“¡Animo, levántate! El
te llama”. Mc 10, 46-52 Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant 1.
BARTIMEO, UN MENDIGO CIEGO Este relato lo en encontramos en el evangelio
según San Marcos y según San Mateo, la diferencia esta en que Mateo pone la
curación de dos ciegos, y Marcos de uno. Otra diferencia es que Marcos es el
único que da el nombre de éste: Bartimeo; como su
nombre indica, hijo de Timeo, acaso una traducción. San Mateo-San Marcos dicen
que el milagro tiene lugar al salir Jesús de Jericó, san Lucas al acercarse a
Jericó. Se han propuesto varías teorías para armonizar esto. Ni San Mateo ni
San Marcos dan tampoco grandes precisiones: el ciego estaba sentado junto al
camino, sugiriendo que fuera de la ciudad, pues el ciego, curado, seguía a
Jesús por el camino, y la curación la pone a la salida de Jericó - San Marcos
-. Son las conocidas divergencias redaccionales de encuadramiento literario. 2.
JESÚS, HIJO DE DAVID, TEN PIEDAD DE MÍ El ciego estaba sentado al borde del camino,
pidiendo limosna, - el hijo de Timeo - Bartimeo, un
mendigo ciego--- Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. El
ciego, no conocía a Jesús, por supuesto el no lo había visto antes. Es así
como él pregunta porque tanta gente. Así fue como él se entero de que pasaba
Jesús, el Nazareno. Sin embargo el grita; - Jesús, Hijo de David, ten piedad
de mí -. Cabe entonces una pregunta ¿Por qué llama a Jesús así? Un ciego ve
la luz del mundo. El llamarle Hijo de David es título mesiánico.
A estas alturas ya se había corrido la creencia en el mesianismo de Jesús.
Los tres sinópticos recogen esta aclamación. 3.
“¡ANIMO, LEVÁNTATE! EL TE LLAMA”. Jesús, no solo esta atento a atendernos para
aliviar nuestros padecimientos, además él no deja de llamarnos aún en medio
de la oscuridad, habla de corazón a corazón; en oírle está todo nuestro bien.
Y cuando Jesús llama, todo cambia. Hay que estar atento del paso de Jesús por
nuestra vida, en este relato el ciego estaba sentado junto al camino y
el paso del Señor le cambio la vida, lo transformo en un hombre nuevo. Y el
ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia El.
"¡Ánimo! ¡Levántate! El te llama". Ciertamente, muchas veces nos hace falta ese
“ánimo animoso” tan teresiano para ser como Bartimeo,
ante este llamado donde se puso de pie de un salto y fue hacia Jesús.
Teresa nos dice: Harto gran misericordia hace a quien da gracia y ánimo
para determinarse a procurar con todas sus fuerzas este bien; porque si
persevera, no se niega Dios a nadie; poco a poco va habilitando Él el ánimo
para que salga con esta victoria. (Vida 1, 4.5.) 4.
¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI? Quizás como muchos judíos, sabían que el
Mesías nacería de la estirpe de David, ¿pero como iba a saber que era El que
pasaba por allí? Como sería que los que iban delante lo reprendían para que
se callara, pero él gritaba más fuerte. Pero el no se acobardó, como sabiendo
que la fe que lucha, es la que triunfa por sobre los obstáculos. Jesús, oye y se detiene a la voz del que lo
llama con fe y así es como mira a los que lo invocan. Entonces, Jesús
deteniéndose manda que le traigan a este hombre que le había llamado y cuando
estuvo cerca le pregunta; ¿Qué quieres que haga por ti? La pregunta se la
hace por su natural misericordia y para que los presentes vean que el ciego
no pedía limosna, sino que la gracia divina y lo hacía con fe. Entonces
cuando el ciego expuso su petición, Maestro, que yo pueda ver, Jesús le dice:
Vete, tu fe te ha salvado. 5.
LAS PALABRA DE JESÚS, SE TRANSFORMAN EN LUZ PARA LOS CIEGOS Los beneficios del Señor se obtienen por la fe
y según sea esta es la gracia que se recibe. Mientras mas abras la ventana de
tu corazón, más luz entrará. Las palabra de Jesús, se transforman en luz para
los ciegos. El Evangelio continúa; En seguida comenzó a
ver y lo siguió por el camino. En el mismo momento, el ciego recuperó la
vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Un doble beneficio gana el
ciego, la vista y la fe en Dios, esto es, termina con su ceguera corporal y
aumenta su fe en el Señor. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios. Muchos son los que desconocen la luz y viven
en las tinieblas, pero quien se acerca a la verdadera Luz, esto es a Jesús,
vera la luz eterna. 6.
MIENTRAS MÁS SE CLAME O MÁS SE PIDA, MAS SE RECIBE El ciego nos demuestra que mientras más se
clame o más se pida, mas se recibe. Así como cuando insistimos en la oración
con toda nuestra vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos
la vista perdida. Pero él gritaba más fuerte, dice el Evangelio,
para que se oiga por sobre el ruido que produce el tumulto, así nuestra
oración debe oírse por sobre todo lo demás, con insistencia, por encima de la
ceguera que nos rodea, para que el mundo sea testigo de la luz de Jesús. La fe salvo al ciego, y la fe puede salvarnos
a nosotros, siempre que nuestra fe sea como la del ciego, confiada, firme y
perseverante. Y cuando recibamos beneficios del Señor,
seamos como el ciego de Jericó, que recobro la vista y siguió glorificando a
Dios. Jesús, siempre estará esperando que acudamos a
El, si le llamamos siempre vendrá nosotros a iluminarnos. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant |
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