“Dichosos los Pobres” Lc 6, 12-13. 17. 20-26 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 1.
JESÚS
SUBE A ORAR A LA MONTAÑA Luego de varias jornadas
sabáticas en las sinagogas, con la participación de muchos asistentes donde lo
que expone Jesús como verdad causa ira e irrita a los escribanos y fariseos,
quienes están con una ofuscación tenaz y persistente que les impide ver la
realidad o razonar sobre ella, Jesús sube a orar a a
montaña. Dos mil años mas tarde, aún hay quien se irrita por el mensaje
evangélico, les atormenta su conciencia. En este fragmento, Lucas nos
destaca algo muy importante, antes de la trascendental elección de sus
apóstoles, Jesús sube a orar a la montaña. Además nos dice que Jesús paso la
noche orando. El silencio de la montaña, especialmente de la noche, es un
lugar muy apropiado para el encuentro con Dios, así también lo hizo Moisés,
así lo hace Jesús, para reflexionar con su Padre, por eso va una montaña para
orar, y pasa toda la noche en oración con Dios. Nos enseña Jesús, lo bueno que
es entrar en contacto con quien nos ama antes de tomar decisiones, queriendo
el Padre lo mejor para nosotros, no podemos esperar nada mejor que su buen
consejo. Teresa de Jesús define orar como: A mi parecer no es otra cosa
oración sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con
quien sabemos nos ama". 2.
LLAMÓ A
SUS DISCÍPULOS Y ELIGIÓ A DOCE DE ELLOS Luego, cuando se hizo de día,
llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de
Apóstoles. Este nombre significa el que recibe una misión determinada. La
misión que les confía es triple: que le acompañen, pues Jesús desea formarlos
bien; para enviarlos a predicar la doctrina del reino, sobre todo después de
la gran iluminación de Pentecostés; y para confiarles el poder de expulsar
demonios: con ello se demostrará la llegada del Mesías, una de cuyas
características sería ésta, y, por tanto, ellos quedarían bien acreditados
como “apóstoles” del Mesías para la expansión de su reino. Jesús, al elegir a estos doce
amigos íntimos como sus discípulos, establece los cimientos del nuevo Israel
o pueblo de Dios. Ahora estos discípulos, acompañaran y aprenderán el modo de
vida de su maestro, y le darán su apoyo, le tendrán fe, le entregarán su
adhesión total, para luego ser los apóstoles, que como enviados han de
continuar la misión entregada por Jesús. 3.
EL
SIMPLE ACER Pero luego, estos doce no serán
los únicos discípulos, ya que al bajar con ellos se detuvo en una llanura.
Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había
llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus
enfermedades. El nuevo pueblo de Dios no estará formado ya por sólo judíos;
también los paganos formarán parte de él. Este fragmento del evangelio
nos relata además que los que estaban atormentados por espíritus impuros
quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza
que sanaba a todos. El simple acercamiento físico a
Jesús, les daba paz y alivio para sus dolencias, sean esta físicas o
espirituales, y Jesús los hacia con todos y con todo tipo de personas, a
ninguno le preguntaba si era judío, de otra región o lo que hacía, solo si
tenían fe. Jesús, es un loco de amor por los hombres y por nosotros lo da
todo. 4.
¡FELICES
USTEDES, LOS POBRES, PORQUE EL REINO DE DIOS LES PERTENECE! Jesús, fijando la mirada en sus
discípulos, dijo: ¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les
pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán
saciados! Jesús al proclamar las
bienaventuranzas, nos esta proponiendo una forma de vida distinta como
condición para salvarnos, nos invita a un camino solidario con los pobres,
nos estimula a una vida mas austera, nos anima a no vivir atados a los bienes
materiales, de esta forma nos podemos dedicar más a Dios. El se preocupa
intensamente por nosotros, ¿y nosotros que? A todos los pobres nos promete
el Reino de los Cielos, donde reina la paz, donde todo lo abunda, donde no
existe le dolor ni las lagrimas, dono se vive en alegría y felicidad para
siempre. 5.
