“Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca” Mt 3, 1-12 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1.
JUAN EN EL DESIERTO DE JUDEA, EJERCÍA
SU ACTIVIDAD POR TODA La aparición de Juan predicando, es
un acontecimiento de gran importancia capital y es destacado por los cuatro
evangelistas. Lucas relata por Juan: El niño crecía y su espíritu se
fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
(Lc 1:80). Allí se preparó en la austeridad y penitencia para su misión
sobrenatural. Una iniciativa especial le hizo comprender que el momento de su
actuación había llegado. El Evangelio relata que Juan actúa
en el desierto de Judea y ejercía su actividad “por toda la región del
Jordán.” Esta es una zona escabrosa, pedregosa y estéril, la temperatura es
muy elevada, no obstante se nos relata que acudían entonces a él la gente de
Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán. En una ocasión estuve
meditando allí y no es fácil imaginarse que puedan concurrir grandes
multitudes como relatan los Evangelios. Lucas relata: “Y se fue por toda la
región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los
pecados.” (Lc 3:3), es decir, Juan era un predicador “andariego.” El evangelista Juan añade que
llegó hasta Betania, en Trans-Jordania: “Esto
ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
(Jn 1:28) Y además relata que: “Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque
había allí mucha agua, y la gente acudía y se bautizaba” (Jn 3:23). Eran
razones de apostolado y de conveniencia para ejercer el bautismo en
determinados lugares. Posiblemente las crecidas del Jordán le llevaban a
determinados vados, que se prestaban mejor para ejercer estos bautismos de
inmersión, como en el caso de Ainón, porque “había mucho
agua” y venían a bautizarse. 2.
CONVIÉRTANSE, PORQUE EL REINO DE
LOS CIELOS ESTÁ CERCA Se presentó Juan el Bautista,
proclamando en el desierto de Judea: “Conviértanse, porque el Reino de los
Cielos está cerca”. La alocución del Bautista, con su pujante invitación a la
conversión y a la penitencia, no sólo es una invitación a la conversión, sino
que proclama antes el acontecimiento que hace posible la misma conversión:
“el Reino de los Cielos está cerca”. Juan nos invita a reflexionar algo muy
importante, para que pueda generarse este gran movimiento de gente que sale
de sus casas para dirigirse al Jordán a confesar sus pecados, es necesario
que se basen en la certeza inquebrantable de que Dios quiere reinar, que él
está actuando realmente en este mundo y desea colmar la existencia de las
personas, erradicando la raíz de los males humanos: el pecado, las
enemistades, los egoísmos. Al proclamar Juan “Conviértanse,
porque está cerca el reino de los cielos”. Llamaba a cambiar de vida, porque ya estaba muy cerca
Jesús, y hoy es para nosotros la misma necesidad, transformar nuestras vidas,
volvernos a Dios, porque El se ha vuelto
a los hombres. Y nos pide también hoy “Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos”, ¿Cómo?, con el arrepentimiento. El arrepentirse
requiere transformación y exige un cambio de actitud, además es una
experiencia necesaria para llegar a conocer a Cristo, en otras palabras quien
no se arrepiente, por mucho que
intente conocerle, no lo podrá conocer ni podrá ir al Reino de los Cielos. 3.
“PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR,
ALLANEN SUS SENDEROS”. Los tres sinópticos al presentar
al Bautista evocan este pasaje de Isaías, aunque a Mateo le baste para su
idea citar tan sólo el primer versículo: “Una voz grita en el desierto:
“Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”. Alude el pasaje a la
vuelta de la cautividad de Babilonia. Yahvé los conduce. Por eso habrán de
preparar el camino por donde van a pasar. Yahvé, que se identifica aquí con
Cristo, volvía de nuevo a reinar en Israel. El Bautista era su precursor, que
anunciaba la inminente llegada del Reino. Lucas agrega: “Todos los hombres
verán la salvación de Dios”. Aleluya. (Lc 3,4.6) Y el grito de Isaías es repetido y
transmitido a través de Juan Bautista, “el mensajero de Dios, pide conversión
para que sean perdonados los pecados”. El hombre pecador es mirado por Dios
con misericordia infinita, por eso le llama a la conversión. Y si nos hemos
convertido, demos frutos, obras, de conversión. “Preparen el camino” tiene un
sentido de éxodo-liberación y la voz de quien grita en el desierto, el
“desierto” de conciencia y
preparación. Juan Bautista, invita a los hombres a preparar el camino del
Señor, pero sólo después de haberla preparado él en sí mismo retirándose al desierto
y viviendo separado de todo lo que no era Dios. 4.
