“Enséñanos a
orar” Lc 11, 1-13 Autor: Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant ocds 1. JESÚS REZA Y ENSEÑA EL PADRENUESTRO PORQUE
PRIMERO LO VIVE Y LO PRACTICA. En el evangelio de Lucas, el
Padrenuestro también se encuentra enmarcado en una catequesis sobre la
oración. Las enseñanzas se agrupan en tres temas: el Padrenuestro (Lc. 11, 1-4), la confianza y seguridad de que Dios
escucha siempre (Lc. 11, 5-8) y la eficacia de la
oración al Padre (Lc. 11, 9-13). En Lucas, los discípulos reconocen en
la práctica de Jesús una nueva forma de orar, que les impresiona y quieren
imitar. Un día, al finalizar su oración, uno de ellos le pide que les enseñe
a orar. La comparación con Juan el Bautista y sus discípulos es importante.
Era común que cada maestro transmitiese a su grupo de seguidores una oración
que los uniera, una especie de credo que los identificase. Los discípulos le
reclaman al Señor que él también les enseñe una oración que los reúna, que
los congregue como comunidad que intenta vivir como él. El Padrenuestro es
una síntesis del mensaje de Jesús, un resumen de sus motivaciones más
profundas. Es importante descubrir que Jesús, cuando quiere transmitir lo
medular de su predicación y su vida, no utiliza un discurso doctrinal, sino
una breve oración que reúne lo más importante del sentido de su vida. Jesús
reza y enseña el Padrenuestro porque primero lo vive y lo practica. 2. PADRE No hay en el lenguaje humano ninguna
palabra en que se condense toda la buena nueva que Jesús trajo a la tierra,
como en la palabra que el hombre dirige a su Dios llamándole: Padre. Dios,
nuestro Padre, nosotros sus hijos. La palabra Padre la repite Jesús
muchísimas veces, tanto en sus sermones a los judíos y apóstoles como en sus
oraciones. Especialmente se ve esto en los Evangelios de San Mateo y San
Juan. San Mateo trae esta palabra 44 veces, Juan cerca de 115 veces. De esto
se deduce cuán profundamente impresionó esta palabra a los apóstoles y cuánto
se grabó en su memoria. Al poner esta palabra al principio de
su oración, Jesús quería producir en nosotros los mismos sentimientos que El
abrigaba. Por eso se puede comprender cuánto le agrada el que este
pensamiento fundamental de su trato con Dios halle un eco fiel en nuestras
oraciones. Cuando un niño no conoció a su padre
como la imagen perfecta del amor providencial, y no creció al calor de este
amor, siempre sentirá la falta de uno de los aspectos más felices de su vida.
Lo mismo acaece en el hombre que no aprendió sentirse hijo de Dios. A él no
le queda más remedio que pedir con toda reverencia como los discípulos:
"Señor, enséñanos a orar". El decir “Padre”, nos debe hacernos
muy felices en la convicción de tener por Padre a Dios, el Eterno e Inmenso,
el Creador y Señor de todas las cosas creadas. ¡Qué
ánimo y aliento, qué confianza en todas las situaciones de nuestra vida nos
da esta seguridad. ¡Oh Padre mío, yo creo en tu
eterno amor para conmigo! Cuán fielmente cumpliste siempre tus obligaciones
de Padre conmigo! Yo a mi vez quiero ser fiel hijo
tuyo y buen hermano de tus hijos, mis hermanos en la tierra, ante todo de tu
Hijo que me recuperó los derechos perdidos de ser hijo tuyo. (Anónimo) 3. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE Que gozo poder hablarle íntimamente a
nuestro Padre y decirle: ¡Que tu, oh Padre,
encuentres en el mundo aquella gloria externa que se te debe en la vida
pública y privada de los hombres, en la ciencia y las bellas artes, en la
técnica y en la vida política, ante todo en la práctica de las virtudes de
tus hijos! ¡Ojalá todo sea dirigido para promover
tu honra y gloria! Esta es mi primera aspiración en todas mis oraciones, como
es el principal interés de los hijos buenos que el padre de familia sea
honrado y amado de todos. Oh querido Padre que estás en los
cielos, necesito pedirte muchas cosas: soy pobre y necesito mi pan cotidiano;
soy más pobre porque necesito el perdón de mi culpa: soy aún más pobre,
