Reflexión desde las Lecturas del XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


1      OBEDECER A DIOS, LA PALABRA DE DIOS BASTA

He aquí uno de esos evangelios donde todo está marcado por el contraste entre la situación de esta vida y la después de la muerte. Mientras el pobre Lázaro es llevado al seno de Abrahán, del rico se dice simplemente que lo sepultaron y ni se menciona su nombre; los tormentos son su herencia definitiva. ¿Hasta qué punto valoramos las cosas tal como son de verdad? ¿Realizamos nuestras opciones según los valores eternos? ¿O nos dejamos seducir por apariencias pasajeras y efímeras?

El texto sugiere que el rico es condenado precisamente por malgastar sus bienes y no atender al pobre que mendiga a sus pies. ¡Terrible aviso para nosotros, que tenemos algo –o mucho – del hombre rico de la parábola! Y es que el pobre es Cristo. Por eso, rechazar al pobre es rechazar a Cristo: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.  Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."  (Mateo 25, 41-42).

Por otra parte, la condenación del rico esconde también otro rechazo: el desprecio de la palabra de Dios. Lo que parece una actitud dura de Abrahán, en realidad no lo es: los hermanos de rico podrán evitar la condenación si escuchan a Moisés y los profetas. Para el que quiere oír y obedecer a Dios, la palabra de Dios basta. En cambio, para el que está cerrado a Dios y a su palabra porque las riquezas han endurecido su corazón, ni el mayor prodigio puede abrir sus ojos que están embotados para ver (Mt 13,15), no hará caso “ni aunque resucite un muerto”.

2      PRIMERA LECTURA Am 6, 1. 4-7

Israel ha alcanzado un lugar de relevancia entre las naciones, por lo cual el profeta la llama con cierta ironía “la primera de las naciones”. Esta prosperidad conlleva que debajo de ella hay todo un ambiente de empobrecimiento y de desprecio por el pobre que choca con el bienestar y la abundancia de los pocos privilegiados. De aquí que el “Ay” del profeta tiene tintes de maldición y castigo.

Lectura de la profecía de Amós.

¡Ay de los que se sienten seguros en Sión! Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José. Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.

Palabra de Dios.

2.1       EL LUJO DESCONSIDERADO Y DESVERGONZADO VIVIDO DELANTE DE TODO UN PUEBLO ES UNA OFENSA VERGONZOSA A LOS POBRES

También este domingo nos presenta la liturgia el gran riesgo que supone la riqueza, un riesgo que no es puramente imaginario, sino real, porque la riqueza puede secar el corazón. En esta lectura, el profeta se encara resueltamente con los principales responsables de la catástrofe, las clases dirigentes de Samaría y de Jerusalén: ¡Ay de los que se sienten seguros en Sión!, ¡Ay de los confiados en Samaría!. En su inconsciencia y vanidad, se entregan, sin preocupaciones, a gozar de sus riquezas, suponiendo que su situación privilegiada ha de durar siempre. Deben tener en cuenta la suerte que han sufrido otros pueblos más antiguos que Israel, y que ahora se hallan en la miseria. Son, pues, una advertencia para el confiado Israel, que se cree suficientemente fuerte para hacer frente al porvenir. Su situación próspera actual es inestable y efímera.

Las clases adineradas se creen seguras en su situación social, y no esperan que les amenace ninguna desgracia, siguiendo confiados en un reposo pernicioso, por las consecuencias que les traerá esta inconsciencia buscada. Llevan una vida “acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo” entregándose a la bebida y a la frivolidad, y aun pretenden rivalizar con el mismo “como David, inventan instrumentos musicales”. La frase es irónica y despectiva: los ricos de Samaría quieren emular las fiestas cortesanas del tiempo de David, el gran rey músico y poeta de Israel. “Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados”.

El lujo desconsiderado y desvergonzado vivido delante de todo un pueblo es una ofensa vergonzosa a los pobres y una provocación mortal para los hermanos. Cuando la riqueza llega a tales desórdenes no es difícil pensar que pueden estallar de un momento a otro la ruina y la destrucción. Ningún lugar o ningún templo les podrán salvar de la ruina: “y se terminará la orgía de los libertinos”. ¿No deberíamos volver a plantear en términos de económicos y sociales la realidad futura nuestro consumismo absurdo, que se ha convertido hoy en un hábito difundido?

