

5.6   AL REINO DE LOS CIELOS SE LLEGA SEGÚN SEA NUESTRA VOLUNTAD Y DISPOSICIÓN.

En efecto, no por seamos muy cultos, ricos, o muy influyentes, podemos considerar que tenemos la puerta abierta. El haber recibido la gracia de la fe o la vocación al apostolado, no nos da seguridad de salvación. En efecto, no basta haber sido llamado a la fe, o haber recibido una vocación especial, para tener seguridad de llegar al cielo. Muchos han sido favorecido y a mitad de camino se quedan atrás y muchos han sido pecadores que al convertirse se adelantan a los favorecidos.

Vivamos en santidad, que esta sea propia de nuestra condición y lugar que ocupemos, recordando que ningún puesto de honor o autoridad que ocupemos en la tierra, no acreditará para ocupar los primeros puestos en el Reino de Dios. Eso está en las manos Dios y si no tenemos ningún lugar destacado o ningún puesto de renombre aquí en la tierra, eso no es condición para ser privilegiado por Dios.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C


Fuentes Bibliográficas:

Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.

Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico


www.caminando-con-jesus.org

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