“Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego”

Lucas 3, 15-16. 21-22

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

 

1.    LA FIGURA DEL BAUTISTA CAUSÓ UNA FORTÍSIMA CONMOCIÓN EN ISRAEL.

Hasta Joséfo, historiador Judío, se hace eco de ella, diciendo que Antipas “temió la grande autoridad de aquel hombre.” Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante aquella figura ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del Reino, si él mismo no sería el Mesías. “Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: ¿Quién eres tú?” (Juan (SBJ) 1,19)

Es Lucas, de los evangelios sinópticos, el único que da la razón de esta confesión de humildad del Bautista ante lo que era Cristo. El mismo Sanedrín de Jerusalén le envió una representación para que dijese si era él el Mesías: “¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”  (Juan (SBJ) 1, 20).  Y éste es el momento, tanto en los sinópticos como en Juan, en que el Bautista declara que él sólo es un “esclavo,” pues él no es digno de ejercer con El oficio de los esclavos: “descalzarle.” Además, su bautismo es en “agua,” pero el del Mesías es “en fuego.” Probablemente la forma primitiva es ésta, en contraposición al bautismo externo de Juan. Por el “fuego,” purificador profundo, se decía en la ley, se ejercían las grandes purificaciones “rituales.” La forma “Espíritu Santo,” en oposición a “fuego,” puede ser ya original de Lucas, pero posiblemente no lo fue en las primeras fuentes, sino sólo en “fuego.”

Como Mt, pone la alegoría de la “era,” con lo que declara la grandeza de Cristo en la obra de su Reino, como juez de los hombres, que da destinos eternos. Esta función de juez de los hombres en el Antiguo Testamento estaba reservada a Dios. Lucas presenta, a la hora de la composición de su evangelio, a Cristo como Dios: Y todos verán la salvación de Dios. (Lucas (SBJ) 3,6).

2.    DESPUÉS DE BAUTIZADO CRISTO, ESTABA “ORANDO

Lucas, como los otros evangelios sinópticos, relata el bautismo de Cristo muy brevemente. Destaca que éste tiene lugar “cuando todo el pueblo se bautizaba.” Pero la frase sólo tiene un sentido genérico: sucedió en esos momentos. Lucas resalta que, cuando después de bautizado Cristo, estaba “orando,” tiene lugar la teofanía. Es tema característico de Lucas. Suele destacar este aspecto de Cristo antes de tomar grandes decisiones: Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios.  (Lucas (SBJ) 6,12) o “Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo?”  (Lucas (SBJ) 9,12). La proclamación de la voz del Padre, en esta perspectiva de Lucas, tiene el sentido de la filiación divina.

3.    “TÚ ERES MI HIJO MUY QUERIDO, EN QUIEN TENGO PUESTA TODA MI PREDILECCIÓN”.

Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento, se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. El Señor nos ha concedido el lavado del bautismo con la inmersión de su cuerpo, y en ello nos ha demostrado que puede abrirnos las puertas del cielo cuando recibimos el bautismo, y concedernos el Espíritu Santo.

Y se oyó una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”. La voz del Padre que baja del cielo para proclamar a Cristo, en Mt se dirige al “pueblo,” en cambio, en san Marco y en san Lucas se dirige a él (Jesús), mientras que en Juan esta voz no aparece ni se dirige a nadie; solamente se da el descenso de la “paloma” como “contraseña” a Juan de que Cristo es el Mesías. Él se abrieron los cielos es un elemento escenográfico para dar lugar, plásticamente, al paso de la paloma y a la “voz” del Padre. Al abrirse los cielos, en el contexto penitencial del Bautista, indica que Dios baja para iniciar el tiempo salvador prometido.

4.    EN FORMA DE PALOMA O COMO UNA PALOMA.

Esta forma aparece en los tres sinópticos e incluso en Juan: Y Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.  (Juan 1,32). La paloma aparece en la literatura bíblica y extra-bíblica simbolizando diversas cosas. Pero sugerido por el pasaje de Génesis en el que el Espíritu de Dios se “cernía” sobre las aguas, la paloma vino a ser símbolo del Espíritu Santo.

La voz del Padre. Esta proclama a Cristo Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco. La frase la traen los tres sinópticos. Se dice que ese Hijo es “el Amado” por excelencia. “El Amado no indica que Jesús sea el primero entre los iguales, sino que indica una ternura especial; en el Antiguo Testamento, se dice que no hay gran diferencia entre “amado” y “único”. Es muy probable que aquí “el Amado” pueda ser equivalente del “Único,” o mejor, del “Unigénito,” puesto que habla el Padre. En el Nuevo Testamento, ese término se reserva al Mesías.

El “en ti me complazco” Es el gozo del Padre en su Hijo encarnado, en su Mesías.

5.    EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD SE DEMUESTRA EN EL BAUTISMO.

El misterio de la Santísima Trinidad se demuestra en el bautismo. Jesucristo (el Hijo), es bautizado, el Espíritu Santo baja en forma de paloma y se oye la voz del Padre, dando testimonio del Hijo. Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean una misma naturaleza. El Padre, quien dijo, “Tú eres mi Hijo amado”, el Hijo, sobre quien se oye la voz del Padre; y el Espíritu Santo, quien aparece en forma de paloma sobre el Hijo bautizado.

Dice San Agustín: Esta obra es la de toda la Trinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, existen en una misma esencia, sin diferencias de tiempo ni de lugares. En estas palabras se distinguen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y no puede decirse que se presenten en una misma esencia. En cuanto a lo que se dice visiblemente en las sagradas letras, aparecieron separadamente en cuanto a los espacios que cada persona ocupaba. Desde luego se sabe que la Santísima Trinidad se conoce en sí misma inseparable, pero se puede mostrar separadamente por medio de aspectos materiales. Que sea sólo la voz propia del Padre, se demuestra por las palabras que dijo: Este es mi Hijo.

El Padre, pues, ama al Hijo, como un buen padre, por eso dice; en ti me complazco. Este es mi Hijo Amado, para que se indicase especialmente a aquellos que oían, que Aquél mismo era el Hijo de Dios.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

BAUTISMO DEL SEÑOR,  CICLO C

 

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