El que hace la voluntad de mi Padre” Mt 7, 21-27 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1. NO SON LOS QUE ME DICEN:
SEÑOR, SEÑOR, LOS QUE ENTRARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS Jesús dijo a sus discípulos: No
son los que me dicen: Señor, Señor, los que entrarán en el Reino de los
Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Si se descubren los profetas
verdaderos y falsos, también se pueden distinguir los cristianos falsos y
verdaderos. No basta creer lo que Jesús enseña, hay que ponerlo por obra. En
los hombres justos, la justicia tenía que superar a la de los escribas y
fariseos (Mt 5:20), porque de ellos dice: Haced y
guardad lo que os digan. Pero no los imitéis en las obras, porque ellos dicen
y no hacen (Mt 23:3). El control de autenticidad
cristiana en el Reino está en las obras. Así, todo el que escucha las
palabras que acabo de decir y las pone en práctica, es el cristiano
auténtico. Ni vale como excusa el haber profetizado en su nombre o el haber
exorcizado demonios o el haber hecho milagros. San Pablo dirá que si uno tuviese
profecías, o actos heroicos, milagros, y no tuviese caridad, nada soy (1 Cor 13:1-3). La epístola de Santiago dice: La fe sin
obras es fe muerta (Sant 2:17; 2:14-26). 2. ESTAR ATENTOS PARA DISTINGUIR
DE LOS BUENOS Y LOS MALOS MAESTROS Nuestro Señor Jesús, nos advierte
en este fragmento del evangelio, como reconocer a aquellos que aparentan
llevar una buena vida en las palabras, pero en los hechos y en sus obras no
son ejemplos de nada. Esto, porque los hechos y las palabras son necesarias
de cumplir por igual a los que sirven al Señor. Y aún hay más exigencia, una
y otra cosa son necesarias, pero estas deben ir acompañada de de la
aceptación y del cumplimiento de la voluntad de Dios. Es necesario entonces estar
atentos para distinguir de los buenos y los malos maestros. Debemos en otras
palabras, cuidarnos de nos ser engañados por los que hablan en nombre de
Cristo, pero entienden mal las verdaderas enseñanzas y las acomodan a su
manera y sus estatus de vida. Así es, como si confesamos nuestra
fe, debemos vivir nuestra fe, es decir vivir según la palabra de Jesucristo,
si no es así, no entraremos al Reino de los Cielos. El camino del Reino de
los Cielos, incluye aceptación y obediencia a los propósitos y planes de
Dios, y no se esta caminando por El, por el solo hecho de repetir sus nombre. 3. LO QUE EVANGELIZA AL
HOMBRE ES EL EVANGELIO Lo que evangeliza al hombre es el
Evangelio, porque evangelizar es convertir, cristianizar, reconciliar,
enseñar y así nos lo pidió Cristo: "Id y
enseñad a todas las naciones" (Mt 28,19),
¿pero enseñad que? el Evangelio de Jesucristo. La salvación, llega a través
de 4. EL CRISTIANO AUTÉNTICO La autenticidad cristiana en el
Reino está en las obras. “Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone
por obra” es el cristiano auténtico. Ni vale como excusa el haber
“profetizado en tu nombre” o el haber exorcizado “demonios” o el haber hecho
“milagros” (v.22). No sólo los apóstoles, sino también otros “discípulos”
habían recibido estos poderes “carismáticos” (Lc
10:1-9.17-20). Entonces debe de tratarse de algunos discípulos que estuvieron
unidos a El, pero que no tuvieron una entrega plena al mismo (Jn 6:60-64). 5. “ A quien se dirige este relato?, en
el versículo 22 relata “Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros?" , pero también a la hora de la composición del
evangelio, la sentencia debe de estar recogida para censurar además,
concretamente, a grupos cristianos que, dotados de “carismas” - profecías,
exorcismos, o milagros -, confiaban en ellos como garantía de su auténtico
cristianismo. Podían ser grupos o personas al estilo de los “carismáticos” de
Corinto (1 Cor c.12-14). San Pablo dirá que si uno
tuviese profecías, o actos heroicos, milagros, y no tuviese caridad, “nada
soy” (1 Cor 13:1-3). Ante la perspectiva de estos
cristianos idealistas de 6. MI PADRE QUE ESTÁ EN EL
CIELO. Y así es como Jesús no enseña, “No
todo el que me dice “¡Señor, Señor!” entrará en el Reino de los cielos, sino
el que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Jesús llamó a
su Padre “mi Padre” en sentido excepcional. Cuando habla para otros dice
“vuestro Padre,” o “tu Padre,” pero, al contraponerle con El, es “mi Padre.” Mt, que confiesa en su evangelio la divinidad de Jesús (Mt 12:6.8; 11,), con esta expresión habla de su filiación
divina. 7. EL QUE “OYE” Y “PRACTICA”
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS El que “oye” y “practica” las
enseñanzas de Jesús es semejante a una persona sensata, es decir prudente. No
se trata en este contexto bíblico del hombre inteligente o intuitivo, con un
gran sentido práctico, sino del que cree y obedece estas enseñanzas del Señor
y, en general, el que hace esto con el Evangelio. Este término se contrapone
al insensato o necio y significa aquí
ligero, en la práctica de su vida religiosa. La conclusión es clara: la vida
cristiana está sólidamente construida, como el edificio bien cimentado, si la
fe se traduce en hechos, no en expresiones de deseos. En ello va la condena
de una cierto inacción religiosa; posiblemente bastante acentuada en ciertas
comunidades cristianas: ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: Tengo
fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? (Santiago (SBJ) 2,14), Porque así como el
cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. (Santiago (SBJ) 2,26). Jesús nos dijo: Felices los
que escuchan 8. ESTAMOS EXPUESTOS A
ENCONTRARNOS CON MUCHAS DIFICULTADES Dice Jesús; Cayeron las lluvias,
se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa;
pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. Esto es frente
a muchas dificultades, nuestra fe y nuestros principios no han de caerse y
nuestra Iglesia permanece firme. La lluvia, representa el elemento que al
unirse con la arena arrastra nuestros principios, pero si cae sobre roca, no
le hace mella, los torrentes, representan los impulsos de avaricia, los
vientos las soberbias. Estamos expuestos a encontrarnos con muchas
dificultades, toda clase de peligros contra nuestra fe, pero el que se funda
sobre Cristo, permanece en pie y ninguna adversidad lo derriba. Pongamos entonces el Hágase tu
voluntad que rezamos cada día en practica y disposición de cumplirla,
viviendo siempre conforme a ella y para que no nos sea tan difícil,
alimentemos nuestro corazón de El Señor les
Bendiga Pedro Sergio Antonio Donoso
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