“Tú eres mi Hijo muy querido,
en ti tengo puesta toda mi predilección”. Mc 1, 7-11 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
Y SE PRESENTÓ A JUAN PARA SER
BAUTIZADO POR ÉL. Es notable el contraste de los
relatos de Mateo, Lucas y Juan, con relación a lo que significó la presencia
del Bautista en la preparación mesiánica, estos evangelistas le dedican mucha
mayor amplitud que el relato de Marcos, que es algo más superficial. Pero lo esencial, es el hecho
de que Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser
bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: “Soy yo el que tiene
necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!”
Pero Jesús le respondió: “Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así
cumplamos todo lo que es justo”. (Mt 3, 11-17) Y
Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese
momento, se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una
paloma y dirigirse hacia él. Se oyó entonces una voz que venía del cielo: “Tú
eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”. Como sabemos, la vida oculta de
Cristo se desarrolló normalmente en Galilea, y la mayor parte seguramente en
Nazaret. Después que Cristo fue anunciado en la predicación de su precursor,
quiso manifestarse a los hombres el que por tanto tiempo había vivido oculto.
Por eso se dice que Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a
Juan para ser bautizado por él. 2.
EL SITIO EN QUE TUVO LUGAR EL
BAUTISMO DE CRISTO El sitio en que tuvo lugar el
bautismo de Cristo es señalado desde el siglo IV, por el “Peregrino de
Burdeos” (a.333), en la ribera occidental del Jordán, lo mismo que en el
siglo VI lo señala la Carta de Madaba. Corresponde
al lugar que hoy se señala, cerca de Jericó, no lejos del convento ortodoxo
de San Juan Bautista. El bautismo de Jesús por Juan, es un hecho que tiene un
gran misterio, observemos que tanto san Marcos, como san Mateo y san Lucas,
con diferentes matices dicen lo mismo, confesar y obtener perdón por los
pecados. (Mc 1,5 )Toda la provincia de Judea y el
pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados
por él en el río Jordán. (Mt 3,6) Y junto con
confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán. (Lc 3,3) Juan empezó a recorrer toda la región del río
Jordán, predicando bautismo y conversión, para obtener el perdón de los
pecados. 3.
¿CÓMO ES POSIBLE QUE JESÚS SE ACERQUE
A ESTE BAUTISMO? Los padres de la iglesia, nos
resuelven este misterio de la siguiente forma: Pseudo-Crisóstomo; Se expresa
el oficio cuando se sigue: "Para que fuese bautizado por él". No
para que él mismo recibiese el perdón de sus pecados por medio del bautismo,
sino para dejar santificadas las aguas a los que se bautizasen después. San Agustín; El Salvador quiso
bautizarse no para adquirir limpieza para sí, sino para dejarnos una fuente
de limpieza. Desde el momento en que bajó Cristo a las aguas, el agua limpia
los pecados de todos. Dicen a demás que quiso
bautizarse, porque quiso hacer lo que nos manda hacer, para que como buen
maestro no sólo nos enseñase con su doctrina, sino también con su ejemplo. Por esta razón quiso ser
bautizado por San Juan: para que sepan sus siervos con cuánta alegría deben
correr al bautismo del Señor, al ver como El no ha desdeñado recibir el
bautismo del siervo. San Juan Crisóstomo, agrega:
Porque el bautismo de Juan era de arrepentimiento, y llevaba consigo la
confesión de las culpas, pero para que no hubiese alguien que creyese que
Cristo había venido a bautizarse por esta causa, el Bautista dijo al que
venía: Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el
que viene a mi encuentro!. Como si dijese: Está bien
que tú me bautices, esta razón es idónea (para que yo también sea justo, y me
haga digno del cielo). Pero ¿qué razón hay para que yo te bautice? Todo lo
bueno baja del cielo a la tierra y no sube de la tierra al cielo. San Hilario, señala; Por
último, el Señor no pudo ser bautizado por Juan como Dios, pero enseña que
debe bautizarse como hombre. De donde se sigue que respondiéndole Jesús, le dice:
Ahora déjame hacer esto. San Jerónimo; Y hermosamente
responde: Déjame ahora, para manifestar que Cristo debía ser bautizado por
San Juan en el agua, y San Juan ser bautizado por Cristo en espíritu. O de
otro modo: Déjame ahora, para que quien ha tomado la forma de siervo,
manifieste su humildad. Sé consciente de que tú habrás de ser bautizado con
mi bautismo en el día del juicio. O, déjame ahora, dice el Señor, porque
tengo otro bautismo con el cual habré de ser bautizado. Tú me bautizas en
agua para que yo te bautice por mí en tu sangre. 4.
APENAS FUE BAUTIZADO, JESÚS SALIÓ DEL
AGUA. En ese momento, se abrieron los
cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia
él. El Señor nos ha concedido el
lavado del bautismo con la inmersión de su cuerpo, y en ello nos ha
demostrado que puede abrirnos las puertas del cielo cuando recibimos el
bautismo, y concedernos el Espíritu Santo. Y se oyó una voz del cielo que
decía: “Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”.
En el evangelio de Mateo se relata, “Este es mi Hijo muy querido, en quien
tengo puesta toda mi predilección”. (Mt), La voz del Padre que baja del
cielo para proclamar a Cristo, en Mateo se dirige al pueblo, en cambio, en
san Marco y en san Lucas se dirige a él (Jesús), mientras que en Juan esta
voz no aparece ni se dirige a nadie; solamente se da el descenso de la paloma
como contraseña a Juan de que Cristo es el Mesías. El se abrieron los cielos es un
elemento escenográfico para dar lugar, plásticamente, al paso de la paloma y
a la voz del Padre. Al abrirse los cielos, en el contexto penitencial del
Bautista, indica que Dios baja para iniciar el tiempo salvador prometido. 5.