EL DESIERTO, UN LUGAR DONDE CON
MÁS FACILIDAD NOS ENCONTRAMOS CON DIOS “Juan tenía una túnica de pelos de
camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel
silvestre.” De este modo, el vivió
alejado del murmullo y de los ruidos que no dejan preparase a los hombres para
tener un ambiente favorable para oír la llamada de Dios, para escuchar la
llamada a la penitencia. Porque quien predica, debe hacerlo más con la vida,
es decir con su testimonio personal más que con las palabras. Y para oír a
quien nos interesa, debemos hacerlo en un clima de
silencio, para oír a Dios, debemos callarnos y hacer oración. Talvez por eso Juan fue a desierto
y muchos van hoy al desierto, ¿y para que?, porque no cabe la menor duda que
allí es el lugar donde con más facilidad nos encontramos con Dios, allí donde
se escucha el silencio, y en el silencio se escucha mejor a Dios. Y en este
tiempo es propicio vivir un pequeño desierto, donde no haya voces
perturbadoras, para que podamos oír con la voz que nos habla dentro, oír lo
que hay en nuestra conciencia que, rectamente formada, es la voz de Dios.
Esta voz interior, no dirá de mejor forma lo que debemos cambiar, para estar
mejor preparados para nuestra conversión. 5.
RAZA DE VÍBORAS, ¿QUIÉN LES ENSEÑÓ
A ESCAPAR DE Al ver que muchos fariseos y
saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: “Raza de víboras”,
¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?.
Les llama así, pues, a semejanza de la víbora, que es pequeña y parece
inofensiva y su mordedura muy venenosa, ellos, con su doctrina, esterilizan El bautismo por inmersión en el
Jordán aparece como el signo visible de la voluntad sincera de acoger esta
cercanía de Dios. Por eso es necesario evitar todo tipo de hipocresía y Mateo
pone al descubierto a los fariseos y saduceos, que piden el bautismo sin las
disposiciones adecuadas. El bautista no exige ser justos de antemano, pues
carecería de sentido su predicación, sin embargo pide abandonar la hipocresía
o tentativa de engañar a Dios, porque a Dios no se le puede engañar; sobre
todo no se puede confiar en una justicia que proceda solo por pertenecer a la
sangre o al pueblo de Dios, es así como Juan Bautista les dice: Produzcan el
fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: “Tenemos por
padre a Abraham”. Algunos fariseos había llegado al
extremo de creer que por ser descendientes de Abraham no podían ir al
infierno, esto explica el discurso de Juan, que traía un cambio de
pensamiento y de ser. Para nada cuenta el ser hijo de Abraham. 6.
La figura del Bautista causó una
fortísima conmoción en Israel. Hasta Joséfo,
historiador Judío, se hace eco de ella, diciendo que Antipas “temió la grande
autoridad de aquel hombre.” Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante
aquella figura ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del
Reino, si él mismo no sería el Mesías. El mismo Sanedrín de Jerusalén le
envió una representación para que dijese si era él el Mesías (Jn 1:19-28). Y
éste es el momento, tanto en los evangelios sinópticos como en Juan, en que
el Bautista declara que él sólo es un “esclavo,” pues él no es digno de
ejercer con El oficio de los esclavos: “descalzarle.” El evangelio de Lucas, que es
quien mejor da la razón de la confesión de humildad del Bautista ante lo que
era Cristo, “pero viene el que es más fuerte que yo” (Lc 3, 15), y en este
relato del evangelista Mateo nos expresa que Juan Bautista predicaba,
diciendo: Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero Aquél que
viene detrás de mi es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de
quitarle las sandalias. Pero el Bautista es también consciente de su propia
insuficiencia: sus palabras son auténticas y enardecidas, pero no valdrían
para nada si no viniera otro que de verdad que los bautizará en el Espíritu
Santo y en el fuego 7.
EL BAUTISMO “EN EL ESPÍRITU SANTO
Y EN EL FUEGO Llevamos ya 20 siglos de estos
acontecimientos, 2000 años de cristianismo, pero sin embargo la humanidad se
encuentra todavía dividida por odios, discordias y luchas fratricidas. El
mundo todavía no se ha abierto ni convertido al Evangelio. Por eso es hoy más
actual que nunca la voz del Bautista que resuena en el Adviento: proclamando
en el desierto de Judea: “Conviértanse”. Todos los profetas habían predicado
la conversión, pero sólo el Bautista pudo recalcar su urgencia al anunciar
como inminente la venida del reino de los cielos con la presencia del Mesías
en el mundo. El lo presentó a quienes venían a escucharle, con las siguientes
palabras: “Yo los bautizo con agua para que se conviertan……pero Él los
bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Jesús ha venido y ha instaurado el
bautismo “en el Espíritu Santo y en el fuego”, fruto de su pasión, muerte y
resurrección; pero ¿cuántos de entre los bautizados se han convertido
completamente a él, a su evangelio, a su mandamiento de amor? 8.
EL ADVIENTO NOS LLAMA A TODOS A
UNA CONVERSIÓN MÁS PROFUNDA El Adviento nos llama a todos a
una conversión más profunda, “porque
el reino de los cielos está cerca”. Más cerca hoy que ayer, porque desde hace
siglos está Cristo presente en el mundo y actuando en él con su gracia, con Dice el Señor: Os digo que, de
igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión (Lc 15,
7)…..Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por
un solo pecador que se convierta.”(Lc 15, 10) El evangelio nos da El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso
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