¡FELICES
USTEDES, LOS QUE AHORA LLORAN, PORQUE REIRÁN! Que no nos suene extraña esta
frase, porque lloraremos nuestros pecados y miserias, nos arrepentiremos de
haber sido distinto a como Dios le agrada que sean sus hijos y, Jesús nos
perdonará y nos consolará. Pero también nos entristecemos por la
desesperanza, pero es así como son bienaventurados los que lloramos amargamente
nuestras penas, pero que hemos permanecidos con paciencia y resignación por
amor a Dios, buscando el consuelo de Dios y ofreciéndole a El nuestras
lágrimas. Sin embargo, es cierto que es triste sufrir, pero mas triste es no
saber porque y para que se sufre, entonces busquemos el sentido del dolor,
descubriéndolo como nos enseña Jesús. En efecto el dolor no invita a ser más
desprendido y nos desprende de lo malo de la vida, porque indudablemente los
golpes de la vida nos van enseñando el valor de las cosas buenas. Confiemos
que en sufrir por Dios, nos traerá la verdadera alegría. 6.
¡FELICES
USTEDES, CUANDO LOS HOMBRES LOS ODIEN, LOS EXCLUYAN, LOS INSULTEN ¡Felices ustedes, cuando los
hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de
ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! Jesús llama bienaventurados no
a los que odian, sino a los que son odiados, especialmente a los que son
odiados a causa de El, por seguirlo a El y vivir según sus enseñanzas, por
proclamar su Evangelio y pedir que se viva conforme a El, sin acomodarlo a
nuestro modo para que sea mas fácil, porque vivir el Evangelio nos hace
dichoso. Entonces, no es el hecho de ser odiado por cualquier cosa, sino el
de ser odiados por Cristo, por ser sus discípulos, por ser sus apóstoles, por
aprender de El y seguir sus enseñanzas, por esta adheridos a El y ser fiel a
su mensaje. Por esto nos sentimos felices de ser odiados por Jesucristo,
especialmente si no damos motivos para que nos odien. En efecto, debemos cuidarnos
de no dar motivos personales para ser odiados, porque en ese caso no nos
odiaran por Jesús, sino que por nuestra causa, y lo que nos produce alegría
es la causa de Jesucristo. Ahora vivir conforme a las enseñanzas de Jesús y
los Evangelios, es siempre con la búsqueda de la bondad, la comprensión, y
bueno es que los que nos vean, no reaccionen con odio, sino que con
admiración por nuestra forma de vida. 7.
¡ALÉGRENSE
Y LLÉNENSE DE GOZO EN ESE DÍA, PORQUE LA RECOMPENSA DE USTEDES SERÁ GRANDE EN
EL CIELO! Este es el premio, esta es la
forma como Dios nos recompensará, nosotros le entregaremos todo nuestro
tiempo a Dios, los momentos de angustias y sufrimientos, nuestro corazón
libre de ataduras de bienes terrenales, y Dios a cambio nos saciará en abundancia,
con riquezas de gran valor, de dones y gracia, con la alegría de su Reino, la
recompensa grande estará en el cielo. No nos aislemos de Dios, el es nuestro
Padre, y un hijo, debe estar íntimamente cercano a su Padre amado y que nos
ama, recemos, pidamos, invoquemos, llenémoslo de gozo y alegría. 8.
¡DE LA
MISMA MANERA LOS PADRES DE ELLOS TRATABAN A LOS PROFETAS! Porque ellos y sus antepasados
han sido pobres, han puesto su esperanza en Dios. Si la sociedad les ha
fallado, negándoles lo que en justicia necesitaban para vivir, algún día Dios
se los dará. Han esperado y no se han equivocado. Hoy son testigos de que
Dios cumple su promesa. Pero también no advierte: ¡Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su
consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán
hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y
las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera
los padres de ellos trataban a los falsos profetas! 9.
ALEGREMOS
EL CORAZÓN, MOSTREMOS EL ESPÍRITU CONTENTO En cambio, los que por tener
mucho no esperaban nada, quedaron con las manos vacías. Han pasado los siglos
y el hombre sigue igual. El pobre o el que tiene alma de tal, mira hacia Dios
y todo lo espera de el. Le deja un lugar en su vida y con fe y confianza,
busca dejarse guiar por él. No así el rico o el que tiene alma de tal.
Acostumbrado a comprarlo todo, cree no necesitar de nada ni de nadie.
Dominado por la soberbia, ni siquiera cree necesitar de Dios. Es esa actitud
de autosuficiencia, la que lo va marginando del Reino y la que en definitiva,
puede dejarlo fuera de él. En labios de Jesús, pobreza o riqueza no son
términos abstractos, ligados solo a la economía, sino, apuntan y nos invitan
a una actitud de vida. Por todas estas
bienaventuranzas que nos regala el Señor, alegremos el corazón, mostremos el
espíritu contento, porque será grande la recompensa, y esta es la vida por
siempre en el cielo. El Señor les Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso Brant |
|
---