Denles de comer ustedes mismos”. Lc 9, 11-17 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1. Jesús se retira en barca a un lugar desierto a
causa de la noticia de la muerte del Bautista; Va a un lugar desierto, cerca
de Betsaida, al saberlo la gente, lo siguió a pie
desde los pueblos. La multitud que oyó esto y que le iba a buscar debía de
ser en gran parte gentes que se iban concentrando allí para ir a la muy
cercana Pascua, en caravanas, a Jerusalén. Probablemente estas gentes se
encontraron en Cafarnaúm, centro caravanero para ir
a Jerusalén por el valle del Jordán, evitando así las molestias de ir por Samaría. De Cafarnaúm a Betsaida hay a pie 2. JESÚS
DEVOLVIÓ Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios
y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados. En efecto, al
regresar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los
enfermos. Podemos suponer el deseo de las gentes d encontrarse con Jesús. En
el Evangelio de Mateo, se nos relata que Jesús se retiró de allí en una
barca, aparte, a un lugar solitario y en cuanto lo supieron las gentes,
salieron tras él viniendo a pie de las ciudades, por eso se puede suponer que
un retraso por conversación o con viento en contra permitió a las gentes
llegar a aquella zona antes que El. También relata Mateo que: Al desembarcar
vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Hubo
curaciones. Marcos dirá que se compadeció de ellos porque estaban como ovejas
sin pastor, frase de evocación bíblica (Ez 34:5),
que aquí tiene su aplicación por estar a merced del fariseísmo y sin la
enseñanza del verdadero Pastor (Ez c.34). 3. SIEMPRE
MOTIVADO POR UN AUTENTICO SENTIMIENTO DE AFECTO Jesús nos muestra como en casi en todos los
Evangelios su carácter lleno de sentimientos de pena y lástima por la
desgracia o por el sufrimiento ajeno. Siempre nos enseña esa natural
inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y
sufrimientos, siempre motivado por un autentico sentimiento de afecto, cariño
y solidaridad hacia aquella gente que estaba cansada y hambrienta, por querer
estar en su compañía, es así como sintió una gran compasión y curó a los
enfermos que ellos traían. 4. LOS
DISCÍPULOS ESTÁN PREOCUPADOS Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le
dijeron: “Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de
los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar
desierto”. En Mateo (14, 13) se relata: Como ya se hacía tarde, pone en
conocimiento que el día esta por terminar, y ya no hay tiempo necesario para
poder ir a proveerse de víveres y alojamientos, entonces se acercaron sus
discípulos a decirle: Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Los
discípulos están preocupados, lo que había llevado como provisiones, no era
suficiente para tanta gente. La enseñanza que impartía de Jesús debe haber
sido cautivante, se había quedado más tiempo de lo considerado y se habían
agotado los víveres, por eso los discípulos le dicen al Señor que despida a
la multitud. 5. DENLES
DE COMER USTEDES MISMOS Pero Jesús les contestó: No hace falta que vayan;
denles ustedes de comer ustedes mismos. Ellos le respondieron: No tenemos
aquí más que cinco panes y dos pescados. El Corazón de Jesús, siempre esta
dispuesto a dar una solución y no titubea en recurrir a lo que El puede
hacer, para ir en ayuda a tanta gente hambrienta, entonces le dijo: “Háganlos
sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Jesús dan pan material
a las gentes, pero el sabe que también los hombres sienten hambre de Dios, las
dos hambres que experimenta el hombre y los dos son urgentes de atender. 6. MANDÓ
QUE Luego mandó que la gente se sentara en la hierba.
“Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Tomó los
cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, pronunció una
bendición. Jesús elevó los ojos al cielo. Este gesto de Jesús era frecuente
en su oración. En cambio, no era usual en las costumbres rabínicas, porque se
decía: “La regla es que el que ora ha de tener los ojos bajos y el corazón
elevado al cielo.” Jesús nos enseña nuevamente que todo viene del Padre, El
esta con su corazón en ese momento en la tierra, pero levanta los ojos al
cielo, enseñándonos que es allí donde debemos mirar, porque todo viene de
Dios y todo nos debe llevar a Dios. También el relato nos dice que: pronunció
una bendición. Jesús sigue la tradición judía. La costumbre rabínica había
establecido que no se comiese o bebiese sin bendecir los alimentos, pues
equivalía a un pecado de infidelidad. 7. PARTIÓ
LOS PANES Y SE LOS DIO A LOS DISCÍPULOS Jesús partió los panes y los fue entregando a sus
discípulos para que se los sirvieran a la multitud. También dice Mateo que:
partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a
la gente. El milagro se hizo en las manos de Jesús, y se puede suponer que se
fue multiplicando en las manos de los discípulos, porque de lo contrario
hubiese sido incesante e inacabable ir y venir a Jesús. Entonces, Jesús no
sació directamente el hambre, lo hace a través de sus discípulos, es así como
les dios a ellos los panes y estos a las gentes. 8. TODOS
COMIERON HASTA SACIARSE Así han de ser los apóstoles de hoy, en ningún
caso indiferente a las necesidades de los demás, siempre dispuestos a atender
y acudir en la ayuda de los necesitados, con generosidad y sin pensar muchas
veces en el descanso, porque esto se hace por el amor a Cristo, por amor al
Padre Bueno y a todos sus hermanos. Los apóstoles le ofrecieron a Jesús todo lo que
tenían, fruto del trabajo y del esfuerzo, solo cinco panes y Jesús hizo todo
los demás. El Evangelio continúa: Todos comieron hasta saciarse, y con los
pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. También en Mateo se
relata que los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las
mujeres y a los niños. El milagro fue tan abundante, que todos se
saciaron y luego recogieron doce canastos sobrantes. Era uso judío recoger,
después de las comidas, los trozos de comida caídos a tierra. El milagro se
constataba bien: las sobras eran más que la materia de cinco panes para el
milagro. 9. LAS
GENTES QUE NO TIENEN QUÉ COMER EN EL DESIERTO En el trasfondo de este hecho está la evocación de
Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de Jesús. A las gentes
que no tienen qué comer en el desierto (Núm
11:13.14), Moisés, con su oración, logra el maná. En esta época se esperaba
que el Mesías saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudo
Mesías, que llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales
prodigiosas y de donde saldrían triunfadores, pero se cuenta que su fin fue
desastroso. Igualmente, en los días mesiánicos, como renovación de los días
del desierto, se esperaba una lluvia perpetua de maná. Todo esto podía provocar una explosión de
entusiasmo mesiánico en torno a Jesús. Pero Jesús despachó a las gentes y
discípulos, para que no se dejasen contagiar de aquel mesianismo, no era el
auténtico, ni la hora de su plena proclamación, por eso el mismo Jesús luego
se marchó solo a un monte a hacer oración. Que Cristo Jesús viva en sus corazones Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant |
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