¿A QUE VINO EL SEÑOR AL MUNDO? I Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant TESTIMONIO DE RAQUEL Yo tenía una casa grande y hermosa y le pedí al cura que me la
bendijera y le pedí a Dios mucho trabajo para poderla pagar, y al final me la
remataron, …y con todo lo que he dado yo para que el sea bueno conmigo……. entonces,
yo se para que tenemos a Dios, por lo menos a mi si el me hizo, me hizo
fallada, por que vivo con mala suerte, negocio que emprendo me va mal, ¿Acaso
yo no tengo derecho a surgir?........y pregunto ¿a que vino el Señor al mundo?...porque
no oye mis ruegos.. Estimada Raquel ¿A QUE VINO EL SEÑOR AL MUNDO?. Era al menos
en mi niñez una pregunta habitual de catequesis, de clases de religión, o de
otras conversaciones. Lo que nunca oí, era eso de que Cristo vino para solucionarnos los
problemas y dificultades que tenemos a diario, ni menos eso de comprar un
boleto de lotería y pedir a Cristo, que nos regale el premio, o pedir
cualquier favor para mejorar una posición de trabajo, social o incluso para
que nos traiga suerte. Creo que es necesario comprender un poco más, que el compromiso de
adherirnos a Cristo no pasa por el deseo de solucionar nuestras dificultades
materiales, no despojemos a Cristo de su verdadera dimensión y de su misión,
sabemos que él vino a liberarnos del pecado que se esconde en el corazón de
cada hombre. Nuestra fe es una respuesta al llamado de Dios, para cambiarnos el
corazón, es un dialogo de compromiso -Dios y el Hombre- Nuestra adhesión a
Cristo, es aceptación como verdadero camino de verdad y vida, es una luz de
verdad, es un acto de confianza en el Señor, es un compromiso de servir a él
como Rey de la paz, la justicia el amor y la verdad. Hay muchas necesidades en el mundo de hoy y todos las tenemos,
podríamos talvez completar unas cuantas páginas sobre esto, pero sepamos
distinguir desde donde se crea esta necesidad, es justamente ahí donde no se
es consecuente con el cristianismo, donde el egoísmo, la vanidad, la mentira,
el deseo de poder, la falta de caridad, la inexistencia del amor y la falta
de respeto al prójimo son actitudes habituales. El mensaje de Cristo, no sólo es para mitigar las necesidades y
sufrimientos de hoy, es para erradicarlas, por tanto si queremos solucionar
los problemas y dificultades de los hombres, actuemos en consecuencia con la
palabra del Señor. Caminemos al encuentro con el Señor, con personalismo hacia el, es decir
adheridos a El y lo que El representa, y con personalismo hacia los hombres, es
decir, subordinando el beneficio común respecto al personal propio. Algunos se preguntarán ¿por qué muchos que oran no son oídos? A ellos
debemos contestarles que todo aquel que llega a pedir con recta intención,
(en otra palabras simples, seamos derecho en pedir), no omitiendo nada de lo
que pueda contribuir a obtener lo que pide, recibirá sin duda lo que ha
pedido en su ruego. Pero si alguno separa su intención del ruego justo, esto
es, no pide como corresponde o debe y entonces puede decirse que no pide. Así
nos enseña también Santiago, Stgo 4,3: "Pedís,
y no recibís, porque pedís mal" En todo caso si pedimos, y creemos que no hemos recibido, todo lo que
hemos ofrecido al Señor nunca estará demás. Dios sabe lo que necesitamos, y nos concede lo que El sabe que es
bueno para nosotros. Algunas veces pedimos cosas que son inalcanzables, o
cosas extrañas movido por ilusiones que se nos ocurren, por ejemplo que nos
ayude a ganar la lotería, cuando pedimos a Dios algo semejante, nunca lo
alcanzaremos. Dios no solamente nos concederá lo que le pidamos, va más allá, y se
nos da así mismo, nos da su propio Don, que es el Don de su divino Espíritu. Tengamos confianza en la eficacia de la oración, nuestro Padre no es
indiferente a nuestras súplicas, no olvidemos la oración para pedir por
nuestras necesidades, perseverancia para obtener la gracia de lo pedido y
convicción en la bondad y el amor de Dios. Un saludo fraternal y cariñoso Gracias Señor PEDRO SERGIO ANTONIO DONOSO BRANT SEPTIEMBRE DE 2002 |