“El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.”

Mt 23, 1-12

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1. JESÚS LE DIRIGE UN DISCURSO A LA CONCURRENCIA QUE LE SEGUÍA PARA OÍRLE Y A SUS DISCÍPULOS

 San Mateo nos relata que en una ocasión Jesús le dirige un discurso a la concurrencia que le seguía para oírle y a sus discípulos. En este discurso Jesús habla sobre la actitud que tienen los escribas y fariseos, que ocupan la cátedra de Moisés. Suponemos que las gentes y sus discípulos le oían con mucha atención, y les quedaban muy claras las palabras de Jesús, ya que el les habla de gente conocida por la audiencia. Una primera enseñanza que Jesús quiere destacar, a pesar de esta censura de los escribas y fariseos, es que éstos se sentaron en la cátedra de Moisés. Esta expresión tuvo un doble sentido. Conforme al uso de la expresión rabínica, estar sentado en la silla de alguno significa ser sucesor, tener el derecho de enseñar con su poder. En época posterior, la expresión cátedra de Moisés vino a significar la sede de mayor honor que había en las sinagogas, destinada al que presidía.

2. NO SE GUÍEN POR SUS OBRAS, PORQUE NO HACEN LO QUE DICEN

Los escribas y muchos de los fariseos dedicados al estudio de la Ley eran los doctores oficiales de Israel. Tenían una larga preparación y lograban el título oficial de rabí en una ceremonia no bien conocida y mediante la imposición de manos. Así, ellos se creían llegar por esta cadena interrumpida hasta el mismo Moisés, de quien recibieron la tradición, la custodia de la Ley y el poder de enseñar. Considerados como los doctores oficiales de Israel, tenían un poder, y éste había que respetarlo. Por eso Jesús dirá de ellos, en cuanto transmisores de esta doctrina, no en cuanto alteradores de ella y de sus principios: “ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.

3. ATAN PESADAS CARGAS, DIFÍCILES DE LLEVAR

Dice Jesús: “Atan pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo”. Pero no sólo no cumplían lo que enseñaban, sino que hacían una obra dañina en la precaución por la observancia de la misma Ley en otros. La cargaban de una serie de minuciosidades y reglamentaciones preventivas, que hacían aborrecer la misma Ley, es decir, la hacían insoportable. Bastaba recordar sus prescripciones, ridículas, sobre las lociones de manos, vasos, alimentos, comidas y hasta de los mismos lechos del triclinio; o el camino del sábado, o sobre la pureza o impureza, diezmos, etc. La perspectiva en que se desenvuelve la primera parte de este pasaje es el poder que tenían de doctores; pero no se considera ni aprueba, por tanto, la equivocación en tantas cosas de su interpretación sobre las Escrituras. Reconocido este poder, se va a poner al descubierto el espíritu ficticio y material que ponían en ciertas obras externas. La descripción de esas exterioridades farisaicas es dura, algo típico en los relatos de Mateo.

4. TODO LO HACEN PARA QUE LOS VEAN

Dice Jesús: Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; Filacterias es traducción griega que significa custodias, mientras que en el arameo talmúdico significa oración, por el uso de estas filacterias, especialmente durante la oración. En el Pentateuco (Ex 13:9-16) se leía de los preceptos de la Ley: Átatelos a tus manos, para que te sirvan de señal; póntelos en la frente entre tus ojos (Dt 6:8). Y lo que era una recomendación metafórica, se hizo por los rabinos una realidad material. Se escribían las palabras de la Ley en membranas, se metían en pequeñas cajitas y se las ataban con tiras de cuero al brazo izquierdo, y se sujetaba también esta cajita en la frente. Las usaban por los piadosos materialistas judíos, que las llevaban a veces a todas horas, pero especialmente en las horas de oración.

5. PARA APARENTAR SER MÁS PIADOSOS

Mas los fariseos, para aparentar ser más piadosos, llevaban estas filacterias mucho más anchas que los demás judíos, precisamente para llamar la atención sobre ellos y aparentar así ser más religiosos que los demás. Ni parece que fuese ajeno a ello cierto sentido de superstición, al venir a considerárselo con un cierto valor de amuleto. Por esto mismo alargan los flecos. Estos flecos, que el texto griego llama (extremidades). Se leía también en la Ley que se pusieran flecos en los bordes de sus mantos, y aten los flecos de cada borde con un cordón color de jacinto (Núm 15:38), que se pondrían en las cuatro puntas del vestido (Dt 22:12), para que les recordase el cumplimiento de todos los mandatos de Yahvé. Esto que se consideraba una práctica piadosa, hacía que los fariseos, por hacer alarde de su piedad, las alargasen.

6. LES GUSTA OCUPAR LOS PRIMEROS PUESTOS

También dice Jesús: les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas Otra de las ambiciones de los escribas y fariseos era la de gustar de los primeros asientos en los banquetes y de los asientos preferentes en las sinagogas Jesús contará en una parábola cómo no se deben buscar en un banquete los primeros puestos — reflejando, sin duda, este medio ambiente —, sino los últimos, no vaya a ser que, ante todos los comensales, sea uno invitado a dejar el puesto a otro más digno (Lc 14:7-11).

