ÉSTE ES EL MÁS GRANDE Y EL PRIMER MANDAMIENTO.

Mt 22, 34-40

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

1.      DIOS MANIFIESTA UNA PREOCUPACIÓN POR LOS AFLIGIDOS, MOSTRANDO LO MUCHO QUE EL NOS AMA A TODOS

Nuestro Amado Dios Padre, no solo nos muestra el gran mandamiento del amor hacia El, además lo hace con el que tiene con nuestro prójimo (Éx 22, 20-26). En efecto, el nos dice: “No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás” y también nos dice que: No harás daño a la viuda ni al huérfano. Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor”.  Con toda claridad Dios, nos muestra que tenemos dos tareas muy importantes, “no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan” (Tb 4, 15), y “ama al prójimo como a ti mismo” (Lv 19, 18). Y luego nos advierte que: “Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo”, es decir, El manifiesta una preocupación por los afligidos, mostrando lo mucho que el nos ama a todos.

2.      QUIEN AMA A DIOS, AME TAMBIÉN A SU HERMANO

Y entonces podemos cantar con alegría “Yo te amo, Señor, mi fuerza; Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador.” (Sal 17, 2-4), pero no podemos olvidar que: “si alguno dice: - Amo a Dios -, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano. (1 Juan 4-20)

3.      LOS CRISTIANOS CAMBIAN SU VIDA ENTREGÁNDOSE AL SERVICIO DE DIOS Y EL PRÓJIMO

Gracias al evangelio, los cristianos cambian su vida entregándose al servicio de Dios y el prójimo. “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él”, (Jn 14, 23). San Pablo recuerda la buena disposición de la comunidad de Tesalónica, para recibir el anuncio de la Palabra (1Tes 1, 5-10), “Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo” y luego añade: Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios”. El amor a Dios y al prójimo es la síntesis de la perfección cristiana.

4.      “MAESTRO, ¿CUÁL ES EL MANDAMIENTO MÁS GRANDE DE LA LEY?”

“Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió con el mandamiento tomado del Deuteronomio: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu” y les asegura que: “este es el más grande y el primer mandamiento.” Y luego tomado de Levíticos 19,18 les amplía: “El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos eran mandamientos conocidos, pero muy tenidos en menos como los más importantes.

Aquí se busca conocer el pensamiento de Jesús, sobre un mandamiento de la ley, seguramente éste estaba en las habituales discusiones del ambiente rabínico, porque sabemos que era común de aquel tiempo discutir sobre la importancia de los preceptos. Sucedía que de todos los mandatos, una buena parte se consideraban como positivos y otros negativos, como del mismo modo se calificaban en graves y otros en leves. En este ambiente surge la pregunta que se le va a hacer a Jesús.

Los fariseos se caracterizaban por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la letra de la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos religiosos y los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma, aquí en este Evangelio, el fariseo quiere probar la opinión de Jesús, con habilidad y astucia para conseguir algo con oscuros propósitos y así comprometerlo, en otras palabras, mediante una treta, busca perjudicar a Jesús.

5.      UN SOLO MANDAMIENTO “EL AMOR” Y PARA TODOS LOS EFECTOS LA NOVEDAD ESTÁ EN UBICARLOS EN PRIMER LUGAR

Jesús, les declara que “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”, y lo que hace con esto, al relacionar esto dos preceptos, los transforma en uno solo, y nos enseña que la voluntad del Padre, se concentra en el doble precepto del amor a Dios y al prójimo. Entonces la novedad es que no es necesario ya para nosotros discernir cuáles cual es el mas grande de los mandamientos, porque nos quedamos con uno solo “el amor” y para todos los efectos la novedad está en ubicarlos en primer lugar, es así como el Señor insistirá en situar el precepto del amor a Dios sobre todas las cosas, en su lugar primero, absoluto y excepcional, “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. Y luego va a insistir y situar en su propio lugar otro mandamiento descuidado por el judaísmo y pospuesto a otros preceptos menores, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús da este segundo mandamiento sin que el doctor de la Ley se lo haya preguntado. ¿A qué se debe esta insistencia y la proclamación de su excelencia?