COMO UNA PALOMA. Esta forma dé como aparece en
los tres sinópticos e incluso en Juan (Jn 1:32). La
paloma aparece en la literatura bíblica y extra-bíblica simbolizando diversas
cosas. Pero sugerido por el pasaje de Génesis en el que el Espíritu de Dios
se cernía sobre las aguas, la paloma vino a ser símbolo del Espíritu Santo. 6.
LA VOZ DEL PADRE. El Padre, pues, ama al Hijo,
como un buen padre, por eso dice que tiene puesta toda su predilección, o tú
eres mi Hijo amado, en ti me complazco, y este es mi Hijo, para que se
indicase especialmente a aquellos que oían, que Aquél mismo era el Hijo de
Dios. Esta voz proclama a Cristo “Tú
eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección”. Esta frase
la traen los tres sinópticos. Se dice que ese Hijo es el Amado por
excelencia. El Amado no indica que Jesús sea el primero entre los iguales,
sino que indica una ternura especial; en el Antiguo Testamento, se dice que
no hay gran diferencia entre amado y único. Es muy probable que aquí el Amado
pueda ser equivalente del Único, o mejor, del Unigénito, puesto que habla el
Padre. En el Nuevo Testamento, ese término se reserva al Mesías. El en quien tengo puesta toda
mi predilección, o Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco, es el gozo del
Padre en su Hijo encarnado, en su Mesías. 7.
EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
SE DEMUESTRA EN EL BAUTISMO. Toda la Santísima Trinidad,
intervine en esta gran manifestación en el Jordán. Jesucristo (el Hijo), es
bautizado, el Espíritu Santo baja en forma de paloma y se oye la voz del
Padre, dando testimonio del Hijo. Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo sean una misma naturaleza. El Padre, quien dijo, Este es mi Hijo muy
querido, el Hijo, sobre quien se oye la voz del Padre; y el Espíritu Santo,
quien aparece en forma de paloma sobre el Hijo bautizado. Dice San Agustín: Esta obra es la
de toda la Trinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, existen en una
misma esencia, sin diferencias de tiempo ni de lugares. En estas palabras se
distinguen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y no puede decirse que se
presenten en una misma esencia. En cuanto a lo que se dice visiblemente en
las sagradas letras, aparecieron separadamente en cuanto a los espacios que
cada persona ocupaba. Desde luego se sabe que la Santísima Trinidad se conoce
en sí misma inseparable, pero se puede mostrar separadamente por medio de
aspectos materiales. Que sea sólo la voz propia del Padre, se demuestra por
las palabras que dijo: Este es mi Hijo. 8.
“OH DIOS MÍO, TRINIDAD A QUIEN ADORO!” La Beata carmelita Isabel de la
Trinidad, nos enseña que el Dios trinitario, es el Dios que se comunica, el
Dios Amor: “Hay un Ser que es el Amor y que nos invita a vivir en comunión
con Él” (C 327). Dios no es algo, sino Alguien que nos ama, Alguien en quien
se puede confiar, Alguien que nos habla y que nos invita a entrar en su compañía.
No es el Dios de los filósofos, de los judíos o de los musulmanes; ni
siquiera “el buen Dios” de muchos cristianos. Es el Dios Trinidad: Padre,
Hijo y Espíritu Santo. Dios es familia, es intercambio, es don. ¡Oh
Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme totalmente de mi; para establecerme en Ti, inmóvil y serena, como si mi
alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme
salir de Ti; mi Dios inmutable, sino que cada momento me sumerja más adentro
en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma, haz en ella tu cielo, tu
morada más querida y el lugar de tu descanso. Que nunca te deje solo allí
sino que esté por entero allí contigo, bien despierta en mi fe, en total
adoración y completamente entregada a tu Acción creadora (Beata Isabel de la
Trinidad) 9.
UNGIDO CON EL ESPIRITU SANTO Pedro, en el Bautismo a
Cornelio, da testimonio: Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea,
comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo; cómo Dios a
Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó
haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios
estaba con él; (Hechos (SBJ) 10, 37-38) En todos los textos Jesús es
presentado lleno, “ungido” del Espíritu Santo. Así como su vida terrena habla
comenzado por obra del Espíritu Santo, así ahora su vida apostólica comienza.
Con una especial intervención del mismo Espíritu; de él es poseído totalmente
y de él es guiado al cumplimiento de su misión. De modo análogo sucede con el
cristiano: por el bautismo nace a la vida en Cristo por la intervención del
Espíritu Santo que lo justifica y renueva en todo su ser, formando en él a un
hijo de Dios. Y luego cuando, creciendo en edad, debe abrazar de modo
responsable y consciente los deberes de la vida cristiana, el Espíritu Santo
interviene con una nueva efusión en la confirmación para corroborarlo en la
fe y hacerlo valeroso testigo de Cristo. Toda la vida del cristiano se
desenvuelve bajo el influjo del Espíritu Santo. (Fr
G.Sta M.Magdalena OCD,
Intimidad Divina) 10.
EL BAUTISMO El Bautismo de Jesús, es como
la solemnidad oficial de su misión como Salvador, observamos como el Padre y
el Espíritu Santo nos garantizan su identidad de
Hijo de Dios, presentándolo al mundo, para que el mundo acoja su mensaje. El Señor nos ha concedido el
lavado del bautismo con la inmersión de su cuerpo, y en ello nos ha
demostrado que puede abrirnos las puertas del cielo cuando recibimos el
bautismo, y concedernos el Espíritu Santo. Nuestro deber ahora, es fructificar
la gracia bautismal, es dejarnos guiar por el Espíritu Santo, hagámoslo con
humildad buscando en todo que se haga la voluntad del Padre. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant |
Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant |
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