porque necesito ser librado siempre de nuevos peligros; soy pobrísimo, porque
necesito ser preservado de la perdición eterna. Pero todas esas cosas no han
de ser lo primero que te pido. El primer y principal objeto de todos mis
anhelos es que tu nombre sea santificado. ¡Ojalá
toda mi vida sea dedicada a conseguir este fin primordial de todos los
hombres de la tierra! (Anónimo) 4. QUE VENGA TU REINO Nosotros somos de propiedad y
posesión, de Dios. Es así como le rogamos que fortalezca en nuestros
corazones la convicción de ser suyos a fin de no servir a nadie fuera de El,
como pedirle que no permitas que el espíritu del mundo reine en perjuicio de
las almas inmortales. Roguemos al Señor para que refrene la incredulidad, la
soberbia y la sensualidad. Pidamos que El extienda su reino por medio de la
propagación de la fe entre todos los pueblos de la tierra, por la libertad y
exaltación de 5. DANOS CADA DÍA NUESTRO PAN COTIDIANO Bajo el concepto de "pan de cada
día" que pedimos para todo el género humano, entendemos en primer
término todos los bienes materiales y espirituales que el hombre necesita
para la vida terrenal y existencia digna a su naturaleza. Llama nuestra
atención que, cuando las peticiones anteriores, abrazan el cielo, la tierra y
la eternidad, ésta se concreta al día que pasa y al pan que necesitamos. Esta petición debe ser condicional,
esto es, unida a la anterior a la que pedimos que se haga la voluntad de Dios
en todas las cosas. Así pedimos aquí que nos dé el pan de cada día, si así es
su santa voluntad. Incondicional debe ser esta petición
sólo cuando la referimos al pan de la divina gracia que diariamente
necesitamos, o al pan de Oremos para que siempre aumente el
número de los fieles que reciben diariamente este pan celestial y que con
ellos se multiplique el número de aquellos en que Jesús vive y reina y que
viven en Jesús; esto significaría el más perfecto cumplimiento de esa
petición, la solución de la atormentadora cuestión por el pan cotidiano que
tanto interesa a los hombres. Muy convenientemente se une a esta
petición 6. PERDONA NUESTROS PECADOS, PORQUE TAMBIÉN
NOSOTROS PERDONAMOS A AQUÉLLOS QUE NOS OFENDEN; Esta petición intenta mantener vivo
en nosotros el espíritu de penitencia. El perdón de los pecados es la
necesidad más urgente del caído género humano. No hay cosa que oprima tanto
como una culpa no expiada. Ahora bien, el precio del perdón de toda la culpa
del hombre lo pagó Jesús por medio de sus infinitos méritos, adquiridos por
su vida, pasión y muerte. Pero la aplicación de estos méritos al alma exige
su cooperación a la gracia. En esta cooperación no prestan, desgraciadamente,
millares de almas. Para todas ellas pedimos nuevas y más abundantes gracias
de perdón y conversión. En esto estriba el significado de esta petición. Al
formularla no pensamos solamente en nuestra culpa personal, sino también en
la de nuestra familia, de nuestros hermanos y allegados, de nuestro pueblo,
patria y de todo el linaje humano. Este apostolado de la oración, esta
petición por la conversión de los pecadores, disidentes, infieles y paganos,
es una obra excelente de misericordia que cada cual puede hacer. En todo ello hay que tener presente
que Dios nuestro Señor es Padre bondadosísimo, inclinado por naturaleza a
usar de misericordia donde quiera que note alguna buena voluntad en el
hombre. No creamos algo de Dios que tendríamos reparo o vergüenza de creer de
nuestro propio padre. Para nosotros pedimos la gracia de recibir siempre
dignamente el Sacramento de 7. Y NO NOS DEJES CAER EN En esta petición imploramos, nos
preserve Dios de nuestros pecados, confesión que avergüenza nuestro orgullo.
No podemos confiar en nosotros mismos. La historia de nuestra vida es en su
mayor parte la historia de nuestras derrotas en las tentaciones. Sólo el que
se teme a si mismo y confía en el auxilio de Dios, está seguro de no pecar.