Moralmente, quizás a los judíos les sonaba bien esto como un valor moral, en este caso para Jesús es un mandato y se los anuncia con las palabras del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19:18). Pero en su mismo contexto se ve que este prójimo de un judío es sólo otro judío, y a lo más el “peregrino” que morase con ellos. Los samaritanos, los publícanos y las gentes de mala vida no eran para ellos prójimo; los samaritanos y los publícanos eran positivamente odiados (Eclo 50:27.28).

Entonces, Jesús sitúa este precepto en el puesto que le corresponde, y lo reglamenta en función de Dios. Por eso se da aquí a este mandamiento dos características. Por una parte saca el concepto de prójimo de los estrechos límites judíos para darle la universalidad de lo “humano”; es la doctrina de Jesús. Por otra parte, El pone y destaca la gravedad e importancia del mismo, al ponerlo, por encima de todas las insignificancias y pequeñeces del amor de Dios, porque no hay otro mandamiento mayor que éstos. Precisamente el precepto del amor al prójimo es “semejante” al mandamiento del amor a Dios. “La semejanza está en la caridad, que no va al prójimo sino por amor de Dios.” Pero lo que aquí también se urge es la gran obligación semejante al primero, la práctica del amor al “prójimo”

El amor a Díos, y el amor al prójimo, sumados las dos recopilan y sintetizan toda la Ley, de estos preceptos las leyes restantes cobran mucho sentido.

6.      “AMARÁS”, Y CON TODO EL CORAZÓN

Este es nuestro deber, “Amarás”, y con todo el corazón, sin ninguna restricción y con todo lo que te da la vida, con toda el alma, esto con el primer principio de nuestra vida, lo mas importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana, con toda la mente, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento, mas allá de toda imaginación y voluntad. Esto es amar con todo lo que hemos recibido de Dios, por tanto con todo lo que podemos acercarnos a Dios y estar con El.

Así es como Jesús, nos exige un amor total, El no aceptas un amor parcial o limitado, y lo mismo nos enseña y nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Eso quizás fue sorprendente para el fariseo, Jesús puso al mismo nivel los dos mandamientos, y así lo aclara el evangelio cuando diciendo “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".

Para nosotros, cristianos, seguidores de Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres, sin embargo es algo con lo que convivimos a diario, esta a la vista de cualquiera en la familia, en la amistad, con los vecinos, con los que piensan diferente, entre los políticos, entre las naciones y pueblos.

Esto es los que nos enseña Jesús, el hombre es imagen de Dios, y si tu amas a tu prójimo, amas a Dios, y si amas a Dios, lo amas en también en el prójimo.

Estos preceptos son nuestros fundamentos de la vida cristiana, ambos basados en el amor, y por amor a Dios y al prójimo, juntos el mandamiento más grande de la Ley

Jesús, con estas palabras, nos ha dado a toda la Humanidad otra de esas lecciones trascendentales. Es la lección de la caridad cristiana volcándose en la fraternidad de todos los seres humanos.

7.      ORACIÓN

OH Dios, deseamos amarte con todo el corazón, entendiendo que estos significa disponibilidad plena Tu voluntad y entrega incondicional a Tu servicio. Te pedimos Tu gran ayuda, para que nuestro corazón se transforme y no discrimine y pueda amar al prójimo entregándose a ellos con gran generosidad.

OH señor Jesús, que gran ejemplo nos diste, Tu cumpliste plenamente la voluntad del Padre, al ponerte con tanto amor por nosotros al servicio de los hombres, “he venido a servir no ha ser servido” (Mc 10,32-45) y te inmolaste por puro amor para que nos salváramos.

Por tu gran obra Señor, por tu gran amor al Padre, y todos nosotros, se siempre nuestro guía y maestro, para que hagamos los mismo que hiciste, no separar en nuestro corazón el amor al Padre y nuestro hermanos. Amen

OH Jesús, todo los que nos enseña, nos maravilla.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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