“Aceptar la voluntad del padre” Mt 21, 28-32 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1. HIJO, QUIERO QUE HOY VAYAS A TRABAJAR A MI VIÑA. El Señor nos pide con el corazón,
que trabajemos en su viña, que trabajemos por el bien nuestro y por el bien
de los demás, y esta esperando nuestra respuesta, esa es su voluntad. Pero sucede, que muchas veces no
nos sentimos llamados y preferimos hacer lo que a nosotros no parezca mejor y
no lo que Dios quiere. En otra, le decimos “Si” al Señor, pero solo lo
hacemos para congraciarnos, como cuando le decimos a alguien, no te
preocupes, que lo haré sabiendo que solo son palabras. Pero el Señor nos pide
hechos y no palabras. Bien cae en este fragmento del Evangelio el refrán “Del
dicho al hecho, hay mucho trecho”. De esto se desprende que el Señor
habló en esta parábola a aquéllos que ofrecen poco o nada, pero que lo
manifiestan con sus acciones, y en contra de aquéllos que ofrecen mucho y que
nada hacen de lo que ofrecen. 2. ¿QUÉ LES PARECE? En esta sencilla parábola, en la
cual Jesús nos pregunta primero “¿Qué les parece?, esto es, que opinamos del
comportamiento de los dos hijos, hagamos cuenta que el padre es nuestro Buen
Padre Dios, que nos pide compromiso y nos pide que trabajemos para El. Dios
quiere salvarnos y nos da una oportunidad. Pero nos esta señalando que lo que
verdaderamente importa para salvarse, no son las palabras, no son la promesas
de buena crianza, no son las palabras bonitas, sino que las obras reales que
podamos conseguir. Sabemos que el mundo esta lleno de buenos propósitos y
magníficos discursos, pero muy escaso de llevar a la practica los hermosos
sentimientos que se propone. 3. ¿CUÁL DE LOS DOS CUMPLIÓ LA VOLUNTAD DE SU PADRE? La segunda pregunta que nos hace
Jesús es ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre? Cumplen la
voluntad del Padre, aquellos que se les propuso trabajar para su salvación y
lo hicieron de verdad, no los que hicieron falsas promesas. Esto es como
cuando caemos en falta, concientes de hemos hecho mal, habiendo oído el
llamado a la buena vida por el Señor, y luego en nuestro interior brota el
dolor de la desobediencia, nos arrepentimos, hacemos penitencia y enmendamos
el rumbo. Esto es hacer la voluntad que nos señala Jesús en este Evangelio. Y
no hacer la voluntad es mentirle a Dios, diciendo “Si Señor” sabiendo que no
haremos lo que El quiere. En otras palabras, más vale no ofrecer a Dios obrar
bien y hacerlo, que ofrecérselo y mentir. 4. LES ASEGURO QUE LOS PUBLICANOS Y LAS PROSTITUTAS LLEGAN ANTES QUE
USTEDES AL REINO DE DIOS El Señor les recuerda en sus
conciencias a los sumos sacerdotes y a los ancianos, que el pueblo judío
respondió a Moisés: "Haremos todo lo que nos mande el Señor" (Ex
24,3), pero luego le mintieron a Dios, reprensado en esta parábola por el
segundo hijo. Sin embargo no pueden dejar de admitir esto, cuando reconocen
que el primero hijo hizo la voluntad de Dios, que en esta parábola representa
a los gentiles. Entonces en forma dura, Jesús les
dijo a los judíos: “Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan
antes que ustedes al Reino de Dios” En efecto, Jesús nos presenta como
los publicanos, que eran pecadores, al igual que las hijas del placer carnal,
primero habían rechazado la invitación de caminar al Reino de Dios, pero
luego, a oír el llamado de salvación, cambiaron el rumbo y enmendaron su mala
vida, este cambio los hace digno de entrar al reino. Sin embargo, ellos, el pueblo de
Dios, que se decían hombres fieles, rechazan la palabra de Jesús, entonces el
señor les afirma: En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia
y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en
él. 5. NO PORQUE UNA PERSONA HAYA SIDO PECADORA, NO SE PUEDE SALVAR Pero los fariseos, no solamente no
creyeron en Juan, ni siquiera le hicieron caso. Pero Jesús sabe, Juan vino
por el camino de la justicia, y lo hizo de una manera evidente, y mantuvo un
trato respetable, con una actitud que conmovía los corazones de los
pecadores, y que su palabra transformó corazones indómitos, por eso les dice:
Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han
creído en él”. Aprendemos de esta enseñanza, que
no porque una persona haya sido pecadora, no se puede salvar, nos enseña
Jesús, que el arrepentimiento, nos hace más aptos para entrar al Reino, nos
aclara Jesús, como muchas veces sucede que resultan ser mejores aquellos hijos
que vuelven arrepentido que los arrogantes que piensan que sirven a Dios
porque se golpean el pecho, pero su soberbia no les permite reconocer sus
faltas. 6. ESTAR DISPUESTOS A ACEPTAR LA VOLUNTAD DEL PADRE, Así es como el ejemplo del primer
hijo, nos debe hacer meditar en como debemos tratar de purificar nuestro
corazón, como reconocer nuestros pecados y corregirlos y como poner orden en
nuestra vida. También nos invita a cuidar nuestros pensamientos, además de
regularlos. Del mismo modo a preguntarnos lo que espera Dios de nosotros. Jesús
ha advertido a sus discípulos; “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!
entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre,
que está en los cielos” (Mt 7,2 1-23). También nos ha
dicho el Señor: “Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la Practican”
(Lc 11, 28) Pero la mayor invitación, es estar
dispuestos a aceptar la voluntad del Padre, y al mismo tiempo pedirle
fuerzas, para no flaquear en el deseo de cumplir nuestro compromiso con El.
Así de esta forma darle valor a nuestro corazón, para que no huya de su deber
cristiano, por tanto no dejemos de rezar como en el salmo (142, 10) “Enséñame
a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me
guíe por tierra llana” Cristo Jesús viva en
sus corazones Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds Domingo XXVI del
Tiempo Ordinario Ciclo A |
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