Al pedir que Dios no nos deje caer en las tentaciones, nos obligamos, a la
vez, a evitar todas las ocasiones de pecado y emplear los medios necesarios
para no pecar. Adviértase aquí el plural
"nos". Lo que cada cual pide para sí, lo implora igualmente para
todos sus prójimos. ¡Con qué insistencia surgirá muchas veces de los
corazones buenos y celosos de la salvación de las almas esta petición a favor
de las que se hallan confiadas a su cuidado, especialmente para conservar la
inocencia de la vida! ¡Cuán necesaria es tal oración, ante todo en la época
actual en que toda la atmósfera se halla envenenada del olor viciado de la
tentación! 8. REZAR EL PADRENUESTRO HOY Rezar hoy el Padrenuestro, es dar una
mirada a Nuestro Padre, es una explosión
de amor. Que gran cosa nos enseño Jesús, hablar con Dios como con su propio
Padre, dirigirse a Dios familiarmente, como dice San Juan Casiano, “es una
ternura de piedad en verdad entrañable” Padre nuestro: este nombre suscita en
nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la oración,.. Y también la
esperanza de obtener lo que vamos a pedir, dice San Agustín: “¿Qué puede El,
en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando ya previamente les ha
permitido ser sus hijos?” Dos sabios consejos: Es necesario
acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que debemos
comportarnos como hijos de Dios (San Cipriano, Dom. orat.
11) y Es necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar
de ella nuestra alma (San Gregorio de Nisa, or. dom. 2). 9. NO SE DEBE SER NEGLIGENTE Y DESCUIDADO CON En los versículos anteriores, (Lc 11, 1-4), a petición de los apóstoles, Jesús nos
enseño como orar, ahora nos quiere dejar en claro que no hay que ser
pusilánime, esto es falto de ánimo o de valor para soportar las penas, y no
se debe ser negligente y descuidado con la oraciones y que si no somos oídos
a la primera o la segunda, no dejemos de orar. En otras palabras, es bueno
tener paciencia en las oraciones. 10. “SI UNO DE VOSOTROS TIENE UN AMIGO” Dice Jesús, “Si uno de vosotros tiene
un amigo”. ¿Cómo podríamos definir lo que es un amigo?, Parece que lo más
cercanos a lo que entendemos, es con el que tiene una relación de amistad o
de afecto y confianza, pero además yo agregaría, una relación personal
desinteresada, que nace y se fortalece con el trato y está basada en un
sentimiento recíproco de cariño y simpatía y también de amor mutuo. ¿Quién es
este amigo? ¿Quién es más amigo nuestro que aquel que ha entregado su vida
por nosotros? Este amigo es Jesús. Luego dice y, acudiendo a él a
medianoche, Aquí se nos da a conocer otro precepto, es decir a una hora
impensada, y que oremos en todo momento (no sólo durante el día sino también
de noche). Como pidió David cuando decía (Sal 118,62): "Me levantaba a
media noche a tributarte gracias". 11. ¿CUÁNTO DEBEMOS ORAR?, ¿A QUE HORA DEBEMOS
ORAR? ¿Cuánto debemos orar?, ¿A que hora
debemos orar?, ¿Por quien debemos orar?, cuanto mas caemos y cuanto mas
pecamos, cuanto mas necesitamos, nosotros y nuestros amigos, por esos dice
"Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un
amigo mío y no tengo qué ofrecerle" ¿Qué son estos tres panes?, es el
alimento divino, porque puede suceder que ha llegado un amigo fatigado de un
mal camino, trasnochado y de mala vida, y nos pida ayuda en la fe a fin de
cambiar el rumbo, y no sepamos que darle, entonces acudimos a la ayuda, a los
Evangelios u otro fragmentos de las Sagradas Escrituras y a la oración. 12. ALGUNAS VECES SE TARDA EN RECIBIR, Y DEBEMOS
INSISTIR CUANDO NECESITAMOS Pero aquí en el ejemplo que nos pone
el Maestro dice: "Y aquél, desde dentro, le responde: "No me
molestes; la puerta ya está cerrada” ¿frente a esta puerta cerrada, como
debiéramos actuar? No por esto vamos a abandonar nuestro interés, porque algunas
veces se tarda en recibir, y debemos insistir cuando necesitamos, y todo lo
que se adquiere con mucho trabajo, se conserva con cariño. Cuanto mas veamos
cerradas las puertas, más debemos orar. (Pablo Col 4,3) “A la vez, orad