7. EN CUANTO A USTEDES, NO SE HAGAN LLAMAR MAESTRO

También Jesús destaca que a estos les gusta: ser saludados en las plazas y oírse llamar mi maestro por la gente. Con esto destaca otro aspecto de la conducta ostentosa de los escribas. Este tipo de plaza o reunión, en la antigüedad, no era un lugar aislado, sino que era el centro social de la ciudad; allí iban para recibir los saludos de las gentes, que veían en ellos a los estudiosos de la Ley y los sucesores de Moisés. El Maestro dice además: En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. El título de rabí — maestro mío — era el título más codiciado por ellos y con el que los judíos solían llamar a sus doctores. Tal era el ansia que tenían de ser saludados con este título, que llegaban a enseñar que los discípulos que no llamaban a su maestro por el título de “rabí” provocaban  a la Majestad divina a alejarse de Israel. En otra ocasión les dirá Jesús: “¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?” (Jn 5:44). Nada era comparable para un escriba como el ser citado por otro “rabí” como una autoridad que fijase, en su cadena de autoridades, un punto o un elemento más de interpretación de la tradición y la doctrina Toda esta conducta farisaica, demasiado clara en su significado, queda terminantemente estigmatizada por Jesús en una frase terrible: Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres (Mt v.5a).

8. JESÚS NUNCA ESTUVO AL LADO DE LA HIPOCRESÍA

Naturalmente, Jesús no condena a todos los escribas y fariseos, de los que varios son citados en el mismo Evangelio como personas rectas; se ataca a la corporación, al grupo, y, sobre todo, al espíritu que ordinariamente inspiraba a esta agrupación. Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y esas palabra de no se guíen por sus obras, las hace para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos, como los que les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que decimos representar.

9. NO ACTUEMOS MISERABLEMENTE, JUZGANDO A NUESTRO PRÓJIMO

Sepamos aceptar este tirón de orejas, este consejo que no da Jesús, lo hace porque lo considera beneficioso, y si pecamos de soberbio, abramos nuestro corazón a las palabras del Señor y no le hagamos oídos sordos, no busquemos justificaciones, seamos coherente entre nuestra forma de pensar y nuestros actos para que no se dude de nuestra honradez y no busquemos justificación el la incoherencia de nuestros hermanos, no actuemos miserablemente, juzgando a nuestro prójimo, haciéndole críticas, si luego no queremos ser juzgados de la misma manera.

10. NO TIENEN MÁS QUE UN MAESTRO

Dice Jesús: En cuanto a ustedes, no se hagan llamar maestro, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos, Esta es la afirmación que debemos tener siempre presente, solo El es nuestro Maestro, de El debemos aprender, a El le debemos obligación por sobre cualquier persona, a El debemos acudir, El es nuestra fuente, El es nuestro principio, no tenemos porque seguir otras reglas, El nos dejo el Evangelio, allí esta nuestra norma de vida. Tengamos esto muy presente, porque no faltará alguno que nos quiera exponernos ciertos principios adornados de moralidad y falsa prudencia en nombre de la fraternidad y la buena convivencia a fin de seducirnos con actitudes que no son otra cosa que cantos de sirenas, tengamos cuidado, y apretemos fuertemente a nuestro corazón el Evangelio y a todos su principios y enseñanzas, de esa forma estaremos siempre al lado de la verdad. Pero tengamos presente, que los Evangelios no se interpretan al gusto de cada uno ni se acomoda, se interpreta como Jesús los enseñó, El es el Maestro.

11. TODOS USTEDES SON HERMANOS

Todos ustedes son hermanos, nos dice Jesús, y si todos somos hermanos, entonces somos iguales, nos une una misma caridad, que es el Amor de Dios, no une una misma fe, entonces nuestro trato debe ser hermanable. Es digno de respeto la nacionalidad de cada uno y así como su origen, así estamos organizados en la sociedad, pero no olvidemos la realidad de que todos somos hijos de Dios, por eso todos somos hermanos y para  Dios somos sus hijos. El mismos  Jesús nos los ha recalcado al enseñarnos a orar, “Cuando oréis, decid: Padre...”. Y por que Dios es nuestro padre, que tiene corazón de Padre, deseoso de regalar amor, el amor que todo hijo necesita de un Padre, que tiene grandeza de Padre, fortaleza de Padre y que espera que sus hijos acudan a El respetándose como verdaderos hermanos.

12. “EL MAYOR ENTRE USTEDES SERÁ EL QUE LOS SIRVE, PORQUE EL QUE SE ELEVA SERÁ HUMILLADO, Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ELEVADO.”

Jesús nos pone claridad absoluta en este concepto, el que busca ser servido, desvirtúa las enseñanzas y los ejemplos del Maestro, servir es nuestro gran propósito como cristianos, ese es nuestro lema, ese debe ser el actuar del que esta jerárquicamente más arriba, es el ejemplo que se debemos seguir si se nos ha encomendado un cargo superior, así los dice el Señor Jesús “El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.”

En esto, El Señor fue el ejemplo incomparable, como así lo relata San Juan; Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón porque lo soy. Si yo el Señor y Maestro, le he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado este ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes (Jn13, 13-15) No busquemos ser ensalzado ante los hombres, dejemos que sea Dios el que nos apruebe. No olvidemos hacerle caso a nuestra propia conciencia, a lo que ella dictamine y obremos conforme con esa conciencia.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

Domingo XXXI del Tiempo Ordinario Ciclo A

 

 

www.caminando-con-jesus.org

www.caminando-con-maria.org

caminandoconjesus@vtr.net

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

---