3      SALMO Sal 145,7-10

El Salmo 145 nos invita a la alabanza divina, ¡Alaba al Señor alma mía!, pues el “Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, libera a los cautivos, abre los ojos al ciego, endereza a los que ya se doblan, ama a los justos, guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda... El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad”. Tengamos total confianza en Él.

R. ¡Alaba al Señor, alma mía!

El Señor hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos. R.

El Señor protege a los extranjeros, sustenta al huérfano y a la viuda y entorpece el camino de los malvados. R.

El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.

3.1       LA PROVIDENCIA DE DIOS.

En esta bella composición poética se contrapone la suerte del que confía en el hombre y la del que confía en Dios.  Sólo Dios merece la confianza del hombre.

Con frases redundantes, el salmista inicia su poema exhortándose a sí mismo a alabar al Señor, “¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Señor. Alabe yo a al Señor en mi vida, cante salmos a mi Dios mientras exista”. La idea central del salmo es la confianza en Dios, de quien únicamente puede venir el auxilio seguro al ser humano. En consecuencia, es inútil confiar en poderes humanos, por muy altos que sean, pues los mismos príncipes dejan de existir y después de la muerte no pueden prestar ayuda a nadie. Sólo el Dios de Jacob puede inspirar verdadera confianza, pues es el mismo que ha formado los cielos y la tierra, y, por otra parte, es fiel a sus promesas do protección a sus devotos. Especialmente muestra su solicitud y favor con los necesitados: los oprimidos, los hambrientos, los ciegos, los peregrinos, los huérfanos y las viudas. “El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos”, El Señor protege a los extranjeros, sustenta al huérfano ya la viuda y entorpece el camino de los malvados.”  Ese Dios providente y justo tiene su morada en Sión y desde ella mantiene su dominio por la eternidad. El salmista no menciona las promesas de engrandecimiento hechas a la ciudad santa, pero, conforme a los vaticinios proféticos, exalta la situación privilegiada de Jerusalén, centro de la teocracia hebrea. “El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones”.

4      SEGUNDA LECTURA 1Tim 6, 11-16

En contraposición a los “falsos doctores”, todo líder cristiano debe ser “un hombre de Dios” para su comunidad, como lo fueron los grandes líderes y profetas del Antiguo Testamento: Moisés, Samuel, Elías, Eliseo y otros. Y como lo fue también el mismo Pablo en cuyo nombre, y recordando su ejemplo, el autor invita a Timoteo a pelear “el noble combate de la fe”.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad. Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A Él sea el honor y el poder para siempre! Amén.

Palabra de Dios.

4.1       TIMOTEO HOMBRE DE DIOS

San Pablo se dirige en forma directa a Timoteo, exhortándole a una vida santa: “practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad”. Y además lo invita a ser valiente: “Pelea el buen combate de la fe" teniendo ante la vista el ejemplo “de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato”, y pensando en la gloria que nos espera: “observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo”. Listas de virtudes, semejantes a la que aquí presenta a Timoteo, encontramos también en otras cartas del Apóstol tales como 2 Tim 2:22; Tit 2:2; Gal 5:22; 1 Tes 1:3. San Pablo le recuerda a Timoteo, una importante circunstancia de su vida, cuando evoca su bella profesión de fe delante de muchos testigos: “en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos”. Es probable que sea una alusión a la confesión fundamental cristiana hecha en el bautismo, proclamando que Jesús es Señor, con que el ser humano responde a la llamada de Dios y entra a participar de la vida divina en Cristo. Tipo de esta profesión de fe cristiana es la que hizo Jesucristo “dio buen testimonio ante Poncio Pilato” proclamando su realeza mesiánica y su oficio de revelador de la Verdad: “Entonces Pilato le dijo: ¿Luego tú eres Rey?. Respondió Jesús: Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para este he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”!.  (Juan 18, 36-37)

4.2       ¡A ÉL SEA EL HONOR Y EL PODER PARA SIEMPRE! AMÉN”,

Los eruditos sostienen que las frases de la doxología son de gran majestad literaria, “único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A Él sea el honor y el poder para siempre! Amén”, están profundamente enraizadas en el Antiguo Testamento, y nada se opone a que pueda ser un himno de origen judío, como suponen algunos autores, adaptado luego por los cristianos.

5      EVANGELIO Lc 16, 19-31

A través de esta parábola, Lucas presenta más claramente la imposibilidad de servir a Dios, a su reino, y al dinero. La consecuencia más inmediata es el olvido de las más mínimas relaciones de justicia y de la finalidad de la vida misma.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan». «Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí». El rico contestó: «Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento». Abraham respondió: «Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen ». «No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán». Pero Abraham respondió: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán».