también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra una puerta para la
palabra, para comunicar el misterio de Jesús” Y sigue el relato: “Y mis hijos y yo
estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos", En efecto muchos de los que reparten
la sabiduría de los evangelios, como el buen pan necesitado, el mejor de los
alimentos, y que anduvieron predicando por todo el mundo, están ya en reposo
misterioso con el Señor. El lecho es el descanso del Salvador. 13. “YO OS DIGO: PEDID Y SE OS DARÁ” Luego Jesús, nos añade una
exhortación y nos estimula en extremo a buscar, a pedir y a llamar, hasta que
recibamos lo que pedimos. Entonces nos dice: “Yo os digo: Pedid y se os
dará”. Esto tiene fuerza de cumplimiento, porque todo lo que viene de Dios se
hace. Luego haciéndonos ver la pequeñez inexcusable de nuestra fe, nos añade;
“buscad y hallaréis”. Las cosas que se buscan exigen mucho cuidado,
principalmente lo que está en Dios, porque son muchas las cosas que
dificultan nuestros sentidos. Así como buscamos cosas perdidas así debemos
buscar a Dios con ganas de encontrarlo. 14. "LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ". Mostremos también interés en que
vamos a la puerta para que se nos abra y aunque no se abra inmediatamente, no
perdamos la esperanza que se nos abrirá. Jesús así nos ha dicho, y su palabra
es verdad que se cumple, por esto añade: "Llamad y se os abrirá".
Porque si continuamos pidiendo, recibiremos sin duda. Por esto está cerrada
la puerta, para obligarnos a que llamemos; por ello no contesta afirmativamente
en seguida, para que pidamos encarecidamente. El Señor no nos invitaría tanto
a que pidiésemos si no quisiera darnos, porque más quiere dar el Señor, que
nosotros recibir. 15. ¿POR QUÉ MUCHOS QUE ORAN NO SON OÍDOS? Algunos se preguntarán ¿por qué
muchos que oran no son oídos? A ellos debemos contestarles que todo aquel que
llega a pedir con recta intención, (en otra palabras simples, seamos derecho
en pedir), no omitiendo nada de lo que pueda contribuir a obtener lo que
pide, recibirá sin duda lo que ha pedido en su ruego. Pero si alguno separa
su intención del ruego justo, esto es, no pide como corresponde o debe y
entonces puede decirse que no pide. Así nos enseña también Santiago, Stgo 4,3: "Pedís, y no recibís, porque pedís
mal" En todo caso si pedimos, y creemos
que no hemos recibido, todo lo que hemos ofrecido al Señor nunca estará
demás. 16. EL SABE QUE ES BUENO PARA NOSOTROS Dios sabe lo que necesitamos, y nos
concede lo que El sabe que es bueno para nosotros. Algunas veces pedimos
cosas que son inalcanzables, o cosas extrañas movido por ilusiones que se nos
ocurren, por ejemplo que nos ayude a ganar la lotería, cuando pedimos a Dios
algo semejante, nunca lo alcanzaremos. En otras palabras, cuando nuestro
hijo nos pide pan se lo concedemos con gusto, porque pide un alimento
conveniente; pero cuando por falta de inteligencia nos pide una piedra para
comer, no solamente no se la damos, sino que se lo prohibimos, porque es
perjudicial hasta el deseo de ella. Este es el sentido del evangelio, porque
si entre nosotros un hijo nos pide pan ¿le daríamos acaso una piedra? En el
mismo sentido debemos entender lo de la serpiente y del pez, cuando dice:
¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un
pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión?” 17. TENGAMOS CONFIANZA EN Dios no solamente nos concederá lo
que le pidamos, va más allá, y se nos da así mismo, nos da su propio Don, que
es el Don de su divino Espíritu. Tengamos confianza en la eficacia de
la oración, nuestro Padre no es indiferente a nuestras súplicas, los tres
panes, son como las tres cosas que más requerimos, oración para pedir por
nuestras necesidades, perseverancia para obtener la gracia de lo pedido y
convicción en la bondad y el amor de Dios. Dice san Mateo; 7,11. ¡Con cuánta
mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a
los que se las pidan! La paz del
Señor sea en su alma Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds |
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