Palabra del Señor.

5.1       LA PARÁBOLAS

Jesús nos enseñas a través de narraciones de sucesos sencillos, “La Parábolas”, con ellas aprendemos enseñanzas de alguna verdad importante, especialmente en el aspecto moral, estos relatos fáciles de comprender generalmente llegan al corazón de los hombres. El Evangelio de hoy nos presenta una parábola muy emotiva.

Los ejemplos que nos pone Jesús, están siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así, como no solo debemos tener oídos atentos a las parábolas, además debemos tener preparado el corazón para comprender la sensibilidad de la enseñanza y alejar toda soberbia en nosotros para aceptarla.

5.2       SEPAMOS DESCUBRIR EN ELLA EL LLAMADO DE SALVACIÓN Y CONVERSIÓN A DIOS.

La sutileza de la parábola, y me refiero a la delicada, suave e interesante forma que utiliza Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma más desvergonzada de vida del hombre.

Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana, sepamos descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios.

No obstante lo anterior, esta parábola de hoy necesita un análisis distinto a otras para lograr comprender los que nos quiere decir, en este caso, nos narra una historia, en la cual no hay que entender que existieron los personajes, el rico y el mendigo, Lázaro, sino que en ellos se personifican dos posturas ante la vida, que luego se cambian en el juicio de Dios.

5.4       UNA PARABOLA CONMOVEDORA Y DRAMATICA

La parábola es muy conmovedora, pero también por algunos momentos es intensamente dramática. De los dos personajes principales, aparece uno de ellos, el rico, disfrutando de espléndidos banquetes, es decir que se complacía de  gozar de su fortuna y por otra parte, aparece un pobre a su puerta, cubierto de llagas.

Lucas destaca dramáticamente el modo de vida entre ambos, por una parte la vida despreocupada del rico y la miseria del pobre que “ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas”. El contraste, es muy grande, y parece que aquí nos resuena con fuerza palabras de Jesús: “Ay de vosotros, los ricos” (6,20-24). Es así, el verdadero pobre es el rico, como muchos de los que existen hoy, que aun recibiendo el Evangelio, no llegan a comprender el misterio profundo del corazón de Jesús.

Y la vida de este rico, “que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes”, no puede acabar más que en la profunda oscuridad del sepulcro, o sea, en el infierno del fracaso y de la impotencia total.

5.5       EL CONTRASTE DE DOS PERSONAS, POR UNA PARTE, UN POBRE Y POR OTRA UN RICO

Esta parábola es exclusiva de san Lucas, donde el habla del tema de la “riqueza”, así es, como inserta aquí la parábola del rico y de Lázaro el pobre. Se trata de una versión libre de un cuento egipcio, traído a Palestina por judíos de Alejandría, donde era muy apreciado. Jesús lo utiliza para hacer un análisis comparativo.

La descripción es minuciosa, con algunos elementos que están creados para mejorar la finalidad del tema. El relato es una parábola de dos temas que se unen en un solo punto. La finalidad de la misma está expresada por el contraste de dos personas, por una parte, un pobre y por otra un rico con dos suertes distintas, así observamos como el rico aquí goza y después sufre y, en cambio, el pobre, aquí sufre y después tiene su felicidad. El otro tema, es el rechazo de la súplica del rico y urgencia de la conversión oyendo a los profetas.

5.6       UNA CONDENA Y UNA SALVACIÓN

Hasta este punto, la parábola nos deja dos posibilidades de interpretación, primero podemos pensar que se trata de expresar sólo la posibilidad de que el rico, aunque tenga riquezas como premio a su buena conducta, puede condenarse, puesto que las riquezas no garantizan su salvación, mientras que los pobres, que viven como si no fueran bendecidos por Dios, pueden salvarse. La segunda interpretación, puede ser, que se trata del hecho de un mal uso de las riquezas, y es por lo que se condenan, mientras que el pobre, por ser pobre religioso, sometido en todo a la voluntad de Dios, se salva.

En la parábola no se habla de una sola posibilidad; se trata de un hecho: una condena y una salvación. Pero esto supone un uso malo de las riquezas, ya que éstas, de suyo, ni son buenas ni malas; todo depende del uso que se haga de ellas. Igualmente, la pobreza ni es buena ni es mala; depende de la actitud religiosa que se tenga ante ella. Por eso, en esta parábola no se habla sólo de la posibilidad de que en la otra vida, se cambie la suerte de ricos y pobres, como es valorado esto en la mentalidad del Antiguo Testamento, sino que esta posibilidad se ve, porque se expone como un hecho este mal uso de las riquezas y la resignación religiosa ante la pobreza.

5.7       “EL POBRE MURIÓ Y FUE LLEVADO POR LOS ÁNGELES AL SENO DE ABRAHAM”

“El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”. Esto expresa en la literatura extra bíblica, más que el lugar donde estaban las almas de los justos, el estado de aprecio en que estarán con el padre de los creyentes. A él fue llevado por los ángeles. En la literatura rabínica se dice en diversos pasajes que al paraíso no se va si no es llevado por los ángeles.

Dice también el Evangelio; “El rico también murió y fue sepultado”, luego agrega: “En la morada de los muertos, en medio de los tormentos”, es decir en el infierno. “En el infierno” levanta él los ojos y ve a Abraham. Se habla de estos lugares como estados próximos, por lo que pueden verse; lo que aumenta más el sufrir de los condenados. Así es, como lo que reflejan los elementos descriptivos de esta parábola. Estas regiones son infranqueables. Hay entre ellas un “gran abismo.” No pueden ir de un lugar a otro. Es la eternidad de destinos, en el caso de ricos como el de este relato, donde la vida puede acabar en la profunda oscuridad del sepulcro, o sea, en el infierno del fracaso y de la impotencia total.

El mendigo también muere. Pero, a través de la muerte, su persona queda liberada de los sufrimientos y privaciones y es “llevado por los ángeles al seno de Abrahán” cumplimiento y realización de todas las promesas de Dios.

5.8       EL QUIEBRE OBRADO POR NUESTRO EGOÍSMO ENTRE LA POBREZA Y LA RIQUEZA SUBSISTE TAMBIÉN EN EL MÁS ALLÁ

El “rico” condenado — la parábola desea extender su doctrina — pide a Abraham, que preside la mansión de los justos, judíos, que envíe a Lázaro a sus hermanos para que se corrijan y no vayan al infierno. Pero la respuesta es negativa: “tienen a Moisés y a los profetas,” que oyen en las sinagogas; con ellos saben lo que han de hacer para no venir al infierno. Un texto de Is (58:7) le decía concretamente lo que debía hacer en este caso; como, en general, los profetas. Tampoco harían caso a un muerto que les fuese a avisar. ¿No pensarían en un fantasma? ¿Qué pensaron tantos ante la resurrección de Cristo? Es que, en el fondo, no es cuestión de avisos extraordinarios, sino de la recta actitud moral para ello. Si ésta existe, basta, pues entonces ellos creen en lo que Dios dice para salvarse, en este caso por “Moisés y los profetas.”

El quiebre obrado por nuestro egoísmo entre la pobreza y la riqueza subsiste también en el más allá. Aún más, pasa a ser un abismo insuperable. Quien ha elegido un tipo de vida contrario al amor se queda privado para siempre de la gracia del amor y, en consecuencia, imposibilitado para el encuentro de amor con los hermanos.

5.9       LA POBREZA NOS ACERCA MÁS A DIOS

Cuando leemos el Antiguo Testamento, vemos como la riqueza era considerada como una bendición de Dios, sin embargo en el Nuevo Testamento, la pobreza nos acerca más a Dios, porque la súplica del pobre llega más al corazón del Señor. Así es, como la enseñanza que nos deja este fragmento de Evangelio, nos dice que no debemos poner la confianza en la riquezas, las que muchas veces son causa de vicios que nos condenaran a no ir al Reino de los Cielos, sin embargo, los pobres, tal como lo expresaba el Papa Juan Pablo II, “los pobres son los predilecto de Dios”.

Así es, como es mejor reconocer que la riqueza y la pobreza son cosas pasajeras, pero la vida eterna permanece por siempre. De este modo, parece más lógico y prudente, hacer en esta vida, una vida que nos asegure la eternidad en los cielos.

Es así, cómo esta parábola es el más bello comentario a las palabras del Señor: “¡Bienaventurados los pobres!” (Lc 6:20).

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 

Publicado en este link: PALABRA DE DIOS

 XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C


Fuentes Bibliográficas:

www.caminando-con-jesus.org

Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén

Julio Alonso Ampuero, Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico


www.caminando-con-jesus.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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